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~Park Filter~


Jeon Jungkook:

La lluvia caía sin parar ni dar tregua, el día se vió envuelto en una oscuridad total por el próximo tifón que asecha a Corea. Las almas del centro carecían de alegría o así, lo percibí yo. Bajo tanta humedad, camino por los pasillos centrales de la sala de cardiología y mi mente solo se trasladaba hacia él, ¡mi Aladín!.Y es que con un sutil movimiento de su parte, me tiene a sus pies.

— ¿Habrá comido, le dolerá la cicatriz?

Pienso en voz alta e ido en mis pensamientos, una vez parado en frente a recepción. Rápidamente saco mi móvil y le marco, pero desgraciadamente este da fuera de servicio, aumentando mi angustia.

—Doctor Jeon, el paciente de la cuatro nos espera.

Una voz inoportuna me saca del limbo y dirijo la mirada hacia él con algo de tensión. Mi guardia está por terminar, solo falta la última ronda postoperatorias y soy libre de volar a los brazos de mi Jimin, el amor de mi vida y quien me necesita más que nadie. Es contradictorio que esté hablando tan cursi de mi Mochi y que de solo pensarlo, una sonrisa de bobo nazca en mi rostro. Si supieran la historia completa me entendería o me asesinarían. Por poco lo pierdo, ¡literal! ...

La voz parlante de aeropuerto marcaba el despegue del avión, ya con anterioridad chequeé mis maletas y dejé todo en orden. Le doy el último sorbo a mi café Moca y observo con añoranza aquel lugar que me acogió por tantos años, ¡Miami!; y de donde me gradué con honores en cirugía cardiovascular. Un sin fin de recuerdos llegaron a mi mente con solo pensar en aterrizar en Incheon. Me fui de Seúl para nunca virar y la única familia que me queda allí, no son dignos de mi aprecio, pero bueno, esa es una historia muy larga que no vamos a tocar y más que puedo pisar suelo surcoreano con la cabeza bien alta. El mejor hospital del país suplicó jugosamente por mis servicios, modestia y aparte, como director del departamento de mi especialidad y con tan solo 28 años.

Viajé en clase ejecutiva, estaba siendo un vuelo bastante ameno y en dos horas llegaríamos a Corea. De momento, vi movimientos de las aeromozas saliendo y entrando a la parte de lujo del avión. Retiré los audífonos y aparté mi libro.

—¿Señorita perdone, pasó algo?

—Tranquilo señor, solo es ...— se vió interrumpida.

La persona que salió en búsqueda de la empleada estaba bastante alterada, sudaba, se jalaba los cabellos y sus ojos eran rojizos. En eso escucho como le dice: —Necesitamos un doctor, creo que tiene un ataque al corazón y no de pánico.

—Yo soy doctor— rápidamente me presenté, él sin pestañear me jaló de la mano y entramos a la cabina de primera clase.

Lo primero con que me topé es que hay al rededor de 5 personas arriba de un asiento prácticamente, haciendo escándalos y alborotos.

—A ver, quítense que traje un médico.

Me abrieron paso, mi vista se posó en un joven rubio de labios carnosos. Estaba pálido y desorientado, a punto de un colapso, corrí hasta él, casi no tenía pulso, revisé sus pupilas y estaban dilatadas.

—Rápido, acuéstemelo en el piso y tráigame el defibrilador auxiliar del avión— me miraron como si estuviera hablando en un idioma alienígena y mientras los demás acataban mi orden, saqué mi celular y le enseñé a la aeromoza una foto del equipo que necesitaba.

—¿Qué tiene Doct?— me preguntó aquel hombre y que vi realmente afectado.

—Está arrítmico y si no nos apuramos tendrá un paro cardíaco — su pulsaciones disminuían y eran casi imperceptibles, sin pensarlo comencé con las compresiones torácicas.

Para mi mala suerte aquel trasto no funcionaba, pero contenían los medicamentos necesarios para reactivarlo. Mandé a callar a los presentes y el que me trajo hasta aquí me ayudó. Le desabotoné la camisa y por un segundo me paralicé, su piel era tan suave y blanca, combinaban perfecto con su cara de ángel y mejillas rojas. Sacudí mis pensamientos y pegué mi oído a su pecho, observando el reloj calculé su frecuencia y sí, si no me apuraba entraría en paro.

