Extra: Un noviembre sin fin
Mención leve de⚠️🔞⚠️
Especial 1108
El salón número ocho del ala quirúrgica del hospital Central de Seúl, mantenía la tensión bajo tanto silencio y la luminosidad que guiaban al cirujano de guardia y cabecera del caso. Pues estaban enfrentando un transplante de corazón y en un joven de 20 años, una vida nueva que no se debería perder a pesar de que el camino le ha sido difícil al paciente, quien desde los catorce debutó con una cardiopatía congénita en estado crónico y detectada tardíamente. Sin embargo, gracias a un sol de aquel recinto, el chico pudo mantenerse a flote y ahora está en la cumbre, en la prueba de oro. Este procedimiento quirúrgico era todo o nada, luego de esto no había más que el doctor Jeon pudiera realizar para salvar la vida de su pequeño paciente.
El pitillo del monitor era desesperante para el personal médico que asistía al director de cardiología, solo era capaz de escucharse los suspiros entrecortados de los presentes, la serenidad de Jeon junto a una técnica brillante y precisa, y su voz de mando para orientar las labores a lo largo de esta intensas cuatro horas. Los residentes e internos que no fueron seleccionados para ser parte del equipo del cirujano, estaban expectantes en los más alto del podio y atrás de las grandes paredes de cristales, de esas aulas pequeñas y preparadas para que vean al directo el arte de los mayores héroes de la vida y que aprendieran de la práctica. Totalmente maravillados por las certeras y hábiles manos del maestro, Jeon Jungkook, un orgullo para todos esos estudiantes novatos y del propio hospital.
— Último conector listo y —informó Jeon mientras que sus ojos se cercioraban de que la sutura parara en la coordenada correcta y luego girar la vista al cronómetro que marcaba el tiempo de la anestesia— terminamos, desconecten la máquina artificial.
Ahora viene el momento más importante, por lo menos de la operación. Ver si el nuevo corazón arranca.
— ¡Doctor hay pulso, felicidades!.
Y fue que el gran Jeon Jungkook pudo respirar, evadiendo las gotas de sudor que resbalaban en su frente.
Pues él nació para esto, para salvar vidas y más de un ser tan inocente, que gracias a su enfermedad crónica no pudo gozar de los privilegios de la juventud, y Jeon quería aportar para que el muchacho tuviera otra oportunidad. Más, por la importancia que tiene para él. Uno de sus primeros casos en tierra surcoreana y casi al mismo tiempo en que atendió a su futuro esposo. Claro, que por cuestiones éticas ya no es el médico de Jimin, pero si del pequeño Suho. Ellos dos, junto a la familia del enfermo, han traspasado la difícil travesía de la espera del comisionado de transplante y durante 5 años, el mismo período de su relación actual con su Mochi, bueno y la única que ha tenido; la cual cumplirá otro año en tres días.
—Aún no se puede cantar victoria, falta el proceso posoperatorio, pero —con señas le indicó a su asistente de turno que terminara de cerrar y en silencio paseó su vista por el salón— muchas gracias, hicieron un excelente trabajo —y realizó una reverencia para los presentes, mayormente a su equipo quirúrgico.
Entre imperceptibles halagos y aplausos casi insonoros, caminó con agotamientos al área higiénica, se retiró los guantes y por último la bata azul, ansioso de ir a recibir a ese matrimonio que esperan las buenas noticias y con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque lleva más de 20 horas en el hospital y extrañe a su mitad, anhela con compartir la felicidad que siente hacia esa pareja sufrida por su único hijo, pues nadie como Jungkook, conoce el dolor de la familia Choi, gracias a que navegaron por unas aguas totalmente inciertas y que aunque falte un tramo, ya se consiguió pasar el mayor obstáculo. El nuevo corazón.
—Si señores Choi, la operación de su hijo fue un completo éxito, —comentaba el experto cirujano ya con la madre del joven a mocos tendidos y en sus brazos—, pero recuerden, aún debemos esperar a que su cuerpo no rechace el corazón.
