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Capítulo 14.-

"Érase una mujer, casada con un hombre muy rico, que enfermó, y, presintiendo su próximo fin, llamó a su única hijita y le dijo: "Hija mía, sigue siendo siempre buena y piadosa, y el buen Dios no te abandonará. Yo velaré por ti desde el cielo, y me tendrás siempre a tu lado." Y, cerrando los ojos, murió."

La pequeña granja familiar necesitaba con urgencia algunas reparaciones, fue lo primero en lo que pensó mientras atravesaba la verja de entrada con la mochila al hombro y todo el cansancio cubriendo su cuerpo. Necesitaba acomodar las tejas que se habían corrido tras la última tormenta, también era urgente limpiar la canaleta de agua para evitar inundaciones y, comprobó, no le vendría nada mal una nueva capa de pintura al exterior de la pequeña casa.

Tampoco podía obviar la triste imagen que se extendía más allá de la casa, donde los suelos amarillentos no daban frutos desde mucho antes de la última vez que estuvo ahí; así que a lo mejor podría preguntar que cosecha se daba mejor en esa temporada. Tendría que ir al día siguiente al casco urbano para preguntar por los costos más económicos para todas esas reparaciones que, seguramente, le tomarían algunas semanas.

No creí que su cuerpo pudiese resistir del todo a largas jornadas de reparación cuando todavía debía descansar. Principalmente, considerando que todavía estaba recuperándose de lo que le había pasado y las huellas en su cuerpo apenas comenzaban a borrar. Tampoco podía obviar que todavía había pesadillas rondando en las esquinas de sus párpados, tan sólo a la espera de que los cerrara para saltar sobre él y atacarle.

Había puesto todo de sí mismo para sanar y Jungkook comenzaba a pensar que, paso a paso, sus heridas estaban cerrando.

La abstinencia había sido la parte más difícil de todas.

El dolor de cabeza, los temblores y el buen número de síntomas extra que provocaban en su cuerpo una sensación de pesadez y cansancio tan abrumadora que sólo era superada por la ansiedad que le atravesaba en cada momento del día. Había estado a punto de recaer en muchas oportunidades, tardes en las que se encontraba pensando en dónde podría comprar tan sólo un poco de droga.

Tan sólo unos miligramos para olvidar.

Sin embargo, había hecho una promesa y estaba dispuesto a cumplirla, incluso cuando Taehyung nunca pudiese verlo. Incluso aunque fuese ya demasiado tarde para devolverse sobre sus pasos y regresar a Seúl para mostrarle sus brazos libres de picaduras de agujas, mostrarle sus piernas sin heridas sangrantes, tan sólo con las cicatrices blancuzcas que las atravesaban. Contarle que, durante esos últimos meses, no sólo había estado asistiendo a una universidad comunitaria, sino que también trabajaba.

Tal vez era ya demasiado tarde para regresar, pararse frente a su puerta y demostrarle que no mentía aquella última noche cuando le dijo, con el corazón en la mano, que por él estaba tratando de hacer las cosas bien.

Demostrarle que él no era todo lo que el mundo pensaba.

Que nunca había sido un delincuente, como seguramente habían creído Taehyung y Jimin. Nunca había robado ni lastimado a nadie de forma intencional. Yoongi siempre lo había mantenido lejos de cualquier cosa ilegal y él mismo se había cuidado de no pedirle demasiado al mundo. Había sido, hace muchos años, un simple niño abusado.

Pero ya no lo era y a Jungkook no le gustaba pensar sobre sí mismo como una víctima.

Todos a su alrededor lo había tratado de esa forma: el pobre Kook que es huérfano y fue vendido para ser prostituido, que sólo conocía el cómo utilizar su cuerpo para conseguir cosas. El miserable Jungkook que necesitaba drogarse para dejar de soñar o que se autolesionaba porque no se sentía suficiente para Taehyung. El desprotegido Kookie que nunca había ido al colegio y que pasaba noches enteras tratando de aprender a escribir.

Jungkook había dejado de ser todo eso mucho tiempo atrás. Se había esforzado por mejorar, por aprender y por sanar. Había ido a terapia en silencio, utilizando el dinero que el bastardo de su padre le giraba con tal de comprar su silencio. Había renunciado con mucho esfuerzo a las drogas después de la amenaza de Taehyung de dejarlo y con ello, había resistido la urgencia de herirse. Se había convertido en un estudiante al que nadie debía tenerle consideración sino admiración.

¿Por qué nadie había podido ver eso? ¿Por qué todos habían estado más empeñados en seguir viéndolo como el simple adolescente asustado al que Yoongi rescató de las manos de la prostitución? Todos y cada uno de ellos, incluso a quienes más amaba, no dejaron de mirarle con un rostro de lástima.

Y él no había querido la lástima de nadie. Sólo había querido ser amado.

.- Te tardaste en llegar, mi Jungkook – la amable voz femenina le saludó cuando llegó al pórtico de la casa, donde ella permanecía sentada – Estaba por llamar al bar para preguntar.

.- No se preocupe, mamá – respondió con una sonrisa – Pase antes por el mercado para comprar algunas cosas que ya se acabaron, así que tardé un poco.

