19. Las Grandes Ligas: Parte II
Divisé la fecha de la grabación del video y mi vista se tornó borrosa. Fue justo la noche que encontré a mi madre casi muerta en casa.
Entonces hice memoria sobre el incidente que tuvo mi madre con mi padre. Él no la golpeó, envió a alguien para hacerlo y estoy seguro que fue a ese mismo hombre.
Mi padre es un cobarde porque si algo se atrevió a inculcarme el muy imbécil, fue que ni él ni yo teníamos derecho de tocar a una mujer.
También vino a mi memoria que cuando mi madre vio a Jamie, le susurró un par de cosas al oído con mucha confianza. Ahora todo tiene sentido. Mi madre sabía que ella es mi hermana.
Lawson nos mostró fotografías de los que parecen ser integrantes de las Grandes ligas en un álbum que armó para nosotros y le pidió a Jamie que identificara al hombre que había golpeado a su madre
–Tengo la sospecha de saber quién fue el que golpeó a tu madre –Dijo muy seguro. –Pero esperaré a que termines de verlos.
–Los integrantes de las grandes Ligas. –Agregó Lawson mientras hojeamos el álbum. –Querían muertos al licenciado Connor y a su familia para tomar el control de las empresas y mantenerlas como su base operativa para el lavado de dinero y tráfico de armas. Obviamente el licenciado Thompson no aceptaría convertir su empresa en servidora de la mafia, por eso decidieron terminar con él. Pero quiero que sepan, que detrás de todos éstos hombres, hay alguien aún más poderoso pisándole los talones a John Blaise.
–Es él. –Afirmó Jamie. –Este hombre fue quien golpeó a mi madre aquella noche.
Mi hermana le regresó el álbum a Lawson justo en una página y nos mostró la imagen de un señor de tez morena, sin cabello, de semblante muy serio en su rostro, complexión robusta y con el doble de altura que la mía.
–Aguarda un minuto... Si él es el hombre que golpeó a tu madre, entonces existe la posibilidad de que sea el mismo que golpeó a mi madre esa misma noche.
Todos nos quedamos estupefactos ante la idea. Pero no descartamos que así fuera.
Tomé mi chaqueta y las llaves de mi auto y le pedí a Lawson que me acompañara.
–¿A dónde vas George? –Preguntó Jamie.
–Con mi madre, tengo que verla. No tardo.
Salimos del apartamento y conduje a la casa donde se queda mi mamá. El guardia de seguridad nos preguntó a quien veríamos, le di el nombre de mi madre y en seguida nos dejó pasar.
Caminamos por el pasillo y la vi sentada, estaba tejiendo muy tranquila.
—¡Hijo! ¡Que alegría verte de nuevo mi vida! —Exclamó con entusiasmo como si no nos hubiésemos visto ayer por la tarde.
Me acerqué a abrazarla y darle un gran beso en su mejilla y sentí su cálido cuerpo acogerme, justo como cuando era un niño pequeño.
—Me alegro tanto de verte, mamá. -Besé sus nudillos y le hice un ademán para que tomara asiento. —Disculpa que venga sin avisar, pero tenía que preguntarte algo.
—No te preocupes mi vida. Puedes venir a la hora que gustes ¿Que te pasó? ¿Sucedió algo? —Preguntó con preocupación.
–Se que no es fácil para ti hablar de esto. –Susurré. – Pero quiero que veas ésto y por favor me digas si alguno de estos hombres se parece a quien te golpeó aquella noche.
–George no...
–Por favor mamá, te lo pido. Solo dimelo. Te prometo que todo estará bien. -Afirmé con seguridad.
Le di el álbum de fotos que me dio Lawson con la información de todos y cada uno de los involucrados de las Grandes ligas con mi padre.
Pasó hoja por hoja y no pudo evitar hacer expresiones de asombro, mi madre al igual que todos no podía creer todo lo que estaba viendo hasta que...
Se detuvo en una de las páginas y se puso pálida. Casi en un instante sus ojos se inundaron en lágrimas y me mostró el álbum en la página que tenía señalada.
–Es él. Él fue quien me golpeó aquella noche. Tu padre no hizo nada, solo lo dejó golpearme y atacarme.
Tomé el álbum y mire la página: era la misma foto del hombre que Jamie había señalado.
Lawson miró la página muy escéptico y me atreví a cuestionarle en voz baja.
—¿Tu sabes de quién se trata?
Asintió.
–Tenemos que hablar. –Susurré.
Lawson me esperó afuera de la casa y traté de consolar a mi madre. Me sentí mal por haberle avivado un amargo recuerdo, algo que le ha sido muy difícil de superar, pero soy consciente de que es la única manera de llegar al final de todo ésto y ella lo sabe.
Abracé a mi mamá y le di un beso en su frente y le dije que aquí estaría para cuidarla y que no permitiré que nada ni nadie vuelva a lastimarla.
–Hijo –Tomó mi rostro entre sus manos y me dijo: –Prométeme que no volverás a buscar a tu padre ¡Por favor! -Sollozó.
Tragué saliva y me dispuse a responder que no volvería a verlo nunca más.
"Maldito mentiroso, George" –Me reprendí mentalmente.
Me quedé unos minutos con ella hasta lograr tranquilizarla y la dejé ir más tranquila a su lección de piano.
Salí del establecimiento y me encontré a Lawson con los codos recargados en el techo del auto.
–¿Y bien? -Pregunté. –¿Puedes decirme de quién se trata?
-Blaise... Estamos entrando en terreno peligroso. Tienes que saber, que ese hombre está más desquiciado de lo que se aprecia en la fotografía. -Advirtió.
-El golpeó a la madre de Jamie, a mi madre y no dudaría que también el fue quien golpeó a Madie y a su mamá cuando mi padre las secuestró ¿Quién es él? -Cuestioné.
-Tiene otros negocios turbios además de pertenecer a las grandes ligas de Blaise... No est... No está bien después de todo, tiene antecedentes de lavado de dinero, usa medicamentos para tratar su trastorno de personalidad, además de... violencia, agresión física y verbal e incluso sexual con las mujeres que le parezcan atractivas. -Agregó haciendo círculos cerca de su oreja con el dedo. -Es un completo loco.
Se me cayó el corazón a los pies al escucharle decir que también tiene antecedentes de violencia sexual. Me niego a creer que ese hombre se haya atrevido a tocar a Madie. No, no y no.
-¿Crees que esté con mi padre justo en éste momento? ¿Crees que haya agredido a Madie y a su madre? ¿Crees que...
-Blaise. -Me interrumpió. -Si Madie está viva y Blaise y éste hombre la encuentran primero que nosotros, ella estará en más peligro de lo que crees.
Mi corazón de aceleró solo de pensar que ese hombre le esté haciendo daño a la mujer que tanto amo, una rabia fluyó dentro de mi y no pude evitar empuñar fuertemente mis manos.
-¿De que hablas? ¿Acaso él es más peligroso que mi padre?
Asintió.
- ¿Cómo se llama? ¿De quién se trata? -Repliqué.
-Se trata del Doctor Edmund Hart.
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