Muerte
Selene
Esa noche no pude dormir bien, me la pase dando vueltas en mi cama. ¿Cuántas veces había visto algo así en mis sueños? Miles de veces Selene. Pero nunca habían sido así. Nunca había sido una muerte. Mi inquietud solo incrementaba mientras llegaban a a mi mente más y más preguntas. ¿ Cuantás veces has evitado que suceda alguno de tus sueños? Ninguna. Esa respuesta no me gustaba, de verdad que no. Pero era cierto.
Eran muy escasas las veces que soñaba. Pero cuando lo hacía, eran muy extraños, muy reales. Y lo máas insólito es que siempre se volvían realidad. ¿Cómo podía ser eso posible? Ni yo misma tenía la respuesta. Desde que tengo uso de razón, había sido así. Por eso era la bruja, por eso me llamaban Salem. ¿Que porqué lo sabían todos? Porque cuando se es pequeña, se es demasiado inocente, y le cuentas a los demás tus secretos confiando que no se asustarán. Pero no fue así. Al darse todos cuenta que lo que yo soñaba; de alguna manera u otra, sucedía, empezaron a culparme de ser la causante de todos esos pequeños accidentes. Pero él siempre estaba ahí para defenderme de todos. Para decirme que yo no era una bruja, que simplemente era especial. Ya deja de pensar babosadas. El ya se olvidó de ti. Deberías hacer lo mismo.
Era cierto, Alexander se había olvidado de mí. Hace ya ocho años que lo habían adoptado. hace ya ocho años que mi único amigo en Saint Mathew me había abandonado, dejándome sola con todos esos idiotas. Y en todos esos años no había venido a visitarme, ni se había molestado en llamarme o mandarme una carta.
-Vete al demonio Alexander- dije entre dientes, pensando que me encontraba sola en esa habitación.
-¿Otra vez pensando en tu novio, Salem? -como odiaba esa voz.. Con solo escucharla podías intuir que su dueño era de poco intelecto. Estúpido Dylan.
-¿ Porqué no lo hechizas para que vuelva por tí?- dijo esta vez Alfred. Esos dos parecían no tener nada mejor que molestarme a mi. Siempre a mí.
- ¿Y si mejor los hechizo a ambos y los hago desaparecer para siempre de aquí?- mencioné casi en un susurro mientras abría los ojos. El sol relucía en toda la habitación. Era tarde.
Las risas de ambos me enfurecieron pero no les daría el gusto de verme enojada. Me limité a dirigirme al baño de mujeres del dormitorio mientras los ignoraba.
-Lástima que sea tan rara, de verdad es bonita.
-¿Qué te pasa Alfred, te tomaste algunas de sus pócimas de amor?- dijo riendo aun más alto Dylan.
- ¿Podrían largarse de una vez?- les grité
-No pretendemos espiarte Salem, bueno... Alfred si- dijo Dylan a carcajada suelta mientras Alfred lo fulminada con la mirada.
-No te lo creas mucho, Bruja.-Alfred puso especial énfasis en la palabra bruja.
- ¿ Porque sigo escuchándolos entonces? LARGO DE AQUÍ - grité aun mas fuerte.
Solo cuando escuché sus pasos alejándose de la habitación fue cuando me decidí a desvestirme. En esos dos no se podía confiar. Después de una larga ducha, solté mi cabello color castaño que caía hasta mi cintura. me miré al espejo y descubrí unas ojeras que rodeaban mis ojos uno de un color verde azulado. el otro de un color gris. Nací con heterocromía, una razón más para que todos creyeran que de verdad era un ser sobrenatural. Si leyeran un poco más, se darían cuenta que solo era un desorden genetico, uno muy hermoso. Yo amaba mis ojos de color distinto. pero, ¿ De verdad era tan bonita como decía Alfred? Mira las estupideces que estas pensando Selene, que vergüenza. Me puse un bonito vestido de color gris, del mismo tono que mi ojo izquierdo. La mayoría de mi ropa era de ese color. Mi color preferido.
Salí de la recamara en busca de la Srta. Ferguson. Debía advertirle de el peligro que corría. Ella tenía un ligero conocimiento sobre mis sueños. Había hablado con ella unas mil veces en su despacho sobre esto. Abigail Ferguson era la psicóloga de Saint Mathew. Pero era completamente excéptica a todo lo referente a mis "visiones". Aún así me aventuré hasta lla oficina.
Ya afuera de su oficina di unos toques a la puerta casi imperceptibles. Nadie abrió la puerta. Toqué una vez más recibiendo la misma respuesta. Cuando ya me decidí a alejarme escuché voces. Era ella. Dsicutía con un hombre. Era... Garrigan? Los pelos de mi nuca se erizaron por instinto. Garrigan de verdad me espantaba pero no me alejé de la puerta, me acerqué aún más.
-Le he dicho que no, no me interesa ningún tipo de relación con usted- dijo la Srta. Ferguson lo mas amablemente que pudo sin embargo, pude notar la molestia en su voz.
- y yo te he dicho que serás mía quieras o no- un escalofrío recorrió mi cuerpo entero. ¿Qué pretendía hacerle?
Tenía que evitarlo. Toqué la puerta con fuerza. -Srta. Ferguson, necesito hablar con usted. - grité.
Unos minutos después la puerta se abrió mostrándome a un molesto Señor Garrigan en la puerta. Me miró con desprecio y se desapareció al instante.
-Entra.- su voz era dulce. Era como si me agradeciera por lo que acababa de hacer. - ¿En que puedo ayudarte esta vez Selene? Hace mucho que no pasabas por aquí.
-Solo quería decirle algo.- titubié.- yo se que usted no me cree sobre los sueños. pero almenos dejeme advertirle algo. yo...
-Selene, ya hemos hablado de esto antes.- me interrumpió- Son simples casualidades.
- Por favor, no debe ir esta noche al balcón del ala oeste. No vaya. algo malo puede pasarle.
-No te preocupes Selene. nada malo pasará ya lo veras- dijo convencida. Pero yo no lo estaba, ese presentimiento me atormentaba.
-Prométamelo por favor- lloriquié
-Te lo prometo.- Si solo hubiese cumplido su promesa, las cosas hubiesen sido muy diferente...
-----
Eran las doce en punto y aun no conciliaba el sueño. Era una noche fría, la más fría de toda mi vida.. pero mi inquietud no me permitía dormir, debía asegurarme de que ella estaba sana y salva.
Recorrí todos los pasillos caminando de puntas para que nadie me escuchara. Salí al jardín, como había hecho la noche anterior, deseando con todas mis fuerzas no encontrarme nada fuera de lo normal. Pero esta esta noche no, mire el suelo y el charco de sangre era de la misma dimensión que en mi sueño. busque el cuerpo en el suelo, aún cuando sabía el lugar exacto donde estaba. Alcé la vista, sabiendo lo que me encontraría.
El cuerpo de la Srta. Fergunson se encontraba boca abajo, incrustado en una de las inmensas cercas que rodeaban la mansión. Tenía los ojos abiertos, con una expresión de terror que me helaba la sangre. Igual que en mi sueño .
No, había algo más, algo que no noté en mi sueño. Desde el balcón podía ver la silueta de un hombre adulto. Enfoqué la mirada en esa silueta, debía haber sabido que no era un accidente, Rápidamente salio de la habitación, venía por mí.Yo era la única testigo de su crimen. Huye Selene Pero mis piernas no respondían. Vamos, o te matará a tí también.
Mis sentidos se activaron. Comencé a correr hacia el jardín, allí se encontraba una pequeña salida que Alexander y yo habíamos descubierto el día antes de su adopción. Teníamos planeado escapar, juntos, para encontrar a nuestros padres. Sin pensarlo me adentré entre los matorrales hasta llegar a esa pequeña zona donde el hierro se había corroído, solo esperaba ser lo suficientemente delgada pasar pasar allí. Era pequeño pero pude pasar por allí, no sin algunos pequeños problemas, me hice un corte justo pro la cintura. Dolía pero era mejor que morir. después de eso solo corrí y corrrí sin ningún rumbo fijo, solo debía alejarme lo más que podía de Saint Mathew, y nunca volver. Él todavía estaría buscándome y no dejaría que me encontrara. El asesino era él, Garrigan.
***
Segundo Cap :D
me gustaría que fueran más largos pero uff es dificil, como le hacen los demas? xD.. Bueno Espero que les guste ^^
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro