Capítulo 39: "El regreso de una rivalidad"
Faltaban pocos días para la demostración o función como lo quieran llamar, de las cinco chicas que estaban a prueba solo quedaron tres y entre ellas estaba Anabel, emocionada y nerviosa a la vez, faltaba poco para demostrar su talento ante todos, a unos pasos de cumplir su sueño.
La instructora se mantenía firme pero con un aire relajado ya que ella sabía que están las que quieren dar el todo por el todo, les hace una charla motivacional diciéndoles que son buenas pero finaliza declarando que <<aún le faltan para llegar al nivel de acá y por ende se tiene que esforzar el doble en estos últimos días>> típico de las instructoras como ellas.
Anabel no se tensa ni vacila en su interior, está completamente convencida de que tiene que dar un poco más para triunfar, no se deja desanimar, su actitud ha cambiado mucho, si hubiese sido hace unos meses tal vez hubiese vacilado, si tal vez fuera hace un año se daría por vencida pero ahora era diferente, estaba segura de sí misma pero se preguntaran ¿A qué se debió tan drásticos cambios en su personalidad?
Ella medio voltea a la izquierda y de reojo observa detrás del umbral de las cortinas rojas el rostro de Armin, a pesar de no verle algún gesto, notaba una energía de apoyo en lo más profundo de su interior, ella no se sentía sola, percibía en lo más hondo de su corazón que si lo tenía cerca siguiendo las melodía de su piano la liberaría por dentro haciéndola manifestar por afuera, Anabel intuía que teniendo a ese chico de cabello blanco podía sentirse completa y segura de poder llegar a su meta.
La cambiante y segura chica medio sube la mejilla y Armin baja la cabeza como una leve reverencia poniendo su mano en el pecho justo donde está el corazón, era todo un elegante y distinguido caballero para ella.
Helga la instructora prepara a las chicas a que monten una fila y dancen al compás de la música llamada "Battements Glisses" todas ella se posicionan agarrando con una mano el hombro de la de adelante y la otra la tensan en el aire flexionando las rodillas y juntando los tobillos al mismo tiempo siguiendo la jocosa melodía, sin perder el equilibrio para que luego se separen y brinquen como saltamontes y también girar como trompo sobre los dedos de sus pies, después se mantienen erguidas y rectas como un robot subiendo un pie cuatro veces para luego doblarla una a la otra como si fueran amarrar una cuerda, era una rutina bastante delicada, tenían que hacerlo al mismo tiempo sin tambalear ningún paso, sin bacilar algún movimiento, sin las minúsculas equivocaciones porque ya de allí se verían quien quedaría y quién no.
Al finalizar la rutina se escucha en el fondo del auditorio un eco de aplauso seco, las palmeadas de una chica algo alta, de curvas distinguidas, de grandes bustos, de piel clara, cabello rojo, rostro ovalado, labios carnosos de la misma chillante tonalidad de su pelo, de maquillaje exuberante y vestida de una blusa roja con un escote para descubrir la raya de sus pechos, acompañado de una chaqueta semis transparente blanca y usando unos ajustados pantalones negros más una boina negra en su cabeza, finalizando con unos altos tacones de color rojo, en pocas palabras era una mujer difícil de perder de vista.
A parte su chillante y suave perfume marcaba su distinguida presencia, las tres chicas al verla se cohíben un poco ya que inconscientemente se sentían algo inferiores al estar en frente de una joven tan guapa como ella.
Helga ni se inmuta pero se distrae un poco por oler su perfume, enseguida escucha a la atractiva visitante debajo de la tarima diciendo
—Felicidades se ven que son muy buenas— sonríe pero se pierde el gesto de su mirada ya que se esconde detrás de sus enormes lentes oscuros.
Una de las tres chicas susurran — ¿Quién es ella?— la otra que está al lado de Anabel responde —Ni idea pero por lo que se ve parece una actriz.
—Es muy linda, quisiera ser así de linda como ella— comenta la primera con un gesto desanimada, bajando sus hombros.
Anabel tan solo se queda observando ya que ese cabello rojo le recuerda a alguien desagradable de su infancia pero— ¿Quién será?— piensa ella.