— ¿Y eso qué es?. Doctor yo soy el responsable de ese joven, no puedo permitirle que le inyecte...

—¿Señor?— y el me respondió: —Min Yoongi.

—Señor Min, si entra en paro no podré salvarlo, soy médico cardiovascular, así que es su día de suerte y en estas situaciones estoy permitido por la ley a realizar los procedimientos de emergencias que crea conveniente. Mejor cállese y déjeme trabajar.

Dicho esto de una forma intimidante, golpeé la jeringuilla viendo que tenía la medida exacta de adrenalina y se la clavé en el muslo izquierdo donde se localiza una de las arterias más importantes del cuerpo humano. La inyección hizo el efecto necesario y el rubio abrió los ojos como plato acompañado de un suspiro ahogado para luego volver a cerrarlos. Lo analicé nuevamente y vi que estaba volviendo a la normalidad, también escuché como balbuceaba, señal de que asimilaba bien el medicamento.

—Ya recuperó un poco el ritmo, pero sigue en riesgo y llegando debe ir al hospital. Por ahora, solo acostémoslo con las piernas levantada y con compresas frías. Yo me quedaré monitoreándolo.

—Muchas gracias doctor, muchas gracias— el tal Min Yoongi se abalanzó a mis brazos y no paraba de llorar.

—Él es como mi hermano menor, muchas gracias. Mire esta es mi tarjeta, soy el manager y productor de Park Jimin, si necesita algo no dude en avisarnos.

«Así que tu nombre es Jimin»

[•••]

Pasaron 15 días desde aquel incidente y de mi llegada al país que me trae tanto dolor. Me dediqué a instalarme, terminar el papeleo de mi contrato y visitar la tumba de mi madre, como también una que otra ida a bares en búsqueda de diversión y entrar con ánimos a trabajar. Había olvidado lo frío que es Corea en esta época de navidad y muy diferente al sol resplandeciente de la Florida, la cultura también es muy distinta, pero de cierta manera, me siento como en casa y es que me fui con 16 años.

—Buenos días señorita, soy el doctor Jeon y y tengo una cita con el director Lee.— era lunes en la mañana.

—Ohh si por favor, segunda puerta a su derecha.

El jefe del hospital ya me esperaba junto a los inversionistas, me dieron un recorrido y me presentaron al personal que estará bajo mi mando. Las damas solo me sonreían, los hombres me miraban con desprecio y no los culpo, soy bastante atractivo y un obsesionado con mi físico. Mi vida se resume a trabajar y el gimnasio. Las relaciones sentimentales las tengo eliminadas, no me interesan, pero eso no quita que disfrute de los placeres carnales y sin escatimar en géneros.

—Doctor Jeon, es un placer contar con su talento y ya le tengo su primer paciente. Es un VIP muy importante para el centro y la nación, es un artista reconocido mundialmente y por eso tenemos la presión de la prensa constantemente.— el señor Lee me pasa el expediente y yo me quedé perplejo, ¡es Jimin!.

—Llegó aquí con arritmias cardíacas, muy mal. Arterias tupidas y descompensado, sus análisis son un asco.

—Ya veo y conozco el caso más menos— me miró sorprendido.

—Yo lo atendí en el avión. No sabía que era una personalidad.

Recordé la tarjeta del productor, reí para mis adentros por no darme cuenta y llegamos al cuarto de Jimin. Luego de unos toques, ingresamos a la habitación y ahí estaba, con el pijama, levemente despeinado, acostado en la cama y conversando con alguien. Una imagen digna de vacilar.

Sin pensarlo, me observó de pies a cabeza, tocó el hombro de su acompañante y que resultó ser Mi. Yoongi. Este se levantó del asiento, le susurró algo en el oído de Jimin y me recibió feliz. En lo que Min me volvía abrazar, el señor Lee explicaba mi presencia, Jimin y yo conectamos miradas para después ganarme una hermosa sonrisa de su parte. No sé porqué su acción me incomodó y a la vez me estremeció.

—Hola Jimin, es bueno ver que estás un poco
mejor— me posé a su lado.— Soy el doctor Jeon Jungkook y ahora seré tu médico.— no me respondía, solo me miraba analizándome.

