Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

| 33 | Verdades Ocultas




Cuando éramos adolescentes, mi mejor amigo solía trabajar de ayudante en carreras de motocross que se realizaban en North Attleborough, un pueblo del condado Bristol que estaba ubicado a las afueras de Massachusetts. El lugar siempre había sido el ideal por la poca densidad poblacional y el buen estado de las carreteras, así que la mayor parte de nuestro tiempo libre lo dedicábamos a presentarnos para ver en acción a nuestros ídolos del momento en el mundo del motocross. Cuando mi padrino me regalo una Bajaj Rouser negra, un delgado y extraño personaje se acercó a adularla y poco a poco se fue ganando mi cariño hasta convertirse en mi amigo y parte de nuestro grupo.

Nicolae Maximoff era muy diferente a como se presentaba ahora, solía ser amable, agradecido, siempre sonriente y sobre todo... humilde.

¿Qué había sucedido con esa persona? Cada vez que lo cruzaba me daba cuenta que no era el mismo al que alguna vez había llamado amigo y hermano.

Aleje esos pensamientos confusos que rondaban mi mente y rebusque entre la bodega alguna bebida que maridara bien con la cena que había preparado Meryl para nosotros antes de irse a descansar. Jessica había insistido que nos acompañara pero la mujer se negó, era muy correcta y por más que trabajaba hacia bastante en mi casa y era parte de mi familia, ella decía no olvidar nunca el lugar que le pertenece.



— ¿Por qué no tienes animales? —soltó Jessica al verme llegar con la botella de vino mientras buscaba las copas en la inmensidad de mi cocina.

— ¿Qué?

— ¿Por qué no tienes un perro... o un gato? —preguntó echándole un vistazo curioso al Malbec. No era mucho de su agrado, las veces que la había visto ingerir alcohol solía tomar champagne o whisky, pero no emitió ninguna negativa al respecto.

— ¿Debería?

—Tu casa es enorme, podrías tener diez si quisieras. Hay muchos animales sin hogar y tú tienes mucho espacio aquí —sentencio.



Mientras la seguía hacia la mesa, pensé en las mil razones que me había dado a mí mismo para no permitirme tener una mascota. Me parecían encantadoras, pero el hecho de saber que su expectativa de vida era poca, me provocaba querer ahorrarme ese sufrimiento a largo plazo.



— No tengo tiempo —me defendí —. Pienso que si tienes una mascota debes darle la dedicación y el cariño que merece.

—Excusas —, respondió en tono tajante mientras se sentaba frente a mí. —Tienes tiempo de sobra para acosarme y obligarme a asistir a citas.



Touche.
Jessica era escurridiza, nunca nacía de ella alguna propuesta para pasar más tiempo juntos, intentaba constantemente que los momentos en los que no había sexo fueran efímeros, como si tuviese pánico a desarrollar sentimientos románticos hacia mí.

—Tú requieres otro tipo de dedicación.

Negó con la cabeza dándole un sorbo a su copa. Podía darme cuenta que intentaba reprimir una sonrisa porque sus carnosos labios se fruncieron de manera graciosa.

— ¡Psicópata!

Y si, lo era. Cuando se trataba de Jessica Romanov me convertía en el peor de los obsesivos. No podía evitar observarla y sentir que había mucho que no conocía de la mujer que tenía frente a mí.
Necesitaba que se sintiera lo bastante en confianza como para poder de una vez por todas averiguar que era aquello tan grave que había sucedido con Nicolae como para que lo odiara tanto y no temblara su pulso al golpearlo frente a todo el mundo.


Después de la exquisita pasta que habíamos cenado, propuse ver una película en la sala y a pesar que refunfuño y se excusó de tener que irse en varias oportunidades, finalmente termino aceptando.


—Elige una tú, pero que no sea de Adam Sandler porque juro que me suicidare en mi propia sala.

— ¿Qué tienes contra Sandler? —preguntó buscando en Netflix algo que nos agradara a ambos —. ¿Una de terror te parece bien?


Fruncí el ceño y me puse serio. Odiaba las de terror y antes de tener pesadillas por causa de ellas, prefería ver a todo el séquito de amigos de Sandler haciendo tonterías en esas películas mediocres que solía hacer donde el chiste principal eran los gases y los eructos.



—Mejor alguna cómica —, grazne con aire decidido. Jessica lanzó una carcajada tocándose el abdomen.

— ¡Quién diría que dentro de semejante cuerpo digno de un sicario se esconde una gallina a la cual le asustan las películas de terror!

— ¡No es Justo! —espeté fingiendo estar ofendido —. ¡Hay películas basadas en hechos reales!

—Stephen... los fantasmas no existen —, puso los ojos en blanco y obvió sus palabras con un gesto de la mano—. Dios y Lucifer somos nosotros, decidimos con nuestras acciones de qué cara de la moneda queremos estar.



La mire fijamente, cuando quería era tan práctica para explicar sus ideas que lograba sorprender. Capte hasta la última expresión, el último gesto que hacía mientras concentrada buscaba algún filme que fuese de su agrado.



—Puede ser, pero por las dudas mejor ser respetuoso con ello, ¡no quiero que me aparezca la llorona por las noches!

—No tienes hijos, ella se llevaba a los niños —se burló negando con la cabeza. — ¡Gallina!

—Pues ahora te tengo a ti para que me defiendas. ¿Dónde has aprendido a golpear así? Lucka ha solicitado clases contigo, Tyson.


La expresión divertida que tenía mientras se burlaba de mis miedos a lo sobrenatural cambio drásticamente cuando mencione aquello. Me senté junto a ella en el enorme sofá mientras recogía su cabello en una coleta.


—Krav Maga —respondió. Al notar mi desconcierto, intento explicarse —. Combate de contacto, Ethan Hamilton me ha enseñado.

— ¿El hijo del joyero? —, masculle frunciendo el ceño.



Escuchar de él tan seguido me estaba provocando ulceras en el estómago, sobre todo después de enterarme que el "niño perfecto" había tenido una relación con ella.

¿Cuántos hombres más han tenido el cien por ciento de su atención? El solo imaginarlo me estremecía. No quería adoptar una actitud machista, yo también tenía un pasado y no era quien para juzgar a nadie; pero me desestabilizaba que hubiese generado sentimientos por otro que no fuese yo, aunque haya pasado hace mucho tiempo.



—Exacto. Cuando sucedió todo lo de Nicolae, justamente se encontraba en la ciudad ayudando a su padre. En una visita se ofreció enseñarme y durante meses aprendí los conceptos básicos de combate cuerpo a cuerpo, algunas técnicas de desarme y eso —dijo, restándole importancia aunque era algo bastante asombroso.

—Nunca había escuchado hablar del Krav Maga, pero se nota que has aprendido bastante.

—No te creas, soy principiante aun —se relajó en el sofá, acariciando la copa que tenía en su mano. — Ethan es increíble en ello, puede quitarte un arma de las manos en solo un parpadeo.

Hice un esfuerzo inhumano para evitar poner los ojos en blanco.


— ¿Lo has vuelto a ver? —, pregunte con la esperanza que aquel dios al que mi tía Henriette se pasaba horas rezándo, me hiciera el milagro y emitiera el "no" que tanto necesitaba para tener una buena noche.

—Solo cuando viene a la ciudad —dijo provocando que mis facciones se endurecieran. Lanzó una mirada acusadora en mi dirección al percatarse de ello —. Solo es mi amigo, Stephen... ¡deja tu celotipia de una vez!

—No existe la amistad entre personas que tienen o tuvieron sexo, Jessica —respondí molesto.

—No estas siendo coherente. Nosotros somos amigos y tenemos sexo ¿Qué dices a eso? —, expreso con soltura mientras yo comenzaba a sentirme sofocado por sus palabras —. Es fácil tener una amistad cuando no hay amor de por medio, solo cariño. Cuando se involucran los sentimientos, se complica.



¿Oyeron eso? Fue mi corazón partiéndose en pedazos.

¿Solo sentía cariño por mí? Esto me estaba resultando más abrumador de lo que esperaba. Quería ser esa persona inolvidable, aquella persona que no necesitara pero que quisiera tener en su vida. Había tantos muros que ella misma había impuesto con respecto a sus emociones que me parecía imposible atravesarlos.

¿Valía la pena tanto esfuerzo? Sin dudas lo valía, y estaba dispuesto a todo por hacerle entender que yo siempre iba a ser la mejor opción para ella.




—Jessica, debo preguntarte...—aclare mi garganta ante su mirada impaciente —. ¿Qué es eso tan grave que ha sucedido con Nicolae?

Frunció el ceño, sorprendida.

— ¿Por qué quieres saberlo?

—Quiero saber la razón por la cual he decidido seguirte dejando a mi amigo de la infancia después de que le propinaras dos golpes que seguramente lo han dejado sin tabique nasal.

—Si realmente fuese tu amigo, no tendrías que preguntarme que sucedió... lo sabrías. Fui su novia casi dos años y no sabías siquiera de mi existencia

—No lo comprendo.

—Es su mundo, el de las mentiras. Mentir es una rutina para él, ocultar secretos, engañar —mordió su labio inferior pensativa —. Creo que esta tan enfermo que incluso debe creer sus propias mentiras, porque no encuentro razón alguna para que no admita todo lo que hizo mal e insista en querer volver conmigo.



La razón principal del porque nunca jamás había hablado sobre la existencia de Jessica me desconcertaba, quizá pensó que no era lo suficientemente confiable como para conocer a su novia. La realidad es que quizá no hubiese podido contenerme con ella, en este o cualquier escenario, nuestra atracción era inevitable.

Cuando noto mi perplejidad, se volvió hacia mi con los ojos entrecerrados.


— ¿Sabes la razón por la que se fue del país? —preguntó.

—Supe que había tenido problemas de drogas, los cuales nunca había mencionado por cierto —aclaré mi garganta —. Evan lo envió a un centro de rehabilitación en Londres y no tuve más contacto hasta el momento que volvió hace unas semanas.



Por un momento permanecimos en silencio, mirándonos el uno al otro. Sabía que buscaba dentro de sí misma la forma de explicarme con sutileza lo que había sucedido, o quizá solo estaba pensando en mandarme al diablo y salir corriendo.



—Nicolae tenía una adicción a la cocaína, es cierto, pero no era lo único. Estaba vinculado con personas mafiosas que abastecían de droga a la ciudad —escupió, dejándome completamente estupefacto e inmóvil —. Sin quererlo termine involucrada y cuando salió todo a la luz, se las ingenió para salir bien librado.


Me quede unos minutos recalculando ante su mirada expectante. El Nicolae que yo conocía enloquecía completamente de solo ver una rana a dos metros de su persona al punto de temblar tanto como epiléptico.


—No, no es posible. No estamos hablando de la misma persona.

— ¡No sé para qué me preguntas si vas a tratarme como mentirosa, Stephen! —grito, con intenciones visibles de querer levantarse del sofá y largarse de mi casa.


No iba a permitir tal cosa, envolví mis brazos en su cintura y la pegue a mi cuerpo. Su contacto me estremeció, nuestra química era increíble. Podría pasarme toda la noche deleitándome con su precioso cuerpo pero tenía la meta puesta en querer hondar tanto como para que confiara en mí, no debía caer en la tentación.


—No es eso, Jess —intente calmar sus nervios soltándola suavemente —. Solo que no puedo entenderlo, nunca lo hubiese imaginado.

—Yo mucho menos.

— ¿Qué sucedió para que terminaras involucrada? —Intente ser cauteloso. Debía ser prudente o se encerraría en sí misma y no diría una sola palabra.

—Creía que me engañaba y convencí a mi mejor amigo para que me acompañara a seguirlo.

—Y yo soy el psicópata —exprese en tono de burla.

Su mirada se suavizo dejando ver esa sonrisa en sus labios que tanto me gustaba.

—Tenia dieciocho años, Stephen —aclaró —. Nick era más grande, se suponía que debía ser el hombre centrado de la relación, pero no.

«¿Nick?»

— ¿Qué te hizo creer que te engañaba? —pregunte, intentando que mi desagrado por el mote hacia su ex no se notara.

—Llamadas por la madrugada, salidas a horas extrañas, comportamientos erráticos. En mi cabeza solo cabía la idea de una infidelidad, así que lo seguí una tarde junto con Scott —dio un largo suspiro, como si le dolieran sus propias palabras —. Cuando se detuvo en las afueras de la ciudad, bajamos del auto y lo seguimos. El olor que había en ese lugar era horrible, aun lo tengo presente. Scott temblaba de miedo y me suplicaba que nos fuéramos de allí pero mi curiosidad me gano. Debí haberle hecho caso y mi vida no se hubiese ido a la mierda.

— ¿Qué sucedió?

—Había un hombre amordazado en el medio de lo que parecía una fábrica abandonada. Pensé que Nicolae lo había secuestrado, mi mente comenzó a imaginar escenarios diversos y no comprendía como me había involucrado con un maldito delincuente, pero en un momento otro hombre apareció exigiéndole dinero —siguió hablando con voz áspera, no sin antes darle un sorbo a su copa. Cuando note que se había vaciado, tomé la botella y volví a rellenarla. —Nicolae le tendió un sobre y comenzó a burlarse del hombre vulnerable y como si nada le importara, tomo el arma de las manos de su acompañante y le disparo en la cabeza.



Parecía estar relatando una película de esas en las que productores de Hollywood invierten millones de dólares, mi cabeza no era capaz de asimilar semejante declaración. Conocía a Jessica lo suficiente como para notar que cuando se encontraba nerviosa o abrumada, pasaba la mano por su pelo en reiteradas oportunidades. El revivir aquella noche le traía muchos recuerdos dolorosos, sus iris verdes oscurecidos y la voz cargada de tristeza eran un claro ejemplo de ello; pero me era imposible pedirle que parara.
Quería entender.


—Lo vi caer con mis propios ojos —continúo y fui preparándome para lo que seguía—. El sonido del arma me retumbo los oídos, por un segundo se me nublo la vista. Scott lanzo un grito ahogado que los alerto y salimos a correr —se removió incómoda por lo que relataba, la angustia comenzaba a hacerse visible en su tono de voz —. Estaba nerviosa e intenté llamar al servicio de emergencias mientras conducía a toda velocidad pero ese fue mi gran error; en solo un parpadeo pude ver a mi amigo atravesar con su cuerpo el parabrisas y perdí el sentido. Desperté en el hospital días después con varias fracturas, habíamos chocado contra un camión de caudales.


¡Santa mierda!
Apreté los labios, desorientado.
¿Donde me encontraba yo cuando el que se suponía era mi amigo causaba estragos semejantes?


—Scott... —susurré mientras su mirada se clavaba en la mía —, ¿murió?

—No, quedo en estado vegetativo persistente por el impacto en el cráneo que recibió luego de salir proyectado del auto.

—Eso quiere decir que aún hay esperanzas...

—No sé sobre medicina, Stephen. Su padre ha gastado un buen dineral en terapias para que recupere la conciencia y han sido en vano. Los médicos advirtieron que después de cinco años era irreversible.


Me incorporo por completo, intentando procesar toda la información que estoy recibiendo y caigo en cuenta que aquello que tanto la atormentaba era la culpa por lo que había sucedido, convirtiendo aquel sentimiento negativo en su propio verdugo.


— ¿Hace cuánto ha pasado? —pregunté con curiosidad.

—En unos meses se cumplen cuatro años —susurro.

—Bueno, aún hay oportunidad. ¿Quieres que busque especialistas que puedan dar un diagnostico nuevo? —pregunte tomando mi móvil en busca de alguna respuesta que pudiese hacerla sentir mejor. Su rostro se deformo, había perdido toda esperanza y yo me estaba inmiscuyendo en sus asuntos —. Sabes que no ha sido tu culpa, ¿cierto?

—Es fácil decir eso sin haberlo vivido. No solo lo he llevado hasta ese lugar, sino que conducía el automóvil —sacudió la cabeza —. ¡Fui una imprudente y eso me costó a mi mejor amigo!

—Hay algo que no consigo comprender... —volví a interrogar —. ¿Cómo es que Nicolae está en libertad? Con todo lo que sucedió debió estar varios años en prisión.

Cerró los ojos y apretó los labios con fuerza.

—Cuando desperté en el hospital, el hombre que apresaron junto con Nicolae Maximoff ya habían dado declaración. Según su historia no se conocían, el hombre acuso a Scott de ser quien tenía vinculaciones con el narcotráfico —explico.

La necesidad urgente de asesinar a el que ahora era mi ex amigo acrecentó tanto como el sentimiento que desarrollaba por Jessica. Verla tan vulnerable me partía al medio, asi que la atraje hacia mi pecho.



—Nicolae también dijo en su testimonio que yo estaba allí en mis intentos por sacar de ese mundo a Scott y que el únicamente me había seguido por encontrarse preocupado de que algo me sucediera —siguió mientras sus ojos buscaban los mios —. Aprovecho la condición de mi mejor amigo para salir ileso del problema legal que se le avecinaba.

—Pero tenían tu testimonio —respondí, mientras acariciaba su cabello.

—Mi madre junto con su equipo me evaluaron luego de haber despertado y llegaron a la conclusión que poseía trastorno disociativo —hizo una mueca y yo me encontré aún más confundido —. Según ella, mi percepción de la realidad había cambiado completamente, como si el cerebro se hubiese desconectado y creado sus propias imágenes.

— ¡Joder!


Me sentía impotente ante su relato. Hubiese deseado con todas mis fuerzas haberla conocido antes y poder acompañarla en ese doloroso y difícil momento.



—Como nunca lograron encontrar el cuerpo de la persona a la que Nicolae disparo, el diagnostico de mi madre fue el final —continuo —. Su explicación fue que yo no lograba dar crédito a que mi mejor amigo fuese un criminal, entonces avoque todo tipo de culpabilidad a Nicolae por ser la persona más cercana de ese momento.

—Alguien debió refutar eso —masculle.

—Mi padre lo intentó, pero fracasó. Era Lara Elizabeth Simmons, una eminencia en psiquiatría. Nadie fue capaz de hacerle la contra en un diagnóstico, mucho menos en uno realizado a su propia hija —su mirada se oscureció nuevamente, como si un vestigio de rencor todavía le nublara la razón —. Incluso mi psicólogo avalo aquellos estudios. Estuve seis meses haciendo tratamiento por un trastorno que sé que no poseo.




Si desde que había cruzado palabras con la madre de Jessica ya me había parecido una mujer desagradable, en este momento me resultaba el mismísimo lucifer en persona. Lara Simmons era del estilo de mujer que no había nacido para ser madre, todas las veces que la había visto, siempre impecable, con un cuerpo espectacular para su edad, vestimenta elegida especialmente por un estilista, el repiqueteo de sus tacones de diseñador y ese rostro retocado varias veces por su cirujano.

Una madre siempre debía estar allí, apoyándote, buscando lo imposible para lograr hacerte feliz, no diagnosticándote trastornos que no tienes y medicándote con pastillas.

Jessica suspiro hondo, resignada, para luego clavar su mirada en mí.


—Esta es la peor cita que he tenido en la vida, Stephen —se quejó, alejándose —. Has superado al idiota que me ha pedido pagar a medias en un maldito McDonalds.

—Nada supera eso, cariño.

—Has hecho que presenciara un accidente, que me reencontrara con Nicolae una vez más, que escupa los demonios de mi pasado —enumero con los dedos en tono de burla —. ¡Eres el peor!


No pude evitar emitir una sonrisa. Así era ella, podía estar relatando los peores momentos de su vida, pero al segundo era capaz de hacer bromas y reírse de si misma.

—Ven aquí —Levante los brazos y la atraje hacia mi.

Estaba tan cómodo y a pesar que los parpados me pesaban de cansancio mental y corporal, me obligue a mí mismo a permanecer despierto mientras la cautivadora rubia que me volvía un idiota se encontraba tumbada sobre mi pecho con la vista puesta en el televisor. No pensaba moverme ya que quizá si lo hacía, quizá le diera una de sus escandalosas rabietas donde exigía querer irse a casa.

Cuando el cansancio la venció y se quedó completamente dormida, la levante para llevarla a la habitación. Quizá era un egoísta, quizá podría llegar a ser más posesivo de lo que esperaba, pero tenía un objetivo y ese era muy claro.

Iba a hacer todo lo que estuviese a mi alcance para obligarla a quererme.


❤︎❤︎❤︎



❤︎ No olvides dejar tu voto apoyando la historia si te agrada y comentar que te pareció el capítulo ❤︎

Puedes seguirme en mis redes:
TWITTER: @naiiromanovaaa
INSTAGRAM: @naiiromanova @sagasinlimitesoficial
FACEBOOK: Historias Naii Romanova

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro