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Capítulo 12: "La Bailarina"


Ha pasado un año y Anabel decide unirse al grupo de bailarinas en el teatro de su colegio, a ella le encanta bailar ya que en donde vivía participaba en una escuela de ballet, le gustaba expresar con su cuerpo cada fino y elegante movimiento de las melodías por la música, para ella era su pasión, un arte de armonía y vigor, tanto así que su sueño en la vida es en participar como una profesional en obras de alta atracción teatral al público, en pocas palabras ser una estrella en el Ballet, obteniendo los elogios y regalos de todos los que la admiran.

Ella emocionada se inscribe al grupo, pero para poder ingresar tenía que demostrar a la encargada que tenía el potencial talento para unirse, en la cual las demostraciones se hacían dos semanas después, ella tenía que desempolvar sus viejas zapatillas y comenzar a practicar como solía hacer antes. Le da la noticia a su mejor amiga diciendo

—Me uniré al grupo de Ballet del colegio— expresa Anabel toda emocionada enseñándole el panfleto en la cara

— ¿A sí?, Mmm... que interesante— indaga Angélica sin mostrar mucho interés leyendo el panfleto

—Si quieres te puedes unir y así estamos las dos juntas— ofrece Anabel sonriendo

—Mmmm... no lo seee... ehhh....— murmura Angélica torciendo la mirada

— ¿Qué sucede?, ¿Tienes miedo de que los chicos te vean y hagan bullying? — pregunta Anabel inquieta en su mirada

—Ahsss... para nada, si alguien se burla de mí se la vera con mi puño— amenaza Angélica subiendo la mano y cerrando su puño

— ¿Y entonces?—

—Bueno Ani, tu sabes que yo no soy muy buena bailando, ¡nunca lo fui!— declara toda avergonzada Angélica observando el suelo

Anabel sonríe y dice — Tranquila amiga, yo al principio no me gustaba, creía que tenía dos pies izquierdos o algo así, que era mala, hasta que poco a poco practicando fui mejorando hasta que me empozó a gustar—

— ¿Y que hay con eso?—

Anabel se golpea la frente mencionando —Ahssss..., que practicando puedes llegar hacer cosas que nunca imaginabas qué harías, solo hay que dar el primer paso y es intentándolo, ¿No lo crees?—

—Bueno si, ya lo intentaste y lo lograste, ¡Así que te felicito!, sigue así amiga— anima Angélica moviendo su brazo derecho de izquierda a derecha cerrando los puños en señal de logro

Anabel medio cierra sus ojos, fulminándola con la mirada diciendo —Ahsss..., Aunque sea dime que lo vas a intentar—

—Ya te lo dije, ¡Soy muy mala!— admite Angelica comenzando a caminar para evadir la conversación

—Ahsss... ¡Esta niñaaa!— refunfuñé Anabel enfadada por la terquedad de su amiga

Mientras tanto Armin camina por ese mismo pasillo donde está la cartelera de los anuncios escolares y se percata al reojo la foto de un piano en uno de los panfletos, él voltea y lee: "Club de piano, ¿Quieres aprender a tocar y componer bellas melodías?, el club de piano es lo indicado para ti, aprenderás acorde, instrumento y manejo, todo lo necesario para iniciar en el mundo de la música, ¿Qué esperas?, el club de piano espera por ti, ¡Inscríbete ya!"

Armin desde más joven escuchaba en la radio melodías de piano que lo hacía sentir de una manera diferente, como si estuviera volando en el cielo o nadando en un mar de nubes acariciando su piel, era inexplicable la manera que el percibía al escuchar esa música, incluso leyó una novela titulada "El pianista", que trataba de un pianista judío en plena segunda guerra mundial, tristemente vivía en Alemania y la única manera de seguir vivo era tocando para los militares nací, pero a veces eso le sumaba muchos riesgos en su vida, incluyendo a su familia.

En fin teniendo todo eso en mente quería unirse y aprender a tocar el piano, deseaba de alguna manera lograr aliviar con la música el sufrimiento silencioso de su madre y de que también su papá por fin lograra sentir su presencia, de que no lo tratara como una sombra si no como a un ser humano, en pocas palabras; que lo tratara de la misma manera un padre a su hijo.