El director Lee se fue a continuar con sus deberes, Yoongi aprovechó y fue a estirar las piernas según él, por lo quedamos solos Jimin y yo. Me limité a inspeccionar su estado de salud y uno que otro protocolo.

—¿Cuándo crees qué pueda salir de alta?, aquí no me dan razón ninguna y ya me quiero ir— rompió el silencio mientras yo seguía estudiándolo.

—Mmm hay que ver joven Park, debo repetir las pruebas para dar un diagnóstico...

—¡Más!— pegó el grito en el cielo. —Dios esto es insoportable.— espetaba un poco exasperado.

—Lo siento y será mejor que se calme, no es bueno para su estado. Vaya acostumbrándose que a partir de ahora mando yo, ¿puedo?— le respondí con un tono neutral y le pedí permiso para poder auscultarlo.

—Claro doc, le doy el permiso para que toque lo que quiera y si es usted quien me va a examinar, no pondré resistencia— y me guiñó un ojo, ¿estará coqueteándome?.

Tragué en seco para controlarme, su osadía me puso nervioso y no puedo negar que es el tipo de hombre que me atrae, pero es mi paciente y mi ética está por encima de todo. En lo que hacía el procedimiento médico, él suspiraba con picardía y no dejaba de ver mi figura. Esto será más complicado de lo que creí, Park será una tentación para mí, un fruto prohibido que no debo morder.

La semana llegó a su fin, ya era domingo y tenía mi primera guardia. Ahora voy en dirección a ver a mi dolor de cabeza, no ha parado de insinuárseme descaradamente y mi cuerpo reacciona a sus roces sutiles, sin obedecerme. Su diagnóstico es más grave de lo que pensé y eso me limita aún más de no cruzar esa línea, esa delgada línea que separa mi profesión y los exquisitos labios de Park Jimin. A parte que no sé sus intenciones hacia mí con exactitud, pero por lo que leí no es de esos cantantes famosos promiscuos y es catalogado como un romántico empedernido. Todo lo contrario de mi persona, mi corazón frío no podrá brindarle más que encuentros bajo sábanas.

—¡No!, no insistas Yoongi, no vez que esa operación acabará con mi carrera. ¡Lo qué quiero es qué me den el alta ya!.

—Pero Jimin escucha al doctor, te vas a morir sino te operas.

Como lo suponía, su felicidad al verme entrar por la puerta de su cuarto, desapareció completamente cuando terminé de dar mi veredicto, dándole pie a la discusión de Jimin y su amigo. Estoy callado en un costado con lástima hacia él y es que si yo no pudiera operar más, me moriría también, pero la diferencia es que él morirá igual y al ser su médico no me puedo poner sentimental.

—Está bien Jimin, si así lo quieres... — Yoongi me miró molesto y Park anonadado, caminé hasta el inter comunicador y al momento llegó la enfermera.

—Rose tramita el alta de Park Jimin — todos me miraban como si estuviera loco.

—¿Qué pasa Jimin y esa cara?. Esto es lo que querías ¿no?, pues te voy a complacer. Lo único que debes hacer es firmar el consentimiento y que te haces responsable de tu muerte cuando pongas un pie en el escenario. Porque sí Jimin, eso es lo que pasará si no te operas y no quiero que tus fans me asesinen luego. ¿Es qué no te das cuenta qué no puedes ni respirar sin agitarte?

El ambiente estaba tenso, nadie se movía y Park me veía enojado, mientras Min jugaba con sus manos como buscando excusas para convencerlo.

—Jimin no quiero parecer rudo, pero tu válvula aórtica está dañada y da las gracias de que se detectó temprano. Hay que repararla para que puedas vivir. Ahora estás a tiempo, tú decides, pero estamos hablando de tu corazón. —Volvimos a caer en un silencio rotundo.

—Por favor Jimin, hazlo por mí y tus fans, estoy seguro que prefieren que estés vivo antes de que cantes. —Intervino Min.

—Está bien, lo voy a pensar— me miró y se acostó de lado dándonos la espalda.

«¿Qué es esta necesidad de querer abrazarlo?»

[•••]

El tiempo corrió sin detenerse, realicé el procedimiento quirúrgico a Park Jimin hace 6 meses y después de dos días en el que estuve pegado a él haciéndole compañía y riendo de sus travesuras. Su alma es tan alegre y pura que me daba miedo, miedo a enamorarme. Con solo una simple expresión de su parte, mi corazón latía con furor. Me empapé con su historia de superación y como se convirtió en uno de los cantantes más queridos en el mundo y no es para menos. El evadir todos los obstáculos y críticas que recibió al principio, mostrar su gran don en esa voz celestial y la pasión al bailar, como también la valentía de exponer su orientación sexual, cambiando los prejuicios de esta cultura y de la propia industria del entretenimiento coreano. Es un ejemplo a seguir que merece todo el amor que recibe de su fanaticada.

Con respecto a nuestra relación no hubo muchos cambios. Seguía siendo su doctor y él mi paciente descarado, que de vez en cuando me robaba besos en la mejilla y me erizaba la piel. Ya veo porqué llegó a donde está, es perseverante y poco a poco está acabando con mi cordura.

Me llena el escritorio con mis chocolates favoritos y ramos de rosas semanalmente, manda comida por envío para mí y el personal de mi sala cada vez que estoy de guardia y él se entera. Consiguió mi número telefónico muy fácil con la de recursos humanos, ¡y no la culpo!, hay tener una voluntad de hierro para no ceder a los encantos de Mochi, ¡sí!. Y es que así lo apodé, por su dulzura. En fin, vive pendiente a mi vida y preocupándose por mí, cuando soy yo él que debería hacerlo, relativamente nos hemos vuelto cercanos.

—Buenos días, ¿cómo está mi paciente favorito?

Entré a la consulta y la imagen que vi no me gustó en lo absoluto. Jimin estaba abrazado y carcajeándose con un tipo que no conocía. Mi cuerpo me delató, empujé mi mejilla con la lengua, tome una postura retadora y todo se quedó en pausa. Me senté en mi escritorio con el rostro claramente ceñido y observé el informe de los últimos exámenes de Park. ¿Por qué me enoja tanto esto?

—Felicidades joven Park, desde ahora está de alta definitiva, pero...

—Si si si Jeon, ya mi vida no será igual y debo llevar al pie de la letra el tratamiento.— asentí mirándolo por el rabillo del ojo.

—Por lo que resta de año y el próximo, tendrás consultas trimestrales. Ya después veremos dependiendo de tu estado y como
evoluciones— giré lentamente mi silla y dándole el frente.

Me fue inevitable no fijarme con disgusto en su acompañante y es que él condenado también es realmente guapo.

—No se preocupe doc, me encargaré de que cumpla con sus recomendaciones.

—¿Y usted es?. Perdone mi curiosidad, pero nunca lo he visto al lado del señorito Park— automáticamente le respondí e intimidándolo.

—¿Yo?, soy el amor de su vida, ¿por
qué?— enseguida Jimin le pegó con su codo y el nombrado soltó una risa de limpia vidrio. ¡Ya me cae mal!.

—Ya veo, al parecer Jimin tiene muchos amores de su vida— dije con ironía y mi Mochi se rió hasta dolerle la panza, ahora mismo muero de vergüenza. ¿Espera... y desde cuando lo llamo MI MOCHI?

—¡Ahh!, nunca imaginé verte celoso y eso que no te gusto. No te enfades mi amor, él solo es mi mejor amigo y al igual que Yoongi, es como mi hermano.

—Un placer, soy Kim SeokJin— y ambos se burlaron de mí. ¡Trágame tierra!

—Bueno bombón, ahora sí tienes que cumplir tu promesa— espetó Jimin y yo maldecí en mi interior.

«¡Mierda, se acordó!»

Una promesa que le hice antes de entrar al salón de operaciones, fue que si salía bien y se recuperaba disciplinadamente, saldría a cenar con él. Yo y mi gran bocota, suspiré pesado y lo miré...

—Jimin...

—¿Qué, va incumplir su promesa?. Eso será un puñal directo a mi pecho— dramatizó y yo me reí.

