17
— Gon —Lo llamaron. Él a duras penas pudo escuchar por estar adormilado—. Gon, despierta —. Volvió a escuchar de forma insistente, lo movieron y le picaron una mejilla con un dedo—. Gon, despierta.
Al final, por tanta insistencia, logró despertar con los ojos entrecerrados y ver a Machi, sentada sobre su vientre mirándolo, esperando a que despertará.
— Ya levántate, te quedaste dormido —dijo, moviéndolo un poco más al verlo medio dormido.
— Ni al caso que lo despiertes —interpuso Shalnark en quejas, intentando seguir durmiendo—. No hay nada más que hacer que dormir. Día o noche; si salimos de aquí moriremos de todos modos —. Mencionó quejumbroso, y Gon, al escucharlo se despertó de golpe.
Sabía que Shalnark es un niño algo distante y con suficiente consciencia, tanto que podría decirse que tiene el pensamiento de un preadolescente a pesar de ser tan pequeño, pero si él piensa así no quisiera imaginarse la forma de pensar de los demás. Especialmente Machi, que a penas es muy joven para desear que su vida se acabe.
Se hizo ideas de lo que cada quién podría estar pensando, y le preocupó mucho. Él no pudo dormir mucho anoche por una pesadilla; todo por esas mismas ideas. Debía encontrar una manera para distraer a los pequeños de todo lo negativo, si iban a vivir en esa Isla, eso es lo menos que podía hacer... Para siempre.
Se reincorporó en su "cama" acomodando a Machi en un lado y le acarició el cabello para que se le quitará la cara de inquietud por lo dicho por Shalnark. Él le sonrió dulce; ella le devolví la sonrisa.
— ¿Cómo estás tan seguro de eso, Shalnark? —Le preguntó mirándolo. Él trataba de ocultarse bajo las sábanas para dormir.
— Porque afuera es peligroso; no quiero morir —explicó, acomodándose en posición fetal debajo de las sábanas—. Soy muy joven.
Se esperaba que dijera eso. Además de que su pregunta fue bastante obvia, y lo sabía, quería saber de todas maneras lo que pensaba. Puede ser tan espabilado como él desease, pero eso no quita que sigue siendo un niño cobarde. Lo era incluso desde antes de estar en la Isla, y según él, lo era antes incluso de ser secuestrado. Mientras él se mantenía dentro de su casa leyendo los libros de la biblioteca, que su madre dirigía, sus amigos y otros niños se la pasaban jugando en medio del pueblo en el que habitaba frente a su ventana. Nunca fue muy fanático de hacer deportes, solo salía para comprar algunas cosas para ayudar a su madre. Y fue una de esas veces lo que lo llevo a ser raptado junto a otros dos niños, quiénes lastimosamente ya habían partido a un lugar mejor hace muchísimo tiempo.
No ha dejado de arrepentirse de haber salido ese mismo día a comprar unas cosas en pleno apogeo de la enfermedad de su madre. Aún se pregunta si ella estará bien y si ya se habrá curado. Dios, cuánto la extrañaba. Deseaba verla de nuevo, pero esas ilusiones se apagaron al abrir los ojos y encontrarse tras unas rejas en esa cueva.
— Tienes un punto, lo reconozco, pero podemos hacer más cosas aunque estemos encerrados; no solo quedarnos aquí acostados —trató de alentar.
— Es igual; no hay tanta diferencia de lo que vivíamos antes. Al menos ahora si puedo dormir cómodamente y comer más de lo que nos daban —respondió.
La verdad tenía razón, pero Gon no quería admitirlo. En el fondo aún tenía ese deseo. Para él no era el momento de deprimirse y pensar que un día moriría viejo e infeliz en esa cueva por la eternidad. Eso es lo que mucho menos tenía en mente.
— Siempre piensas mal de todo—. Dijo Colt, irrumpiendo. Se había acercado mientras charlaban—. No me gusta —expresó inocente.
— Entonces acostúmbrate —rebatió Shalnark, hundiéndose en una almohada—. Ya déjenme dormir.
— Está bien, como desees —dijo Gon.
Entendió que no podría hablar con él por más que tratará de levantarle el humor. Se levantó y acarició la cabellera color negro de Colt; prefirió dejar el tema para otro momento.
— Déjenlo dormir —. Pidió bajito a Colt y Machi. Shisuku, Piyon, Alluka y los demás pequeños seguían dormidos, incluyendo a Kanzai.
— Si —afirmó Machi, respondiendo por ella y por Colt.
La puerta estaba abierta. La luz del sol le cegó un poco el ojo izquierdo por el intenso brillo del sol iluminando desde afuera. Salió, sobando sus ojos, y se encontró a Cluck, y Geru comiendo tranquilamente sentadas frente a su pequeña fogata.
Ambas le vieron y saludaron.
