II
A la mañana siguiente el alfa abrió los ojos y se frotó los párpados mientras se sentaba, viendo a los lados. Estaba algo aturdido, ya que se sentía un poco pegajoso.
Sin embargo, su corazón casi se detuvo cuando vio a un chico de cabello negro sin ropa y durmiendo acurrucado. Su respiración era lenta, pero se comenzó a acelerar cuando vinieron las imágenes de él tomando a aquel pequeño omega.
—No, no —negó y luego se levantó, viendo que su ropa estaba tirada a un lado, así que comenzó a vestirse—. ¿Qué hiciste, tonto? —se regañó mientras veía como el pequeño hombre había empezado a temblar.
Tenía miedo de que el omega se despierte y vaya con algún policía para denunciarlo, no tenía suficiente dinero como para pagar a un abogado. Sabía que lo que hizo estuvo mal, no debió dejarse llevar por el celo del chico.
Al ver que el omega seguía temblando, se quitó su abrigo para ponerlo encima de su cuerpo desnudo; no sabía que más hacer y pensaba que una disculpa no sería suficiente. Sacó de su riñonera una hoja para escribir una carta y luego un pequeño fajo de billetes, que puso dentro de ella.
"Siento mucho haberme aprovechado de tu celo, realmente no quise hacerlo. Por favor, no me denuncies, no soy un violador y no quiero pasar años tras las rejas.
Aquí te dejo un poco de dinero, sé que no compensa lo que te hice, pero no sé qué más hacer"
Mordisqueó su labio mientras colocaba el tubo de papel dentro de la mano del omega, quien parecía no querer despertar. Pensaba que el chico era realmente muy bonito para ser un indigente.
Después de eso, se fue y cuando salió miró para los lados con temor de que alguien pudiera haberlo visto. Caminó un poco, dándose cuenta de que su carrito sandwichero seguía ahí y suspiró aliviado, porque no lo robaron ni lo vandalizaron. Se subió para encender el motor y empezó a conducir, alejándose de ahí.
🥪🍉
Baekhyun abrió los ojos lentamente, debido a que el sueño ya había dejado su sistema. Bostezó mientras despeinaba su cabello largo y luego sintió algo en su mano, por lo que la abrió, viendo que era un papel enrrollado.
—¿Qué es esto? —susurró para sí mismo mientras extendía el papel.
Sus cejas se levantaron y luego recordó lo que pasó el día anterior; su celo se volvió indomable y aquel alfa alto lo había tomado. No pensaba en llamar a la policía en realidad, ya que sería perder el tiempo y además no se sintió abusado en ningún momento, al contrario, fue bastante satisfactorio. Agradeció aquel fajo de billetes, ya que al menos podría comer algo ese día.
Aunque se sintió un poco extraño, porque era incómodo recibir dinero luego de haber tenido sexo, pero según leyó en la carta, el alfa no lo hizo con mala intención y además, dinero era dinero y él quería comer.
Se vistió, pensando en que seguramente el alfa vio su ropa interior toda rota, por lo que se sintió un poco avergonzado, pero dejó de pensar en eso después de un momento, porque posiblemente nunca lo volvería a ver, en realidad tampoco lo recordaba muy bien, ya que la bruma de su celo fue más fuerte, nublando su vista.
Se puso aquel abrigo grande, sintiendo bastante calor. Quería tomar un baño, ya que tenía semen seco entre sus muslos, pero sabía que tendría que quedarse así, porque no había lugares para asearse. Estaba un poco asustado, pensando que quizá aquel alfa lo había impregnado y no tenía manera de saberlo.
Salió del lugar para ir a comprar algo para desayunar y la pastilla de emergencia, al salir una ráfaga de viento helado golpeó su cara, así que bajó la vista al suelo para empezar a caminar hasta alguna farmacia cercana.
