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Ya han pasado cuatro días desde aquel beso, y Gon no pudo evitar sentirse incómodo y penoso cada vez que miraba a Killua a los ojos. Intentaba disimular que no le importaba cada que cruzaban palabras, pero era difícil para él.
Kurapika se había marchado a la reunión que, según Hisoka, Chrollo organizó. No sabían en qué momento volvería, pero Gon deseaba que fuera pronto. Hasta entonces, solo han decidido mantenerse en la cueva de Killua, con la excepción de salir para ir al baño. Excepciones donde se han tenido que ir incluso en lugares un poco alejados de la cueva para cavar un hoyo profundo en la tierra y ocultar los olores fuertes que los demonios podrían rastrear. Suena asqueroso, pero no era para nada importante. Y nadie se podía poner exigente en una situación tan desfavorable. Sin embargo, gracias al salón de juegos y al cuarto de camas que Killua les ofreció, se ha podido sobrellevar todo con más calma y comodidad.
Killua ha sido más amable y a tenido mucha energía al momento de pasar tiempo con los más pequeños. Gon a veces sin darse cuenta se quedaba hipnotizado viendo como se divertía con los demás. Hay momentos en los que jugó con ellos también, pero se la ha pasado durmiendo más tiempo que de costumbre. Sentía que era una forma de que el tiempo pasará rápido sin darse cuenta, pero también lo sentía contraproducente por su poco aguante. Las pesadillas lo atacaban, y aunque estaba acostumbrado a ignorarlas, se le quitaba el sueño con bastante facilidad.
No sabía que pasaba dentro de su cabeza, pero no podía dejar de pensar en todo lo que hizo Killua por ellos; exceptuando la parte de que los secuestró por un acto egoísta. Eso era algo que no podía pasar por alto del todo, pero su cerebro le seguía repitiendo que todo fue ocasionado por... lo imperfectas que eran las personas. Podía entenderlo, pero no justificarlo. Sin embargo, eso no quitaba que algo en él estaba pasando, y que todo era ocasionado por Killua.
Cuando había ocasiones donde se quedaban solos y él le hablaba con naturalidad, como si lo del beso jamás hubiese sucedido, se sentía... usado... Sin valor. Por eso, él se hacía a un lado para apaciguar los latidos que extrañamente se acrecentaban en su corazón.
Era todo tan extraño para él, que no sabía que hacer. Y no se sentía conforme encarando a Killua sobre eso porque... ¿Para qué? Solo fue un simple beso, y no paso nada más entre ellos. No se aprovechó de él y lo dejó tirado a su suerte luego de haberlo usado como otras personas a lo largo de su infancia perdida. Pero, entonces, pensó que tal vez no debería encararlo, quizás solo debería preguntarle con calma y actuar en base a su respuesta; aunque le duela lo que diga al final sin importar que sea.
Esa misma noche, ni bien todos se fueron a dormir. Gon fue a la habitación de Killua. Y gracias al poder de Killua el cuarto estaba a oscuras, pero había una luz entrando por el pasillo para que nada estuviera en penumbra. Él salió del cuarto y, al avanzar lejos de la única luz que iluminaba el pasillo, las otras luces reaccionaron ante su presencia.
Él camino y llegó al cuarto de Killua. Las luces estaban apagadas y, al igual que la habitación compartida por todos, habían dos luces en ambas paredes del pasillo que iluminaban la entrada de los aposentos de Killua.
Desde la entrada, logró ver como Killua dormía acurrucado en sus sábanas tras las telas finas del dosel. Un amargo sentimiento le hizo dudar de si despertarlo o no, pero no dio marcha atrás. Se acercó a la cama y removió las telas para encontrarse con un Killua durmiente y tieso como una roca.
Se le veía tan tranquilo y frágil como un minino. Y, sin darse cuenta, ya lo había besado de una forma bastante simple. Fue algo fugaz que temió que Killua despertará de pronto, pero no lo hizo. Se palmeó una mejilla para recriminarse, y lo movió para despertarlo con suavidad. Aun quería hablar con él aunque se tratará de despertarlo.
-¿Gon?, ¿Qué sucede?
-Disculpa que te despierte, Killua. Pero... me gustaría que habláramos de una cosa. No es nada relevante... -empezó con ciertos nervios y rubor en sus mejillas. Se sentía muy infantil-. Solo necesitó que me respondas con un sí o no, para que vuelvas a dormir tranquilo.
Esa noche donde ocurrió el beso, se sintió más relajado que de costumbre, tal como Killua le había dicho que ocasionaban las flores al sumergirte en la tierra. Y, al pensarlo, se dio cuenta de que necesitaba algo externo para terminar acercándose a Killua, y eso no le gustó. Por eso también quería confrontar las cosas de forma directa.
- ¿Y de qué se trata?
-Para ti... el beso que tuvimos juntos hace unos días no fue importante, ¿verdad?
Killua abrió los ojos, confundido.
- ¿Tú piensas que no me importa? -preguntó.
-Solo responde, Killua. ¿Te importa o...?
Gon quedo sorprendido, no terminó de hablar porque Killua lo había silenciado con un tierno beso al reincorporarse. Gon se sonrojó y lo vio con nervios mientras él sonreía con una de sus manos acariciando su mejilla.
-Sí, me importa.
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