— Buenas tardes, jovencito —bromeó Cluck de broma—. ¿Desde cuándo te empiezas a despertar tarde?
Geru rio suave.
No pudo evitar bostezar cuando escuchó el final de su pregunta. Se apenó de cierto modo, porque varias veces, cada vez que dormían en un cuarto de algún lugar en donde llegaban a parar con Shaty, él siempre estaba despierto antes que todos, ejercitándose. Había roto su rutina.
— Tuve un poco de insomnio, creo.
— Tranquilo, no me des explicaciones, está bien —mencionó Cluck, ofreciéndole un pescado para comer—. Toma.
— Gracias —agradeció, recibiendo el pescado, y se sentó con ellas.
— Supongo que comeremos pescado siempre —opinó Geru con una tenue sonrisa mirando el pescado que estaba comiendo—. La verdad es que estoy agradecida. A mí me encanta.
— No lo creo —replicó Gon—. Killua tal vez traiga esto de vez en cuando o raras veces.
— Te equivocas, Gon. Killua trajo más pescado esta mañana, y un barril de agua.
Gon casi se atraganta.
— Es cierto —confirmó Cluck.
— ¿De verdad? —preguntó Gon nuevamente, aún sin creerlo.
— Por más que no quiera admitirlo, sí. Mientras tú dormías todos comieron lo que quedó de ayer, estos pescados son recientes —informó, presentando su pescado con la palma de la mano.
— No lo sabía —dijo, bajando leve la cabeza, mirando su comida.
— Él no dijo nada, solo trajo el pescado y se fue al fondo de la cueva. Se le veía muy serio —avisó y siguió comiendo. Sin lugar a dudas le gustaba el pescado.
— Yo diría amargado —incluyó Cluck.
— Yo creo... —Agregó una voz muy pequeña y tímida. Voltearon y ahí estaba Colt—. Que estaba triste.
— ¿Triste...? —musitó Cluck, mofándose un poco—. Lo dudo mucho Colt, te habrás confundido. Aún eres muy pequeño para entender todo esto.
— Pero... Así pongo mi cara yo cuando estoy triste.
Es un niño... Y que no entienda algunas cosas era común, pero él no sabía todo con claridad, o al menos así pensaba Gon. Sabe que siente miedo, y cree que quizás es eso lo que no le hace odiar a Killua, o tal vez sí y solo pensó en lo primero que vio al verle la cara. Por eso le es fácil decir sin pensar mucho que está triste, quizás él es el único que lo comprende.
Gon no sentía que era la mejor persona para hablar con él ahora. Suponía que estaba molesto con él por el pequeño pleito que tuvieron ayer. Se sentía en una situación demasiado tensa cada vez que hablaba con él. Hay tantas cosas que quiere saber de esa Isla, pero por la inseguridad del posible estado anímico del albino no se atrevía a ir con él para hablar de ello; además de no hacerse del todo la idea de que le pertenecía a Killua. Debía admitir que estaba poniendo de su parte también, pero no podía evitar verlo como el culpable de que todo lo que había ocurrido le había dado un vuelco tan radical a su vida, porque por más heridas que llegase a hacerse por los tratos con la Isla, estas siempre se curarían; la vida de uno no.
— Creo que necesita que jueguen con él, quizás necesita cariño —intuyó Colt—. Cuando estaba triste Piyon jugaba conmigo y me daba cariño y después me ponía feliz. —finalizó con una sonrisa.
"¿Jugar con él?", pensó Gon, confuso e intrigado.
— Ay Colt, eres demasiado tierno —. Expresó Piyon, acercándose a Colt por detrás para cargarlo. Se había levantado recientemente—. Pero hay una gran diferencia entre tú y ese chico —dijo, alzándolo al aire—. Tú nos tienes a nosotros que te queremos mucho y ese chico solo quiere a Gon.
Ahí fue cuando cayo en cuenta. Piyon tenía razón. Ellos tenían a Colt y lo querían, y mucho. Habían estado siempre con él como si fueran una familia... Y Killua dijo que perdió a su familia, y él solo lo quería a él..., quizás para que le diera ese tipo de afecto familiar, pero aún hay algo que le parecía incierto. Él dijo que era como un gato, un demonio, pero que también era un gato, y si se menciona a si mismo como animal... ¿No debería pensar solo en apareamiento o cariño hacía su hembra?
Estaba claro que intentaba demostrarle cariño, ya lo ha hecho, pero no le obligó a hacer nada sexual a pesar de que tenía más fuerza que él, y, literalmente, puede violarlo cuando este deseara. Sin embargo... No lo ha hecho.
"¿Qué estará tramando?", se cuestionó inseguro. Killua podía dar miedo cuando se lo proponía, pero también podía confundir a los demás con su actitud dependiendo de como se encontrará emocionalmente.
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