La mujer, de cabello negro con hebras grisáceas, le dedicó una sonrisa rectangular que a Jungkook le provocó una molestia en el pecho que trató de ignorar tan rápido como llegó a él. Se limitó a tenderle la mano para que la mujer, con esfuerzo evidente, pudiese ponerse de pie del asiento en el que, seguramente, llevaba largo tiempo esperándolo.

Quiso por un instante abrazarla, pero no se atrevió a hacer nada más que abrirle la puerta y dejar que entrara al calor que emergía de la casa y que, esperaba, reemplazara un poco el frío que habitaba en los huesos de la mujer. Ella, desde hace años que le había visto por primera vez, lo había acunado como a un hijo más, tomándole de la mano y sonriendo para él cuando Taehyung lo llevó hasta ella.

.- Ven, te he preparado un delicioso desayuno – informó la mujer mientras le guiaba hacia la cocina, donde había servido un poco de kimchi con verduras al vapor – Sé que no comiste nada en toda la noche y debes alimentarte bien.

Jungkook le sonrió con agradecimiento mientras se sentaba: .- No era necesario que cocinara, mamá. Yo pensaba en comer algo de pan e ir a dormir.

.- ¿Cómo se te ocurre decir semejante tontería? – le regañó la mujer, golpeándole la mano con evidente molestia y ganándose un puchero de su parte – Llegas de trabajar toda la noche y, ¿pretendes irte a dormir sólo con un pedazo de pan en el estómago? No puedes descuidar tu cuerpo, Jungkook, aunque seas joven.

.- Lo sé, lo sé, lo siento...

.- Nada de "lo sé y lo siento" – siguió ella regañándole, ahora sirviendo una doble porción de verduras en su plato – Eres un muchacho testarudo. Vas a desayunar bien, irás a dormir y cuando te levantes para ir a clase, te tendré un delicioso almuerzo.

Jungkook negó, sonriendo por la manera tan cálida en la que era tratado: .- Mamá, usted debe descansar, hace poco que empezó con la nueva medicación y...

.- ¿Acaso te estoy pidiendo permiso, Jungkook? – le detuvo ella con evidente enojo, pero sin alzar la voz – Necesitas alimentarte bien y yo no voy a permitir que andes por ahí todavía bajo de peso, el doctor dijo que tenías que cuidarte si querías mejorar.

Él suspiró, ¿cómo podía luchar contra ella?: .- Estoy cuidándome como él dijo, tomó los medicamentos y asisto a la terapia... simplemente, comer sigue siendo muy difícil.

Ella no dijo nada por un largo rato, tan sólo viendo su expresión indecisa. Durante aquel largo tiempo juntos, Jungkook había retomado, por insistencia de ella y el médico al que lo había llevado, poco a poco el hábito de comer algo más que un vaso de agua y trozo de pan, algo que había causado estragos en su cuerpo luego de mucho tiempo comiendo de esa forma sin que nadie se diese cuenta.

.- Vamos entonces despacio con eso – dijo al fin la mujer, sonriéndole maternalmente mientras le tendía un vaso con agua para que pasara los alimentos – Queremos que mejores, así que por favor no te esfuerces de más, eres todavía un jovencito.

Él le dedicó una amplia sonrisa, mostrándole sus dientes delanteros: .- Lo haré, pero usted también debe cuidarse, recuerde que la nueva medicaciones es más fuerte y...

.- Estaba pensando en eso – le interrumpió ella, con una mueca indecisa en su rostro – Es un tratamiento muy costoso y dado que sólo tú estás trabajando en éste momento, creo que lo mejor es renunciar a él y continuar con el que ya venía.

.- Ahora soy yo quien va a regañarla – le respondió él, atrapando la delgada y venosa mano entre las suyas – Puedo tomar horas extra en el bar, estoy seguro de que me dejarán y dicen que las propinas de la tarde son mucho mejor que las de la noche, así que podríamos...

.- No vas a dejar de estudiar, Jungkook.

Él tragó saliva, sabiendo que sí quería trabajar horas demás en el pequeño bar donde le había dado puesto como mesero, debía renunciar a la universidad comunitaria: .- Sería sólo por un tiempo, mientras ahorramos lo suficiente con el dinero que Taehyung le da cada mes.

La mención de su hijo provocó en la mujer una sonrisa repleta de amor. Jungkook podía ver como un brillo frágil se ocultaba en sus ojos cada vez que Taehyung aparecía en su vida, así fuese simplemente mencionado o en una fotografía. Porque esas eran las únicas maneras en que ella; y ahora él, podían tener algo de Kim Taehyung en sus vidas. Un pequeño trozo de él rondando como ceniza a su alrededor.

Aquello fue la principal razón por la que Jungkook decidió marcharse a la granja Kim para huir de Seúl. Nadie nunca pensaría que hubiese elegido ese lugar, incluso aunque todo el mundo podía imaginarse que era el único hogar que le quedaba. Además, Taehyung iba pocas veces al año a ver a su madre, por no decir ninguna.

Y cuando iba, no tardaba más de unas horas en regresar a Seúl, abrumado por la imagen de la mujer que le dio la vida reducida por la enfermedad. Jungkook sabía lo mucho que Taehyung amaba a su madre y también conocía el profundo miedo que sentía por recibir un día la llamada definitiva. Pero, así como sabía todo eso, también sabía que el mayor no era capaz de seguir cargando con su madre en aquel estado.

Antes, Jungkook había querido decirle que debía cuidar de ella, que apreciara lo que tenía: una madre, algo que Jungkook no tuvo porque se la arrebataron demasiado pequeño. Ahora, simplemente sabía que ese era Taehyung protegiéndose, huyendo de lo que podía herirlo profundamente sin que pudiese controlarlo. El mayor necesitaba seguridad y estabilidad en su vida, era lo que siempre había buscado.

Lo que, ni su madre ni él, habían podido darle nunca.

.- Creo que podría llamarlo, decirle que... necesito un poco más – dijo al fin ella, mirándole con preocupación – Estoy segura de que no vendrá hasta acá, así que...

Jungkook sacudió su cabeza: .- No hay de qué preocuparnos y tampoco a él, trataré de tomar una o dos horas extra para no tener que dejar de ir a clase. Podemos seguir ahorrando lo que él envía y si es necesario, lo utilizamos.

Ella guardó silencio, mirándole con una mezcla de orgullo y amor. Algo que Jungkook nunca había recibido antes y que era precisamente, lo que más agradecía de la mujer frente a él. Quien desde la primera vez le había acogido con cariño y que ahora, años más tarde, le había abierto las puertas de su casa incluso sabiendo que él y su hijo ya no era nada.

La señora Kim era el único hogar que tenía y era también lo único que alguna vez podría tener de Taehyung.

Ese pensamiento hacía más fáciles sus días y aminoraban lentamente la carga de extrañarlo y amarlo. Se consolaba con la idea de que había tomado la mejor decisión posible y ahora Taehyung sólo podía ser feliz sin tener que estarse preocupando por él. Ahora, el mayor podría ir a la universidad y dejar de tomar horas extra, podría dormir tranquilo sin tener que calmar sus pesadillas y a lo mejor, podía abrazar a Jimin con el amor que sentía en total libertad.

Iba a extrañarlo para siempre, iba a amarlo hasta que muriera.

Jungkook era un fiel creyente de ese tipo de amor porque, aunque no conociese que era amar más allá, él estaba seguro de que la manera en que amaba a Taehyung y Yoongi era tan pura y desinteresada que podría hacer un camino con su sangre sólo para que ellos caminasen por él. Y eso le bastaba para saber que, aunque con significados distintos, su amor por ellos era imborrable e inexpresable.

Era aquello lo último en lo que pensaba antes de dormir, luego de largas horas de pie llevando de un lado al otro los pedidos y tras complicadas horas de estudio. Se sentaba en la cama que algún día fue de un Taehyung de 10 años, rodeado por los posters que le dejaban imaginar cómo había sido ese niño, y abría entonces el libro de cuentos que el mayor le había regalado en su primera celebración.

Siempre leía Cenicienta.

Porque, en lo más profundo de su corazón, esperaba que algún día Taehyung tocase la puerta preguntando sí ahí vivía el amor de su vida.

"Y cuando, al levantarse, el príncipe le miró el rostro, reconoció en el acto a la hermosa doncella que había bailado con él, y exclamó: "¡Ésta sí que es mi verdadera novia!"."

Holi... 

¿Cómo se encuentran? 

Yo estoy en un limbo un poco extraño. Por un lado, estoy contenta de al fin traer este capítulo que tengo escrito hace siglos y también estoy super estresada porque quiero actualizar Apartamento 402 hoy, pero tengo un informe de 30 páginas que escribir para esta noche... Alguien, mateme. 

En fin, dejando mis lamentos de lado: ¡AL FIN PUBLIQUÉ ESTO! 

No miento cuando digo que llevaba tiempo queriendo hacerlo, pero tampoco quería soltar tan así qué es lo que pasó con nuestro querido Kook... ¿ustedes se lo esperaban? De verdad, ojalá que no... quiero creer que les he sorprendido. 

Mientan y digan que sí lo hice. :'( 

¿Tae irá a buscarlo? ¿Por qué la mamá de Tae no le dijo nada a su hijo? ¿Por qué a ninguno se le ocurrió que podía estar en ese lugar? ¿Jungkook se dará cuenta de todo lo que pasó desde que se fue? 

Sé que muchos están enojados con Tae, qué le voy a hacer. :P Pero espero también entienda en este capítulo por qué Jungkook se marchó en realidad; aunque todavía hay cosas sin decir (como lo que sucedió esa noche en la que todo cambió), podemos ver como a Jungkook no le gusta verse como una víctima, porque quiere seguir adelante y ser mejor. No por Tae sino por él mismo. 

Y si seguí al lado de Taehyung, nunca iba a poder ser alguien más que el pobre Jungkook. 

No siendo más... cuéntenme todoooooo, qué les pareció, qué pasará, qué opinan. 

Les adoro y les agradezco leerme, siempre.   

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