Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

74

—¡Lo hicimos! —vociferó Gon con entusiasmo, pero luego se volvió a Kurapika al sentir que este lo miraba fijamente—. Bueno... tú lo hiciste, lo lograste, Kurapika—corrigió Gon, pero el rubio parecía seguir sumergido en un trance, al igual que Deyanira, Cluck, Gerú, Piyon y Zushi.

Por otro lado, Killua, soltó un suspiro de alivio al ver que Gon y Kanzai se encontraban bien. Kurapika despertó de su trance y prosiguió apurado:

—No hay tiempo que perder, controlen el aura o se desmayarán de la fatiga —ordenó presuroso.

Y así lo hicieron. Por fortuna, con solo algo de concentración, no les tomó mucho tiempo controlar el aura. Gon quedó maravillado por ver una fina capa transparente envolverlo de pies a cabeza hasta el más pequeño milímetro de su cabello. Extrañamente se sentía rejuvenecedor y vibrante en su piel, como si fuera cobijado por el amor de su querida tía Mito-san.

Gon la recordó inconscientemente y apretó los puños determinado al verse envuelto en el Nen. A diferencia de otras ocasiones, en las que su temple se vio quebrada hasta el hartazgo, ahora podía sentirse completamente seguro de que podía ser libre y de dejar de ser aquel niño débil que una vez fue.

<<Mito-san... Prometo volver, lo prometo.>>, pensó Gon.

Killua, desde donde estaba, podía ver la mirada de Gon. Nunca lo había visto tan confiado, y eso lo hizo sonreír.

<<Supongo que ya te sientes más confiado, ¿verdad?>>, pensó Killua, sin quitarle la mirada a Gon. <<Te prometí que serías libre, y no voy a descansar hasta que salgas de aquí.>>

—Me impresionan —admitió Kurapika, algo sorprendido—. Para serles sinceros, creía que sería más complicado. Pero eso nos ahorrará tiempo. Guárdenlo, no querrán llamar demasiado la atención de terceros en discordia.

Kanzai y Gon acataron sus órdenes y, con concentración, guardaron el Nen en sus interiores.

—No es tan difícil de controlar, solo se necesita concentración y... —dijo Kanzai, tiritando. De pronto, se comenzó a sentir un poco mareado.

—¿Kanzai? —inquirió Gon.

Kanzai cayó de rodillas y apoyó sus manos en la tierra para evitar caerse por completo al suelo.

—¡Kanzai! —gritó Gon, preocupado, y fue corriendo a auxiliar.

Cluck, Gerú, Piyon y Zushi tampoco se hicieron esperar, y fueron en su ayuda.

—¿Estás bien? —preguntó Cluck, tomándolo de los hombros.

—S-sí... —tartamudeó—. Es solo que... de pronto me sentí muy débil.

—¿Débil? —inquirió Gon, confundido.

—Habrá sido por el despertar de su Nen —comentó Kurapika, acercándose a Kanzai—. No se preocupen. Es normal que esto pase, no tienen por qué alarmarse.

Geru, Gon, Zushi y Piyon se hicieron a un lado al ver a Kurapika acercarse. El heredero se agachó frente a Kanzai y le levantó el mentón.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó Kurapika—. ¿Sientes pesar, agotamiento?

—No... Solo siento un poco de mareo.

—Ya veo —dijo Kurapika y lo soltó—. Solo es falta de costumbre, es normal. Pero lo mejor para ti será descansar. Te acabarás desmayando de agotamiento por días si empiezas a entrenar como si nada con el Nen.

—¿Descansar? —inquirió Kanzai, algo indignado por la proposición.

—Sí. Prefiero que pierdas el entrenamiento de hoy a que retrases al resto por días —aseveró Kurapika la voz, frunciendo levemente el ceño.

Kanzai al final suspiró resignado.

—Está bien.

Kurapika alzó la mirada hacia Gon y se reincorporó delante suyo.

—¿Y tú? —preguntó Kurapika, acercándose a él para verlo más de cerca—. ¿Te encuentras bien?, ¿No te sientes igual de cansado?

—No, para nada —negó Gon.

Kurapika, insatisfecho con su respuesta, tomó el rostro de Gon con una mano, sorprendiéndolo. Killua, al ver aquel acto, no pudo evitar sentir un pequeño pinchazo en el vientre que le revolvió el estómago mientras Kurapika giraba la cabeza de Gon para analizar cada rincón de su rostro. Sabía que no debería sentir cierta incomodidad, pero le fue algo inevitable pese a saber que no se trataba de nada.

<<Diablos... No debería ni siquiera sentirme así...>>, pensó Killua, viendo como Kurapika soltaba su rostro para darle espacio a un Gon ligeramente enrojecido de las mejillas por la pena. Ahí Killua entendió por qué se sentía así y suspiró resignado. <<Que envidia...>>

—La verdad... —empezó a decir Kurapika, pensativo, y se acarició un poco la quijada—. Es que te ves tan fresco como un bosque después de una llovizna.

—¿Y... tengo que preocuparme por eso?

Kurapika se quedó en silencio por un rato y, al analizar las cosas, negó suavemente.

—Para tu suerte, no tienes que hacerlo —dijo y sonrió levemente—. Perdona por haber sido intrusivo, no creí en serio que pudieras dominar el Nen tan rápido. Es raro ver casos así.

—¿Sí?

—Sí —asintió Kurapika—. Eso, por el contrario, es una buena señal.