Helga con una leve sonrisa más una cálida pero fastidiada mirada le responde— Muchas gracias señorita.
—Hehehehe... el gusto es mío, siempre me ha gustado el ballet, lo practicaba desde que era muy pequeña pero ya luego me retire cuando salí del colegio. Eeehhh... quisiera...—Se cohíbe de hombros— si no le he mucha molestia hacer unos cuantos pasos que aprendí, si me lo permiten.
Helga se queda unos segundos pensando entrecogiendo las cejas pero luego desiste y afirma con la cabeza, la preciosa chica sube a la tarima, exclamando con emoción en su mirada —Muchas gracias, tenía años que no pisaba una tarima como esta y nunca me imaginé poder hacerlo acá, es todo un alago para mi estar parada acá— sonríe encantadoramente.
Helga estira sus labios esbozando una leve y rápida sonrisa como si de modales se tratara, profiriendo —De nada.
La chica se quita su chaqueta descubriendo solo su blusa escotada y sin maga, el perfume agarró más vigor como una flor abriendo sus pétalos, se quita los lentes al igual que sus tacones y la cartera, se lo entrega a una de las bailarinas y ella se cohíbe un poco sonrojándose a la vez, asintiendo con la cabeza en recoger sus cosas, la exuberante visitante le giña un ojo, diciendo —Gracias encanto.
Cuando Anabel le observa por fin los ojos más el resto que se descubrió, se le eriza la piel y se le tensa la mandíbula al igual que sus ojos ya que se acordó de una pesada chica que estuvo a punto de sabotear su primer ensayo en el colegio —¿A caso será ella?— piensa.
—Eeehh... música por favor— ordena con entusiasmo aquella atrayente presencia
Helga baja y sube la cabeza observando a Armin para que toce cualquier melodía, obedece y toca otra llamada "Battement Fondu" aquella simpática chica se desliza en dos giros para luego unir sus tobillos, flexionando las rodillas, luego levanta una mano y estira el pie izquierdo guardando una lineal posición, sostenida sobre sus dedos del otro pie, regresa a su estado original y extiende una mano semiflexionando el codo izquierdo mientras que la otra la mueve hacia atrás, a continuación levanta su pierna derecha flexionando la rodilla hacia adelante y hacia atrás repetidas veces dando la impresión de una exquisita rosa extendiendo y contrayendo sus pétalos.
La música está a punto de finalizar y cuando concluye en las tres últimas tonadas, ella extiende sus dos brazos como si se estuviera presentando ante el público, culminando con una elegante reverencia de bailarina.
Las bailarinas se quedaron boca abierta por la elegancia y soltura de aquella joven, incluso la instructora tenso el rostro mostrando su impresión pero se mantenía aplomada ya que quería sostener su reputación de maestra que no se impresiona por nadie, ya era algo por cuestión de orgullo pero muy en el fondo estaba igual de anonadada que las dos bailarinas participantes, menos Anabel.
Anabel no se sentía del todo cómoda al tenerla cerca y mucho menos mostrando sus habilidades natas en esta disciplina artística, todavía tenía ese recelo de lo que le hizo aquella vez más sin embargo no se acuerda del momento en que Armin la rescato de ese imprevisto, sino más bien compensa ese recuerdo roto suplantándola por la música de algún equipo de sonido.
Aquella hermosa chica escucha los pequeños aplausos y baja la cabeza acompañada de una encantadora sonrisa, profiriendo —Gracias, muchas gracias.
Helga concluye la palmeada, diciendo con una voz amigable —Eres muy buena que lastima que te retiraste porque ya hubieses ingresado enseguida.
—Muchas gracias, de verdad pensé que había perdido el toque pero todavía le queda algo a estos torpes pies hehehehehe...— enseguida observa con más detalles a las otras chicas y nota a alguien muy familiar, su corazón se tensa con una sensación incomoda en el pecho y respira hondo ya que ojeó a una chica que le arruinó parte de su adolescencia, según piensa ella. Tensa levemente los diente y está apunto de entrecoger sus cejas pero se relaja un poco, mantiene la compostura y finge una alegre sorpresa, abriendo sus labios de arriba y abajo, diciendo —Ahhjjj... Eres tu...— sonríe expresivamente con una profunda gana de ahorcarla — como era que te llamabas An...ange...Anais...
