Capítulo 4. "Recuerdos parte 2"
Busque la manera de contarle sin que se altere pero no funciono, comenzó a decir:
— ¡Yo siempre supe que ese niño no era normal!, ¡Siempre!—
No aguantaba su reacción, deje de darle la espalda ignorándolo como solía hacer y me le enfrente diciendo — ¡Él es tu hijo!, yo siempre estuve segura de eso y ahora que más te necesita, tú le has dado la espalda, ¿Por qué lo haces?, ¿Por qué lo odias?, ¡Armin no tiene la culpa de que tu madre muriera!—
—¡CALLATEEEEEE!— enseguida me abofeteó fuertemente y caí al suelo, primera vez que Darío me golpea, quede en shock deseando que todo esto fuese tan solo una horrible pesadilla para luego despertar, como nada de eso pasó lo vi al él con el puño extendido y aquella impresión en sus ojos pero ni me levanto, tan solo me señalo diciendo
—Tú no sabes de lo que estás hablando, ¡enserio no sabes nada!, nunca sentiste lo que sentía yo cuando fallecieron mis padres, siempre te veía meciéndote en la silla sobando tu barriga por él bebe, feliz y tranquila ignorando todo de lo que estaba pasando a tu alrededor, en el momento en que yo más te necesite tú me distes la espalda por culpa de ese bebé—...
— ¡Yo a ese niño no lo quiero, y ahora menos, no es normal que alguien nazca con el cabello blanco y sin emociones no parece tener sentido!, a él no lo considero mi hijo tan solo es una maldición y creo que Dios me ha castigado por toda mis mala acciones en mi vida y tendré que vivir con eso—
— ¡Por favor!, Perdóname por si no te di el apoyo que necesitabas o te fui indiferente pero no sabes de lo que estás diciendo, no culpes a tu hijo por mis errores, él es inocente de todo esto, si te sirve de consuelo me hago responsable de todo lo que paso y si se murió tu madre lo lamento mucho—, comencé a llorar desgarradoramente pero para Darío no le era suficiente mi disculpa tan solo se fue dejándome sola con mis tristeza y mi hijo.
Las cosas fueron de mal en peor, Darío llegaba tarde a la casa y mayormente ebrio, a veces buscaba la manera de regañar a mi hijo y de pegarle pero yo siempre recibía los golpes por él intentando de protegerlo lo más que pudiera, lo despidieron de su trabajo eso me obligo a tener que trabajar para mantener a nuestra familia, a veces lo veía derrochando el dinero que yo con tanto esfuerzo ganaba en apuesta de caballo para él, cada vez venia en mi mente la idea de divorciarme de ese hombre pero había algo que no me lo permitía, no sé si era mi corazón por el amor que le tenía a mi hijo que quería que creciera teniendo la presencia de una padre genuino a su lado, eso era lo único que hacia desistir mi decisión.
Intente en meter a Armin al colegio pero las cosas no salió como esperaba, cada vez que lo recogía seguía escuchando los murmullos de todos a mi alrededor, tenían las miradas puestas en Armin incluso los niños de su salón lo veía un tanto extraño y uno dijo —Oye mamá ese es el niño extraño que no se ríe— y otro
—Papá ese es el niño viejo que te hable ayer—, incluso escuche algunos padres decir
—Que horrible niño—
—De seguro es un enfermo—
—Eh escuchado que no ríe ni llora—
— ¿Que no ríe y llora?, ¿acaso es un robot?—
—Es un ¡Anormal!—
Escuche todos los horribles comentarios sobre mi hijo como quise no haberlos escuchado nunca, ¿Qué les pasa a las personas?, me preguntaba, enseguida sujete fuertemente de las muñecas a Armin y nos fuimos lo más rápido que pudimos, casi corriendo, huyendo de todas las miradas que nos atravesaban a un lugar que no hubiese personas, cuando lo logramos me arrodille al suelo y comencé a llorar, de repente sentí la cálida mano de Armin sobre mi cabeza, acariciándome y preguntando —¿Por qué lloras mamá?—, vi su cálida y tranquila mirada y tan solo lo abrase con toda mi fuerza, volviendo a llorar y le dije —Te amo hijo—, en sollozos esperando alguna respuesta.
No quise que Armin volviera al preescolar y lo vieran como una clase de fenómeno, juzgándolo por ser diferente y me daba mucho miedo el tener que ver a mi hijo siendo víctima del bullying, aquellas ideas me atemorizaban, decidí comprarle unas enciclopedias y muchos libros para que se entretenga y aprendiera, nunca lo vi viendo televisión, siempre sumergido en libros de todo género, se volvía muy inteligente y eso a mí me reconfortaba, quería que estuviera siempre con migo para protegerlo sin salir a la calle y estar expuesto al horrible e inconsciente mundo de afuera.