Luego de comprar la pastilla se la tomó con ayuda de su pomo de agua. Le dolió un poco gastar, ya que aquella tableta era un poco cara, pero sabía que era lo mejor. Suspiró para luego irse a una pequeña tienda; se asombró cuando los empleados no lo echaron, quizá era porque aquel abrigo se veía nuevo.
Ahora estaba de regreso en su departamento, ahí se sentó a comer el pequeño bizcocho que había comprado y pensó que era realmente delicioso, tanto tiempo sin comer comida buena le había llevado a un punto sensible en ese momento. Quería llorar de la felicidad solo por haber probado un bizcocho empaquetado.
Cuando acabó de comer se preguntaba si alguna vez volverá a ver a aquel alfa, probablemente no, pero esperaba que le fuera bien en la vida. Sonrió, imaginando cómo sería tener un alfa que cuidara de él.
Unas cuantas lágrimas empezaron a salir de sus ojos sabiendo que ningún alfa decente podría querer de pareja a un indigente como él; los únicos en su entorno eran adictos y criminales. Cerró sus ojos, recordando la noche pasada y sus mejillas se calentaron, además su piel picó por el toque de aquel hombre. Bueno, también picó porque necesitaba bañarse.
Haría durar esos treinta dólares lo más que pudiera, por ahora quería simplemente dormir, ya que en realidad no tenía nada que hacer. Hubiera querido poder buscar un empleo, pero nadie quiso contratarlo ni para limpiar baños, debido a que no tenía su título de bachiller, ni experiencia y además por ser un omega. La gente empleadora tenía el pensamiento de que los omegas no eran aptos para trabajar, ya que en cualquier momento quedarían en cinta o serían marcados, botando su empleo.
No negaba que había pasado por su mente muchas veces prostituirse, pero no podía, aunque estaba en la calle, comiendo de la basura, simplemente no quería vender su cuerpo. Pensaba que quizá era tonto.
Pasaron las semana y Baekhyun tuvo que volver a los basureros, ya que se le había terminado el dinero, pero lo bueno era que el invierno había disminuido por lo que ya no tenía tanto frío como antes.
Esa tarde encontró un rico pay de moras en la basura el cual se comió con muchas ganas, últimamente había tenido hambre de cosas dulces y afortunadamente halló algo delicioso.
Seguía con su vida solitaria, tratando de conseguir comida y alguna cosa que podría serle necesaria. Volvía a su casa para poder descansar; la mayoría del tiempo pasaba durmiendo para no tener hambre.
Esa noche despertó por un sabor agrio en su boca y luego fue al retrete viejo de aquel departamento dispuesto a devolver su preciado pay, lo único que había comido en dos días. Se quedó arrodillado aún expulsando su estómago, luego jaló de la cadena para que todo se fuera.
Era cierto que había agua ahí, aunque no era apta para consumirla, por eso solía buscar en fuentes, además esa agua estaba bastante sucia. En lugar de limpiar su cuerpo solo haría que apestara más, pero servía para el inodoro.
Pensó que quizá aquel pay había estado muy dañado, así que simplemente limpió sus labios para tomar un poco de agua de su botella y enjuajar su boca. Después quiso volver a dormir, pero no pudo ya que tenía mucha hambre.
Aún tenía un poco de ropa de lo que había encontrado en los basureros, así que se cambió por una camiseta con algunos agujeros y un pantalón elástico de dormir. Al principio aquel aroma a perejil y tomate del abrigo lo ayudó a tranquilizarse cuando entraba en alguna crisis de pánico, pero ahora el aroma se había ido, cambiando por un olor agrio.
Solía tener crisis de ansiedad, debido a que por la soledad, se ponía a pensar en que siempre viviría en la calle, que jamás podría tener un hogar donde comer sus tres comidas, ropa limpia y nueva, agua caliente o un baño para limpiar su cuerpo. Cuando pasaba eso solía salir para tratar de calmarse.
Dos semanas después estuvo completamente molesto, ya que todo lo que ingería se iba por el retrete y además se sentía demasiado débil, así que había días enteros dónde solo se la pasaba acostado, queriendo morir. No entendía que le pasaba, parecía ser más que un simple dolor de estómago.