—Anabel— responde ella con una cálida mirada acompañado de un sutil gesto engorroso
—Ah... si ¡Anabel! tanto tiempo, que bien que no te hayas olvidado de mi querida hehehehe...
—No, nunca me olvidaría de alguien como tu Jennifer.
—Si bueno ya sabemos porque... pero eso fueron tan solo travesuras de niñas inmaduras, me entiendes ¿Verdad?
—Si... tal vez si te entienda— responde Anabel con cierto picor en su tono
— ¡Mírate!—Ojea de arriba y abajo hacia ella— Has cambiado mucho, estas muy linda, ya dejaste de ser la flacucha de brazos estirados como solías ser antes hehehehe... es broma querida pero si has cambiado.
—Gracias, y tú...— le observa los exagerados pechos más los ceñidos pantalones para culminar con el maquillaje de los ojos —Has crecido bastante, pareces otra, nunca pensé que llegarías a ese tamaño.
— ¡Que! hablas de estos...— enseguida mueve sus dos senos de izquierda a derecha como si bailaran detrás de su blusa —Ya sabes querida a veces una chica quiere hacerse unos cambios para lucirse más, tú me entiendes ¿Verdad?— le giña el ojo
—Sí, creo que si—estira las cejas de su cara y une sus labios para no esbozar una expresión de asco en su mirada.
—Nunca pensé que continuarías con la carrera de bailarina, pues solías ser un poco torpe pero te e subestimado ya que estas ensayando acá.
—Si gracias— se ruboriza un poco bajando la mirada
Jennifer buscaba la manera de llegar hacia el pianista pues era su misión liquidarlo, observa sutilmente en el fondo oscuro del escenario y logra divisarlo, aunque le sea una desagradable sorpresa se aprovecha de que conoce a Anabel y le dice —Oye querida, la música que escuché ¿era real o de un reproductor?
—Es real.
— ¿A... si?
Anabel asiente preguntando — ¿Por?
—Bueno me gusta bastante la música de piano y jamás escuche la de "Battement Fondu" en esa tonada tan singular ¿Pudiera presentármelo?
Aunque Anabel no le agradaba la idea de que ella siguiera quedándose y menos a que hablara con Armin, no tenía razón alguna de seguir con esa vieja enemistad abandonada por los años y no quería dar una señal de resentida inmadura, no tenía otra opción que aceptar su petición, traga un suspiro de aire y dice con un tono de rendición —ahsss... Está bien, sígueme.
Armin estaba limpiando el teclado de su piano escondiendo parte de su cuerpo y rostro sobre la sombra de aquella cortina, cuando llega Jennifer, finge resbalarse brincando de puntapié hacia él, por cuestión de reflejo Armin la sostiene en el momento indicado antes de que callera boca al suelo, la tenía entre sus brazos, Jennifer actúa como damisela en apuro agradecida de su rescate, le pestañea coquetamente y mueve su cabello esparciendo su dulce aroma, diciendo —Muchas gracias por salvarme.
Armin ni se inmuta y solo asiente con la cabeza, Jennifer se siente un poco cortada pues ya a partir de aquí sería suficiente para que algún hombre le lograra sonreír o ruborizarse, pero no se rinde, agregando —A parte de talentoso eres todo un guapo héroe ¿Cómo te llamas?— recuesta su mano y frota levemente sus pechos sobre el brazo izquierdo de Armin, él se mantiene firme y con su cálida y elegante indiferencia, contesta —Armin.
—Armin hehehe... que lindo nombre para alguien tan guapo y fuerte como tú— enseguida le aprieta su brazo como si estuviera masajeando de su bíceps.
—Gracias— responde Armin y se aparta de ella continuando con su oficio como si nada sintiera
Anabel se siente incómoda o perturbada ya que la veía a ella coqueteando con él, se tensa un poco pero luego recapacita — ¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento así? Si él no es nada mío— lo último lo pensó con cierta inseguridad como si deseara lo contrario, enseguida dice estirando la mano en son de señalamiento —Jennifer te presento a Armin el pianista y Armin te presento a Jennifer mi ex compañera del colegio.
Armin baja la cabeza y cierra sus ojos como si fuese una elegante y sombría reverencia, profiriendo —Mucho gusto.
—El gustazo es mío— contesta Jennifer guiñándole el ojo de forma seductora.
Armin mantiene su aplomada caballerosidad continuando con la limpieza de su piano como si ese giño no significara nada para él, Jennifer se sentía extraña pues en esta fase ya algún hombre no podía perder su atención.
—Bien. ehhh... ya te lo presenté pero— un segundo de silencio —Quisiera saber una cosa.
— ¿Qué cosa querida?— inquiere Jennifer ignorándola con sutileza como si ya no la necesitara
— ¿Por qué razón estas acá?
Jennifer voltea a verla esbozando una sonrisa petulante, diciendo —Pues vine aaahhh...—un segundo de vacilante silencio— contratar a un pianista para un evento que vamos hacer, escuche que aquí tenían al mejor y quise comprobarlo con mi propios oídos y O-JOS Grrrrr... hehehehe...—seguía observando a Armin de manera engatusadora, como si lo desnudara con la mirada.
Anabel le comenzó a molestar la forma en que lo mira a él como si sintiera que estuviese en peligro alguien muy especial para ella, advirtiendo —Él no es como los demás.
— ¿De qué estás hablando?
—Que Armin no es un baboso sádico como todos los hombres con que te has revolcado.
—Hahahaha... querida nuevamente estás jugando con fuego, así que ten cuidado con lo que dices porque ya no hay nadie que te pueda defender— se inclina hacia ella entrecogiendo los ojos con mucho desafío acompañada de su petulante e irritante sonrisa.
Anabel se intimada un poco expresándolo con sus ojos y retrocede un paso pero luego reflexiona y se envalentona una vez más, diciendo —Espero que no salgas quemada "Que-ri-da"
Jennifer resopla con un gesto de burla en su rostro, como si de un chiste se tratara y se aparta de ella sin antes decir —Recuerda que ya no somos unas niñas y si te metes en mi camino—voltea de reojo para ojearla con el ojo izquierdo— no querrás que algo malo te suceda ¿Verdad?
Anabel se tensa y aprieta los puños escuchándola decir —Además... todavía sigues apestando a triste virgen HAHAHAHAHAHA...
Ya Anabel le volvió a desagradar la presencia de ella, era como si regresaran los días de adolescencia, sufriendo nuevamente la rivalidad de esa chica pero esta vez había algo diferente, ya no era un concurso de ballet, ya no era una competencia en kikimbol o de quien era la más bonita del salón, no, nada de eso, esta vez era algo diferente, pues se trataba de otro tipo de rivalidad y Armin vendría siendo el premio de dicha hostilidad.
Ella observa a su irritante visitante hablar de forma coqueta con el chico que le hace sentir inspirada por dentro, Anabel se sentía un poco confundida con ella misma pues, faltaba pocos días para su boda pero a la vez se sentía de una forma desagradable viendo a Jennifer engatusando a su amigo, pero no quería ver a Armin caer en las redes de esa petulante mujer, cada vez se estaba convenciendo a si misma que lo que sentía tal vez no eran celos si no un coraje en querer salvar a su amigo.
Sea lo que sea que esté pensando, Anabel no quería permitir que esa Jennifer se quedara con él, tal vez ella se está equivocando de sí misma y en realidad lo que siente si sean solo celos o un brote de él y no lo quiere reconocer...
Continuara...
Hola queridos lectores, un viernes más de "Sin Emociones" y ahora con una inesperada sorpresa, quien de ustedes se iban a esperar que la prostituta que contrató Jeth iba siendo la misma Jennifer, me imagino que nadie y honestamente ni yo mismo me lo esperaba hasta que me vino la idea en este capítulo jejejeje, en fin... siguiente intriga: Ya la cosa se está poniendo intensa pero esta vez la contra es para Anabel ¿A caso esta celosa de verdad? Si eso es así, significa que siente algo por él ¿O no? Y ahora ¿Cómo va a impedir a que Armin no sea capturado por sus encantos? O tal vez ¿Este va ser el momento en que ella se acuerde de él y de su amor? Mmmm... quien sabe. Todo eso lo sabrán en los siguientes capítulos, un saludo ^^
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