Estaba completamente desanimada.

Llegué a mi habitación lanzando mi bolso por un lado, sin el más mínimo cuidado. Me quité los zapatos y me dejé caer en el abismo de la autocompasión, que tenía como base mi incómodo colchón.

Los cuartos de la residencia estudiantil eran bastante pequeños teniendo en cuenta que eran para dos personas, al menos los del edificio de los becados, que claramente estábamos separados de aquellos que representaban un ingreso económico para la universidad. Eso sí, tenían un baño individual, bastante pequeño, pero era algo que realmente agradecía.

En tan diminuto espacio solamente había lugar para dos camas individuales, una mesita de noche para cada cama y un armario diminuto, que prácticamente parecía un casillero de lo poco que cabía dentro. Y bueno... una mesita que simulaba un escritorio, y que teniendo en cuenta que era el único objeto con esa función debía compartirlo con mi compañera.

Verdaderamente, no le había prestado mucha atención a mi entorno. La carrera había resultado más difícil de lo que imaginaba, terminaba por absorber todo mi tiempo y mi energía. Dentro de la universidad únicamente conocía la zona de las residencias que se encontraba al atravesar el parque; el edificio principal donde se impartían las conferencias; el comedor, al que solo asistíamos los menos pudientes; la increíble biblioteca que ocupaba casi una manzana; y la cafetería a la que había ido en algunas ocasiones.

Sin embargo, había escuchado hablar de un centro comercial dentro de la misma universidad que contaba con varias tiendas, un restaurante, una heladería, una peluquería, otro café, un gimnasio y hasta un mini cine. También mencionaban por los pasillos algo sobre un área deportiva. Era como una pequeña ciudad dentro de otra ciudad.

Mi compañera aún no había llegado, así que podía sufrir deliberadamente sin ser vista. Había tocado fondo en el plano sentimental. Debía asumir que terminaría siendo la solterona tía de los gatos. Porque estaba segura de que si había algo que no quería era volver a ilusionarme envano. El amor era algo ficticio de libros y películas; no existe. Las relaciones tendrían que limitarse al plano físico.

Tomé mi laptop buscando algo en lo que entretenerme. Necesitaba sacar todas mis emociones. Seleccioné una película y saqué un paquete de galletas de chocolate abierto que tenía en el cajón de la mesita de noche.

Dicen que la mejor medicina para el desamor es el chocolate y... ahogar las penas en alcohol, pero preferiría el chocolate.

"Sex with benefice" era el título de la película que había escogido. Ya con eso podía intuir el contenido: la historia de dos personas que se hacen amigos y terminan teniendo sexo por acuerdo mutuo, pero sin ir más allá de la amistad.

¿Eso era posible? ¿En serio?

No sonaba nada mal...

Me entra un mensaje al teléfono apartando esas ideas locas de mi cabeza.

Laura: Ven a la cafetería

No me apetecía sacar mi cuerpo de la cama, pero no existía modo de decirle a mi alocada amiga que no. Me puse los zapatos y eché mi móvil en una cartera pequeña que colgué de mi cuello.

Laura me esperaba sentada en una de las mesas de la terraza junto a Ethan, el único ser masculino que no ahuyentábamos, y por supuesto de más está mencionarlo, el único amigo que habíamos hecho en la universidad hasta el momento.

_ ¡Qué mala cara!_ señaló mi amiga al verme.

Era cierto que lucía desaliñada desde el trágico acontecimiento de la ruptura. Pasaba las noches llorando y le prestaba poca importancia a mi aspecto. Eso sumado a las largas noches sin dormir, intentando, y aclaro que solo intentando estudiar, porque realmente no conseguía la más mínima concentración.

_ Gracias, lo sé _ me salió con algo de sarcasmo, no necesitaba que me repitieran que estaba hecha un desastre.

_ Ya es hora de que pases página, sé que es doloroso, pero verdaderamente no vale la pena, y menos... por ese elemento masculino tan... poco interesante _ decía Laura con un desprecio claro en su tono de voz.

Tomé asiento junto a ellos y ordené un cortado.