Una tarde un poco soleada estaba caminando por las calles del centro, pensando en que quizá podría encontrar algo interesante. Sin embargo, se chocó contra algo.
—Fijate por dónde caminas, sucio —le dijo una señora muy rechoncha con cabello corto mientras levantaba a su hijo contra quien había chocado Baekhyun—. Puede que hasta le hayas contagiado algo a mi bebé.
Baekhyun no soportaba la voz chillona de aquella mujer y su cabeza había empezado a doler, por lo que simplemente se inclinó a manera de disculpa, pero la mujer siguió insultandolo. El omega no supo porqué, pero unos segundos después sintió un golpe en su cabeza mientras todo se volvía negro.
—Señora ¿Qué le hizo? ¿Está loca? —dijo un hombre cuando vio al omega en el suelo.
—Yo no le hice nada, se cayó solo, seguro es algún timador y está fingiendo —se cruzó de brazos, pero se preocupó cuando vio que el omega no despertaba y la gente había comenzado a mirarla.
Alguien llamó a una ambulancia y a la policía, se llevaron al omega mientras que la mujer fue arrestada para investigar lo que había sucedido.
En la clínica Baekhyun abrió sus ojos, viendo por la ventana que ya estaba oscureciendo y miró alrededor, sintiéndose confundido, ya que no recordaba haber ido allá, solamente los gritos molestos de aquella beta.
—¿Cómo te sientes? —preguntó una enfermera mientras entraba.
—Horrible —dejó caer un brazo sobre su frente—. ¿Qué hago aquí? No tengo para pagar este lugar —jugaba con el cierre de su abrigo.
—No te preocupes, la señora que estaba contigo fue obligada a pagar, te provocó mucho estrés según algunos testigos y en tu estado eso es malo —le dijo amablemente mientras se disponía a cambiar el suero.
—¿Mi estado? —entrecerró sus ojos, mirandola confundido.
—Sí, tu bebé, por cierto tendrás que quedarte unos días, ya que estás muy débil —le sonrió para luego darle unas pastillas—. Son vitaminas para que tu bebito este saludable —le dijo cuando vio el rostro de desconfianza del omega.
—¿Estoy embarazado? —levantó sus cejas y luego tomó las pildoras para pasarlas con el vaso de agua que la omega le dio.
—Sí, tiene un mes con dos semanas —asintió.
—Pero tome la pastilla de emergencia,ñ —exclamó algo alterado.
—Bueno, no siempre son efectivas —hizo una pequeña mueca de tristeza cuando vio el semblante del omega.
—Gracias —le devolvió el vaso con la tapita plástica donde habían estado las pastillas.
—Descansa —se despidió ella amablemente.
Baekhyun cerró sus ojos y tapó su boca, amortiguando un grito de rabia. No podía ser, estaba nuevamente en cinta; a su mente llegaron las imágenes de él en una clínica con la noticia de que su primer bebé había fallecido por sus malas condiciones de salud, no quería que todo lo que vivió una vez se repitiera.
Un montón de lágrimas cayeron por sus mejillas mientras arañaba sus brazos, queriendo que el dolor menguara un poco; no quería tener un hijo, precisamente por eso se había tomado aquella pastilla, pero parecía que la vida lo detestaba, ella amaba jugar con sus sentimientos.
Un enfermero llegó corriendo en ese momento, ya que Baekhyun sin darse cuenta había empezado a gritar, así que el beta intento inmovilizarlo y como no pudo entonces le aplicó un sedante. Poco a poco el omega empezó a tranquilizarse hasta quedarse dormido.
Cuando despertó de nuevo, pudo ver a alguien con bata blanca y a un lado a una enfermera, era la misma del día anterior y hablaban de algo, pero no entendía de que, aún estaba con efectos del sedante.
