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Infiel

Tranquilos todos, que nadie se asuste, es cuestión de que vean como avanza.

Por otro lado, yo pasando pena diciendo "uy me inventé la fruta Modo Modo" y me entero que esa madre ya existe, literal lo acabo de ver jsjs.

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Desde hacía varios días Butsu notaba el lugar un poco extraño, Katakuri se había ido hacia una semana de misión y cosas raras habían empezado a pasar en la casa, algunos cosméticos que no eran suyos aparecían en lugares como el baño, su tocador o la sala, además había encontrado algunos cabellos de color en diferentes lugares de la casa, principalmente en su habitación o en el baño, pero lo más raro del asunto, era el como parecían estar puestos de forma que fuese bastante obvio verlos.

Extrañada por la situación decidió hacer lo que creyó más prudente, primero envió a Brioche con Ginger los próximos días, el niño ahora de primaria no dudó en consultar la razón a su madre pero le dió una excusa bastante creíble sobre que tenía mucho trabajo administrativo y así no se aburriría pasando algo de tiempo con Candy y su tía favorita, claramente le contó lo que sucedía a su hermana quien no dudó en apoyar su plan, algo raro estaba pasando, más bien parecía una escena del crimen montada.

En primera, Katakuri no estaba, en segunda era imposible que su esposo le fuera infiel, no solo porque se sentía segura de conocerlo, sino que tampoco podría engañarla, su olfato era lo suficientemente agudo como para distinguir diversidad de olores, y el olor residual de esos productos y cabello, eran bastante sintéticos, se atrevía a decir que era un olor similar a los productos baratos que conseguirías de un estafador de bajo presupuesto. Poniéndose manos a la obra se hizo la angustiada, llamando a Ginger y fingiendo estar preocupada por su matrimonio, cosa que funcionó, puesto que una vez logrado esto, los objetos empezaron a aparecer con más frecuencia, ligas para el cabello, esmalte de uñas, pétalos de flores en el baño y velas usadas, y vaya que eso último fué un truco sucio.

A sabiendas de que Brioche volvería pronto decidió darse prisa, tomó una medida para cada posible prueba, revisaba con minucioso disimulo cada rincón de la casa, encontrando cualquier objeto que su niño pudiera ver, en caso de tener el tiempo en contra, lo justificaría diciendo que alguna amiga lo olvidó o fueron sus tías y que iría a devolverlo, cuando claramente mentía he iría a esconder el objeto en cuestión.

- ¡Ya vine! -Repentinamente, el niño corrió a abrazarla, enganchándose a su pierna.

- Hola nene ¿Te divertiste? -Levantó a su niño en brazos, parecía uno de esos muñecos de porcelana comparado con ella.

Asintió enérgicamente, había mucho que quería contarle- ¡Hicimos muchas cosas, tienes que saberlo todo!

- Pues si quieres decirme ahora, adelante, mamá te escucha -Dejó al niño en la mesa, escuchando atentamente cada palabra mientras se sentaba, no le haría daño distraerse un minuto.

Durante toda la charla de su hijo permaneció atenta, genuinamente interesada por la emoción que le ponía, aunque la parte más interesante fué cuando con total emoción le comentó que su tía había jugado a ser una ninja que los perseguía y se desvanecía, o se podía esconder en el techo y moverse en la oscuridad con sus "súper poderes", aquello en parte le generó una idea, aunque prefirió descartarla... Por el momento.

Con el paso de los días la cosa se ponía peor, fácilmente podría seguir fingiendo demencia o utilizar el método de la observación por mero entretenimiento hasta que Katakuri volviera, pero ahora era mucho peor, para colmo ahora esa persona lo hacía con el descaro de que fuesen cosas como un bolso, un par de zapatos he inclusive olor a perfume barato en la almohada o ropa de Katakuri, si al menos pusieran el esfuerzo de no rociar el perfume directamente sino frotarlo un poco sería algo bastante más creíble, aquel truco iba a quemarle la nariz.

Pero fué el colmo cuando durante la noche su hijo entró corriendo a su habitación, el haber escuchado la puerta abriéndose la despertó, ciertamente sus sentidos se agudizaban cuando se trataba de su niño, y con buena razón reaccionó de inmediato, porque apenas terminó de abrir, el niño corrió llorando a sus brazos, lo alzó y abrazó para consolarlo, mientras el niño atemorizado se aferraba a ella, proclamando que había un monstruo en su ventana, aún con el niño en sus brazos se aproximó rápidamente a ver, logrando captar en el último segundo una silueta poco distinguible, lo único que logró ver era que tenía el cabello largo, cosa que aunque no aseguraba que fuera una mujer, era lo más probable.

Harta de la situación, pensó en que tal vez la idea Dada por Brioche... Era una buena idea después de todo.

Esperó a la próxima noche, Brioche se había ido a dormir a casa de Ginger, así tendría la casa libre de problemas con el pequeño. Simplemente esperó con toda paciencia, pese a su tamaño, permanecía escondida en las sombras, todo era paz y silencio... Y efectivamente, era, tiempo pasado, en tan solo unos pocos minutos, antes de que una persona completamente extraña se colara al interior de la casa, abriendo una bolsa para buscar más cosas que dejar, según había medido, la esposa estaba lo suficientemente distraída como para por fin incriminarla esa noche, solo debía hacer creer que un hombre había estado allí, después de todo, las cosas de mujer eran solo una pantalla de humo.

Colocó cuidadosamente cosas como una corbata, un reloj y un anillo grabado, por último sacó una peluca para poner algunos cabellos regados por el sofá, la mesa y por último en la habitación, esta última parte sería difícil, pero si tenía éxito, el trabajo estaría completado, por lo que lo más silencioso posible, cubriendo hasta el sonido de su respiración, entró a la habitación para encontrarla allí durmiendo, estaba tapada hasta la nariz y únicamente le sobresalía el cabello.

Una vez cerca se dispuso a armar aquella trampa, solo para que a sus espaldas, la mujer finalmente se separó del techo, apenas se soltó no le dió tiempo a reaccionar, alzando a aquella persona por el cuello.

- Si explicas qué estuviste haciendo aquí te dejaré vivir... Quizás -Aflojó su agarre lo suficiente como para dejarle respirar, intentaría ser amable.

- Muy bien... Confesaré -No le pagaban lo suficiente para lidiar con mujeres gigantes- Me enviaron para incriminarte, alguien me estaba pagando para montar una infidelidad.

- Si buscaban culparme a mí entonces lo primero que hiciste fué distraerme... Pues como se nota que quién te envió no sabe nada de mí.

- Lo lamento señora Charett, solo déjeme irme, cambiaré mi...

- Un momento, un momento -Le soltó, resultó ser un hombre bajito y flaco, hasta daba algo de pena- Mi apellido no es Charett, es Charlotte.

- Entonces... Usted no es Ruri Charett... -La morena negó.

- Ruri Charett es la que se encuentra en el terreno de al lado, y no tienes que montar nada, esa mujer ingresa más hombres a su casa que un reclutamiento militar -Desvió la mirada hacia el techo, sorprendiendo al hombre con sus declaraciones- No estoy en contra de que una mujer viva libre pero hacer eso estando casada es despreciable, si sabes cómo eres piensa tus decisiones de vida.

- Bueno... Lamento mucho el malentendido señora, será mejor que me va... -Lo volvió a sujetar, aún se veía molesta.

- Te perdono por tu error de locación, pero lo que no voy a perdonar es que asustaras así a mi hijo.

- N-no era mi...

- Shhh -Se levantó para colgarlo a la lámpara de pared- Tomaré una decisión basada en lo que creo justo, y como persona puedo ser alguien sumamente paciente -Hizo unos segundos de silencio para darle la espalda- Pero como madre soy otra historia.

Y justo como se esperaría, solo se escucharon sus gritos de terror.

Katakuri regresó al día siguiente, encontrando la casa justo como cuando se había ido, en resumen, limpia, al entrar y tronarse el cuello con cansancio le extrañó que no hubiera nadie, normalmente Butsu estaba en casa alrededor de esa hora, aunque tardó poco el momento de soledad puesto que la puerta volvió a abrirse, dándole paso libre a su esposa he hijo, Brioche corrió directamente hacia él lanzándose a abrazarlo mientras que Butsu dejaba una cesta en la mesa del comedor junto con una caja de cartón, habían tardado un poco más de lo estimado, planeaban recibir a Katakuri de sorpresa pero bueno, qué le iban a hacer.

Para esa misma noche se encontraban en su recámara, cada uno leyendo un poco, pese a que disfrutaban mucho las noches acaloradas, a veces hacía falta pasar el tiempo nocturno de otra forma, además, así no se quedarían sin ideas.

Después de unos minutos, sin querer guardar el secreto la morena cerró su libro y lo hizo a un lado- Amor... Pasó algo mientras no estabas.

La escuchó con claridad, aún sin despegar la vista de su libro- ¿Y qué pasó? Espero que no involucrara un cuerpo incinerado.

- ... Me creerías si... -Lo pensó un poco buscando las palabras adecuadas, mientras que Katakuri dejaba el libro a un lado ahora más intrigado- ... ¿Si te dijera que no te fuí infiel aunque quisieran hacerte creer lo contrario?

Aquella pregunta lo dejó un poco fuera de lugar, pero prefirió tomarlo con calma- Aunque estuviera inquieto, pensaría bien en que... Si no confío en ti, entonces ¿En quién voy a confiar? Eres la persona junto a la que me quedo indefenso y nunca me has hecho daño... Siento conocerte lo suficiente como para saber que si un día ya no me amas, simplemente me lo dirías en lugar de herirme, así que preferiría creerte a ti.

Tocada por sus palabras se recostó en su hombro, vaya joya de hombre el que tenía- Entonces... Permíteme contarte cómo quisieron incriminarme por culpa de la estupidez humana.

La rodeó por los hombros, que cosas más raras las que venía a contarle.

Pero lo que no había dicho, era que Brulee ya le había contado todo lo que sucedió en aquella casa, y vaya que se sentía orgulloso de su mujer, era más que imparable.

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Ay no me aguanté.

Quise hacerlo de este modo ya que era una idea que me rondaba mucho, no me aguanté y la hice, aunque la cambié un poco del plano original.

Pero hey, la idea final me pareció bien.

¡Bye~ bye~!

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