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13. Plan maestro

LONDRES, INGLATERRA
SEIS AÑOS ATRÁS...

Capítulo 13: Cenizas (Versión alternativa)

Narrador omnisciente

—"Después de todo, John Blaise tenía en claro que terminando de atentar contra tí, su siguiente movimiento era matarme, yo sabía muchas cosas y para él era un riesgo mantenerme con vida, por eso te mantuve con vida a tí. Porque tú eres el único que puede acabar con tu padre."  —Frank Lawson.

El viaje a la antigüa casa de los abuelos de Madie parecía interminable, los chicos tenían esperanza de encontrar a Madie con vida y terminar de una vez por todas con John Blaise.

—¿A dónde vas, Simon? —Preguntó Jamie.

—Tomaremos este atajo, si seguimos por carretera nos tomará horas. —Le respondió el chico.

Pasaron unos cuantos minutos cuando el teléfono de George timbró. Era él. Sin duda alguna.

Todos se quedaron perplejos, no imaginaron que recibirían una llamada de John Blaise hasta no estar fuera de la antigua casa. Sin titubeos y con gran valentía, George contestó el teléfono.

—¡Vaya! Creo que se te está haciendo un poco tarde para venir por Madie ¿No es así, hijo?

—Escucha, por favor no le hagas más daño. Voy en camino y te prometo que vamos a hablar. Pero deja a Madie. 

—¡Vamos, George! No le estoy haciendo nada. La estoy tratando de maravilla. Verdad, preciosa.  —Exclamó el hombre, citando la palabra favorita de George para hacer referencia a su bella chica de ojos azules. Lo cual le hizo enfurecer.

Madie jadeó con dificultad y soltó un quejido de afirmación.

—¿Escuchaste, hijo? Estamos ansiosos de verte. No tardes. —Y con esas palabras el hombre cortó la llamada.

Los chicos se alteraron, tenían en claro que la vida de Madie estaba en manos de un Astuto jefe de la Mafia y era inminente el momento en que él decidiera terminar con su vida.

Al cabo de unos minutos el destino les jugó a los chicos una mala pasada y el auto en el que iban se averió en el camino.

—¡Vamos, estúpida caja de cuatro ruedas! ¡Enciende de una puta vez! —Refunfuñó Simon.

El motor del auto que rentaron se calentó de más y los jóvenes se quedaron en medio del bosque y en la oscuridad con una gélida noche de por medio.

George intentó hacer que el auto arrancara, pero sus esfuerzos fueron en vano, sus amigos Arthur y Simón no se quedaron atrás y trataron de hacer hasta lo imposible porque su vehículo encendiera de nuevo.

No había cobertura o alguna caseta telefónica de paso para pedir ayuda, era definitivo. Estaban en serios problemas y el tiempo se les estaba terminando.

George en un intento desesperado salió corriendo, pero sus amigos lo detuvieron, no estaban de acuerdo que él solo fuese a salvar a Madie del despiadado John Blaise. Arthur se ofreció a acompañarlo, pues no estaba dispuesto a dejar a su mejor amigo solo. Tenían un plan y estaba muy claro que ninguno de ellos quería darse por vencido. Así que corrieron varios kilómetros hasta llegar a la antigüa casa de los abuelos de Madie.

Mientras tanto, Lawson entró por la puerta de la cocina, cargó su arma y le disparó a dos de los gorilas de Blaise sin dudarlo ya que ambos no formaban parte de su nuevo plan maestro. Nadie notaría el ruido de los disparos, ya que su pistola poseía un silenciador.

Entró al sótano donde se encontraban las dos Thompson madre e hija. Ambas oprimieron su llanto, la sola presencia de ese hombre en la habitación las atemorizaba demasiado. Jamás hubiésemos imaginado que las bellas Thompson lucirían con la ropa tan desgastada, moretones en el rostro y con una expresión de miedo.

Estaban conscientes que está situación en cualquier momento podría salirse de control, Vivianne por su parte, solo tenía en mente proteger a Madie, quien lucía extremadamente pálida y débil, situación de alerta por el bebé que llevaba en su vientre y su avanzado embarazo.

Lawson echó un vistazo minucioso al sótano hasta que su vista se posó en ambas, rodeó en círculos a Madie y a su madre y finalmente se sentó en la pequeña mesita del lugar.

—Ahora solo queda esperar las órdenes del jefe. —Le informó a ambas. —Espero que cooperen si no quieren morir está misma noche ¿Entendido?