—Oh ya despertó —dijo el hombre mientras pasaba una luz por sus ojos.
—¿Qué me pasó? —tocó su cabeza, sintiéndola palpitar.
—Seguro necesitas agua —la enfermera le pasó un vaso que el omega bebió ávidamente—. ¿Por qué te descontrolaste?
—Porque no quiero tener a este bebé —tocó su abdomen y los otros dos se quedaron en silencio—¿Puedo interrumpirlo?
—Bueno sí, necesitamos el permiso del alfa que te embarazo, por escrito —dijo el médico.
—No sé quién es, solamente entre en celo y ya —cerró sus ojos, sabiendo que posiblemente no iba a poder quitarse al bebé.
—Entonces tendrías que pedirle permiso a un juez y-
—Hasta que me de audiencia ya estaré pariendo —le interrumpió y luego dejó salir un risa sin humor.
—Lo siento, no podemos hacer nada —se encogió de hombros—. Si logras encontrar al padre antes de los tres meses y hacer que firme el permiso, entonces podrás interrumpir el embarazo.
Baekhyun no dijo nada más y simplemente suspiró, probablemente su pequeño igualmente termine muriendo como el anterior, así que tampoco se preocupaba demasiado por ello, aunque sabía que otro trozo de su ser moriría como la primera vez.
Una semana después finalmente fue dado de alta y le dieron una receta para comprar vitaminas, pero apenas salió la arrugó para tirarla a la basura. No tenía dinero ni para comer, peor para eso.
Se fue caminando cabizbajo hasta su barrio donde se terminó refugiando. Se sentó en su departamento, mirando hacia la ventana mientras pensaba que quizá su fertilidad bien hubiera podido ser otorgada a alguien que si pudiera y quisiera tener un hijo. Él quería, pero no podía por su problema económico.
A los dos meses finalmente el invierno había pasado, por lo que ahora el calor se hacía presente, así que podía ir a los ríos afuera de la ciudad para poder bañarse y limpiar un poco su ropa.
Ahora estaba con la naturaleza alrededor mientras se zambullía en el agua fresca y limpia, sintiendo como la mugre se iba de su piel. No tenía jabón, así que las piedras ayudaban a lavar su ropa; después de nadar como pez, fue a pasear un rato encontrándose con algunos árboles frutales de dónde agarró mucha fruta para comerla después. Cómo ese lugar no le pertenecía a nadie y los árboles eran silvestres, podía volver cuando quisiera.
Se dio cuenta que había adelgazado mucho más, siendo que lo único que crecía en su cuerpo era su panza dónde descansaba su hijo. Comía sus frutas, tratando de tener algo en su estómago.
En su antigüo embarazo solo llegó hasta los tres meses, así que pensaba que quizá estaba cerca de perder a este también. Realmente no quería, su pancita era su única compañía, a veces se ponía a hablar con su bebé cuando no podía dormir.
—Ya verás que mamá te va a cuidar mucho, no te preocupes, pequeño —dijo una noche entre lágrimas, no queriendo perderlo también.
No sabía cuántos meses habían pasado, ya que no llevaba la cuenta y todos los días parecían ser iguales, pero estaba casi seguro que había superado lo que solían llamar como meses de peligro.
🍉🥪
—¿Tiene de camarón? —preguntó una chica mientras ojeaba el pequeño menú en el carrito.
—Sí, es un nuevo sanduche —sonrió amable.
—Deme tres —pidió contenta, ya que no era sencillo encontrar sandwiches de ese tipo— ¿Tú haces los sandwiches? —preguntó curiosa mientras le pagaba.
—Sí —dijo algo tímido.
—Seguramente tu omega es muy afortunado, no a muchos alfas les gusta cocinar —le sonrió mientras le daba un gran mordisco a su sandwich y sus ojos brillaron de felicidad.
—Gracias —simplemente dijo, sabiendo que nadie lo esperaba en casa.
La muchacha se fue y él siguió recorriendo las calles y parándose cerca de los colegios y universidades dónde sacaba más dinero. Agradecía que las fechas de vacaciones ya hubieran terminado.
Cuando la noche cayó, estuvo algo cansado, pero pudo terminar de vender casi todo, solo le quedaron unos pocos que podría usarlos para la cena. No le gustaba gastar dinero innecesariamente, ya que quería agrandar su casa y poner un puesto de sandwiches ahí.
Se parqueo frente a una tienda con el fin de poder comprar un poco de tomate para hacer los sandwiches, luego de un rato volvió con la funda y vio a alguien cerca de su carrito, así que frunció el ceño con preocupación.
—Oye ¡Sal de ahí! ¡Vete! —le dijo enojado a la persona que estaba husmeando.
—L-Lo siento, no quise hacer daño —susurró apenado.
—¿Qué quieres? —miró de arriba a abajo a la persona, dándose cuenta de que era un omega.
—Bueno yo, solo me preguntaba si tenías algunas sobras —agachó la mirada—. No he comido en algunos días.
El alfa vio un pequeño bulto en el abdomen del omega, dándose cuenta de que estaba en estado y luego miró lo delgado que se encontraba; usualmente no solía regalar comida, pero le dio mucha pena ver a una madre en ese estado.
—Bien, tengo algo —susurró resignado, acercándose más a su carrito para sacar unos sandwiches, pero en ese momento un aroma entró por su nariz—. Oye —le tendió los sándwiches— ¿No nos hemos visto antes?
El omega dio una gran mordida a su sandwich y luego levantó la mirada cuando escuchó la voz del alfa, es ahí cuando sus recuerdos volaron. Aquel aroma a tomate y perejil era inconfundible, sus ojos se ampliaron mientras empezaba a masticar con mucha lentitud.
—Yo... bueno —parpadeó, no sabiendo que decir.
Los ojos del alfa se agrandaron cuando ese aroma a sandía lo envolvió; los gemidos, sus empujes y el sudor mientras se volvían uno solo. Ambos se quedaron en silencio siendo únicamente interrumpido por el sonido de patrullas a lo lejos.
—Eres el chico que estaba en celo —tragó saliva algo nervioso y luego su mirada volvió a bajar por su abdomen hinchado.
Baekhyun se encogió a sí mismo mientras tapaba con una mano su vientre. Siguió mordiendo su sandwiche y en ese momento no supo que hacer, si irse o quedarse. Su cerebro no conectaba.
—Me tengo que ir, gracias por los sandwiches —dijo luego de unos segundos tensos.
—Espera —tomó su brazo, dándole la vuelta— ¿Es mi hijo? —señaló con su mirada a su vientre.
El omega tenía miedo de que aquel alfa se vaya a enojar con él, después de todo no lo conocía, tenía miedo, ya que cuando se embarazó la primera vez y le dijo al padre, este lo golpeó diciendo que solamente quería sacarle dinero y luego lo tiró a la calle.
—Por favor, responde ¿Es mío? —volvió a tragar saliva, sintiendo como sus manos picaban ansiosas.
—Yo... —estaba demasiado nervioso y empezó a llorar— sí —tartamudeó—. Pero yo —su respiración estaba acelerándose y quiso irse de ahí, pero el alfa lo abrazó, ya que había empezado a entrar en pánico.
—Tranquilo, cálmate, le hará daño al bebé —acarició su espalda.
El alfa no conocía al chico aparte de aquella noche, pero suponía que no era fácil estar en cinta, siendo que era una persona en situación de calle. No había esperado encontrarse con una escena así, pero algo en su corazón se calentó al saber que sería padre. Siempre quiso tener una familia, aunque no sabía si el omega también quería al bebé.
—Lo siento, soy patético —susurró, dejando poco a poco de llorar.
—No lo eres —lo apartó para limpiar sus mejillas—. ¿Quieres hablar sobre el bebé?
—Supongo —se desinfló, sabiendo que debían tener aquella charla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro