Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5. Amigos que... ahora son padres también.

El período de exámenes era una época sumamente tormentosa para Ango.

Él amaba muchísimo leer, pero se convertía en algo tedioso en las noches de vigilia obligada dónde debía leer pesados textos las veces necesarias para memorizar lo suficiente. Además, al siguiente día debía atiborrarse de cafeína si no quería desmayarse de cansancio sobre su hoja de examen incompleta.

Sin embargo, los últimos dos años se le había sumado un grado de dificultad debido a la nueva variante en su rutina: su hijo.

Ya había tenido que postergar un semestre por ser los últimos meses de su embarazo de posible riesgo. Además, aun cuando volvió a incorporarse, tenía que arreglárselas con el recién nacido en su salón de clases; haciendo milagros para evitar que se despertara abruptamente de alguna siesta. Claro que esta tarea se la dividió con Oda, aunque conforme pasaban los meses era el alfa el principal encargado del niño en su aula; sus compañeros eran realmente dulces con su bebé y a Osamu parecía gustarle más ese ambiente (silencioso, olor a libro, música en auriculares. Por supuesto que Ango lo comprendía), pero hubo un cambio drástico cuando Oda se graduó.

Aún conservaba su empleo de medio tiempo en la biblioteca, pero debido a lo demandante que era un niño de esa edad en gastos, ambos acordaron que era hora de buscar algo más profesional; pero, mientras eso sucedía se quedaba en la biblioteca y el resto del día lo dedicaba a custodiar a Osamu en la seguridad de su apartamento.

Fue una época tranquila: Ango podía enfocarse más en sus clases, y era recibido con comida casera y caliente al regresar. A Oda le seguía gustando su empleo (realmente le entristecía tener que dejarlo) y Osamu podía estar presente en todas las horas del cuento que había a lo largo de la mañana, porque era su papá quien las auspiciaba.

Se suponía que todo debía mejorar cuando Oda consiguiera un empleo de tiempo completo y más profesional, pero desde allí todo fue en picada.

Lo aceptaron como profesor en un colegio privado (benditos contactos), así que Ango tuvo que volver a su costumbre de llevarse a Osamu con él a su universidad. Ambos volvían al apartamento casi a la misma hora y ninguno estaba dispuesto a cocinar cualquier cosa. A veces compraban afuera, pero otras simplemente ignoraban el hambre y cada uno se ensimismaba en trabajo.

—Ya te sabes la rutina, Osamu. Papá está ocupado y necesita que tú estés shhhh.

El niño asintió, comprendiendo con el monosílabo que cualquier tipo de ruido quedaba restringido mientras Ango estuviera leyendo, así que sólo permanecía a su lado encapsulando su atención en juguetes o en algún cuaderno dónde hacer garabatos.

Ango se sentía muy mal cuando lo reconocía, pero desde que lo había destetado —y que de alguna manera provocara que Osamu dejara de querer comer—, al no recibir ningún tipo de señal, solía olvidar darle de comer. Era algo automático: si él optaba por saltarse una comida, su mente suprimía a Osamu también. Cuando lo recordaba, abandonaba todo para prepararle al menos un biberón o trocitos de fruta.

Esto entonaba más los días de exámenes y, para evitar caer en la negligencia, necesitaba que Oda encontrara la manera de hacerse cargo del niño. Un par de días eran su solicitud, nada más.

—Lo siento, Ango. Aún no creo que podamos financiar una niñera ni siquiera por una semana. Nuestros vecinos no son muy simpáticos tampoco...

Ango no pudo evitar gruñir exasperado, atrayendo la atención del motivo de la discusión.

—Entonces llévatelo, pero necesito enfocarme solamente en mis pruebas estos días. Son sólo un par de jodidos días.

—No puedo llevármelo. Va contra el reglamento de...

Oda fue frenado por el estrepitoso ruido de los textos golpeando el suelo luego de ser azotados por Ango.

—¡Te estoy pidiendo un par de días, Oda! ¡Él también es tu hijo!

El alfa apretó los labios y llenó sus pulmones con una sola profunda inhalación.

—No grites, Ango. Lo estás asustando.

El semblante del omega se desfiguró al reparar en la inquietud de Osamu, sentado en el suelo junto a juguetes ahora abandonados.

—No, no... No era mi intención, lo siento. —Prácticamente se abalanzó hasta arrodillarse frente a él para tomarlo de las mejillas antes de levantarlo-. Papá no debió gritar así, lo siento tanto.

—Él es un buen niño y no te dará problemas.

Por "buen niño" hacía alusión a lo taciturno que era en realidad.

No es eso, Ango quiso balbucear, pero al pensarlo de inmediato recordó que no le había dado de comer a Osamu desde que llegaron de la universidad, y ya estaba casi anocheciendo. Mierda.

En medio del pánico y aún con su hijo en brazos, llegó a zancadas hasta la cocina y revoloteó cada estante buscando qué poder prepararle lo más rápido posible. Oda le siguió preocupado por el arrebato de aparente desesperación, confundiéndose al hallarlo rebuscando con un brazo entre gavetas en las que no había mucho (pues ya no solían comer mucho en casa).

—¿Qué buscas? ¿Quieres que vaya a comprarte algo?

Ango lucía como si estuviera conteniendo las ganas de gritar.

—La leche del niño se agotó. Lo había olvidado.

Oda no entendía por qué tanto ruido atribuido sólo a un tarro de leche en polvo.

—Tranquilo, no será problema. Esta noche lo reemplazamos con el chupete y ya está.

Ango apretó al niño contra su cuerpo, pasando saliva contra su garganta punzante. Osamu se fundió en el toque, como si percibiera la angustia de su progenitor, pero sin dejar de observar a Oda con anhelo; diciendo sin palabras cuanto quería que estuvieran más juntitos.

—En realidad... -agachó la mirada—. Osamu aún no ha comido nada.

No hubo mucha reacción de Oda, no aún.

—¿Cuándo fue la última vez que comió?

Ango sabía que esa pregunta venía con una respuesta predeterminada que Oda esperaba recibir: que su última comida haya sido su snack de media tarde, pues Oda le había habituado a recibir pequeños snacks saludables entre comidas. Con esto, el período que Osamu llevaría sin comer no se alargaría demasiado y quizá por eso Oda permanecía aún con su estoicismo acostumbrado.

—Su almuerzo al medio día.

Y ese fue el detonante.

Ango jamás había visto a Oda tan exaltado, y no era para menos cuando su hijo llevaba medio jodido día sin comer estando bajo su custodia; y tampoco tenía como justificarse, con exámenes o no, no era la primera vez que olvidaba darle de comer al niño.

—¡Pudiste al menos avisarme y yo le traía algo de comer!

—¡¿Y cómo?! ¡Si apenas y te veo en las noches! Te estás convirtiendo en un desconocido para el niño.

Y para mí también, censuró esa parte.

Oda, el antes papá favorito, se notó visiblemente afectado por esa acusación, pero ambos sabían que no era propio de su idiosincrasia continuar pleitos si podía estancarlos. En base a esto, Ango supo que ninguno tenía nada más que decirse.

Sin mirarlo a los ojos, se acercó a transferir a Osamu a los brazos del alfa, quién no hacía más que observar con inquieto silencio. Ango, que siempre era tan pulcro en cada aspecto de su vida, insertó desordenadamente sus libros en su bolso junto a cualquier papel que se atravesara, sin importar que estos se arrugaran por la mala posición.

No dijo nada, caminó junto a Oda apenas mirándole de reojo una última vez, y se acercó a zancadas a la puerta.

—¿Papá?

Esa vocecita casi le hace flaquear, pero al final Ango consiguió irse del apartamento sin mirar atrás.

A partir de ese momento su amistad se anuló. No eran amigos ahora, eran dos padres discutiendo sin pena delante de su hijo.

No peleen familia, que me recuerdan a mi infancia 😞

Bueno, los papis se han peleado. Están empezando a sentir la presión.

Gracias por leer! ❤

Nota: el siguiente capítulo no estará hasta febrero jeje.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro