"Eros" de Pablo Neruda

Eres la llama que me consume,
el fuego que me quema,
la pasión que me hace vivir,
el amor que me hace morir.

Lo miré irritada, con los brazos cruzados y una expresión de desaprobación en mi rostro.

-Vaya, creo que alguien salió del infierno hoy -me dijo en un tono burlón.

Tratando de mantener la calma, le dije:

-Vete.

-En otra ocasión, te haría caso, Muffi, pero hoy voy a llevarte a un lugar -respondió.

-Te lo voy a repetir de nuevo: vete, Alex.

Mis palabras quedaron en el aire, y Alex me cargó como un costal de papas, saliendo de la habitación. Pataleé para que me soltara, pero no lo hizo.

La voz de mi madre me dejó congelada.

-¿Te quedarás a cenar, Alex? -preguntó.

-No, señora Diana. Se la traeré mañana -respondió Alex.

Me subió al auto, y lo miré incrédula.

-¿De dónde conoces a mamá? -le pregunté.

-Esta vez no entré por el balcón -me respondió, mientras conducía hacia una casa en la playa.

Lo que me da a entender que ya se presentó con ella. Nunca había visto esa casa antes, pero se ve elegante. Me muestra todo el lugar, hasta que llegamos a la habitación. Tiene postes pegados de su equipo favorito, un gran televisor y una cama en el centro. Lo miro intrigada, ya que la habitación de su casa no suele tener nada de esto. De hecho, el único poste que tiene es de un pianista famoso.

-Esta era mi recámara cuando estaba joven

Pasa y comienza a mostrarme todos los postes y recuerdos que tiene en su armario. Pone una memoria en una parte del televisor: Deftones. Mi sonrisa es demasiado grande; hace varias semanas le había dicho que esa banda era mi favorita. Ni siquiera tuvimos que decir algo; ambos ya estábamos conformes con lo que estaba sonando.

El momento se torna gracioso cuando encuentro un cofre con cartas.

-¿Son de alguna ex novia? -pregunto graciosa.

Me lo quita de las manos, pero se lo arrebato de nuevo. Tomo una carta del cofre, y es tan gracioso lo que veo que no paro de reír.

-¿Le escribías cartas a tu equipo favorito? -pregunto.

-Tenía 10 años, okey -responde.

-Y yo que pensaba que era patética -digo.

Se quita la camisa para acostarse, quita sus zapatos y es cuando el momento se tensa. Al agacharse, se le cae un par de condones. Me mira, y me causa curiosidad. ¿Acaso hay vergüenza en su mirada?

-No es lo que parece. Siempre están ahí. Yo... -trata de buscar una excusa, pero le quito un par de condones de su mano y los destapo.

-¿Qué haces? -me mira sorprendido cuando ve que comienzo a inflar uno y creo una figura con él.

El momento ya no es tenso; reímos tontamente, mientras él trata de hacer lo mismo con otro condón.

-Sabes, Emma, eres extrañamente fascinante

-¿Se supone que es un halago? -pregunto.

-Tal vez lo sea, pero sabes que si es un honor... -responde.

-¿Qué? -pregunto.

-Esto -toma mi barbilla con delicadeza y une sus labios con los míos. Sus besos son suaves y cálidos, y sin aviso, lleva sus manos a mi espalda y me sujeta con mucha fuerza, como si temiera que alguien más me quitará de su lado.

Hay algo en él que me hace sentir que aquel hombre me merecía tenerme, tal vez no para siempre, pero sí en ese instante. Me acerco mucho más a él, entierro mis uñas en su espalda sin dejar de besarnos. Me subo arriba de él para cortar la poca distancia entre nosotros.

-Si muriera después de esto, sé que me iría con el mejor recuerdo de mi vida, Alex -dije.

-Tal vez, pero sabes que si es un honor?

-¿Qué?

-Esto- Toma mi barbilla con delicadeza y une sus labios a los míos. Sus besos son suaves y cálidos, y sin aviso, lleva sus manos a mi espalda y me sujeta con mucha fuerza, como si temiera que alguien más me quitará de su lado.

Hay algo en él que me hace sentir que aquel hombre me merecía tenerme, tal vez no para siempre, pero sí en ese instante. Me acerco mucho más a él, entierro mis uñas en su espalda sin dejar de besarnos, me acerco más para cortar la poca distancia entre nosotros.

-Diablos, sé que tal vez podría sonar común, pero te juro que ser el primero que toque cada una de tus curvas, que sienta cómo tu piel toca la mía, me hace sentir tan afortunado.

Las palabras no hacen eco en la habitación, pero hacen eco en mi cabeza, la misma que ahora solo podía pensar en él.

Una vez que estamos desnudos, cambia de posición muy rápido, tal vez sean los nervios, pero ese pequeño gesto me hace reír.

Toma mi mano e introduce tres de mis dedos en mi vagina mientras me besa, ahoga cada gemido que sale de mí. Es un placer que nunca pensé sentir. Sostiene mi mano con fuerza, mientras la introduce dentro y fuera de mi.

-¿Estás lista?- Asiento con mi cabeza. Mientras veo como saca mi mano de mi vagina, se agacha colocando su cabeza en el medio de mi entrepierna mientras pone mis piernas en su hombro. Su aliento cálido se siente en mi vagina, da besos suaves y pequeños mordiscos.

Se retira de mi entrepierna y se coloca quedando encima de mí, besa mi boca y es cuando introduce su miembro en mí. No es para nada delicado, al contrario, se siente doloroso.

-Paraaa, eso duele.

-Nena es así al principio, pronto lo sentirás distinto- Sigue entrando y saliendo, y es cuando el dolor cambia a placer.