Ya habían pasado siete años y Armin cumplió 11, yo seguía con la idea de no mandarlo al colegio no creo que lo necesite pero tuve una muy buena amiga que conocí con el tiempo, ella era profesora de un colegio no muy lejos de mi casa pero si había que caminar un buen recorrido para llegar, me pregunto por mi hijo o si tenía uno, yo nunca hable sobre Armin a nadie no quería que lo vieran como si fuese un invalido o que dijeran cosas sobre él, siempre buscaba la manera de evadir el tema pero no sé porque, tal vez sería la confianza y la buena amistad que tenía con ella que opte por decirle que sí tenía un hijo, entonces me pregunto sobre él y en donde está estudiando, en ese transcurso de la conversación no sabía que decirle, no quería contarle de todo lo que paso y menos de sus condiciones, me quede callada, me puse nerviosa, mis manos se ponían fría, ¿Por qué le dije que si tenía un hijo?, debí decirle que no o cambiar el tema, de repente sentí una mano acariciándome la espalda, era ella, percibía mi extraña actitud y con una voz reconfortadora me dijo —¿Qué tienes Cristina?, ¿Hay algo que no quieres decirme?, te aseguro que puedes confiar en mi—, ya no lo podía aguantar eh pasado todos estos años ocultando mis emociones, quería hablar con alguien para poder desahogarme, de repente la abrase con todas mis fuerzas y me puse a llorar, fue ahí que por primera vez conté la historia de mi hijo.
Increíblemente me sentía bien, tenía el apoyo de alguien pero había una idea que me ponía nerviosa de solo escucharlo y era el hecho de mandar a mi hijo al colegio, ¡no quería hacerlo!, quería que se quedara con migo y le dije a ella lo siguiente
—Gracias por preocuparte Genesis pero no creo que sea necesario que mi hijo tenga que ir—
— ¿Por qué?, no entiendo—
—Bueno tu sabes muy bien porque—
—El hecho de tener el cabello blanco y el no expresar emociones no significa que no tenga que estudiar—
—Tú no entiendes, además él es muy inteligente, lo lamento pero no— aparte mi mirada sobre ella haciendo un gesto de rechazo, ella enseguida contesta
—Cristina tu no vas a estar toda la vida protegiéndolo, no lo puedes mantener en una especie de burbuja protectora el resto de su vida, sé que lo amas y harías lo que fueras por él pero créeme que les estás haciendo un gran daño apartándolo de la sociedad—
—Él es feliz con migo oh... oh... bueno está tranquilo, nunca lo vi quejándose—
—Cristina dime como ara Armin cuando sea más grande y tenga que afrontar la vida como un hombre, ¿acaso pretendes que se quede en su cuarto leyendo libros por el resto de su vida?, siendo una carga para los demás y para ti—
—Tú no entiendes, de verdad tú no sufriste lo que yo sufrí—
—Cristina escucha aquí la que le cuesta ver las cosas eres tú, perdóname si tengo que ser firme pero yo también soy madre y en parte se lo que sientes pero no puedes permitir que tus sentimientos influyan en la vida de ese niño, estas siendo egoísta—
Enseguida me moleste por lo que dijo "egoísta", yo no estoy siendo egoísta ella nunca vio y escucho lo que yo viví con mi hijo, ¡no tiene derecho de juzgarme de ese modo!, me despedí de ella con un mal gesto cortando el tema y me fui de inmediato, pasando las horas en la cocina de mi casa lavando los platos me puse a pensar en la conversación que tuvimos, y aquellas dos frases llegaron en mi cabeza, "Cristina dime como ara Armin cuando sea más grande y tenga que afrontar la vida como un hombre...", "no puedes permitir que tus sentimientos influyan en la vida de ese niño...", enseguida reflexione en lo último y susurre desde mi interior diciendo —Tal vez si estoy siendo egoísta—, vi a mi hijo por la ventana de la cocina viendo el cielo con su libro favorito en las manos y me llego otro recuerdo: "... tu no vas a estar toda la vida protegiéndolo, no lo puedes mantener en una especie de burbuja protectora el resto de su vida, (...), créeme que les estás haciendo un gran daño apartándolo de la sociedad "—, aquellas palabras hincaron en lo más profundo de mi corazón, no quería que mi hijo sufriera o tal vez yo no quería que yo sufriera cada vez comprendía las palabras de mi dura amiga, ya sabía que tenía que hacer y era tomar la decisión más difícil de mi vida y para bien o para mal mi hijo tiene que buscar la manera de cómo encarar la vida pese a su condición, aunque en el proceso me llegue a afectar.
Al día siguiente fui a su casa, ella con una cara de vergüenza me recibe pero yo sin pensarlo dos veces sonreí y le di un fuerte abrazo, ella se disculpó con migo por decirme lo que me dijo pero yo le conteste que no se preocupara, que tenía razón, las dos sonreímos y fue allí donde decidí en hacer algo que nunca quería hacer y era mandar a mi hijo al colegio.
Buenos días, tardes o noche, pido disculpa si me tardeen publicar para lo que querían que publicara pronto, ya que eh estado súperocupado y aproveche este momento de mi tiempo para publicar, bueno este capítuloen comparación con el otro es más corto, por eso es la segunda parte. Buenossin más que decir un saludos y abrazos atodos ;-)
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