— Gracias doctor, usted es un ángel —expresaba el padre entrecortado y Jeon, conteniéndose, solo asentía.
Y aquí está la prueba una vez más de que no se equivocó de profesión.
Pensaba Jungkook mientras que sus pies avanzaban por los pasillos del hospital y en dirección a su oficina, totalmente complacido por el fin de su jornada, pero atormentándose de que debe posponer nuevamente la celebración de su aniversario y es que no hace un año del fatídico evento en donde por poco pierde al amor de su vida, gracias a que él no sabe sobrellevar sus sentimientos y no es una persona comunicativa. Menos mal que su Aladín, su Park Jimin, lo ama y es el ser más comprensivo en la fas de la tierra.
No les va a mentir, esta fecha le golpea por más que él no lo desea, y es que está muy resiente la pérdida de su padre, pérdida que a la vez fue el rencuentro. No obstante, por muy ausente que estuvo en su vida, le marcó el hecho de que como médico no pudo hacer nada por salvarlo o que a lo mejor por el rencor que guardaba desde pequeño no pudo encontrar una solución a tiempo. Por más que sus colegas lo alentaron confirmando que su juicio no erró, que él o ningún otro doctor, hubiera sido capaz de salvarle la vida aquel sujeto, pero aún así, Jungkook no ha podido olvidar y ya ha transcurrido un año prácticamente.
Organizando sus pertenencias para ya retirarse e ir en dirección a su casa, con su portafolio de cuero en una mano y la bata blanca colgada en el antebrazo de la otra, observando que todo estuviera organizado, camina hasta el interruptor de la luz para ya salir, cuando su celular vibró, anunciándole que tenía una notificación.
📲(mtx) Yoon: Ya cancelé los
pasajes y el hospedaje, pero no
lo pude cambiar para la fecha
que me pediste. Lo siento.
Al leer el mensaje enviado por Min Yoongi, suspiró frustrado y soltó lo que sus manos atesoraban, para arremeter furioso contra su cabello y zafar su corbata que minutos antes había acomodado con estilo. ¡Vaya, es qué no podía tener más mala suerte!. ¿Ahora, cómo le diría a Jimin que no solo se atrasarían los planes de viajar y más que era su primer viaje juntos, si no qué probablemente ya no lo hagan?. ¿Cómo le explicaría qué otra vez no podrán celebrar a tiempo su aniversario?. A parte, que tenía preparado un itinerario especial para su ángel y lleno de sorpresas. Tenía un mes de vacaciones, uno que ha cuidado con anhelo para que coincidiera con el ocho de noviembre. Ha trabajado horas extras y ha doblado turnos de guardias, dejó el departamento perfectamente preparado para que marchara bien en su ausencia y cuadró su agenda de consultas en beneficio de sus pacientes, donde muchos casos de relevancia ya fueron atendidos y otros que podían esperar, serían la prioridad para cuando el regresara, para que ahora todo se desvaneciera. Tres meses llevaba planificando a lujo de detalles y que en solo un día se destruyeron, pero así es la vida de un médico.
Resignado ya con la noticia, retomó sus cosas, respiró profundo y se dignó a salir de hospital. No desea enfrentar a su pareja porque no tiene cara ni corazón para ver esos ojitos color avellana que tanto ama desilusionados, sin embargo, no lo puede alargar y es que él prometió hace un año, que tengan el problema que tengan, lo sobrellevarían juntos. Así que mientras maneja por las calles céntricas de Seúl y bajo la armoniosa voz de Park Filter, su filtro vital y del cual es fiel admirador, reza silenciosamente por llegar y que el dueño de estas melodías que escucha, esté profundamente dormido, para así tener esta conversación mañana, cuando él esté más fresco, más descansado. Por lo que constantemente mira la hora y se alienta a él mismo ya que las probabilidades son bien altas.
[•••]
Jimin y Jungkook caminan justos, con sus manos entrelazadas a un ritmo lento, con pisadas sincronizadas a la salida de Jin Hit Entertainment, la agencia donde trabaja el menor codo a codo con dos grandes amigos de la pareja, sí, porque a pesar de que Jeon los conoció por el rubio, han pasado tantos momentos juntos, que ya los considera parte esencial de su familia. Una bastante pequeña y conformada por su Park Filter, su hijo perruno Bam y claro que también el dúo dinámico de Suga y Jin. Ambos jóvenes, que sus edades oscilaban entre los 29 y 34 años, desprendían una química espléndida cuando estaban juntos y cualquier persona que pasara cerca de ellos, sentiría el amor que se tienen, sin embargo, el corazón del castaño lloraba cuando se detenía a admirar a su Mochi y es que en él todavía hay rastros de desánimo por aquel viaje que tuvieron que cancelar.
Hoy hace precisamente un mes de la operación de Suho, de que lo llamaran en la mañana y le dieran la noticia de que aquel corazón que tanto luchó para su paciente estaba disponible, esa noticia que tanto lo alegró, pero que a la vez destruyó sus planes para su quinto aniversario. Recuerda como días antes, le había comentado a Jimin que celebrarían el 8 de noviembre durante todo el mes , sería un noviembre sin fin, y viajando por el mundo, que era sorpresa el destino e itinerario, pero que preparara maletas para conocer los lugares más famosos y hermosos que existen en la tierra, como Paris, Roma, las Vegas, New York, reservas naturales, etc. Lo recuerda todo, como al llegar a casa esa noche, casi de madrugada, el rubio se encontraba muy despierto esperándolo y para enseñarle las últimas compras que había hecho para la ocasión, como también la mirada triste luego de que Jungkook le explicara el porqué tuvo que cancelar el viaje y que desgraciadamente no podría ser reorganizado para después, que por más que él quisiera se le salió de las manos. Todo esos destellos pasan por la mente del doctor cuando ve directamente a los ojos de Jimin. Sabe que él no lo dejará de amar por un desafortunado evento, de hecho, le expresó en ese momento que él entendía, que no se preocupara y que no hacía falta un día específico para celebrar cuanto se aman.
«Kook, mi vida, no te sientas mal por mí que yo sé lo que la familia Choi y el pequeño Suho significan para ti, se que tu has luchado día tras día para mantenerlo con vida hasta él transplante. Acuérdate que yo estuve contigo, consolándote, en aquella ocasión que por poco lo pierdes. No te atormentes, ya habrá oportunidad para realizar nuestro viaje juntos y más planes, no hay día o fecha necesaria para demostrar cuanto nos amamos. No estés triste, ¿si?»
Esas palabras las tiene presente, esas líneas llenas de ternuras y espetadas por Jimin hace un mes, aún ondean en sus pensamientos, no obstante, aunque esa noche volvieron a unirse como un perfecto Yin Yang e hicieron el amor, Jungkook es conocedor que la mirada del menor evidenció decepción. Y es que el rubio estaba muy ilusionado, sería la primera vez que abordaría un avión y dejaría Corea para unas lindas vacaciones luego de su enfermedad y todos sus problemas de salud. No solo eso, también que sería al lado de Jeon, por lo que al caer las grandes expectativas tan abruptamente, Jimin se desanimó.
Y a Jeon le duele en lo más profundo de su alma.
Su Park Filter es su todo y su mayor deseo es que siempre esté feliz.
Ahora atraviesan el estacionamiento de la agencia, para ir en dirección al hospital, hoy salen los últimos exámenes que se le hicieron al joven paciente, el cual ha tenido una recuperación espectacular y aunque aún hay posibilidad de un rechazo, si los resultados dan correctos, las estadísticas serían alentadoras, demostrando un éxito rotundo y también que ya hoy podría darle de alta y que Suho vuelva a su casa. Al final, Jungkook quiso retribuir un poco el sabor amargo del aniversario, por lo que después de quince días de aquella operación, se acomodó a sus vacaciones, para poder estar tranquilo junto a Jimin y llevarlo de citas, claro, al pendiente del chico y yendo dos veces por semanas para revisarlo personalmente.
Y hoy es uno de esos días en que asiste al llamado de la familia Choi.
Los rayos del sol evidencian que están entrando en medio día, pero las bajas temperaturas eriza la piel de los ciudadanos, haciéndoles saber que ya están en época de invierno y Jimin observa el clima a travez de la ventanilla del auto del castaño, ansioso de que ya caiga la primera nevada. Y así hacen el recorrido hasta el centro médico. Con Jungkook concentrado en el timón y en el camino, con la canción de fondo There for you de Troye Sivan y con Park en el asiento de copiloto sonriendo y comentándole lo emocionado que está porque estarán juntos en la primera nevada de este año. Así la pareja de enamorados llegaron al hospital y anduvieron por los pasillos sin soltarse, porque aunque quieran, sus cuerpos mandan y se buscan solos, Jimin y Jungkook son imanes que siempre terminarán unidos. Siendo la atención del centro clínico porque cada persona que los conocía, cada vez que lo veían juntos y con las manos entrelazadas, sentía añoranza ligada con envidia, de la blanca, pero envidia de no poder tener una relación tan especial como ellos la tenían.
— Bebé, espérame aquí —espeta Jungkook abriendo su despacho y dándole acceso al rubio— ponte cómodo. No debo tardar, solo pasaré a recoger los resultados al laboratorio, los analizo y si todo está en orden, paso por la habitación de Suho para ya darle de alta, —concluye entregándole sus pertenencias a Jimin y un delicado beso en sus labios.
—Si hay complicaciones me avisas, Kook —responde el menor y el doctor asiente entre besos cortos.
—Voy hacerlo rápido para llevarte almorzar a ese restaurante nuevo en Itaewon si todo sale bien.
Entre sonrisas sinceras y besos voladores, Jungkook se apresuró en cumplir con sus tareas para tener una tarde libre y sin preocupaciones al lado de Park en una cita improvisada.
Y por suerte, todo está marchando de maravilla.
Pues ya pudo recoger los exámenes y la felicidad lo invadió cuando leyó esos papeles donde las analíticas de sangre salieron perfectas y sin rastros de algo que le anticiparan el rechazo del sistema del joven al órgano que le fue transplantado. Por lo que Jungkook estaba dando brinquitos invisibles mientras lo auscultaba y le comunicaba las excelentes noticias, tanto a los padres como al mismo paciente.
—¿Entonces doctor, mi niño puede irse a casa ya? —volvía a preguntar la señora Choi y sin dejar de llorar, mientras Jeon le seguía repitiendo que si.
Sin embargo, no le molestaba volver a decir que sí y es que no hay forma de explicar lo que un médico siente cuando informa que su paciente tiene otra oportunidad y más si este ha estado al punto de morir.
— Doctor —comentó el padre en lo que caminaba hasta Jungkook— entendí perfectamente lo que nos explicó a mi mujer y a mí sobre nuestro hijo, pero aún así me preocupo, entonces quiero escuchar su opinión y consejo.
—Claro señor Choi, lo escucho.
—Mire, es que tengo pendiente un negocio muy importante para mi compañía y el cual no puedo posponer más. ¿Usted cree qué si viajo a Tokio unos tres días mi hijo no tenga recaídas, puedo irme sin problemas?.
«Ay ahora mismo yo estuviera en Tokio junto a mi Jimin»
Suspiraba Jungkook escuchando al hombre y respondiendo a su interrogante.
—Señor Choi por lo bien que dio la analítica puede irse confiado, es muy poco probable que su hijo empeore. No le puedo dar cien por ciento de seguridad de que su cuerpo no rechace el transplante, pero si de que eso no sucederá de un día para otro ni ahora. Solo queda observar su evolución y estar pendiente por si surge algún síntoma. ¿Cuándo sería su viaje?.
—Salgo mañana a primera hora y el domingo en la noche regreso. Es un viaje prácticamente de ida y vuelta.