_ También lo sé amiga _ le dije asumiendo tal verdad _ pero es demasiado doloroso y bueno... ¿Quién más se fijaría en mí?

Mi autoestima estaba por los suelos.

_ Aguántame Ethan _ le dijo al chico dramáticamente _ porque juro que le voy a dar una bofetada ¿Qué estás diciendo?_ se dirigió a mí esta vez enfurecida.

_ Lo que Laura quiere decir _ intervino Ethan que hasta ese instante había permanecido sumergido en su teléfono _ es que no debes menospreciarte de esa manera, no es algo sano.

_ No seremos las más lindas, ni las más populares, pero somos hermosas a nuestra manera y tenemos muchas cualidades admirables _ defendió orgullosa mi compañera _ solo tenemos que ser más positivas, más sociables y también darle un giro total a nuestras vidas.

_ Laura _ llamé su atención _ llevamos dos meses aquí y a penas hemos intercambiado palabra con otra persona que no sea Ethan, a decir verdad siento que no encajo entre toda esta gente... rica.

Y era entendible, la Universidad de Medicina era bastante cara, la mayoría de los estudiantes eran jóvenes mimados y consentidos con mucho poder económico. A excepción de los becados, que en ese grupo era dónde me encontraba yo, que con mucho esfuerzo y sacrificio había conseguido entrar en una universidad tan prestigiosa. Laura y Pedro venían de familias adineradas, aunque eran personas muy humildes.

_ ¿Y tu compañera de cuarto? Parece agradable _ opinó ella desde el desconocimiento, porque si realmente la conociera cambiaría radicalmente esa impresión.

Laura no dormía en la universidad, viajaba hora y media cada día por capricho de sus padres. Pero en mi caso era diferente... vivía mucho más lejos y no podía permitirme tal cosa, así que me tocaba adaptarme a la escasa privacidad de la residencia estudiantil.

_ ¿Estás loca? No es que sea mala chica, pero es odiosa. Tiene esa vocecita insoportable que me desquicia y se la pasa hablando idioteces, no sé lo que tiene en su cabeza, además es sumamente superficial. Creo que es suficiente aguantarla como compañera de habitación.

Y era cierto, Beatriz era insoportable, un verdadero dolor de cabeza.

_ Tienes razón _ admitió Laura _ yo tampoco he conseguido hacer amigos en todo este tiempo, sobre todo porque paso mucho menos tiempo aquí, tal vez si estuviera becada como tú fuese diferente porque ambas tendríamos con quien hacer planes en nuestro tiempo libre.

_ ¿Se están escuchando?_ espetó de golpe Ethan consiguiendo nuestra total atención _ se están rindiendo sin siquiera intentarlo ¿Cuándo han hablado con alguien, o han asistido a cualquier evento, fiesta o lo que sea desde que llegaron? ¿Cuándo han alterado sus rutinas? No es que a mí me moleste tener a dos chicas guapas solo para mí _ mi amiga y yo reímos a la par _ pero no pueden darse por vencidas y ser tan negativas.

_ ¡Acabo de tener una idea increíble! _ exclamó Laura de repente haciendo que nos sobresaltáramos _ Alice _ se dirigió a mí _ se acerca tu cumpleaños.

_ Si, al fin 18_ respondí poco motivada _ Michael vendría para esa fecha, pensábamos salir a cenar ese día, antes de... ya saben, que decidiera romperme el corazón.

_ Olvídate de ese idiota, enfócate, no hay nada mejor que una fiesta para relacionarse, debemos hacer una _ dijo eufórica dando palmaditas.

_ ¿Y dónde rayos vamos a hacer una fiesta nosotros? ¿En la residencia? ¿En casa de tus padres?_ les recordé nuestra situación.

_ Eso déjenmelo a mí _ aseguró Ethan.

Hola, hola mis queridos lectores...

¿Qué les han parecido los amigos de Alice?

Alice es muy negativa y carece de autoestima, sin mencionar que lleva una vida muy aburrida.

Pero eso cambiará... muchas cosas nuevas sucederán.

Espero que se mantengan allí dándole una oportunidad a esta historia.