Pasó la primera semana y Armin se unió al club, practicaba y practicaba, cada vez que lo hacía estaba mejorando, ¡era increíble!, algo que a un chico normal le costaba aprender en un mes o más para Armin era en cuestión de días, su convicción en querer aliviar la tristeza de su madre y la indiferencia de su padre era tan fuerte que cada tonada, tiempo y melodía se le grababa casi al primer intento, ¡Era un prodigio en el piano!, exclamaba su profesor diciendo

—Oye Armin, dime la verdad ¿Tu tocabas antes?—

—No— responde a seca el chico tocando una vez más

—Pero, pero ¡Eres increíble!, ahora tocas música muy compleja, algo que hasta un adulto con experiencia le toma tiempo en desarrollar, ¡Enserio me dejas perplejo!— exclama el profesor muy exaltado

—Gracias— contesta Armin sin ninguna expresión, continuando con la música

El maestro se queda sorprendido como extrañado por su indiferente reacción, como si hablara con un robot, pensando — ¿Qué clase de chico es este?— y continua alentando

—Bueno Armin, tú has sido el alumno con el avancé más rápido que haya conocido alguna vez, ya lo que te queda es practicar y así mejoraras más, si deseas saber otra cosa dímelo y ya—

—Sí, deseo saber otra cosa— se detiene Armin observando fijamente a su profesor

Él lo ve muy extrañado, preguntado —Y ¿Qué otra cosa deseas saber, hijo?—

—A componer—

Ya faltando poco para la fecha de las presentaciones, Anabel practicaba su bailé preferido "El cascanueces", en un salón de danza en su colegio, ella desliza una y otra vez las punta de sus dedos sobre el reluciente y resbaloso suelo, levantando sus dos manos hasta cruzarla una a la otra, girando su cuerpo como si fuera un trompo, estaba muy concentrada, tanto así que ni si quiera se mareaba, hasta que al final levanta una pierna hacia atrás en un elegante y fino movimiento de cintura, ya estaba cansada y se detiene a descansar, se sienta en una silla, sobre su pomposa y blanca falda de bailarina, sobándose la punta de su zapato derecho, entrecruzando sus cejas aguantando un poco el dolor de los incesantes movimiento y de la apretada zapatilla, con tanto tiempo sin usar, —Parece que mi pie creció un poco más—, alega incómodamente Anabel.

En medio de su inconfortable descanso se escucha una melodía particular, rebota en todas las paredes, no se sabe de donde proviene, ella se levanta quitándose las zapatillas estando con sus blancas y ajustadas medias de bailarina, camina saliendo del salón llegando al pasillo, la melodía cada vez es más fina y va agarrando más tono como que si cada minuto estuviera mejorando, el vacío, silencioso y largo pasillo ayudaba a que el eco de la música agarrara más fuerza desplazándose a cada paso que ella daba, Anabel invadida por la curiosidad de la hermosa melodía se pregunta —¿De dónde viene? Y ¿Quién está tocando?— observando por cada mirador de cada salón, su suave media blanca hacia que cada paso de ella se deslizara por el reluciente suelo, la música va agarrando más fuerza como cuando uno se acerca a la corneta de un reproductor, Anabel sentía que esa melodía la impulsaba a bailar, ayudada por el resbaloso piso y las medias blanca comenzó a dar unas cuantas vueltas, levanta su pierna derecha con un elegante movimiento de cadera, estira sus dos brazos como si estuviera volando, cruza sus dos pies flexionándolo a la vez siguiendo el paso de la hermosa melodía, se vuelve a estirar una y otra vez, cerrando sus ojos eh imaginándose como si estuviera bailando en un piso de agua en el cielo, ovacionada por las nubes, lanzándoles pétalos de flores blancas como su ropa, evaporándose cada una tocando el suelo y el sol marchándose en una vigorosa puesta de sol para que luego llegara la noche y la luna alumbrara como farol sobre el reflejante y suave piso de agua, Anabel se sentía como una diosa danzante, sentía que volaba, sentía innumerables emociones escuchando aquella música hasta que de repente se detiene y termina, Anabel se sintió como un ángel cayendo del cielo.

Ella abre los ojos y ve que no está en el pasillo donde estaba danzando, observa en el suelo la sombra del pianista responsable de la música, se dio cuenta que estaba adentro del salón del club de piano, era de tarde y el sol reflejaba al fondo en el lado opuesto del cuerpo de la persona, creando una sombra interna ocultando repentinamente su rostro, los ojos de Anabel solo llegaron hasta su abdomen ya que estaba muy avergonzada de entrar sin pedir permiso y no se atrevió en verle el rostro si no en observa el suelo, pidiendo —Disculpa por a ver entrado sin pedir permiso, prometo que no volverá a pasar— menciona ella con sus torpeza en pronunciación, ¡estaba muy nerviosa!

El pianista contesta —No te preocupes, Anabel—

Esa voz era muy familiar para ella, sube la mirada y ve el reluciente cabello blanco que brillaba con la luz del sol — ¡Armin!— pronuncio perpleja

— ¡No sabía que tocabas!, ¿Por qué no me lo dijiste?—

—Porque antes no tocaba— menciona el chico viendo el teclado

— ¿Enserio?— pregunta con un tono extrañado y arrugando la cara Anabel—Pero, no parece, tocas como si hubiese tocado toda la vida—

—Gracias—

— ¡Enserio!, era muy hermosa la tonada que tocaste ¿Cómo se llama?—

—No lo sé, todavía no le eh puesto un nombre— admite Armin viendo el rostro de Anabel

Ella toda apenada aparta la mirada —Oh por Dios me está viendo, ¿Por qué me siento así cada vez que él me mira?— pregunta en su mente, —Anabel— ella escucha y dice — ¿Qué?—, viendo su rostro, estando con su mejilla sonrojada —¿Cómo lo llamarías tú?— inquiere Armin esperando en silencio su respuesta

—Bueeeenooo... yoooo... eehhh....— Piensa Anabel apartando la mirada y se acordó de lo que se imaginó cuando bailó con sus ojos cerrado, voltea su rostro viendo a Armin toda apenada, expresando —Tal vez lo llamaría "Bailando en el cielo"—

— ¿Bailando en el cielo?— preguntó Armin para saber si era seguro

—Si bueno así me hiso sentir cuando la escuché sonar, pero si no te gusta no importa, fue tan solo una idea— menciona ella sonrojada esperando a ver qué opina

—Me gusta— declaró él con un gesto pensativo

— ¿De verdad?—

—Si—

—Ahh... que bueno que te guste— indaga ella aliviada —No pensaba que también componías—

—Si ayer el profesor Ramon me enseño a como componer unas notas— contó Armin viendo los teclados

—Ahh... que bueno, compusiste una maravilla ¡de verdad tienes talento!— ensalza ella estando maravillada de él

—Muchas gracias Anabel—

De repente suena el timbre de salida de la tarde y Armin recoge sus cosas diciendo —Me tengo que ir—, termina de agarrar su bolso dirigiendo al pasillo, Anabel lo detiene comentando — Oye Armin—, él voltea sus mirada y dice —Dime...—

Anabel baja su rostro nerviosa declarando —Dentro de dos días voy a tener audiciones para entrar al club de ballet y quisiera siii... tuuuuu... pudieraaas... ir, si tú quieres claro—

Armin se queda por unos segundos en silencio y Anabel cierra sus ojos nerviosa por si se niega y escucha —Si voy—, ella abre los ojos con alegría y explica — ¡Qué bien!, será a las 4:00 en el gimnasio—

—Ok, hasta luego— responde él caminando hacia el pasillo

—Hasta luego— despide Anabel agitando su mano derecha con una sonrisa en su rostro

Al día siguiente Anabel estaba haciendo sus ejercicios de estiramiento acompañada por su mejor amiga para animarla y comenzar a practicar, de repente llega una chica alta, blanca, bien maquillada, de cabello rojo, con unas cuantas pecas en sus mejillas, ojos verdes, su cuerpo tenía una figura muy bien definida como una modelo de revista y por ultimo una mirada seductora pero también intimidante, Anabel sentada en el suelo ve dos sombras posada detrás de ella y escucha—Vaya, vaya pero miren quien apareció por estos sucios rincones—

Anabel voltea y hace un gesto no muy agradable, diciendo — ¡Jennifer!—

— ¡Perdón!, no me digas que vas a practicar acá, espero no interrumpir— expresa ella con un tono burlón y desafiante

—¡Llegamos primero Zorra!— alega Angélica molesta, cerrando su puño

—Hahahaha... no creí que las cucarachas hablaran— burla Jennifer cruzando sus dos brazos

— ¡Hija de p...! Enseguida Angélica es interrumpida por Anabel

—¡Angi tranquila!—

—Si Angisita este lugar es para bailarinas talentosas y no un charco de lodo, así que adiós— despide Jennifer agitando su mano izquierda con una irritante sonrisa en su boca

—Y porque no te vas tú y se las chupas a todos lo del equipo de futbol como siempre lo has hecho, ¡Perra!— Contesta Angélica muy molesta ya preparándose para pelear

—Hahahaha... oohhh... Angi no me envidies por ser más linda que tú y que todos los chicos me deseen— expresa ella muy orgullosa estirando sus brazos

— ¡Jaaaaa...! sigue creyendo, eres más postiza que un maniquí además decirte ¡Perra! Es un insulto hacia las perras porqué a ti te tocan más que una moneda y todo el mismo día—

—Hahahahaha... a veces me pregunto ¿Por qué las vírgenes me envidiaran tanto? Y luego me respondo ah si ya que son vírgenes y morirán siéndolo Hahahahaha..., por qué no te vas como niña santa de Dios y escucha música de niñas infantiles, ¡Estás haciendo perder mi tiempo!—

Angélica ya no lo soporta más y se arrebata contra ella entregándole el primer puño en su cara, Jennifer cae, pero es detenida por Anabel — ¡Angélica detente!— ordena Anabel

— ¡Suéltame, suéltame que se la voy a partir!—

Enseguida suena el pitazo de la entrenadora de educación física femenino, reclamando — ¡Que está sucediendo Aquí!—, casualmente es la tía de Jennifer y ella finge ser una niña inocente diciendo

—Tía, tía, menos mal que llegaste, esas dos niñas me estaban molestando y una me quería golpear— acusa ella abrazando el brazo derecho de su tía

La entrenadora ve su rostro y el puño extendido de Angélica, señalando —Angélica y Anabel, vengan conmigo—

Angélica protesta—Pero, pero eso no es verdad es me...—

— ¡QUE VENGAN CONMIGO!— interrumpe la entrenadora

A la media hora salieron de la dirección escuchando por boca de la subdirectora —Para la próxima espero algo mejor de ustedes y especialmente de ti Angélica, ¿Está claro?—

—Sí, señora— afirma Angélica torciendo los ojos y un tono de voz expresando fastidio con una citación en la mano, cierran la puerta y Anabel se levanta de la silla estando en la recepción preguntando — ¿Te suspendieron?—

—Casi, tan solo quieren citar a mi madre para el próximo lunes— cuenta ella leyendo la hoja

— ¡Uhyy...! Que mal y ¿Qué vas hacer?—

—Bueno ¡qué más puedo hacer!, avisarle a mi madre de lo que pasó, lo único bueno es que por fin le pude clavar una a esa zorra, tenía mucho tiempo sin aguantarla— alega ella cerrando sus puños con una sonrisa de satisfacción, Anabel tan solo ríe

—Bueno amiga ya me tengo que ir para practicar, ¿Quieres regresar?—

—Nooo... amiga si la vuelvo a ver es capaz que vaya para el segundo round y si me suspendan, mejor me voy a mi casa—

—Hehehehe... ok, cuídate— despide Anabel con un abrazo

—Igualmente amiga— responde Angélica con otro abrazo

Anabel llega al gimnasio, enciende su reproductor y se pone a practicar su baile para la demostración de mañana pero sin darse cuenta que muy alto en las gradas es observada con envidia por Jennifer, tecleando los números de su celular, llamando y diciendo —Hola Diana, mera ella se ve que es muy buena mejor de lo que esperaba ¡esa becerra!, el plan A de provocación no funcionó, no fue suspendida usaremos el plan B de mañana, ¿Estas clara?—

—Si—

—No permitiré que esa hija de papi esté adentro del club— menciona con una mirada de odio hacia Anabel, enseguida cuelga el teléfono y termina la llamada.

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Hola queridos lectores, aquí les dejo un capitulo nuevo, lo quise dejar hasta allí para que no se haga más largo y no se fastidien jejeje, lo más probable que el próximo capítulo sea mucho más corto para completar este, espero que lo estén disfrutando para descansar un poco el drama porque más adelante viene lo fuerte, bueno sin más nada que decir un saludo ^^









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