Recuerdo No. 1: La tarde que lo cambió todo.
Jimin tomó asiento a su lado y no fue difícil para él notar que el mayor no estaba precisamente contento. No sonreía y Jimin era, según él, la definición exacta de alguien que siempre estaba dispuesto a dar una sonrisa, incluso sí lo que recibía a cambio era un insulto.
Ya había recibido tantos y siempre seguía sonriendo, que no pudo evitar preguntarse qué había sido tan malo como para hacer que desapareciera de su fino rostro.
.-Hy...
.- Debes ejercitarte más, Kookie - fue lo que dijo mientras posaba su mano sobre su muslo interrumpiendo de forma intencionada lo que podría decirle, el frío que le transmitió su mano pasó incluso por su gruesa sudadera negra - Llevamos aquí 1 hora y sólo has estado con el saco de boxeo, ¡hay más ejercicios!
Un sonrojo tenue acarició sus mejillas mientras se alzaba de hombros, lo cierto era que no había nada mejor para él que un saco de boxeo y la soledad; sobretodo cuando quería simplemente borrar de su cabeza cualquier cosa que pudiese herirlo: recuerdos, miedos, gritos... expectativas.
.- Lo sé, hyung - trató de decir con un tono de voz normal, pero seguía siendo difícil hablar con otros después de años de sólo tener a una persona con quien hacerlo.
Nunca nadie se había preocupado de su voz, de cómo sonaba.
Jimin sacudió su cabeza, dejando que el sudor se escapara de su cabello color naranja que resaltaba tanto sus facciones: .- Está bien, Kookie. Simplemente hay que buscar una rutina más abierta para ti: sentadillas o abdominales para empezar.
Fue entonces que todo su cuerpo se tensó, pensando en la probabilidad de qué eso implicara que alguien más pudiese ver su cuerpo, su piel. Odiaba la sola idea de que alguien lo viese, de que incluso, pudiesen desearlo. Aquello lo aterraba y no quería volver a las cuchillas o las pastillas para alejar el miedo.
Se lo había prometido a Taehyung.
.- Jungkookie...
La voz de Jimin, en un tono suave pero tenso, le abstrajo un momento de aquellas preguntas que eran más pesadillas que le acompañaban a diario: .- ¿Sí, hyung?
.- Hay algo que quiero hablar contigo - ahora Jimin le miraba fijamente, de una forma que no sabía descifrar pero que le producía una sensación molesta en la boca del estómago - Jungkook, es sobre Yoongi.
Oh, no... no, no...
Jungkook podía hablar de todo con Jimin, porque confiaba en él casi como confiaba en Taehyung. Porque Jimin había dulce con él todo el tiempo y lo había cuidado como si fuese su hermano mayor y Jungkook, en sus pocos años de vida, nunca había tenido algo similar. Ni siquiera con Yoongi, quien tenía una forma de amar mucho más particular.
Podía hablar de todo con él, menos de Min Yoongi.
.- Sé que nunca hemos hablado de él - siguió hablando Jimin, jugando con sus manos mientras se quitaba las vendas de entrenamiento - Pero hay muchas cosas que él no quiere contarme y sé que las conoces.
Tomó aire, profundo y áspero: .- No puedo hacer eso, hyung.
De alguna forma, Jimin sabía que esa sería la respuesta que obtendría. La lealtad entre Yoongi y Jungkook era excepcional y sino fuese porque Taehyung y Jungkook se veían como la pareja más enamorada de la tierra, incluso podía pensar que estaban un poco enamorados él uno del otro. Había intentado y como predijo, había fallado.
.- Lo siento, Jimin hyung...
Fue entonces que Jimin se permitió sonreír un poco tenso para el menor: .- No te preocupes, Kook. Ya sabía que dirías eso.
.- ¿Ah...?
Pero antes de siquiera decir algo, un grito interrumpió todo en el vacío gimnasio en el que Jungkook había estado trabajando por tanto tiempo con Yoongi. Las paredes retumbaron mientras la voz se hacia paso y no necesitaba ver quién era porque conocía su voz mejor que nada.
.- ¡Estoy aquí, perras! ¡¿Dónde estás, Jimin?!
Jimin sonrió divertido y se levantó, estirando todo su cuerpo pequeño pero bien esculpido por horas de trabajo físico diario. Una rutina que empezaba a las cuatro de la mañana y que seguía estrictamente.
Taehyung apareció tras una columna, con una enorme sonrisa y dos café en las manos.
.- Cállate, Tae... asustarás a los fantasmas.
.- ¡¿Fantasmas?! ¿Aquí hay fantasmas - Taehyung se sobresaltó mientras miraba a sus alrededores antes de lanzarse sobre Jimin, cerrando sus brazos alrededor de su mejor amigo con fuerza. Los café fueron a dar al suelo mientras sus rostros muy cerca y cada pedazo de sus cuerpos, parecía encajar a la perfección - ¡Protegeme, Jiminnie! Nadie podría salvarme más que tú.
Fue entonces la risa adorable de Jimin la que retumbó en las paredes.
Y Jungkook, sentado en soledad a tan sólo unos metros, contuvo la respiración. Porque ahí estaba de nuevo: la sonrisa y los ojos brillantes de su novio mientras miraba a Jimin. Sus brazos aferrándose con confianza a su mejor amigo, quien le sostenía y reía, diciéndole que era adorable.
¿Por qué no hacía eso con él? ¿Por qué a él nunca lo abrazaba de esa forma o le pedía que lo rescatara?
A Jungkook le habría encantado que algún día se lo dijera.
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