—Ay Park Jimin, que voy a hacer contigo. Está bien, pero compórtate, ¿ok?— solo me quedó aceptar y es que para que voy a mentir, él me gusta y más de la cuenta, tanto que me atemoriza e invade todos mis sueños.

La famosa cita como la catalogó Jimin, tuvo lugar en la torre Namsan de Seul y sí, es la misma que sale en los dramas populares y ya ven porque digo que es un romántico sin remedio; y yo soy su mayor enemigo. El restaurante estaba reservado en su totalidad, solamente seríamos él y yo. De fondo había una instrumental preciosa, decoración en blanco y plateado a lo minimalista, con velas por donde quiera. Cuando giro en su búsqueda, lo veo sentado melancólico en un piano y mi primer instinto fue ir a consolarlo con mis brazos, sentir su aroma bien cerca. Sin embargo, solo di dos pasos y me limité a capturar el momento con la lente del móvil, mientras que mis ojos se aguaban. Pero olvidé apagar el flach y la luz lo alarmó. Sacudí mi mano en señal de saludo y que no se alterara pensando que lo descubrió un paparazzi o un sasaeng fans.

—Hola Jeon, que elegante estás— como un torbellino llega hasta donde estoy y se ve hermoso, sencillo, único.

—Vamos a sentarnos para estar más cómodos— me rodeó con sus brazos y me trasladó a la mesa lanzándome miradas reveladoras.

Con él la verdad que siempre la paso bien, te puedes reír enternecido como conversar de cualquier tema. La vista era tan perfecta como Jimin, te acogía con sus paisajes; y él con su humildad y amabilidad. Para comer pedimos filete mignon como si estuviéramos conectados. Yo tomé unas copas de vino y él por supuesto, prefirió el agua natural.

—Sabes, me está costando mucho enamorarte, ¿qué, acaso no me ves?— él refutó sin filtro y yo por poco me atraganto con el postre.

Tosí hasta más no poder, los cubiertos tocaron el piso y desfallecí. Si supieras Park, eres el causante de que despierte en la madrugada sudoroso y con un dolor en mi entrepierna por haber escuchado como gemías mi nombre.

—Jimin no tienes filtro al hablar, ¿eh?— y el bajó su cabeza con uno color carmesí en su rostro.

—Creo que estás confundiendo los sentimientos y lo que sientes por mí es agradecimiento por salvarte la vida— solté en respuesta como un escudo de protección.

—A no Jeon, no me vengas con esas excusas baratas, prefiero que me digas que no te gustan los hombres. a que dudes de mis sentimientos como si fuera un chiquillo de 15 años...

—¿Y quién te dijo que los hombres no me gustan?— se estaba empezando alterar y mi cerebro actuó sin consentimiento.

—Bueno eres bastante famoso en las féminas del hospital, pero no me importa, en el fondo se que yo te atraigo, tu cuerpo te delata y si es porque eres mi médico, pues eso se arregla fácil. A partir de mañana buscaré un especialista nuevo y así me des una oportunidad de conquistarte, Jungkook.

Con su confesión, mis manos temblaron, la respiración se me hizo más agitada y no dejé de imaginarme una vida con él, con despertar a su lado y que su olor se me impregne en mi piel. Sin contar que es un ser sensual y él puede ser quien yo desee que sea. ¡Park Jimin me encanta!.

—Mira mi vida, te tengo un último regalo— traqueó sus dedos en lo que me regalaba un sonrisa y unas espléndidas melodía nacieron en ese local.

—Esta canción la escribí y produje por ti. Eres mi inspiración Jeon.

No hubo necesidad de algo extra para arrebatar mis sentidos, nada más que su aspecto ardiente y aquellas líneas ~ palleteu sok saegeul seokkeo pick your filter~ ... y fue cuando me volví un caníbal.

—No me reclames, juro que esta canción solo la publicaré, no me voy a sobrecargar con promociones ni videoclip ...

Algo externo a mi juicio, me poseyó en esa ocasión, "la lujuria". Me levanté como un monstruo y lo jalé de su asiento con brusquedad, pero sin lastimarlo. Coloqué mis manos en su diminuta cintura y lo besé con vehemencia, explorando cada parte de su boca e intoxicándome con sus suspiros de placer y su suave tacto en mi cabello.

