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Al despertar, Gon se topó con el rostro de Killua, quien aun seguía durmiendo cómodamente. No pudo evitar sonreír al verlo. Al observarlo con más detenimiento, se percató de que su cerquillo le estaba haciendo sudar un poco y, de pronto, sintió una extraña tensión en su mano, una extraña inquietud. Unas ansias de querer removerle el cabello, y no sabía si era porque quería hacerlo sentir fresco o si tenía ganas de acariciar su cabello, el cual, desde hace un tiempo, le estaba resultando esponjoso y suave. Sentía una comezón en la mano y, sin poder evitarlo, le quitó el cabello de la cara y lo movió hacía un lado. Luego, rápidamente, la apartó, esperando no haberlo despertado. Por fortuna, no fue así.

Su corazón dio un vuelco y jadeo lentamente. La extraña inquietud pasó y, en su mente, se sintió muy extraño por haberse sentido tan inquieto e hiperactivo con la sola idea de tocarle el cabello a Killua. Al menos, para Gon, fue muy extraño, pues no era algo de lo que ponerse nervioso, pero, aun así, involuntariamente, se comportó de ese modo, y ahora se recriminaba por ello.

Gon se levantó de la cama sin hacer mucho movimiento y se dispuso a irse, aun consternado. Estaba perdido en sus pensamientos, hasta que escuchó cómo alguien se acercaba por delante, y, al parecer, estaba corriendo. Gon frenó en seco y, a la par que veía las llamas encenderse incandescentemente y apagarse al paso de quien se acercaba, sonrió. La pequeña sonrisa de Machi se abrió paso al color naranja que irradiaba cada antorcha. Para Gon, Machi brillaba más que todas las luces juntas, y, ni bien vio un plato con pescado en sus manos, él entendió que su corazón también era más puro que el calor que se sentía en el ambiente por el humo del fuego.

-¡Gon, buenos días! -saludó Machi, posándose delante suyo.

-Buenos días, pequeña -respondió Gon.

-¿Dónde estabas? Te estaba buscando, te hice el desayuno.

Gon bajó la mirada al cuenco de madera que Machi tenía en las manos y sonrió enternecido.

- ¿Ese es para mí? -preguntó.

- No, es para Killua.

- ¿Para Killua? -preguntó, algo sorprendido, pero sonrió al final.

-Sí, el tuyo está en la entrada -explicó Machi-. Apúrate antes de que se enfrié.

- Está bien, allá voy. Pero ten cuidado de no hacer mucho ruido, Killua está dormido.

- Sí -asintió y siguió con su camino.

Gon se quedo quieto hasta perderla de vista y no quitó su sonrisa de su rostro por ningún motivo. Desde hace un tiempo ya se estaban llevando un mejor con Killua, pero está era la primera vez que veía como le llevaban el desayuno. Eso lo hizo sonreír. Mientras las cosas estén menos tensas entre ellos, todo iría mejor. 

Gon atravesó todo el pasillo y, al llegar al pequeño recibidor de la cueva, vio que todos ya se habían levantado y estaban comiendo.

Cluck volteó a verlo y sonrió.

- Buenos días, Gon -saludó Cluck, seguido de Zushi.

- Buenos días -respondió.

- Ten, Machi lo hizo -dijo, entregándole el cuenco con pescado.

- ¿Disculpa? -inquirió Piyon-. Lo hice yo, aun es muy pequeña para hacerlo sola.

- Pero aprenderá -intervino Geru, sentada en una madera junto a la fogata, comiendo.

Gon, ignorando a las chicas, solo se sentó delante de la fogata y comenzó a comer. 

- Está bien para ser su primera vez -dijo Gon, opinando sobre el pescado-. Se lo agradeceré a Machi cuando vuelva.

Piyon suspiró rendida y siguió preparando pescado. Gon miró a todos comiendo tranquilos y no despegó la mirada de la escena. Kanzai dormido en un sofá usando los brazos como almohada con un cuenco lleno de espinas sobre el vientre; Zushi recogiendo los platos de los pequeños que acabaron de comer; Geru, Cluck y Piyon hablando entre ellas mientras comen; y Machi y Shalnark corriendo a jugar con los demás a la sala de juego. Eso se imaginó, y deseó que así fueran las cosas todos los días. Todo tranquilo, sin demonios de ningún tipo y felices todos juntos, como si fueran una familia.

Sin embargo, luego, Gon se preguntó algo. 

<<¿Qué harían con sus vidas después de salir de esa Isla?>>

Él sin lugar a dudas iría a buscar a su tía, a volver con ella. Y estaba decidido a llevarse a Machi con él, porque le había prometido nunca dejarla sola, a no ser que ella quiera encontrar a su familia también. Pero, ¿Y los demás?, ¿Seguirían su propio camino?, ¿Se separarían?, ¿No los volvería a ver?

Esa linda imagen de todos juntos en familia se esfumó de su mente con solo esas preguntas, y eso, en el fondo le dolió.

Estaba divagando por un momento entre sus pensamientos, pero se distrajo al sentir como algo le entró al ojo por el viento. Gon se sobó un poco el ojo y, en la oscuridad, escuchó las exclamaciones de sorpresa de todos. Rápidamente abrió los ojos y emitió el mismo sonido que los demás al ver a quienes tenía delante.

Solo pudo sonreír al ver que finalmente habían llegado. 

- Kurapika, Deyanira -dijo Gon, sonriendo con sorpresa.

Otra corriente de aire le llamó la atención, pero esta vez provenía del interior de la cueva. Kanzai incluso se había despertado al ver a Kurapika y a Deyanira, pero se sobresaltó al ver que esa corriente de aire la había provocado Killua con su presencia, quien llevaba cargada a Machi en la espalda. 

Killua, al verlos, se sintió aliviado, o eso pudo ver Gon en su mirada cansada.

- Hasta que finalmente llegas, te tardaste demasiado -reprochó Killua, aun viéndose algo cansado mientras dejaba a Machi en el suelo.

Kurapika sonrió.

- Perdonen la demora. Pero ya todo está hecho. Ahora sí podemos empezar con el entrenamiento del Nen.

Todos se vieron emocionados y felices. La espera había válido la pena.




Pregunta Random: ¿Qué personaje les agrada más y cuál no? Espero sus respuestas. Solo es por diversión. Por favor, respeto con las opiniones de los demás. Pueden diferir si desean, pero con respeto. Gracias.

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