-Joder, Muffin, estás tan estrecha.- Susurra a mi oído, su sudor y el mío son uno solo.

Justo cuando terminamos, lo miré a los ojos, quería saber si era real, si nuestros cuerpos danzando con aquella melodia de fondo era cierto. Saco una enorme sonrisa, mientras se acercaba a mí

-Se siente maravilloso sentirte cerca, sentir tu aliento en mi piel, y sentir cómo nuestros cuerpos se funden en uno solo, Emma.

Siento tanto, que temo decir algo y arruinarlo así que lo beso apasionadamente mientras me sujeto de su cuello.

-Creo que hay que cambiar las sábanas para dormir Jajaja- su risa es tan melodiosa.

La cama está mojada, más de lo que pensaba que podía estarlo.Se para de la cama y trae nuevas cobijas, entonces me aparto para que pueda cambiarlas mientras comienzo a buscar mi ropa.

-¿Qué haces?- Me mira con el ceño fruncido mientras quita las cobijas de la cama.

-Busco mi ropa para vestirme.

-Emma, sabes que puedes dormir así, ¿verdad?

-Prefiero dormir con mi ropa puesta.

-No me digas que te da miedo que te vea desnuda. No seas tonta, vamos a dormir.

Esa noche dormimos así, piel con piel, fue como si partes de mí se unieran, como si mi alma se aferrara a él y cada parte rota se construyera.

**
Una semana después

Me desperté por el sonido de mi celular sonando. Me sentí molesta, no me gusta que me despierten.

La llamada telefónica me sorprendió.

Emma: ¿Quién habla y qué quiere?

Desconocido: Oye, ¿qué carajos te pasa? No me dijiste que tenías novio.

Emma: ¿De qué hablas? ¿Quién eres?

Desconocido: Yo ni te conozco. Solo me besé contigo en esa fiesta porque me pareciste linda. Y ahora tu novio me acaba de dar una golpiza.

Emma: ¿Novio? Creo que me estás confundiendo. No sé quién carajo eres.

Me colgaron la llamada. No tenía que ser tan adivina para entender el escándalo de mamá por el beso y que Alex estuviera esa tarde esperándome en mi habitación.

Me apresuré a bañarme y salí de la casa sin desayunar. Llegué al club y comencé a recorrerlo, pero no encontré a Alex hasta que llegué a los vestidores.

-Desde que estás con esa chica, ni te asomas por acá, bro. No me digas que ahora eres un patético enamorado -dijo uno de los amigos de Alex.

-Es una temporada bonita del año para enamorarse -respondió Alex con una sonrisa.

-¿Hablas en serio? -preguntó su amigo.

-Obvio que no. Todo esto es un capricho que tengo. Ya se me pasará -dijo Alex, encogiéndose de hombros.

-Debo admitir que desde que estás con ella, te ven como alguien más serio y no como un idiota. Pero la reputación que tiene esa chica no es la mejor -dijo su amigo.

-Lilian regresará y verás como diré adiós a Emma -dijo Alex, sonriendo.

-¿Qué harás cuando Lilian lo sepa? -preguntó su amigo.

-Le diré la verdad -dijo Alex, encogiéndose de hombros.

-Sabes todos los líos que te metes, sobre todo con quién -dijo su amigo.

-Después lo solucionaré. Por ahora, lo voy a disfrutar -dijo Alex, sonriendo.

Me adentré a los vestidores de prisa, mientras cerraba mi chamarra por el frío.

-Todos saben que, para mí, eres un simple juego, Alex -dije.

Él se giró, quedando frente a mí con una sonrisa burlona igual que la mía.

-Estás un poco obsesionada conmigo, ¿no? Mira que venir a espiarme a los vestidores... es exactamente lo que haría una acosadora -dijo él, mientras su amigo nos miraba curioso.

-¿Qué pasa? ¿No quieres que sepan que tienes el pito más corto del club? -dije yo, sonriendo.

-Chicos, creo que es suficiente -intervino el amigo de Alex.

-¿Qué haces aquí todavía, Adam? -le dije molesta.

Este estaba a punto de decir algo, pero fue Alex quien le hizo una señal para que se marchara. Y este obedeció como si fuera un perro.

En cuanto salió, comenzamos a reír.

-Creo que ya comienzo a tener celos de esa tal Lilian

-Que bueno que es una novia imaginaria

-¿Crees que se lo ha creído? -pregunté.

-Jamás dudes de mi buena actuación, Muffin -respondió Alex.-¿Qué haces aquí tan temprano? -pregunto

-Ya sabes, una mañana normal. Todos los chicos me llaman muy a menudo para decirme que mi novio los golpeó

Se giró incrédulo, con una mirada inocente. Dios mío, acaso este hombre no puede dejar de ser tan perfecto.

-Debes decirle a tu novio que deje de ser tan impulsivo -dijo mientras cerraba su casillero y sacaba una camisa.

-Porque lo has golpeado. No era necesario, ni siquiera eres mi novio -respondí.

-No soy tu novio, Muffin. Soy tu jodido protector, y eso implica que si debo quemar toda la playa por ti, entonces lo haré -dijo él, con una mirada intensa

Me quedé en silencio, pero mi mirada estaba fija en el este juego tan excitante que nos mantiene al borde de todo.

Habíamos acordado no hacerse pasar por novios, ni siquiera mostrar afecto, ante los demás. Para ellos, éramos simplemente unos adolescentes que se odiaban de vez en cuando.

¿Qué piensas sobre la conversación entre Alex y su amigo en los vestidores? ¿Te parece sincero o solo una actuación para ocultar lo que tiene con Emma?