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Capitulo 8.-

-¡Hey! Te estuve buscando por todos lados. ¿Ya tienes todo?

-¿Los que?- Mitch me pregunta algo de lo que no tengo idea.

-Estás de broma ¿no? ¡Las bebidas para la fiesta de mañana hombre! Si no las has conseguido con tu primo, estamos fritos. ¡Será un desastre! - Baja la cabeza negando.

-Ahhh... Claro, ya las tengo.

- ¡Genial! Te veo en el entrenamiento.- Con esto se despide para ir detrás los chicos y Amanda.

Amanda. La miro alejarse por el pasillo.

Las clases pasan tranquilamente, para mi sorpresa. En el almuerzo me siento totalmente fuera de lugar. Es una experiencia totalmente nueva.

-¡Hey! Por aquí extraño – Era Adam y el equipo de fútbol que llamaban a Hugo desde su mesa habitual. Por lo que aún con un poco de duda, me dirigí hacia ellos con mi bandeja.

-¡Sandwich de pavo y gaseosa! ¿Estás loco? ¿Quieres que Benson te mate?

Benson es el entrenador del equipo, conocido por ser tan estricto con sus entrenamientos y sus chicos como un general del ejército.

-Te gusta la adrenalina ¿he?. Tranquilo Adam, Benson no lo sabrá si no le decimos ¿cierto Hugo?- Invitándome a chocar el puño

-Ah... cierto- acepto su choque.

-Además, se lo merece después de lo de ayer

¡¿Ayer?!

-Tienes razón Mitch, es justo. Después de soportar la doble carga de entrenamiento por falta de Kent, debe estar molido.

Al terminar las clases, estaba seguro de no querer asistir al entrenamiento de Hugo. Nunca se me han dado los deportes y les tengo cierta aversión. Desde niño, mi cabeza tendía a ser un imán de balones y ésta ocasión, estoy seguro de que no será la excepción.

-¿A dónde vas? Los vestidores son por acá- Mitch y Adam me llevan a rastras sin poder poner alguna excusa lógica para detenerlos.

Correr, flexiones, sentadillas y abdominales fueron un suplicio aunque por alguna razón, se me hicieron mucho más fáciles de lo que hubiera esperado. Al terminar aquello, pensé inocentemente que sería todo pero Benson nos tenía preparados aún 100 minutos más de infierno. Velocidad, pases, penales y dominadas. Para cuando acabó, no podía ni con mi alma, literalmente, pues por dentro me sentí tan cansado como un anciano; aunque para mi desgracia o fortuna, el cuerpo de Hugo seguía respondiendo a los gritos desquiciados del entrenador. No sé cómo no se queda afónico o termina explotando, está tan rojo que pareciera un camarón.

Un paso por las duchas y creo que podría dormir en cualquier lugar pero no podía darme ese lujo, por lo menos no todavía. No ahora que tenía la oportunidad de hacer algo, aunque fuera pequeño, con Hugo.

Mitch me llevó en su auto hasta la casa Moontz

-¿Sabes? Eres un imbécil hijo de puta - dije cuando frenó el auto.

-¿Cómo? Sé que falle ese último pase, pero es que me distraje- contesta rascándose la nuca

-¡Maldito idiota!- La furia reprimida se estaba filtrando en mi voz que poco a poco se fue transformando en risas histéricas. Carcajadas de hecho. Me sentí libre, sin miedo ni ataduras. Podía decirle lo que quisiera, o hacerle lo que pudiera sin que supiera que soy yo, pensaría que es su amigo y las consecuencias de los golpes que se dieran, las pagaría Hugo, ¡no yo!

Mi pecho vibraba, estaba emocionado. Cual desquiciado, seguí insultando a Mitch, que preocupado por la salud mental de su amigo y algo confundido, intentó calmarme sin éxito.

Cuando me desahogué, baje del auto y él arrancó con un gesto algo asqueado pero no entré a la casa. Antes tenía otros planes.



-¡Detengan a ese chico! – Gritó el dueño de la licorería del barrio.

No me muevo, las botellas en ambas manos de Hugo, las mantuve a la vista después de hacer finta de correr sin pagarlas. Una de las botellas, la estampo contra la cabeza del tendero pero no huyo. El hombre cae al suelo y llama a la policía desde su celular mientras me apunta con un revolver que saca de su espalda. 10 Minutos más tarde, llega la policía. Los padres de Hugo no llegan antes de que me arresten y lean mis derechos. El tendero había levantado cargos ¡Bien hecho!

De camino a la comisaría, el entrenamiento surte efecto y ahí, recargado en la ventanilla de la parte de atrás de la patrulla, me duermo con una sonrisa en los labios por primera vez en muchos años.




-¡No pueden tenerme aquí! ¡Yo no he hecho nada! – Los gritos de Hugo resonaban en toda la comisaría.- ¡Malditos! ¡Los demandaré! ¡No saben quién soy yo!

-Si sigues hablando así, te meterás en más líos hijo. Todo está en video. Mejor haz tu llamada.- El oficial le tiende un celular a Hugo mientras éste trata de procesar donde está y por qué.

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Holissss!!! Nuevo capitulo mis queridas personitas lectoras!!

¿Que les pareció lo que hizo Nico con Hugo? 

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Les dejo como siempre un empalagoso abrazo y muchas bendiciones ... Que Dios me los guarde a todos... mwa!

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