—Creo que deberíamos irnos a un lugar más
privado— dijo la frase en sílabas porque mis labios no le daban tregua y es que eran el paraíso, llevaba meses soñando con este momento. 

La luna llena y el olor a tierra a causa del otoño, fue testigo de aquella mágica noche en que le entregué mi corazón a Park Jimin, en el que nuestras almas bailaron al son de las embestidas y en la cual nos saciamos de placer. Recorrí cada rincón de su figura y lo hice mojar mis sábanas con su esencia. Me desquité de cada coqueteo intenso y de las veces que tuve que correr a mi oficina para autosatisfacerme, y Jimin de hacerme ver como perdí mi tiempo. En esa velada dejé mi nombre marcado en su trabajado pecho y me deleité con su expresión al tocar la cumbre de éxtasis. En mi memoria quedó plagiado su rostro sonrojado, sus labios entreabiertos mientras que gritaba: ~Jungkook~; y me arañaba la espalda.

Sin formalizar nuestros encuentros pecadores y que casi convivíamos como una  pareja, algo se descontroló y tengo que asumir la responsabilidad. Porque si bien, no pensaba en nadie más que él, tampoco le puse punto final a mi vida de soltero. Era un sábado en la mañana, luego de que empezáramos esa locura un 8 de noviembre, cuando mi celular sonó mientras terminaba de arreglarme. Comenzaba un nuevo turno en el hospital y a Jimin lo tenía, como de costumbre, acostado en mi cama.

—Mochi mira ver si es del hospital— le contesté observándolo por el reflejo del espejo y en lo que colocaba mis gemelos.

Esperando su respuesta, sentí la puerta del baño ser tirada violentamente y rápido me pongo en alerta. Lo primero que hice fue tratar de abrir y querer tumbarla con mis golpes, pensando en lo peor y luego analicé los hechos. Mi interés se situó en ese inútil artefacto y sin meditarlo lo atrapé:

—¡Mierda!, ahora si la cagaste Jungkook— me reclamó mi subconsciente...

—¡Jimin ábreme, voy a tirar la puerta!— grité desesperado luego de veinte minutos de incertidumbre y que me dolieran los nudillos de tocar.

—Mochi mi vida, esa mujer y yo no tenemos nada, solo fue un malentendido. A ver, si tuvimos, pero en el pasado, antes de salir contigo— entonces sus sollozos se intensificaron para luego parar de forma abrupta.

—¿Jimin?... estás ahí, voy a derrumbar la puerta— refuté en lo que mis piernas ya estaban pateándola y él que casi entró en paro, fui yo. Mi ángel estaba desmayado en el suelo.

Todo sucedió demasiado rápido, mi apartamento se vió invadido por los paramédicos. Yo lo evalué y de nuevo la misma pesadilla, pero ahora con causa y nombre, por lo que no paraba de lamentarme. Llegó con vida al hospital y entrando por emergencia sus latidos pararon, dejándome en shock. Para colmo no me dejaban acercármele más allá que de un familiar y eso me enloqueció. Caminando de un costado al otro, veo como llega el director Lee y Min Yoongi preguntando que sucedió.

—No lo sé, solo colapsó— respondí fuera de sí y con el alma hecha pedazos. Esta espera me mataba y el remordimiento me carcomía.

— Hola, acompañante de Park Jimin— volé hasta el doctor, ¿irónico verdad?.

—Ohh jefe, el paciente está muy grave, lo logramos sacar del paro, pero su ritmo cardiaco es muy lento y su corazón está muy dañado. La válvula se infectó y hay que transplantarle una en menos de 24 horas, sino lo perdemos.

En los pacientes como Jimin, es normal que las válvulas se infecten o vuelvan a fallar, también si se remplazan puede rechazarlo su organismo y es una cirugía más invasiva con una la calidad de vida muy mala. Se que no es mi culpa que las bacterias llegaran a ella, pero igual me siento miserable. Porque si yo me hubiera definido de una vez, lo más seguro era que se le detectara en su próxima consulta y su corazón no sufriría este daño.

—Quiero ver el dopple, ¿y le hiciste una radiografía de torax?

—Jungkook, es mejor que te mantengas al margen, recuerda lo que hablamos.

