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Alcatraz

Selene

Otro día más. Aveces me pregunto para qué me levanto de la cama a tan tempranas horas. Estaba de mal humor, como siempre. Miré a mis compañeros de habitación. La mayoría seguían dormidos Montón de Flojos. Silenciosamente abandoné la seguridad de mi camastro para dirigirme a otro dormitorio. Con suerte no me toparía con la señora Bruce, ayudar con la lavandería no estaba entre mis planes para el día de hoy. Estaba realmente mal humorada y no tenía ni idea de cual era la razón Por supuesto que lo sabes Selene. Y ahí esta mi subconciente otra vez para recordarme aquello que me empeñaba en olvidar. No, no debía de pensar en eso. Habían pasado ocho años, ocho malditos años en los que no había recibido una sola carta de su parte Por mi se puede ir al demonio.  

Corrí rápidamente por todos los pasillos de Alcatraz, como solía llamar a ese espantoso orfanato en el que había vivido los 16 años de mi vida. Espantoso no era exactamente la palabra adecuada para describirlo; Lúgubre, sombrío, terrorífico; esas eran las palabras correctas. ¿ A que loco se le pudo ocurrir convertir una antigua mansión victoriana en un orfanato? ¿ No era suficiente con que fuésemos todos unos  desdichados niños que la sociedad abandonaba? Y para colmo llamarlo Saint Mathew, como si fuése un lugar sagrado... todo un descaro desde mi punto de vista.

Para cuando llegué a la torre del ala este el sol ya había terminado de salir. Con lo que me gustaba ver el amanecer y precisamente hoy, en el aniversario del peor día de mi vida, me lo perdía. Genial. Lo que yo no sospechaba esa mañana es que el que había sido para mi el más horroroso de mis días, sería un bonito recuerdo alado de lo que me esperaba... 

**

- Salem, ¡aquí estás! La sra. Bruce lleva horas buscandote - me decía Annabel, una joven regordeta con la que compartía dormitorio.

-Maldita sea,  te he dicho mil veces que no me llames asi Anna- le dije esas palabras casi escupiendolas.

-Lo siento- dijo algo apenada.- pero  es que todos te llaman de esa manera, pensé que era tu sobrenombre o algo por el estilo.

Lo cierto es que Annabel no llevaba mucho tiempo en Saint Matthew, podría tener unos dos meses allí, no llevaba la cuenta, en realidad no me importaba ella ni nadie de los que vivía conmigo. Solo se dedicaban a molestarme con ese odioso apodo. Salem. lo aborrecía desde que al gracioso de Dylan se le ocurrió la grandiosa idea de llamarme de ese modo. A todos les pareció brillante ¿ Qué nombre podría ser mejor para la bruja de Saint Matthew? Que cómico era para todos verme furiosa cada vez que me decían así. Bruja, ¿Yo una bruja? si de verdad fuese una bruja ace años que me habría largado de esa condenada prisión. Pero lo cierto es que si tenía una razón para que me llamaran así. No debí contarle a nadie mi secreto,  a nadie más que a Alexander...

- Sale... ¡Selene! ¿Me estás escuchando? apresúrate que la Sra. Bruce de verdad te necesita- dijo Annabel muy cerca, demasiado cerca de mi.

- Cálmate Anna, no creo que sea algo de vida o muerte, ya voy - dije desganada. Creía haber escapado de los quehaceres matutinos pero al parecer ya todos conocían mi escondite. Salí de la habitación notando a Annabel justo a mis espaldas. Sabía muy bien lo que deseaba preguntar, hace semanas que buscaba la oportunidad para aveiguar porqué todos en ese orfanato me decían bruja, desde los más pequeños hasta los adolescentes como ella y yo. 

-Si vas a interrogarme que sea ya Annabel, no estoy de humor.

-Nunca estás de humor- susurró. Cierto

-Pregunta de una buena vez. - le dije ya harta de tantos rodeos. 

Dudó unos segundos, me tenía un poco de miedo, bastaba con mirarla fijamente para notar eso. quien sabe cuantas historias ( la mayoría inventadas) le habrán contado sobre mí.