Ambas asintieron y no pudieron evitar que sus lágrimas cayeran sin control. De repente escucharon murmuros de una de las habitaciones de arriba, era John Blaise hablando con una voz bastante familiar, única. Una voz que bien se podría distinguir aún a kilómetros de distancia: George.

El corazón de Madie dio un vuelco, no había duda alguna, esa voz era la de él, había venido por ella para salvarlas.

Su madre también pareció notarlo porque le lanzó una expresión de asombro a Madie, quien le hizo una seña con el dedo para que guardara silencio.

Lawson recibió una llamada y salió de ahí, John Blaise le ordenó que subiera a Madie  de inmediato, colgó la llamada y le susurró a uno de los gorilas de Blaise que la llevara.

—¡No! ¡¿Que hacen?! —Madie se quedó atónita, puesto a qué solo la tomaron por los brazos y la jalaron.

—¡Madie! ¡MADIE! —La señora Thompson se asustó al ver cómo eso hombre arrastró a su hija de ahí. Lawson se hincó y le explicó que el jefe quería verla.

La subieron con sumo cuidado por su estado de salud, aún siendo unos "matones despiadados", algunos de los gorilas de Blaise sentían compasión por la pequeña rubia.

La puerta se abrió y el corazón de Madie se aceleró a miles de latidos por minuto al comprobar que definitivamente la voz que escucharon antes era la de George.

Madie perdió el control de su cuerpo y antes de que tocara el piso, George la detuvo entre sus brazos.

—Mírate, hijo ¿En qué te has convertido? —Sacó su arma y apuntó a ambos. —En un idiota enamorado que prefirió a una chica antes que su familia. —Exclamó con burla.

—¡Eres un hijo de puta! —Replicó su joven hijo.

—¿Eso crees? Me pregunto ¿Qué pensará tu madre cuando vea llegar tu cuerpo en una horrible caja?

Soltó un disparo que iba dirigido a Madie y la espalda de George lo amortiguó

—¡GEORGE! —Madie se asustó mucho al ver la camisa del amor de su vida empapada de sangre.

En ese momento, la puerta de la habitación de abrió, dejando al descubierto a Arthur un tanto agitado.

—Al fin llegas. —Inquirió el hombre. Arthur se quedó petrificado al ver la aterradora escena. —Bien hecho, Fitzgerald. Gracias por traer a mi hijo. —John Blaise le tendió un puño de billetes y éste los arrugó en su mano.

Arthur traicionó a su mejor amigo, fue parte de John Blaise desde el principio, tenía hambre y sed de ambición y poder. Él le proporcionaba información a Blaise sobre George y su madre. También del plan de los chicos para salvar a Madie y por último, el se encargó de sabotear el motor del auto para impedir que todos llegaran al rescate de las Thompson.

Finalmente, aún y con el dinero que le dio John Blaise, sintió remordimiento por haberle hecho eso a su amigo. Pero no hizo nada para salvarlo y se fue de ahí.

George enfureció bastante pero se mantuvo firme para evitar que su padre no apretara el gatillo del arma. El hombre le dio un golpe en su espalda, justo donde tenía el disparo y un horrible dolor se expandió en su cuerpo.

—¡¡GEORGE!! ¡¡LA CASA SE QUEMA!!—Exclamó Madie.

El chico alzó su mano con la de su padre, forcejearon repetidas veces y lanzó cinco disparos a diferentes puntos de la habitación. 

George se quedó petrificado al ver a Madie ya que uno de los disparos dió en su abdomen.

George se puse de pie para llegar a ella y su cuerpo recibió el impacto de dos balas más en su pecho.

El arma extra que tenía el padre de George se quedó sin repuestos y con las pocas fuerzas que tenía soltó dos disparos, impactando uno en su pierna y el otro en su abdomen. Como pudo, John Blaise abrió la puerta y salió de ahí.

El fuego se expandió hasta la habitación en la que se encontraban,haciendo que los cristales de las ventanas explotaran.

George protegió a Madie de los cristales y unos cuantos se incrustaron en su espalda.

Incapaz de hacer algo por George,  Madeline sollozó de impotencia, su cuerpo estaba siendo víctima de un cruel monstruo humano, así como su corazón, puesto que le había arrebatado al amor de su vida.

La hermosa rubia de ojos azules se aferró a su vida y la de su hijo. Como pudo se levantó y jaló el cuerpo del chico para tratar de sacarlo, pero su esfuerzo fue en vano. Su visión se tornó negro y tomó la mano de George antes de casi perder la consciencia.

La puerta de la habitación se abrió de golpe y Lawson, uno de los hombres de Blaise entró, tomó a George en brazos y lo cargó como pudo.