—Lee no me voy a quedar con los brazos cruzados y si él está tan mal, yo soy su mejor oportunidad.

—Bueno hagamos algo, solo vas a guiar a Min-ho. Sabes que él también está tan capacitados como
tú— no me quedó de otra que respirar profundo y aceptar. Pero eso sí, seré sus ojos y no dudaré en apartarlo si veo que no puede.

Enseguida se preparó el salón de operaciones, la válvula que le remplazaremos será una biológica por su infección, de cerdo para ser más específico. Puse a todos los empleados de la sala a correr. Llamé al mejor anestesista, los dos mejores residentes cardiocirujanos y me tomé un té para bajarle a mi ansiedad

— ¡Listo!, válvula remplazada, desconecten el sistema de circulación artificial.

Llevábamos 4 horas de cirugía, la primera faceta ya estaba terminada y ahora viene el momento más tenso, ver si su corazón arranca. Lo viví todo en cámara lenta y por un segundo creí que lo perdía. Mi respiración se hacía cada vez mas intensas, las manos me temblaban y sudaban, no separaba los ojos del monitor que no registraba vida. Entonces fue cuando le agarré de la mano y recé, como nunca lo he hecho. Le pedí al señor que le diera una oportunidad y que si eso pasaba, me encargaría de hacerlo feliz y compensar tanto daño.

—Tenemos latidos— ... y todos aplaudieron con entusiasmo y sin soltarle la mano, sentí el peso de mi cuerpo caer al piso.

Salí como una flecha, no pude parar ni antes los llamados de Yoongi y Jin que de seguro andaban desesperados como yo. Me encerré en mi oficina y en un rincón de ella me pasé todo el día llorando.

«No merezco su perdón, soy un cobarde»

Llegué a la casa empapado, la fuerte lluvia se intensificó con ráfagas de viento y cuando entré, él me esperaba echado en el sofá, con el desayuno y el baño preparado. Mi ángel es perfecto y todo el cansancio desapareció al verlo.

—Te extrañé Park, ¿te sientes bien, comiste y por qué tu teléfono no sirve?— hablaba y me lo comía a besos sin dejarlo contestar.

—Ahh Jeon estás mojado, suéltame que me asfixias... ¡Oye!, si hubiera imaginado que eras tan intenso no te hubiera insistido tanto.— él me daba palmaditas en el pecho y yo buscaba su boca.

—Te amo, te amo mucho Mochi. ¿Ya te lo dije?— con ternura acariciaba sus labios con los míos

—Cada vez que me ves o las 10 veces que me llamas cuando estas de guardia Kooki. Ahora dale a bañarte para que descanses.— solté un bufido y en contra de mi voluntad me separé.

—Pero tu me vas a hacer compañía— y de sorpresa lo cargué trasladándolo al baño.

Como el juramento que le hice hace dos años y donde casi muero junto a él, aquí estoy dando lo mejor. Me encargo de demostrarle cuanto lo quiero y lo agradecido que estoy por tenerlo en mi vida, por cambiar mi duro y cobarde corazón, por curar mis heridas. No olvido la segunda oportunidad que me brindó y es por eso que siempre recuerdo el pasado porque Park Jimin es mi filtro vital, sin él, no puedo respirar.

—No, no Jeon ya yo me bañé, bájame.

—¿Quieres qué te baje?, mira que te voy a enseñar a mi gato— le dije con un tono ladino y el soltó una fuerte carcajada.

—¿Doctor Jeon, no estás cansado?— negué como un niño pequeño y el se aferró a mi cuello.

— Te amo Kooki.

— Yo más Park Filter...


Bueno y aquí el primer capítulo, mis amores y aunque no les prometo al 100%, trataré de actualizar la próxima semana y con el final definitivo. Muchas gracias por leerlo y si te gustó cuento con tu apoyo ⭐️

Vocabulario:

La válvula aórtica - permite que la sangre oxigenada fluya del corazón a la aorta. Esta impide que la sangre se devuelva de la aorta al corazón cuando la cámara de bombeo se relaja.

El sistema de circulación artificial - es una máquina muy utilizada en los procedimientos quirúrgicos del corazón, ya que hace la misma función, hacer que la sangre circule por todo el cuerpo mientras el corazón está detenido.

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