—Pues vaya confiado, le aseguro que su hijo estará en perfectas condiciones cuando usted regrese —reafirmó el castaño y correspondiendo a las reverencia del mayor.
—Se que usted no los ha dejado en claro, que su ética profesional está en contra de recibir regalos en muestra de la gratitud que tenemos personas como nosotros, pero le reitero, si tiene algún problema, no dude en acudir a nosotros porque para la familia Choi es un honor ayudarlo. Usted y Jimin ya forman parte de ella.
Fue en ese justo instante en que una alarma se prendió en él, gracias al nombre de su amado y el lugar a donde viajaría el señor Choi, como también que ese hombre que ahora le regalaba palabras conmovedoras, es el dueño de una compañía trasnacional de productos orgánicos coreanos y con miles de conocidos en toda Asia . Mierda, moría de vergüenza con tan solo pensar en aceptar la ayuda, pero es que Tokio era la cuidad más importante en su antigua escapada romántica por su aniversario y que por eso la había dejado para el final de su recorrido. Su corazón se aceleró y se debatía si hablar o no, sin embargo, ¿qué no haría el por Park Jimin?, efectivamente, haría de todo por él y perder la cara por pena no era la excepción. Nada le costaba intentar y más que ya idealizo las expresiones alegres de su prometido, si el señor Choi le dice que sí.
—Bueno, me da mucha vergüenza pedirle un favor a usted y perdone mi atrevimiento, pero si hay algo en que me puede ayudar.
—No se diga más doctor, soy todo oídos y créame, nada se compara lo que usted y su dedicación hizo por nosotros.
—Primero y sea honesto por favor, ¿usted viaja en vuelo comercial o privado?
[•••]
La alarma destinada para las cuatro de la mañana comienza a sonar en la recámara de Jimin y Jungkook, haciendo que el menor se remueva incómodo y dormido por el molestoso sonido, así que cierto castaño, que no ha pegado ojo desde ayer, se apresura en apagarla para que su Mochi pueda descansar unos minutos más y en lo que él se asegura de que todo esté listo. Lo bueno es que él conoce como su amado disfruta de ser un dormilón y que no estará completamente consciente hasta que él mismo lo obligue a que abandone la cama. Con una sonrisa gigante y en silencio, admira la belleza de Park Jimin acostado en las sedosas sábanas e iluminado levemente por la lamparilla de noche de luz tenue que sobresale en la obscura y acogedora habitación. Suspira con un poco de cansancio, le dedica una última mirada a su pareja y con pesar se levanta para ir en dirección a la ducha y con el teléfono en mano. Debe cerciorarse que todo esté maravillosamente preparado para que sea el mejor recuerdo para ellos.
Vestido cómodamente para dos horas y media de vuelo, más la lista interminable de lugares que planificó de un minuto para otro y que desea visitar en Tokio desde que aterricen, Jeon se observa en el espejo feliz y se dispone a revisar su celular en lo que se cepilla los dientes. Siente gran alivio al ver que todo marcha al cien, más porque ya el señor Choi le envió un mensaje hace cinco minutos diciendo que lo esperaba ansioso por la zona de embarque privados junto a su secretario, porque sí, como lo predijo, este buen hombre viajaría en el avión de su compañía y aceptó llevarlos encantados. También de Jin, que parece que es él quien volará y es que fue a quien acudió para que armara la maleta de Jimin, ya que en cuanto a gustos de ropas, aseo y otras necesidades básicas, su hyung Jin era el que mejor lo conocía y ahora le texteaba al castaño para recordarle cada detalle que dejó preparado y que sus pertenencias ya estaban en el coche. Fue a despertar a su Mochi aún leyendo los correos donde le confirmaban sus reservaciones una vez más, tanto del hotel donde se hospedarán como de los mejores restaurantes y sitios románticos japoneses, aptos para una pareja de recién casados entre otras sorpresas.
— ¡Jeon Jungkook¡ —gruñó el rubio todavía acostado y en lo que el mayor le hacía cosquillas para espabilarlo— ¡tú procura qué esta sorpresa valga la pena, por qué sino date por muerto! —seguía refutando Jimin, pero ya sentado en la cama y restregándose los ojos.
«Tan lindo y es que míralo, hasta malhumorado es bello»
Deliraba Jungkook entre risas por la escena del berrinche de su prometido y muriendo por el terriblemente hermoso puchero, donde esos labios pomposos se abultan y su entrecejo se contraía de una forma tan tierna que lo volvían a enamorar.
—Jimin, no proteste más que la vas a amar, así que muévete que ya estamos atrasados y lo que sigue —se burló el castaño antes de desaparecer por la puerta— Voy a preparar el desayuno, tienes quince minutos para vestirte.
Con los quejidos dulce de Park al fondo y su cuerpo temblando por los nervios, traspasa la salida y sigue con el objetivo principal de estos tres días. Hacer feliz a su Park Filter y que esta nueva experiencia sea inolvidable para ellos. Recordando como su pareja no ha dejado de hablar del sueño que tiene desde que conoció Japón por primera vez, pero que aquella ocasión fue por trabajo y no pudo disfrutar de esa cuidad que le robó el aliento. Por eso él ahora se lo haría realidad, como también la promesa que le hizo hace un año. Estar juntos hasta que la muerte lo separe.
Y unidos, siendo uno solo, tomaron rumbo a la nueva travesía.
— ¿Kook, qué hacemos en el aeropuerto?.
El carro se parqueó en las instalaciones del Incheon e instantáneamente el rostro del menor se sorprendió. A ver, que Jimin no es tonto y lo dedujo mientras más avanzaban los kilómetros en esa dirección, pero igual estaba anonadado, con miles de sensaciones recorriendo sus venas.
— Jimin yo te prometí un viaje y aquí está, no como lo planifiqué, pero que sé que lo disfrutaremos igual o el doble...
— ¿Jungkook tan así? —interrumpió el menor que no atinaba a nada y tartamudeando— y los pasaportes, las maletas o...
Esas palabras fueron cortadas y silenciadas con los labios del castaño, quien no dudó en quitar su cinturón de seguridad, agarrar a su amado por las mejillas y plantarle un pequeño, pero profundo beso.
— No protestes más que te vas a hacer daño —otro beso— yo me encargué —y otro más— de acicalar lo imprescindible —lo miró sin soltar su rostro— y tengo tus documentos junto a una maleta con todas tus pertenencias. Entonces mi Park Filter, déjate guiar porque esto apenas comienza y por favor, las preguntas para cuando regresemos, ¿si?.
Como respuesta recibió un cálido abrazo y que era más que suficiente para él. El temblor y los sollozos de su prometido mientras le otorgaba un recorrido de besos húmedos por su cuello, era un sí rotundo a todo.
Sin perder tiempo, ambos chicos se encaminaron a su viaje de ensueño. Y es que:
—Jimin, yo soy tú.
—Tú eres yo, Kook.
Al derecho o al revés, tiene el mismo significado. Un amor sin fin.
[•••]
Es que nada pudo haber salido mejor, entre tú y yo, sabemos que fue un evento que los marcó de por vida y siempre lo atesorarán con demasía, porque desde que pisaron el aeropuerto de Haneda en la capital de Japón, se sintieron plenos y dichosos por haberse conocido. Donde Jeon Jungkook no bajó su cámara, ni obvió algún suspiro, movimiento o segundo de su prometido desde que entregaron los tiquetes y se montaron en el avión mientras que Jimin solo sonreía y agradecía recordándole continuamente que conquistarlo fue su mejor decisión. Así, entre momentos especiales, citas en restaurantes o tiendas, o recorriendo cada espacio de esa ciudad, habían pasado unas dos noches y ya deberían regresar mañana, por lo que la pareja de enamorados terminaban su supuesto recorrido bajo la luna llena, un cielo estrellado y vacilando los fuegos artificiales en lo más alto de la rueda de la fortuna en Disney World Tokyo. Abrazados sin centímetros de por medio, con la cabeza del menor en el pecho del castaño, ligeramente inclinado y agarrando la cintura de Jungkook con sus brazos, mientras que este posaba su barbilla en la coronilla del rubio y con sus dedos acariciaba su espalda. Con la vista fija en el gran paisaje, suspirando y en silencio, pero que a pesar de que no se decían nada, su lenguaje corporal lo gritaba todo, todo lo que abarca cada una de las letras de amor, prosperidad y gratitud. Por lo que han disfrutado al máximo esta experiencia.
—Cariño ya es tarde y debemos descansar, mañana regresamos.
—Como desee el amo —correspondió Jungkook depositando suaves besos en la cabellera dorada— ¿dime mi Park Filter, la pasaste bien?.
—Más que bien, fue majestuoso —refutó y levantó la mirada para observar a su doctor— el mejor viaje de mi vida Kook, gracias.
Y poco a poco fueron acortando la distancia hasta volverla cero.
Sus belfos se unieron nuevamente, siguiendo un ritmo sensual y delicado, donde sus lenguas se aclamaban una a la otra y en se carril solo se escuchaba el sonido obscenos del chasquido de la saliva y como a ambos se le escapaban gemidos casi mudos, pero extasiado en pasión. Deberían frenar ahora o ese inocente beso se transformaría en una fiera, de hecho, ya sus entrepiernas les estaba avisando con un minúsculo despertar. Hasta que por fin, el pitido de la atracción les notificó que ya se encontraban en el suelo y deberían bajar de la estrella.
Con el mismo entusiasmo y efervescencia que los guió desde el principio, finalizaron su visita en ese famoso parque y se dirigieron al hotel. Por temas de precaución por la condición de Jimin, no lo habían estrenado como los seres fogosos que eran, ya que se acoplaban a un plan con sin fin de sitios icónicos para solo tres días y el rubio no podía estresar su corazón más allá de su límite. Total, para entregarse en cuerpo y alma, no hay lugar inédito cuando tienes la compañía indicada. Sin embargo, no hicieron más que abrir la suite y con telepatía mutua desaparecieron la ropa que cada uno portaba, dejándola esparcida en los rincones del pulcro suelo de mármol, mientras que sus figuras se dirigían a la cama y siguiendo el ánimo del beso que empezó media hora antes. Se tenían una ganas potentes, como si fuera ayer que se conocieron.
Desnudos, friccionando sus miembros, suspirando y con Jungkook atrapando el cuerpo delgado de Jimin con sus fuertes manos mientras se paseaba levitando en cada comienzo o final de las exquisitas curvas del cual es dueño y en lo que ya comenzaba a preparar la entrada rosácea del contrario, se acostaron sensualmente en el lecho que sería testigo del deseo más pecador, pero que a la vez tatuaba la palabra amor. Entre jadeos agudos y convertidos en tentación pura, ambos chicos fluyeron como la mejor de las melodías. Sin dejar de explorar cada lunar escondido en sitios remotos o espacios que ya se conocían de memoria, pero que siguen teniendo el mismo efecto en Jimin y Jungkook cuando hacían el amor.
Sus labios nunca abandonaron el sentimiento de dependencia, de estar pegados como si el oxígeno no fuera vital o que las mordidas ardían cuando los roces no frenaban. O esas manos traviesas que se dedicaban a palpar las debilidades del cuerpo ajeno y que ellos eran expertos en tocar puntos claves para satisfacer al otro. Como en este instante, que Jimin volvió a darle el mejor sexo oral a su prometido, para luego gatear hasta su regazo y alinear el miembro de su pareja en su orificio, de forma tan tan sexy que Jungkook se sentía la persona más especial del planeta tierra, gracias a que su fiel compañero era nada más y nada menos que Park Jimin. Su algodoncito de azúcar.
— Arg, mierda Mochi, tú me vuelves loco —expresó el castaño entrecortado por presenciar como su intimidad llenó al contrario y que a la vez fue abarcada por las corrientes eléctricas que le brindaron las paredes anales del rubio.
—Mmm, te amo Kook.
Y en un vaivén lento de movimientos, iniciaron la danza de las embestidas.
Los jadeos y gemidos hacían competencia con el sonido de la cama golpeando la pared y las tantas posiciones donde se volvieron a dar el sí quiero, un poco lujurioso y con palabras sucias, pero que igual estaban repletas de cariño y admiración. Entre certeras estocadas por parte de Jungkook, él cual con una ágil técnica había volteado la situación, encontrándose con la escena de tener al amor de su vida en cuatro, con el torso pálido y etéreo marcado por sus labios con antelación, pegado a las sábanas, tocando justo en el punto dulce, haciéndolo gruñir y a Jimin retorciéndose por el gozo.
Solo bastó otra embestida, para que Jimin chillara y alcanzara el tan esperado éxtasis, enviándole a su prometido y doctor Jeon, con lágrimas de felicidad en sus ojos, una señal de que ya terminó y esté aferró el agarre de sus manos en la estrecha cintura del menor, cuando su miembro fue estimulado con el orgasmo del contrario hasta acabar también, casi a la par que su Jimin. No importó ni las gotas de sudor o la respiración intermitente, Jungkook acostó su cabeza en la espalda del rubio y repartió besos mientras lo seguía penetrando aunque ahora más suaves y acariciando a Jimin. Por unos minutos guardaron la pose y recuperaron el aliento, sin tomar en cuenta que sus esencias se unían y embarraban tanto la cama como sus cuerpos. Igual, concluyeron acostados boca arriba, con las piernas entrelazadas, Jimin recostado en el pecho del castaño, imitando zancadas con sus dedos y que viajaban desde el área de los pezones hasta el tonificado abdomen, mientras que Jungkook solo disfrutaba sosteniéndolo con una de sus manos de almohada, dándole mimos e intoxicándose con su aroma.
—Sabes Mochi, eres lo mejor que me ha pasado en la vida —habló el mayor cuando tuvo potestad para hacerlo— por eso mañana te tengo la última sorpresa y ahora no me cabe dudas del porqué estoy tan seguro.
— ¿Qué es Kook, me supera la intriga?
— Es loco como este viaje, sin embargo, ya tú me diste una afirmación —respondió Jungkook con dulzor, sin parar las caricias, pero tomando la muñeca del brazo que porta ese gran anillo— y no quiero devolución, Park Filter.
Jimin, tan inteligente como es, ladeó la cabeza para observar directamente a esos ojos azabaches y redondos y comprobar que lo que espetó es verdad, sintiendo que su corazón se perdía por el aumentar de sus palpitaciones. Pues es con lo que la pequeña estrella de la cultura coreana, ha soñado desde que conoció a ese ángel guardián tan ardiente y sexy de bata blanca.
—Eres mi luna Jimin, mi luna en mis noches mas fantasmales, por eso mañana te haré mi esposo antes de retornar a nuestra casa.
—Y tú eres el sol que despeja mis días grises Jeon Jungkook, por eso siempre tendrás mi sí.
El rubio no lo meditó y sin más lo volvió a besar colocándose encima de su castaño, solo suyo y que aunque parezca posesivo, el mismo Jungkook le ha demostrado que siempre será de él, cómo Jimin le pertenece a él .
¡Y a partir de mañana vivirán en un noviembre sin fin¡
Por el resto de la eternidad o hasta que la muerte decida separarlos.
¡Fin¡
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
(Inspirado en el primer G.C.F y que fue estrenado un 8 de noviembre 🔝🔝🔝)
Muchas gracias por estas mil lecturas en mi primer historia Kookmin, por lo que le puse un bono especial. Espero que lo hayan disfrutado y si les gustó no olviden la ⭐️. Los quiero y los leooooo.
Pd: Todo lo narrado es completamente ficción, no confirmo nada ni soy doctora. Los errores serán corregidos en unos días.
Kath 💙💛
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