Segunda parte: miedo a la soledad
Habría deseado ser un guerrero medieval para luchar contra sus dragones. Tener mi propia espada y capa para ayuntar sus temores. Habría deseado ser más de lo que era. Pero los deseos no se vuelven realidad cuando te condenan antes de nacer.
Entendí, entre las esquirlas de una batalla perdida, que a veces el peor lugar en el que puedes estar es tu propia mente.
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