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12. Frank Lawson

*NARRA GEORGE*

Manhattan, Nueva York.
ACTUALIDAD...

Mi corazón dio un vuelco al escuchar su nombre, mi visión se tornó negra y lo juro, mi cólera estaba a segundos de estallar.

—Frank Lawson. —Repetí su maldito nombre con rabia.

—George Blaise. —Pronunció mi nombre con neutralidad. —¿Puedo pasar?

Mis cinco sentidos o mejor dicho, todo mi organismo se mantuvo alerta. La presencia de éste tipo en mi apartamento significa una cosa: John Blaise lo envió aquí para matarme.

Hice un ademán con mi mano para que entrara y cerré puerta.

Él, por su parte. Echó un minucioso vistazo a mi hogar, su vista la llevo a varias partes y en ese momento tuve un mal presentimiento. Quizá este tipo este viendo que dolorosa tortura puede usar para acabar con mi vida.

Llevé mi mano a la encimera de la chimenea, alcancé el pequeño inmovilizador eléctrico que Arthur me obsequió una Navidad y lo oculté detrás de mi espalda.

—¿Terminaste de usmear? —Pregunté con desdén.

—Lo siento, lo siento. No fue mi intención incomodar. —Respondió cabizbajo. Rascó su nuca y llevó su vista hacia mi. —Debe preguntarse quien soy yo ¿O me equivoco, señor Blaise?

"No soy estúpido, se perfectamente bien quien eres, imbécil". —Pensé.

—Por favor. Permítame saber su identidad, señor Lawson. Me muero por saber quién es. —Inquirí con sarcasmo.

—Soy... era un amigo de su padre. —El puño de mi mano apretó el agarre del inmovilizador aún más.

Me quedé mudo ante su respuesta. Habló de mi padre en presente y prácticamente se retractó de sus palabras. Como si John Blaise ya no existiera.

—¿Él está... muerto? —Pregunté.

—Debería estarlo. Pero ese hijo de puta sí que sabe huir de la muerte.

—Por favor. —Reí. —No soy un estúpido. Sé perfectamente que estás aquí para matarme. Por órdenes de él. —Repliqué entre dientes.

—Señor Blaise. Si quisiese matarlo, lo hubiese hecho antes de entrar a su hogar.

—Quizá tengas otros planes para mi. Eres cómplice de mi padre y te envió aquí para acabarme. No puedo esperar menos de él.

—Si lo dice porque asesiné a Connor Thompson, le puedo jurar que...

Mis ojos se abrieron exageradamente y mi rabia fue liberada de la forma más abrupta posible. Sin previo aviso le propicié un golpe con mi cabeza en su nariz.

—Adelante Blaise. Usa todo lo que tienes. Eres más fuerte que eso. —Rió y escupió restos de sangre en mi piso.

—¡Eres un Hijo de puta asesino cobarde! —Le reprendí con rabia.

Estuvo a centímetros de tocarme para golpearme cuando apreté el botón del inmovilizador y éste cayó en el piso totalmente inconsciente.

Me quedé perplejo ante mi impulso, lo rodee y lo toqué con la punta de mi zapato. Realmente estaba inconsciente.

Me agaché para revisar que tuviese pulso y para mi buena suerte así fue.

Pensé minuciosamente cual sería mi próximo movimiento, quizá éste imbécil despierte y lo primero que quiera hacer sea matarme por casi matarlo a él.

Lo arrastré hasta la habitación del fondo que era de mi madre y que ahora se encuentra vacía. Lo deposité en una silla y rápidamente le até manos, torso y pies.

Pensé en las probables reacciones de Lawson y una de ellas sería que podría gritar para pedir ayuda, por lo que me aseguré de mantenerlo en silencio, busqué entre las cosas de la habitación pero no encontré algo más que poner en su boca.

De repente vi como se removió de su asiento y entré en pánico.

—¡Santa mierda!

Rasqué mi nuca muy preocupado y tuve una no muy brillante idea. Quité mi zapato y mi calcetín y se lo introduje en su boca. Me aseguré que el contenido no se fuese a salir y le puse un trozo de cinta.

Lawson hizo una mueca de asco y abrió sus ojos de golpe. Trató de arquearse para vomitar pero no pudo.

Emitió un quejido de desesperación y seguido de eso otra arcada. Pero no hice nada, ni siquiera reaccioné y no pude evitar sentirme como un estúpido. Tengo literalmente secuestrado a un asesino de las "grandes ligas" y no puedo mover un solo dedo para amenazarlo o torturarlo.

—"Tranquilo George, el hará lo que tu digas a cambio de su libertad. No actúes como un cobarde" —Pensé.

Me acerqué a él y enderecé mi cuerpo para disimular mi nerviosismo.

—Cierra la boca. —Espeté. —Nadie podrá escucharte aquí.

Escucharme decir eso me hizo sentir como un verdadero secuestrador y uno bastante rudo.

Por su parte, Lawson no dejó de quejarse y berreó como si fuese un niño pequeño. No pude evitar soltar una risita burlona y me acerqué con mucha seguridad hasta él.

—Llorar no te servirá. Creíste que sería un blanco fácil para ti, pero no lo soy. —Le jalé el cabello y me acerqué a su oído. —Ahora. Quiero que me contestes ¿Llegaste aquí por órdenes de mi padre? si o no  y ¿Qué es lo que sabes? —Amenacé.

Me hizo un mohín para que le quitara el calcetín y la cinta de la boca.

—¡Oh, claro! Por supuesto que te quitaré eso. —Agregué con sarcasmo. —Pero me temo que será después de que coma algo, muero de hambre. —Di la vuelta y me dispuse a salir de la habitación.

Lawson se removió de la silla y gimió fuertemente. No pude evitar reírme ante está situación. Pero para disimular ésto, apreté el inmovilizador, el cual soltó un estruendo y éste se calló.

Me acerqué de nuevo a él y quedamos frente a frente:

—Escúchame bien, Lawson. Sólo lo repetiré una maldita vez. Voy a quitarte la cinta y el calcetín. Pero si no respondes a mis preguntas... te pondré el otro calcetín. —Abrió sus ojos como platos y se quejó. —Sí, escuchaste bien. Dos calcetines, doble tortura, doble asco, mal olor y sabor en tu boca. —Dije en un intento fallido de comercial de televisión de ofertas. —¿Entendiste?

Él asintió.

Me preparé mentalmente para lo que estaba por suceder y me mostré rudo. Le quité la cinta de un tirón y seguido de eso le saqué el calcetín. Lawson arrojó una gran cantidad de saliva a sus pantalones.

—¡Eres un Hijo de puta! ¡Te voy a matar cuando me liberes, Blaise! —No esperé más y lo silencié de nuevo con el calcetín en su boca y rápidamente me quité el otro calcetín y se lo introduje en ella.

Sus quejidos fueron cada vez más fuertes y las lagrimas brotaron de sus ojos.

—Sabes cual es la condición para quitarte eso de ahí. —Señalé el contenido. —Cierra la puta boca, Lawson. —Espeté.

El asintió rendido a lo dije y le quité los calcetines de la boca. De nuevo escupió y jadeó repetidas veces

—¿Qué es lo que quieres saber? —Dijo con un hilo de voz.

—Ya te lo dije. No lo volveré a repetir. —Respondí sin más.

Tomó una bocanada de aire y se dispuso a hablar.

— John trató de deshacerse de mi cuando sucedió el secuestro de Madie, sabía que era peligroso tenerme con vida, puesto a que era su mano derecha en todos sus crímenes. —Enfatizó. —Después de sacarte de ese incendio y mandarte al Hospital para que te atendieran, me disparó. Sabía que lo haría, hizo lo mismo con tu tío Roland y otros de sus aliados. Me juré ir tras de ti para encontrarte y ayudarte a detenerlo. El sabía que eres muy fuerte, pero no tiene idea de que estás vivo ¿Puedes creerlo? El muy idiota creyó que tu moriste la noche del incendio, sin saber que el cuerpo que hicimos pasar por el tuyo fue el de Arthur.

—¡Deja de mentir, Lawson! —Exclamé con rabia en mi voz y le propicié otra descarga con el inmovilizador durante un par de minutos. 

Los ojos de Lawson se tornaron vidriosos y perdió la consciencia. Lo abofetee un par de veces y no respondía. Pero hubo algo que me puso los pelos de punta:

Frank Lawson no volvió en sí de nuevo.

¡Hola a todos!  ¿Cómo están? ☺️✌️ Yo estoy súper feliz de al fin publicarles éste capítulo. Les confieso que cuando escribí este capítulo tenía en mente hacer que fuera hilarante y algo gracioso, así que espero haberles sacado una sonrisa 🤭🤣

Gracias a todos por su apoyo, voten por comenten, los leo y les respondo de inmediato ✋

Quédense en casa, usen cubrebocas y por favor cuídense mucho 😊😷

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