*NARRA: GEORGE*
Seis años atrás...

Manhattan, Nueva York.

Pasaron dos meses desde que mi madre salió del hospital, dos largos meses en los que hemos vivido con mucha angustia y miedo. Dos meses en los que tampoco se nada del amor de mi vida.

Huir de Malibú a otra parte del país no ha sido nada fácil para mi madre y para mi, tuvimos que vender la casa que teníamos y deshacernos de nuestras pertenencias. Aún así, corrimos el riesgo ya que seguir ahí implicaba un peligro inminente en nuestras vidas.

Cuando mamá recibió el dinero de la venta de la casa, me pidió que tomara el volante y la llevara a cualquier lugar lejos de ahí. Mi primer pensamiento fue regresar a Nueva Jersey, pero supuse que mi padre nos buscaría ahí ya que por muchos años fue nuestro hogar.

"Mi sitio natal".

Después de cinco largos días de trayecto y hospedajes en hoteles de paso, llegamos a Nueva York, un lugar que honestamente no me gusta y no se parece nada a mi hogar Malibú.

Mi madre me rogó para que la dejase en una casa de ayuda para mujeres. Dijo que quería sanar, que necesitaba sentirse protegida, la verdad es que yo no estuve de acuerdo en que se quedara internada en ese lugar. Pero tiene razón, el trauma que tiene por lo sucedido con mi padre es aún mayor del que imaginé.

La ayudé a bajar sus cosas una tras otra, ya que aún no podía hacer esfuerzos mayores.

El lugar se encuentra muy cerca de Manhattan y muy bien acondicionado. Demasiado grande y acogedor, se que en éste lugar estará segura y le servirá mucho tener comunicación con mujeres que han sufrido de violencia, al igual que ella.

Cuando terminé de instalarla, hablé con ella, le prometí que estaría bien, que le avisaría donde me iba a quedar y que alquilaría un departamento.

Me despedí de mi madre y le agradecí a la dueña del lugar por permitirle a mi madre quedarse.

Salí de ahí y recibí una llamada, pero no pude ver quién era. Sólo decía 《Unknown call》*.

Temía que fuese mi padre y me dijera que estaba cerca de nosotros, pero me armé de valor y contesté.

—¿Hola?

La línea se quedó en silencio por un instante y escuché un carraspeo femenino.

—George, soy Madie.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar su voz, estuve a nada de llorar, así que tragué el nudo que se formó en mi garganta.

—Preciosa ¡Gracias a Dios! ¿Como estás? Lo lamento, lamento todo lo que pasó, mi padre es un hijo de puta, no sabes lo mucho que me dolió cuando me enteré de lo que hizo.

—Lo sé, George. Yo estoy bien, lo prometo. Sé que tu no estás involucrado con lo de tu padre y lamento tanto haberme ido sin decirte nada. Pero nuestra vida corría peligro, la de mi familia, tu vida y la de nuestr...

Me quedé perplejo al escuchar casi decir a Madie "Nuestro".

—Nuestro qué, Madie. Respóndeme por favor. Nuestro qué.

La escuché tomar aire y cómo trató de omitir un jadeo pero le fue imposible.

—Madie, por favor...

—George... Yo... Estoy embarazada. Acabo de hacerme las pruebas, tengo ocho semanas y tres días. -Su voz llorosa me hizo sentir un remolino de emociones.

—Voy... ¡Vamos a ser padres! —Exclamé.

—Si George. —Respondió contenta aunque un poco llorosa.

—Mad, dime dónde estás ¡Por favor! Necesito verte. Necesitamos hablar, prometo no decirle a nadie dónde te encuentras. Pero necesito estar contigo.

—George... —Su voz se hizo casi inaudible por su llanto. —No puedo. No puedo decirte donde estoy.

La línea se quedó en silencio durante unos segundos y le dije:

—Madie, no me hagas ésto. Necesitamos hablar. Estoy aceptando mi responsabilidad como padre. No puedes negarme ver o estar contigo y nuestro hijo o hija.

—¿Sigues ahí? -—Pregunté.

—Sí, sí. Aquí estoy. —Dijo algo alterada.

Tuve un mal presentimiento, algo me dijo que Madie no estaba bien, su voz cambió de repente, se escuchaba nerviosa, forzada y asustada.

—Madie ¿Dónde estás? —Repliqué.

—George, no puedo decirte. Tu vida corre peligro también...

De repente, escuché una bofetada y el quejido de Madie.

—¡TU PADRE ESTÁ AQUÍ! —Gritó con desesperación.

—¡Estúpida! ¡Arruinaste todo! —La voz masculina de ese malnacido hizo que mi corazón latiera a mil por hora.

"NO

PUEDE

SER...

¡MI PADRE ENCONTRÓ A MADIE!"

El quejido se hizo un poco más fuerte, Madie le suplicó a mi padre que la dejara, pero éste se negó.

—¡GEORGE! —Escuchar la voz aterrada de Madie hizo que mi sangre hirviera de coraje.

Ese hijo de puta estaba golpeando a mi chica y yo no podía hacer nada para evitarlo.

—ESCÚCHAME BIEN MALDITO. SI VUELVES A PONERLE UNA MANO ENCIMA A MI CHICA O A MI HIJO. TE JURO QUE TE ENCONTRARÉ Y ASÍ SEAS MI PADRE TE MATARÉ. —Le grité con toda la rabia que contenía dentro de mi.

Algunas personas que iban pasando me observaron muy sorprendidos. Quizá pensaron que un loco vino a invadirles su amada Nueva York.

Les dejé de prestar atención y me enfoqué en la llamada.

Escuché a mi padre reír cínicamente y responder: —Que tengas suerte, hijo.

En la línea, se escuchó un forcejeo y un golpe, mi padre maldijo a Madie y, el golpe de una puerta al cerrarse fue lo último que escuché antes de que la llamada terminara.

Mi cólera estalló y golpee repetidamente la puerta del auto con mis piernas y mis puños, de esa manera descargué todo mi enojo contra mi padre.

Lo juro, si lo tuviese frente a mi en esté mismo instante no duraría en matarlo.

Pero de nada me sirve imaginar a mi padre frente a mí cuando justo ahora se encuentra haciéndole daño a Madie, a su madre y a mi hijo.

"¡Mi hijo!"

Me solté en llanto en pleno estacionamiento y a la luz del día. Me sentí impotente porque mi padre encontró a Madie con la intención de cumplir su amenaza.

"Terminar con la familia Thompson"

Rogué con todas mis fuerzas a Dios para que Madie, mi hijo, su familia estuviesen bien y que mi padre no les hiciera daño.

No sé cuanto tiempo pasó desde que me senté en la acera, pero salí de mi ensoñación y llanto. Tomé el teléfono y llamé de nuevo al número del cual Madie se había comunicado.

Un timbre... dos timbres... tres timbres... y sonó la contestadora.

Llamé de nuevo pero el resultado fue el mismo. La maldita contestadora timbró. En ese momento miles de pensamientos inundaron mi mente.

"¿Y si mi padre mató a Madie y a su familia? ¿El teléfono será de mi padre? ¿Y si él obligó a Madie a mentirme y no está embarazada?"

Un millar de pensamientos se anidaron en esa parte de mi cabeza que no deja de repetirme y recordarme las cosas continuamente.

Abrí la puerta, encendí el auto y conduje. Pedí al GPS indicarme una tienda de telefonía celular y me dio varias opciones.

A cuatro cuadras de mi destino se encontraba una de esas tiendas. Entré al establecimiento y pedí al joven ayuda para rastrear la "Llamada desconocida". Me pidió mi celular y tecleó un par de números y un código desde su computadora.

—Tardará más tiempo de lo debido. Si gusta puede tomar asiento. —Me dijo con amabilidad.

Asentí y merodee el lugar. De repente me sentí como un niño pequeño y perdido en una de esas tiendas departamentales, deseé con todas mis fuerzas que todo esto fuese un mal sueño y que la pesadilla que comenzó con Madie y conmigo pronto terminara.

—Señor... —La voz del dependiente del mostrador me sacó de mi trance.

—¿Pudo encontrar la ubicación de ésta línea?

—Lo siento, no tengo datos de ubicación, ni la numeración del teléfono porque fue puesto como número privado.

—Le agradezco...

—Lo que si encontré. —Me interrumpió. -En la información de la telefonía es el nombre de quién solicitó ésta línea.

—¿De quién se trata? —Fruncí el ceño.

—Frank Lawson.

*UNKNOWN CALL: Traducción del ingles: "Llamada desconocida".

¡Hola! Quizá están confundidos porque no recuerdan quién es el misterioso Frank, pero créanme, pronto se aclararan sus dudas. *terrible elección les puede ayudar a recordarlo* cof cof😏

PREGUNTA:

¿Creen que Madie realmente esté embarazada o sólo es un invento del padre de George para atraerlo y asesinarlo?

Mil gracias por seguir aquí apoyando a esta escritora amateur, dejen una estrellita si les gustó y comenten, me encanta leerlos 😊

¡Saludos y feliz cuarentena! ✌ ¡Ánimo! 😉

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