19
Sus ojos se abrieron con suavidad, miró el lugar en el que se encontraba y no reaccionó bien hasta que mentalizó el sitio en el que se encontraba; el cuarto de Killua.
"Me debí quedar dormido", y era de esperarse. La cama era bastante cómoda, como si durmiera en una nube, pero ya había dormido suficiente, luego no iba a poder dormir en la noche.
Intento levantarse, pero un peso en su pecho se lo impidió. Alzó el edredón y vio a Killua durmiendo, acurrucado. Con inconsciencia sonrío enternecido, le recordaba a Machi durmiendo cansada, después de llorar de dolor en esa zona tan delicada para las mujeres... A veces de forma involuntaria; esos recuerdos se repetían y repetían en un bucle, incluso seguido. Días en los que se odiaba y sentía un fuerte sentir amargo y culpable por dentro, enojado consigo mismo, porque si lo impedía lo matarían a él, y si eso ocurría no podría volver a ver a su tía.
"Machi tenía razón, era todo un gatito", cambio de pensamientos a la fuerza. No quería pensar en eso ahora. Se sentía miserable y un inútil.
— Killua —llamó moviéndolo un poco, esperando que se despierte, pero sin ser muy brusco.
Él no le respondió, pero si se removió.
— Killua, si no te quieres levantar por lo menos déjame levantarme a mí —insistió.
— No quiero... —murmuró adormilado y sin soltarlo, todo lo contrario, lo apretujó más.
— Pero yo sí quiero. Quiero ver cómo están los demás.
— Ellos están bien, si no yo ya habría recibido un castigo —siguió murmurando con sueño.
— No presumas la suerte que tienes, solo voy a dar un vistazo —persistió.
Killua se quejó y se soltó de a poco.
— Está bien, vamos.
— ¿Vamos? —preguntó confuso. Pensó que se quería quedar dormido por más tiempo.
— Sí, necesito hablar con ellos —dijo, destapando su cuerpo.
Killua traía unos shorts holgados y una camiseta.
— ¿De qué? —preguntó de nuevo, curioso.
— Voy a hablarles sobre nuestra decisión. Debo hacerles ver que pueden ser felices aquí —mencionaba, sentado en el borde de la cama—. Y planeó hacerlo.
— ¿De verdad? —Estaba pasmado. Literalmente, no tenía ninguna palabra que decir; le iba a hacer caso en un consejo que le ha dado.
— Sí, te lo prometí, porque quiero que seas feliz aquí, y si los necesitas a ellos para ser feliz, estaré dispuesto a cumplir la promesa que te hice.
Su mente se había quedado en blanco, completamente anonadado. Killua estaba de verdad dispuesto a hacer algo por él sabiendo que pondría en peligro su propia vida.
— Gracias —agradeció. En verdad estaba complacido. No supo que tipo de palabras expresar, ni siquiera tenía algo para darle a cambio de ello, y ni siquiera podría, porque estaba sacrificando su vida y eso es algo más grande que cualquier cosa.
— No agradezcas, recuerda que esto también es algo que yo quiero.
— Sí, pero de verdad gracias. No sé ni que decir... —dijo un poco más tranquilo.
— No te preocupes, solo quédense aquí conmigo, con eso me basta.
— Está bien.
— Vamos —dijo levantándose.
— Sí —respondió y le siguió, yendo por el pasillo lleno de esas luces que se prendían con la presencia de alguien y que se apagaban cuando no había nadie—. Por cierto, quería hacer una pregunta más, si no es molestia.
— ¿Cuál?
— ¿Por qué querías una hembra si solo quieres una familia, además de saber que soy un chico?
— Pues... —se detuvo un rato tratando de recordar—. Yo quería hacer las cosas bien, y en este lugar para tener una familia se necesita una hembra o básicamente una relación formal, pero si piensas que quería otra cosa contigo estás muy equivocado. No soy tan primitivo como otros machos de mi especie. No importa como sea, y si no quieres tener nada serio conmigo, no tengo problema, solo quiero compañía.
— ¿Y tu forma tan arrogante de coquetear conmigo en el bosque te pareció buena idea? —cuestionó intrigado, intentando sonar curioso en lugar de molesto.
Killua vio los gestos de Gon y entendió que no le estaba atacando. Al instante se sonrojó de vergüenza.
— Muchos de mi especie lo intentaron y les sirvió. Créeme que el que se siente más idiota aquí por haber acudido a esa estupidez soy yo. Y por favor, no me lo vuelvas a reprochar en la cara, recordarlo en serio que me molesta.
Luego le vino otra pregunta a la cabeza, pero está le llegó a incomodar un poco con solo pensarla.
— Entonces, ¿Por qué me besabas? —preguntó, sintiendo un poco de su cara arder, tenso.
— Digamos que fue un impulso. Al verte me llega una energía positiva que hace mucho no experimento, creo que estaba feliz.
A Gon esa frase le llamó mucho la atención.
— Ya había tenido pareja antes, pero no sé nada de como sobrellevar una relación y menos si eres humano. Solo sé de lo que pude ver de soslayo, pero de niño he visto a varias parejas de mi especie casadas que hacían eso para demostrarse cariño.
— Entiendo —respondió más tranquilo.
— No lo vuelvo a hacer si quieres —sugirió.
— Eh sí, esta bien —afirmó.
"Killua es más diferente de lo que creía...". Solo es era una "persona" que no tenía muy claro algunas cosas y a la cual jamás pudieron enseñarle adecuadamente lo que le rodeaba, por lo que se veía.
Los dos se dirigieron con los demás. Llegaron al final del túnel y notaron que todos estaban adentro de la cueva callados con la puerta cerrada. Machi, Shisuku, Colt y Piyon estaban jugando con otros niños para entretenerse; Cluck peinaba a Alluka; Geru estaba tranquila junto a Shalnark, quién estaba abrigado en el sofá y con cara de aburrido; y Kanzai también, pero se le veía pensativo mirando el techo rocoso. Los pequeños andaban de curiosos jugando y revisando la pequeña cómoda, donde Killua, anteriormente, había sacado las cobijas para ellos, y los demás estaban tranquilos en lo suyo.
— ¡Chicos! —llamó.
Todos le prestaron atención, menos Kanzai, pero en su rostro se veía que no era porque no quisiera, sino que se le veía desganado; solo hacía caso con sus oídos.
— Killua quiere hablar con ustedes. Es importante —informó, y todos lo miraron con curiosidad.
— ¿De qué se trata? —preguntó Cluck.
— Solo escúchenlo por favor, habló en serio —insistió.
Todos se quedaron callados, Kanzai incluido. Piyon también lo estaba y no fue sorpresa para nadie, siempre lo hacía porque consideraba que debía escuchar primero la opinión de los demás, normalmente los que toman ese tipo de decisiones son los tres mayores: Geru, Cluck y Kanzai, pero al parecer Kanzai no prestaba atención a vista de Gon. Cluck y Geru se miraron de forma significativa, miraron de reojo a Gon y recibieron por su parte unos ojos suplicantes; entendieron que debían aceptar.
— Está bien, Gon —dijo Geru—. ¿Qué nos quiere decir?
Killua miró a todos con algo de inquietud, inseguro. Gon notó un poco de temblor en sus dedos y lo apoyó posando una mano en su hombro, intentando alentarlo. Su cuerpo bajo su mano parecía una gelatina. El albino lo miró minuciosamente, agarrando seguridad, y volvió a mirar a todos; ya estaba más calmado.
— Primero que nada quiero disculparme con ustedes.
Todos lo miraron confusos, hasta Kanzai giró su cabeza para prestarle atención.
— Fui un verdadero animal con ustedes y les hice daño, pero me gustaría que vieran que no soy así... —pausó, analizando las expresiones de todos para asegurarse de no decir nada que perjudique más las cosas—, que soy diferente a como me vieron cuando los conocí. En serio... Yo... Jamás tuve intención de hacerles daño. Por eso, quisiera que empecemos de nuevo y que si necesitan algo me lo consulten para que su estancia aquí sea más agradable.
Las miradas estupefactas de todos eran mucho decir del impacto que Killua había generado en ellos. No creían que él estuviera diciendo todo eso, y era entendible, el propio Gon tampoco creí que él fuera capaz de eso, al menos antes.
— Quiero que me vean como uno más de ustedes. Me gustaría que me vieran como alguien en el que puedan confiar, como una persona y no como... Un monstruo.
Se quedó callado un rato viendo a su audiencia. Sus mejillas estaban coloradas. Avergonzado al abrir sus sentimientos.
— Yo los protegeré y cuidaré como si fueran mi familia, si me dan la oportunidad. Solo eso les pido, una oportunidad, prometo no fallarles en nada, de verdad... —Gon vio que paró un poco para mirar el suelo. Solo pensó en que tal vez se encontraba muy apenado, pero sus instintos volvieron y algo en su forma de mirar le llamó la atención—. Gracias por escucharme. No me tienen que responder ahora, tómense su tiempo. Yo estaré en mi habitación haciendo unas cosas, nos vemos —finalizó y se fue por el pasillo por donde vino con Gon.
Gon decidió dejarlo irse, presentía que dejarles el espacio a sus amigos de decidir todo era lo correcto. Además, así tenía tiempo para hablar con los demás sobre él y hacerlos creer que Killua estaba siendo totalmente sincero con su discurso, esperando que puedan entender que si quería seguir con vida y al menos estar mejor, debían confiar en su palabra.
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