—¿A dónde lo llevan? —Pregunto la chica con voz casi inaudible.  —¡George! ¡¿A dónde lo llevan?!

El hombre movió los labios y emitió un "Estará bien", antes de salir de la habitación en llamas.

Los paramédicos entraron por la ventana, fueron donde Madie y la incorporaron a una camilla.

Salieron de la casa con Madie y su madre no pudo evitar sollozar fuertemente.

—¡¡MADIE!! ¡¡OH POR DIOS!!! — Se acercó a ella desesperada y tomó su mano con fuerza. —¿Y George? ¿Dónde está? —Preguntó entre sollozos.

—Solo la encontramos a ella. —Les dijo la mujer rescatista.

Tomaron signos vitales de la pequeña rubia y la mantuvieron con oxígeno. El estado de salud de ella era bastante alarmante. Finalmente, la madre de Madie subió con ella a la ambulancia y la llevaron al hospital.

Layla, Simon y Jamie vieron como se alejaba el vehículo hasta que el estremecedor ruido de las sirenas los sacó de su trance.

—Chicos, los paramédicos solo encontraron a Madie, pero ¿Donde está George? —Se cuestionó Jamie.

—¡George! —En un rápido movimiento, Layla salió corriendo a la vieja casa consumida por las llamas. Simon y Jamie no pudieron hacer algo para detenerla.

—¡¡LAYLA, ESPERA!! —Exclamó entre gritos Jamie. Pero fue en vano, porque ella se adentró a buscar a su amado primo.

Mientras tanto, Lawson salió por una puerta secreta del sótano donde anteriormente había asesinado a los gorilas de Blaise. Uno de sus aliados lo observó sorprendido al verlo salir con el cuerpo de George en sus brazos.

—¿Pero que rayos...? ¿Eso... Eso no era parte del plan? —Le reprendió a Lawson.

—¿Qué mierdas importa si es o no parte del plan? —Le respondió con sorna —Sácalo de aquí, Gus. —Lawson hizo un ademán y el hombre tomó al frágil e inconsciente chico.

—¿Qué jodidos haré con él? —Reclamó el hombre corpulento.

—Localiza a su madre y llévalo a un hospital, pero mueve tu puto trasero y llévalo lejos de aquí. —Espetó Lawson con rabia.

El hombre desapareció con George en un vehículo, mientras tanto, el rubio tomó los restos de otro cuerpo yacente en el piso y no pudo evitar que unas inmensas ganas de vomitar lo invadieran.

No era la primera vez que manchaba sus manos de sangre, no era ninguna novedad para él, pero había algo que le hacía sentir culpable por el siniestro del que había sido cómplice.

—Aquí tienes, Blaise. —Dejó caer violentamente la bolsa negra con el cadáver frente a él. — Ni siquiera tu hijo pudo con una jugada tan.. magistral como la tuya.

—No necesito tus halagos, Lawson. —El rubio asintió. —Pero debo darte la razón. —Prosiguió Blaise. —Acabo de ganar una jugada magistral.

El poderoso hombre se alejó de Lawson y subió a una de las camionetas que lo estaban esperando para retirarse.

—Lawson. —Se detuvo Blaise. Y en un rápido movimiento le dio un disparo en el abdomen, soltó un grito de dolor y su camisa se empapó se sangre y cayó tendido en el piso. —Gracias por todo. Pero ya no te necesito más. —Subió a la camioneta y se alejaron de ahí.

Frank se rió cínicamente de John Blaise, levantó su camisa, se retiró la pequeña bolsa con sangre falsa del abdomen y reajustó su chaleco antibalas en su cuerpo.

Blaise ni siquiera se atrevió a tocar la bolsa que tenía el cuerpo de Arthur, el mejor amigo de George. Le hizo creer que su plan maestro se había consumado con el supuesto cuerpo de su hijo en esa bolsa, pero Lawson se encargó de terminar con la vida de Arthur justo cuando sacó a George de la habitación.

«Arthur sintió una gran punzada de dolor al ver qué su mejor amigo estaba en graves problemas, por lo que subió de nuevo, pero se topó con Lawson, quien traía consigo el cuerpo de George.

—¿A donde crees que vas con mi amigo? —Le inquirió Arthur.

Un bastardo como tú merece llamarle "amigo".—Le reiteró. Arthur se le abalanzó para taclearlo.

Pero Lawson fue más rápido que él y lo pateó brutalmente, haciéndolo caer desde el segundo piso. El cuerpo de Arthur quedó tendido en un charco de sangre. Y sin perder más tiempo sacó a George de ahí con vida.»

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