-¿Es cierto que te llaman Salem porque practicas magia negra?- Bingo.

- ¿De verdad crees en esas tontas historias? Dejame adivinar, te lo contaron Alfred y Dylan.- Esos imbéciles se encargaron de inventar relatos de todo tipo sobre los hechizos que supuestamente realizaba ( sacrificios humanos, pócimas y otras estupideces más) no podía creer que creyeran esa sarta de mentiras.

Annabel simplemente asintió mientras se colocaba a mi lado para caminar juntas hasta el área de Lavandería que se encontraba en la planta baja del ala oeste.

- No, no practico magia negra si eso es lo que te preocupa. - mencioné haciendo una mueca que pretendía ser una sonrisa.

-¿ Entonces porqué te llaman Salem?- insitía la chica. 

- No lo sé- Mentí. Claro que conocía el porque pero ahora era lo suficientemente inteligente como para evitar hablar de eso. Ya me había ocasionado muchos preblemas en el pasado mi pequeño "defecto". 

- Lo sabes, y debe haber una razón, sino no permitirías que te llamarán de esa manera -refutó. ya habíamos llegado a la Lavandería donde la Sra. Bruce me esperaba con tres grandes cestos de ropa recién lavada.

-Gracias a Dios que llegas Selene, te estuve buscando por todas partes.- mencionó la sirvienta mientras me daba uno de los cestos.- ayúdame a guardar esta ropa cariño, sabes que sola me canso mucho.-Tomé el cesto y la seguí mientras observaba como Annabel se dirigía al jardín.

Pase las siguientes horas ayudando a Malena, la única a la que apreciaba un poco, a terminar con sus tareas diarias. Para cuando terminé de hacerlo, ya había pasado la hora del desayuno y faltaba poco para el almuerzo. Sin perder tiempo me encaminé a la cafeteria para comer antes que los demás y así evitar uno que otro comentario molesto sobre mis "poderes sobrenaturales". Prefería estar sola que escuchar tantas tonterias.

El resto del día me lo pasé en la biblioteca leyendo, por octava vez, la recopilación de historias de Edgar Allan Poe que me encontré hace a dos años. Era uno d mis mas preciados tesoros. Para cuando cumpliese los dieciocho y me largara de Alcatraz, buscaría la forma de llevarme ese libro conmigo, aún cuando tuviese que rogarle al mismísimo Garrigan. Solo de pensar en hablar con ese hombre me daba escalofríos. el era aún más terrorifico que esa Mansión Victoriana de color azul pálido. Sacudí la cabeza y me concentré nuevamente en la lectura de Ligeia. Luego de haberme leido el libro completo, me recosté a la mesa para descansar un poco, solo un poco.

"Sangre, definitivamente era sangre, de eso no tenía duda. Pero, ¿ De donde podía proceder toda esa sangre? el césped estaba completamente bañado de ese liquido carmesí, mire a cada lado pero no encontraba ningún cuerpo a mi alrededor. Solo hasta que sentí como se humedecía el hombro de mi camiseta, pude percibir el lugar exacto de donde provenía toda esa sangre. alce la mirada y solo pude encontrarme con algo espantoso, algo que no debía haber visto. De seguro que ese recuerdo no me abandonaría nunca mas.. nunca"

Desperté ahogando un grito. Aún estaba en la biblioteca, me había quedado dormida allí. Otra vez. Pero eso no era una pesadilla. lo sabía muy bien.

 me apresuré hasta el  balcón del ala oeste pero todo estaba en perfecta condiciones, sin cadaver, ni sangre. Un suspiro de alivio salio de mis labios. Talvez si había sido un sueño después de todo o talvez no. Quizar podía evitar que ese horrible accidente sucediera.. sii.. a la mañana siguiente hablaria con Srta. Ferguson y decirle que evitara a toda costa acercarse a ese balcón, aunque eso significara romper mi promesa de nunca volver a hablar sobre mi defecto...

*** 

Bueno aqui está el primer cap. denme su opinion :D

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