Amnesia
Selene
Ya llevaba horas corriendo en las que solo me detuve un par de veces para tomar un poco de aire. Cuando porfin me decidí a parar. Estaba ya muy lejos de Saint Mathew. Lo sabía porque ya había amanecido. El sol se asomaba imponente desde el Este. Aún así no me sentía del todo segura así que resolví dormir sobre una de las ramas de algún árbol, una lo suficientemente alta para que nadie me viese y también que tuviese el tamaño adecuado como para soportar mi peso.
Cuando porfin encontré la rama con las características que buscaba, me recosté y quedé dormida de inmediato.
No tenía idea de cuánto tiempo llevaba dormida. Lo último que recuerdo fue un fuerte golpe y un dolor de cabeza increible...
---
Abrí los ojos lentamente, mis ojos no se acostumbraban a la luz. No sabía cuanto tiempo llevaba entre las penumbras, pero parecía ser mucho. Tampoco recordaba donde estaba, ni como había llegado a esa habitación color turquesa pálido.
- Gracias a Dios que despertaste niña, ¡Doctor! ¡Llamen al Doctor Lekker, diganle que ya la niña despertó!- gritó un anciano que se encontraba a mi lado. No lo había notado hasta entonces.
Una de las enfermeras, alta y pelirroja, desapareció rápidamente por el pasillo; solo para volver en un instante junto a otro anciano, que parecía ser el Doctor. Cuando entró al dormitorio me miró dulcemente y me dedicó una sonrisa.
-Ya empezabas a preocuparnos señorita-su voz era igual de dulce que su mirada- pensábamos que el golpe era muchísimo más grave.
Golpe, ¿Cuál golpe?
Al parecer notó el desconcierto que había causado en mí pues no demoró en contestar a la pregunta de mi mente.
- Tuviste una fuerte contusión producto de una caída, o eso sospechamos. ¿ no lo recuerdas?
Negué con la cabeza. un dolor punzante me recorrió hasta la nuca.
-Tuvimos que hacerte unos puntos, aunque no te preocupes, la herida no es profunda.
¿Cómo me he hecho semejante golpe?
-¿Podrías decirnos tu nombre jovencita? - preguntó el otro anciano, que se había mantenido en silencio desde que el doctor entró en la habitación.
Mi nombre...
¿Cuál era mi nombre?
La cabeza comenzó a dolerme aún mas ¿Cómo me llamo? Recuérdalo.. ¡vamos, recuérdalo!
Nada.
No encontraba respuesta a una pregunta tan fácil. ¿Como había podido olvidar mi nombre?
Sin darme cuenta lágrimas comenzaron a salir de mis ojos mientras esos dos ancianos me miraban ansiosos. -No lo recuerdo.-admití.
- No lo recuerda Damián,¿cómo es posible eso? - dijo inquieto el anciano desconocido que estaba sentado junto a mí.
- No sé, la contusión no parecía ser tan grave, debe ser algún tipo de amnesia temporal. En algunas horas regresará su memoria.
- ¿Estás seguro de eso? Necesitamos encontrar a sus familiares, avisarles de lo que le sucede.
-¿Recuerdas el nombre de tus padres?- dijo esta vez el doctor dirigiéndose a mí.
-No.
-Dios mio. Si no recupera la memoria en una horas, ¿Quién se encargará de ella?
El silencio reinó en la habitación. Ninguno de los dos parecía dispuesto a encargarse de mi. Era inevitable no llorar. empecé con unos casi inaudibles sollozos hasta terminar llorando a cántaros. ¿Quien era? ¿Cómo me llamaba? ¿Cuántos años tenía? ¿ De donde venía? ¿ Porqué estaba sola? ¿ donde estaban mis padres? El dolor de cabeza era cada vez más fuerte. Demasiadas preguntas y ninguna sola respuesta.
Los dos hombres se mantuvieron en silencio hasta que las lágrimas dejaron de salir.
-¿ Cómo me encontraron?- fue lo único que alcancé a preguntar
-Fui yo quien te encontré, estabas en el bosque.- dijo el anciano del cual aún no sabia su nombre.
-¿Estaba sola?
-Si.
-Gracias por traerme aquí...
-Thomas, me llamo Thomas pequeña.-dijo sonriéndome
-Gracias Thomas.-mencioné agradecida, pero sin ninguna sonrisa para regresarle,
- Tendrás que pasar esta noche aquí bajo observación. Te haremos más exámenes. La hora e visitas terminó Thomas, puedes regresar mañana.
-Estaré aquí puntualmente Damián. Que pases buenas noches, niña. - Se despidió el anciano llamado Thomas mientras salía por la puerta junto al doctor. -¿Puedo hacerte una pregunta Damián?- dijo justo antes de cerrar la puerta.
Corrí hacia la puerta para escuchar lo que Thomas quería preguntar. ¿Siempre fuí así de curiosa?
-¿Adonde irá cuando le des de alta Damián?
- A su casa, estoy seguro de que pronto recuperará la memoria.
- ¿ Y si no la recupera tan pronto como esperamos?
- Si no hay nadie que se encargue de ella, pues no quedará más remedio que enviarla a Saint Matthew.
Solo de escuchar ese nombre un escalofrio recorrió todo mi cuerpo. Dos veces. No recordaba ese lugar pero me inspiraba mucho temor.
-No Damián, sabes que ese lugar es terrible. No podemos enviarla allá.
-¿Entonces que hacemos con ella?
-Yo me encargaré de ella, pero enviarla a Saint Matthew, ni hablar.
-Si así lo decides, puedes cuidar de ella hasta que recupere la memoria. ¿Pero, sabrás cuidar a una niña que no recuerda nada?
-Intentaré hacerlo lo mejor que pueda. Te lo prometo.
Eso, de cierta forma, me alivió. no sabía que era ese lugar que había mencionado el Doctor, pero mi subconsciente rechazaba esa idea. cualquier cosa menos ir a ese sitio.
Escuché los dos hombres alejarse de la habitación y volví a mi cama. Unos minutos después llego una enfermera, con lo que parecía ser la cena. Después de eso, colocó una inyección en la intravenosa. Debían de ser sedantes porque al instante me invadió el sueño. Me dejó a solas para que pudiese dormir tranquila.
"Una helada brisa se calaba por aquella ventana vieja y rota. Todos dormían en aquella recámara menos yo, me encontraba inquieta, demasiado inquieta. me levanté de la cama y recorrí miles de pasillos de esa enorme mansión que no recordaba pero que parecía conocer. Me dirigí al jardín, solo para encontrarme con un grandísimo charco de un liquido carmesí bajo a mis pies... eso no podía ser, era...¿Sangre?"
Desperté de golpe. ¿Que había sido eso? Una pesadilla, solo una pesadilla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro