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Capítulo 5.-

Yoongi se limpió la sangre de las manos con molestia, odiaba cuando salpicaban. 

Odiaba que mancharan su ropa o su cabello, luego de eso, siempre era difícil quitar la sangre seca antes de que nadie pudiese notarlo. Por eso trabajaban de noche. Sin embargo, no dejaba de molestarle profundamente cuando la sangre caía tan cerca de él. 

.- Agg, que porquería - se quejó mientras daba una patada al cuerpo a sus pies.

Era un hombre de más de cincuenta años y vestía de traje. Un traje que seguramente costaba más que toda su maldita vida y que ahora, mientras Yoongi lo miraba con desprecio, se teñía de la sangre brillante que salía de su cabeza, ahí donde su rostro desaparecía y se convertía en un muñón del que colgaba un ojo. 

Todo lo demás había sido destruido por la bala que acertó justo en el puente de su nariz. 

.- ¿Tienen todo? - la voz de Hoseok le sobresaltó, pero procuró no mostrarlo - Ya falta poco para que despunte el sol y para entonces, debemos estar en casa del jefe. 

El pelinegro venía cargando una pesada caja de metal mientras revisaba cada habitación de que se encontraba, asegurándose que cualquier testigo estaba muerto. A pesar de que usaban las bandanas y mascaras para cubrir sus rostro y los incómodos guantes de cuero negro, nunca estaba de más asegurarse que nadie quedara vivo. 

Yoongi pensaba que, tal vez, también tenía que ver con una fijación de Hoseok con ver cadáveres. 

.- Todo listo, Hope - resonó la voz de Jackson desde algún pasillo de la casa, seguramente escarbando en cajones para ver que podía robarse. 

Hoseok sacudió su cabeza mientras formaba una sonrisa bajo la máscara que había elegido esa noche: una simple imitación de una calavera. A su ex amigo siempre le había gustado jugar con aquello, el límite entre su trabajo y la perversión. Algo que Yoongi había atravesado hace mucho tiempo. 

Namjoon apareció por el lado contrario, no llevaba nada en las manos porque nunca se llevaba nada. El más alto siempre permanecía callado durante aquellos minutos tras los trabajos, analizando los rostros desquiciados de sus compañeros sólo viendo los ojos que brillaban tras los elementos de camuflaje. Yoongi nunca lo había visto alterarse hasta esa noche, la que destruyó para siempre su amistad y la de Hoseok. 

.- Mark no está esperando - fue todo lo que dijo mientras estiraba sus manos, crujiendo sus huesos y sus músculos, tenso por la situación de hace unos minutos. 

Cuatro guardaespaldas, una mujer y el hombre. 

Cada uno había sido asesinado de manera diferente. Mientras Hoseok se encargaba de jalar a la mujer hacia otra habitación, quien gritaba tanto como un animal siendo atacado, terminó por encajarle el cuchillo justo en la unión del cuello con el hombro. Un enorme chorro de sangre pinto el suelo y la pared frente a ellos. 

Los guardaespaldas había sido más fáciles, porque no estaban entrenados para ser atacados por asesinos silenciosos y muy sistemáticos. Namjoon y Jackson se encargaron de matarlos con una eficiencia envidiables: un cuchillo de hoja corta pero angular y un revolver con sólo dos balas, bastaron para acabar con ellos. 

Yoongi, por otro lado, quiso encargarse de la verdadera presa de la noche y vaya que lo había disfrutado. 

.- Bien, vámonos - ordenó Hoseok mientras le miraba con frialdad, indicándole que no tenían tiempo que perder con él y sus contemplaciones - Ha sido un trabajo estupendo el de hoy, hace rato no teníamos uno así - comentó mientras salían hacia el pasillo de entrada. 

Jackson apareció entonces, llevando entre sus brazos mucha ropa femenina que lucía, ciertamente, muy costosa: .- Miren lo que encontré, ¿creen que Markie quiera usarlas? 

Yoongi casi resopla por tal comentario estúpido, pero un suave sonido le detuvo. Era una respiración irregular, agitada y asustada. Se giro al mismo tiempo que Hoseok, quien tenía una capacidad envidiable de oler el miedo, de saber cuando alguien seguía vivo y respirando, oculto de ellos. 

La instancia se quedó silenciosa, sólo el viento sonando contra las ventanas. Jackson y Namjoon no se movieron, a la espera de una orden o movimiento de ellos. Sólo había silencio. Silencio y de pronto una respiración agitada tras una pequeña puerta de servicio que no habían revisado, seguros de que nadie cabría allí. 

Ahora sabían que se habían equivocado. 

Hoseok levantó el arma y con un gesto silencioso le indicó que abriera la puerta para él disparar. Yoongi negó, quería ser él quien se encargara de quien fuese que estuviese ahí escondido. Necesitaba aquella descarga para poder dormir en paz, para sentirse menos culpable por abandonar a Jungkook a su deriva. 

Podía vivir con la culpa de la muerte de otros, pero no sin Jungkook. 

.- Déjamelo - dijo con sus labios y Hoseok asintió, moviéndose para cubrirlo. 

1, 2, 3... contó hasta cinco y de un jalón abrió la pequeña puerta, cayendo escobas a sus pies mientras analizaba con velocidad el pequeño espacio. Ahí no cabía un adulto, pero sí un niño. 

Y aquel que estaba viendo no tendría más de cinco años, su cabello era tan negro como la noche y sus enormes ojos le miraron con pánico. Recordó de golpe la primera vez que vio a Jeon Jungkook, lucía igual que aquel pequeño, que sin lágrimas, pedía por su vida con su mirada. 

Yoongi cerró los ojos y suspiró. 

No era Jungkook porque su mejor amigo nunca habría pedido por su vida. 

Y con ese simple pensamiento, alzó el arma y disparó.

El gimnasio permanecía cerrado a esas horas de la mañana pero Taehyung se prometió a sí mismo que no se movería de ese lugar hasta hablar con Min Yoongi y obtener respuestas. A su lado, Jimin se enfundaba en una gruesa chaqueta mientras comía un pastelillo que crema batida con una sonrisa. No había sido su intención traer consigo a su amigo pero cuando Jimin escucho a dónde se dirigía, se había empeñado en no dejarlo ir solo.

En parte lo agradecía, le temía demasiado a Yoongi como para enfrentarlo solo.

No llevaban más de diez minutos de pie en la entrada cuando una camioneta negra se detuvo en la esquina, sus llantas rechinando con fuerza mientras la puerta se abría de un golpe y un Yoongi completamente de negro se bajaba de un salto antes de que volviera a arrancar. Taehyung se enfundó valentía mientras Jimin dejaba a medio camino el pastelillo, sus ojos abriéndose a más no poder y su cuerpo comenzando a temblar como una hoja.

Ráfagas de recuerdos le asaltaron, sintiendo cada cicatriz en su cuerpo comenzar a arder.

Yoongi avanzó a paso lento, luciendo agotado mientras se colgaba en la espalda una mochila igualmente negra. Lucía peligroso pero más que eso, lucía abatido; como si cargara con un peso demasiado para él solo y estuviese a punto de caer y no volver a levantarse. Cuando sus ojos dieron con ellos dos de pie en la entrada, una mueca de evidente molestia reemplazo el cansancio.

.- ¿Qué mierda hacen aquí? – fue lo único que dijo cuando llegó a la entrada, escondiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón para que no viesen la sangre en ellas.

Taehyung no tuvo tiempo de decir nada antes de que Jimin empujara lejos a Yoongi, su cuerpo seguía temblando y una expresión de profundo terror cruzaba sus tiernas facciones. Yoongi se tardó en responder, recuperando el equilibrio y la entereza tras el ataque sorpresa del más pequeño y acuerpado de los tres.

.- ¿Qué mierda, Park? – gruñó, acercándose peligrosamente al menor.

.- ¿Lo has vuelto a hacer? – La voz de Jimin sonó lejana - ¡Eres un monstruo!

Yoongi no le dejó decir nada antes de empujarlo con una sola mano y conseguir que cayera sobre su espalda, quejándose por el dolor y la sorpresa. No había control alguno sobre él mientras caminaba hacia Jimin, dispuesto a hacerle daño, mucho daño.

.- ¡No vuelvas a tocarlo! – Taehyung se abalanzó sobre él, preparado para golpearlo - ¡Aléjate de él!

Pero antes de poder hacer ningún movimiento, el clic del seguro resonó por el vacío gimnasio mientras la boca de la pistola se posicionaba en su frente, haciendo una ligera presión. Yoongi le miraba con los ojos inyectados en sangre, sus labios magullados y su cuello salpicado de sangre.

.- Ten cuidado con lo que haces, Kim Taehyung – soltó de forma fría, su mano aún presionando el arma contra la frente de Taehyung, que le miraba horrorizado - ¿Qué hacen aquí? ¿Qué no han entendido que no quiero ver sus malditos rostros?

.- Jungkook... – murmuró Taehyung, de pronto se sentía indefenso ante el mayor pero más que sentir miedo por sí mismo, lo sentía por Jungkook, ¿acaso su novio también era así?

.- ¿Qué? ¿Qué pasa con Jungkook? – Yoongi se acercó un poco más, aumentado la presión del arma sobre la frente de Tae.

Jimin se levantó con esfuerzo, anclándose al brazo de Yoongi mientras lloraba: .- No lo hagas, no lo hagas, Yoongi – gimoteó – Sólo queremos saber dónde está... dónde está, Kookie.

Yoongi empujó lejos a Jimin de nuevo, mirándole ahora mientras los ojos de su exnovio sucumbían al terror: .- ¿Cómo que dónde está? – gruñó, rechinando los dientes.

.- Él... se fue – Taehyung sintió que sus piernas no le soportarían más, todo su cuerpo temblaba debido al miedo – Necesito saber que está bien, Suga... sólo necesito saber que está bien.

Yoongi retrocedió unos pasos, alejando el arma de Taehyung, quien cayó al suelo mientras comenzaba a llorar pero de forma menos escandalosa que Jimin. El rostro del mayor estaba deformado en una mueca incomprensible mientras procesaba las palabras del castaño. Jungkook... su Jungkook... eso sólo podía significar una cosa.

.- Díselo, Yoongi – pidió Jimin desde su lugar – Sólo dinos sí está bien.

.- No puedo – respondió, su voz brotando en un susurro suave y temeroso – Lo siento pero no puedo.

Jimin jadeó porque Yoongi jamás se disculpaba.

Taehyung negó, sus ojos mirándolo con suplica: .- ¿Por qué? ¿Por qué?

.- Porque si se ha ido, es porque ahora debe estar.

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