3. Paranoia
*NARRA GEORGE*
Actualidad
La atención de Discott jamás había estado tan enfocada en mí como ahora.
—Desde aquella noche. —Tomé una bocanada de aire y continué hablando con Discott. —La vida de mi madre y la mía dieron un giro de ciento ochenta grados en todos los sentidos.
Después de la golpiza que le dio mi padre a mi madre, esa noche sucedieron más cosas:
*FLASHBACK*
Seis años atrás...
Malibú, California.
La ambulancia tardó en llegar y mi madre estaba perdiendo la conciencia y su pulso era cada vez mas débil. Como pude la llevé al hospital, soltó quejidos casi inaudibles. La recosté en los asientos de la parte trasera y conduje a toda velocidad al hospital.
Mi padre desapareció sin más, pero tenía la sospecha de que podría estar cerca.
Llegamos al hospital, bajé del auto y pedí a las enfermeras que me ayudaran a bajar a mamá del auto. Tres de ellos fueron con una camilla y me ayudaron a bajarla.
Cuando la incorporaron en la camilla, mi madre vomitó una gran cantidad de sangre.
El Médico la revisó para su ingreso y pidió que la llevaran a quirófano lo más pronto posible.
Me preocupé demasiado, la sangre indica cosas muy importantes en el área médica: En el caso de mi madre, significa que hay una hemorragia interna activa.
—Doctor ¿Qué le sucede a mi madre? ¿Estará bien? —Pregunté desesperado.
— No puedo adelantarme a nada, muchacho. Pero haremos todo lo posible para salvarla.
Y me quedé parado en el umbral de la sala de espera, no podía ir donde ella, el quirófano es un "área restringida" y por más que quisiera estar con ella, sólo me quedaba aguardar.
Una de las enfermeras se acercó a mi para pedirme datos de mi madre:
—¿Cual es su nombre?
"¡SU NOMBRE!"
Si mi padre tiene toda la intención de terminar con nuestras vidas. Lo haría de cualquier forma posible y si mi madre está hospitalizada, probablemente su fin sería inminente como el del padre de Madie.
Lo sé, quizá suene muy paranóico, pero ahora que sé quién es realmente mi padre se puede esperar cualquier cosa de él.
—Linda Patterson. —Mentí.
Me hizo un par de preguntas más y me pidió que esperara y el médico vendría pronto con noticias.
Me senté en el piso, abracé mis rodillas y oré mentalmente a Dios para que mi madre se salvara y que Madie y su familia estuviesen vivos donde sea que estuvieran.
Después de un par de horas el médico se acercó a mi. Me había quedado dormido en esa posición y mi cuello dolía exageradamente.
Vi la hora y eran apenas las cuatro de la mañana. Mi madre estuvo cuatro horas en cirugía.
—¿Cómo ésta mi madre?
—No te voy a mentir, muchacho. Ella está delicada en recuperación. Tuvo fracturas en dos costillas y una de ellas perforó su pulmón. Pudimos detener la hemorragia, pero necesita una transfusión. Perdió demasiada sangre. Necesito que leas esta carta consentimiento y la firmes si estás de acuerdo.
—¡Dios! Claro, lo que sea con tal de salvar a mi madre. ¿Puedo pasar a verla? —Pregunté.
—Me temo que por el momento no será posible, está intubada y bajo los efectos de la anestesia. En cuanto su estado de salud mejore podrás pasar a verla.
—De acuerdo. Esperaré aquí, muchas gracias doctor.
Cuando el doctor se fue, saqué mi celular y llamé a Madie, sentí una pizca de esperanza al escuchar que la llamada ya había entrado, aunque no respondió.
Llamé de nuevo y me envió a buzón. No colgué y le dejé un mensaje en su contestador:
—Preciosa. Lo siento mucho, mucho, en serio, vi la nota de tu madre y escuché la grabación. No puedo creer que mi padre fue capaz de hacer todo eso y de verdad lamento mucho lo que le hizo a tu papá y lamento más no haberme dado cuenta antes. Quiero que sepas que te amo, te amo y no voy a dejarte ir. Voy a encontrarte, eres el amor de mi vida y no voy a rendirme, espero que estés bien y por favor me digas dónde estás. Te amo...
La contestadora timbró y no me permitió seguir hablando. Colgué el teléfono y me recosté en uno de los sillones de la sala de espera. Sentí los párpados pesados y caí en un profundo sueño.
《Desperté en la habitación donde se encontraba mi madre, tomé su mano y la apreté. Ella sabía que yo estaba con ahí porque apretó fuertemente mi mano, mi rostro se iluminó al ver a mi madre con sus ojos abiertos. Mostró una sonrisa que pude notar debajo de esa mascarilla de oxígeno que tenía puesta. De repente abrió mucho sus ojos, su mirada cambió a un gesto desesperado y trató de articular algo pero no logré entenderle.
—¿Te encuentras bien mamá?
El sonido de las máquinas a las cuales se encontraba conectada mi madre empezaron a sonar sin control, ella estaba desesperada y yo seguía sin entender el porqué.
—¿Mamá? ¿Qué te sucede?
Con dificultad levantó su dedo y apuntó a la puerta, voltee y vi a mi padre ahí. Tenía de nuevo esa maldita arma en la mano. Me interpuse en su camino, soltó un disparo a mi abdomen y me empujó al piso. Seguido de eso, se acercó a mi madre y soltó dos disparos. Las máquinas timbraron continuamente, como pude traté de incorporarme para ayudar a mi madre, busqué su pulso pero fue en vano, ella ya estaba muerta.》
Desperté jadeando y sobresaltado. El doctor estaba aquí y me ayudó a calmarme.
—Tranquilo muchacho, tranquilo. Tuviste una pesadilla, es todo.
—Mi, mi madre ¿Cómo está ella?
—Está fuera de peligro. Le retiramos el ventilador pero aún sigue con oxígeno, vine a decirte que puedes pasar a verla. —Me incorporé y seguí al médico hasta la habitación de mi madre.
Antes de entrar me pidio que me colocara una bata desechable, un cubrebocas, un gorro y unos guantes.
Me abrió la puerta de la habitación y la vi, unas inmensas ganas de llorar se anidaron en mí.
Ahí recostada se veía tranquila y un poco menos adolorida que antes.
Tomé su mano y la apreté, de repente me sentí como en la pesadilla que tuve anoche y por impulso voltee a ver la puerta, tuve la sensación que me encontraría a mi padre ahí pero gracias a Dios no fue así.
Toqué su mejilla y puse detrás de su oreja unos mechones de cabello que invadían su rostro.
—Mamá, soy George. Aquí estoy contigo, no me voy a mover de aquí hasta que estés bien. Por favor despierta. —Apreté su mano y besé sus nudillos. —Te quiero mucho mamá. Y te prometo que él no volverá a tocarte de nuevo nunca jamás.
De repente, vi su expresión que se tornó en un gesto de dolor. Quizá los efectos de la anestesia estaban cediendo y poco a poco iría recobrando la consciencia.
—Aquí estoy mamá. —Susurré. —Te prometo que no te dejaré.
Me senté en el sillón junto a la cama de mi madre y lloré.
Lloré como nunca antes lo había hecho en mi vida, no podía dejar de pensar en cuánto tiempo le tomará a mi madre recuperarse por completo. Y tampoco podía dejar de pensar en cómo encontrar a Madie antes de que mi padre lo haga y cumpla su amenaza.
¡Hola a todos! Mil gracias por seguir leyendo "Sin elección" se vienen sorpresas inimaginables😱
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