Deyanira, al notar la cordialidad de Kurapika, lo miró algo extrañada. Gon sonrió por el comentario de Kurapika.

—Entonces está bien —dijo Gon, asintiendo.

—Habla por ti —dijo Kanzai, levantándose con cuidado con ayuda de Gerú.

—No refutes, Kanzai. Solo descansa, ¿de acuerdo? —dijo Gerú.

—Sí, sí. Lo haré.

—Entonces ustedes dos aléjense y prosigamos —dijo Kurapika y se volvió hacia Piyon y Zushi. Los dos, al sentir la mirada fría del heredero, se tensaron y estremecieron—. Que pasen los siguientes.

 —Eh... sí... —tartamudeó Piyon y se comenzó a alejar de la cueva.

Piyon se giró al ver que era la única que caminaba y vio a Zushi con sus hombros erizados. Ella, entendiéndolo, se acercó a él y le extendió su mano con una sonrisa dulce. Zushi la miró al ver su mano frente a su rostro.

—Ven, Zushi. Es mejor si lo hacemos juntos que solos —dijo Piyon.

Zushi se mostró dudoso, pero suspiró para calmarse. Tomó la mano de Piyon y, sin soltarse de ella, se alejó de la cueva hasta estar en el mismo lugar donde Gon y Kanzai se habían posado. Gon, desde la entrada de la cueva, los miró algo preocupado. Si el Nen podía provocar la muerte instantánea al ser liberado de una forma tan abrupta pero a la vez no, dejaba a Gon completamente nervioso al respecto.

Kurapika acercó sus manos a las espaldas de Piyon y Zushi, y Gon no pudo evitar sudar frío. Las manos de Gon temblaban ligeramente a sus lados y Killua fue el primero que lo notó. Killua podía entender que estuviera nervioso, por eso, sin pensarlo dos veces, tomó su mano con suavidad para que dejará de tiritar. Gon se sobresaltó y giró su cabeza para verlo. Al encontrarse con los grandes ojos azules de Killua y con su dulce sonrisa consoladora, Gon empezó a relajarse. 

La mano de Killua era tan cálida, gruesa y ligeramente áspera. Su pulgar acarició el dorso de su mano, y Gon sintió un pequeño cosquilleo sobre sus hombros. Inconscientemente, Gon recordó el beso que ambos compartieron en aquel bello prado de flores rojas mientras se perdía en su mirada gatuna y resplandeciente. Sus mejillas comenzaron a arder gradualmente por el recuerdo y se tensó al ver cómo acercaba sus labios a su lóbulo.

—Todo estará bien, Gon —susurró Killua—. Tranquilo.

Aquellos susurros le erizaron la piel a Gon. Se sentía tan extrañado, pero cómodo y seguro con las palabras de aliento de Killua. Se había relajado sin darse cuenta, y solo regresó a la realidad al oír el grito de Piyon y de Zushi penetrar en sus oídos, pero los nervios a flor de piel se mantuvieron a raya gracias a la cercanía de Killua.

Al final, ellos dos también sobrevivieron, y aunque sufrieron un poco menos los efectos del mareo y desequilibrio por los que pasó Kanzai, para Gon fue más que suficiente el verlos sanos.

Cluck, Gerú y Deyanira se acercaron a atender a Piyon y a Zushi. A Kanzai se le había prohibido moverse de su asiento, pero se había preocupado tanto que se unió a ellos para ayudar. Gon sonrió ante el acto de Kanzai y también iba a unirse... hasta que sintió unos suaves labios besar su pómulo con suavidad y calidez.

Sorprendido al mirar a Killua por el rabillo del ojo, se sonrojó hasta las orejas. Al sentirlo alejarse, sin siquiera ocultar la vergüenza, llevó dudosamente su mano a su mejilla izquierda. En aquel momento, Gon podía jurar que los labios de Killua habían sido grabados en su mente por sentir la incesante sensación imaginaria impregnada en esta.

Gon vio a Killua sin saber que expresión hacer, y advirtió como las mejillas del albino se tornaban rosas a la par. Este solo le sonrió con amabilidad y dulzura. 

—¿Ya estás tranquilo? —preguntó Killua.

—Eh.. sí —tartamudeó Gon, e iba a hablar más, pero Kanzai lo llamó.

—¡Gon, ven a ayudarnos! —gritó Kanzai, cargando a Piyon en brazos, quien estaba media mareada.

—Este...

—Ve —le dijo inmediatamente Killua.

Gon se volvió a verlo. Killua, al ver la expresión confusa en su rostro, ahogó una risa.

—Solo quería distraerte un poco, no lo tomes como algo personal.

Gon se mostró dudoso. En el fondo, no le creía a Killua del todo.

—Está bien —dijo y se alejó.

Mientras fue a ayudar a Piyon y a Zushi con la ayuda de los demás, no podía dejar de escuchar los latidos de su corazón en sus propios tímpanos. El beso de Killua en su mejilla no salía de su cabeza, y eso le hizo sentirse apenado. Gon pensó:

<<Eso es trampa, Killua...>>



*+*+*+*

Holi a todos. Sé lo que van a decir, así que de una vez me voy disculpando por tantos meses de ausencia. Jamás fue mi intención que pasarán las cosas así, pero al menos espero que les haya gustado este capítulo. Ahora que volví a estudiar las cosas van a estar más duras, y no prometo que volveré a estar activa tan pronto, pero no quería dejarlos sin capítulo por tanto tiempo.

Espero sepan comprender. Se les quiere mucho. Tengan una buena noche, bye. :D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro