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AJUSTES


Como cada lunes en que debían regresar a la escuela, los estudiantes se agolpaban en el parque central, muchos de ellos acompañados de sus padres que acudían a despedirlos y a ayudarles con los equipajes. Yolanda llegó con su mamá, que habitualmente siempre iba con ella y no se marchaba hasta que la guagua se alejaba. Elvira se puso a conversar con la mamá de Grettel y la abuela de Nora, mientras las chicas corrían en donde Wendy y Luis Mario que ya habían decidido reincorporarse:

_ ¿Estás segura de que te encuentras bien y que ya puedes ir para la escuela?_ le preguntó Nora con precaución._ Creo que deberías tomarte unos días más para descansar y recuperarte.

_ Lo que necesito es salir de mi casa. Entre los cuidados extremos de mi mamá, mi papá y Luis Mario, estoy a punto de volverme loca._ sonrió Wendy.

Luis Mario la besó en la mejilla:

_ Yo ya le leí la cartilla y le dije que no la pienso dejar hacer ningún disparate. Va de cabeza para la enfermería si hace falta.

Grettel y Nora enseguida le hablaron de la pijamada en la casa de Salim. Yolanda divisó a Joel, al mismo tiempo que su madre y corrió hacia el muchacho, que ya saludaba a su ex suegra:

_ ¿Y cómo está mi yerno hermoso?_ preguntó Elvira abrazándolo.

Joel frunció el ceño y Yolanda le indicó con una mirada de súplica y un desesperado gesto de cabeza, que su madre no estaba al corriente de lo sucedido entre ellos:

_ Pues... muy bien._ sonrió el joven y se acercó a Yolanda, dándole un beso muy cerca de la comisura labial. Yolanda no pudo evitar estremecerse ante la proximidad del muchacho.

_ ¡Ay Joe, mira a Salim! ¡Ven vamos a saludarlo!

_ Espera, déjame saludar a...

Pero Yolanda tiró de Joel y rápidamente se apartaron de las tres mujeres. Cuando se alejaron lo suficiente, sin dejar de andar, Joel le preguntó:

_ ¿Debo entender que no les dijiste a tus padres que nos peleamos?

_ Así es. Por ahora no quise decir nada.

Joel sonrió sin mirarla. Ella se percató:

_ ¿Qué? ¿Por qué te sonríes de esa manera?

_ Nada. Es que me parece curioso, sobre todo porque yo tampoco le dije nada a los míos.

El corazón de Yolanda dio un vuelco. Estuvo a punto de saltar de puro gozo. Si Joel no había dicho nada, es que guardaba la esperanza de que todo entre ellos se solucionaría pronto... ¿Había pensado ella lo mismo en algún momento? No tuvo tiempo para responderse, ya que el joven la detuvo y le preguntó:

_ Oye, a propósito... ¿Llamaste por teléfono hoy a mi casa a eso de las diez y media de la mañana?

La alegría se esfumó con tanta rapidez como había aparecido. Yolanda intentó controlarse y se acarició una mejilla con un delicado gesto:

_ No, para nada._ contestó, cuidando de que su tono sonara natural.

_ Qué raro. Alguien telefoneó a esa hora, pero cuando atendí la llamada nadie contestó._ hizo una pausa._ Por un momento llegué a pensar que podrías haber sido tú. Me habría encantado que hubieras sido tú.

Le llegó el oxígeno con mucho esfuerzo a los pulmones y al cerebro. Sentía que estaba a punto de ahogarse, y de ser así, Joel tendría que darle boca a boca allí mismo, en medio del parque, delante de todos. Lo deseaba casi frenéticamente... ¿Y si, tal y como decía Grettel, dejaba a un lado sus melodramatismos y se arrojaba en brazos del muchacho que amaba y solo se preocupaba en vivir el momento, justo como le decía la voz de la Yolanda decidida, apasionada y dispuesta a disfrutar al límite?

Iba justo a hacerlo cuando Valeria se detuvo junto a ellos. Otra vez Valeria. Pero dispuesta a cumplir sus objetivos de ver a la joven no como una rival, sino como la mejor amiga de Joel, sin oportunidades de tener su amor, sonrió y dijo con una voz casi chillona:

_ ¡Hola Valeria...!

Aquel saludo tan efusivo tomó por sorpresa tanto a Joel como a la recién llegada:

_ ¿Hola...?_ dijo la aludida sin poder disimular el tono de pregunta en el saludo.

_ ¿Cómo estás? ¿Qué tal tu fin de semana?_ prosiguió Yolanda sintiéndose que estaba yendo en picada por la falda de una montaña; sin frenos y sin obstáculos que la detuvieran._ El mío fue genial. Imagínate que hicimos una pijamada en la casa de Salim el sábado por la noche. Aquello fue una locura total. No se imaginan la cantidad de ropas y accesorios que tiene Salim en su cuarto... ¡Ah! Y ya sé quiénes son todas esas santas que siempre está mencionando, que al final no son santas, sino estrellas de cine y cantantes...

«¡Cállate, cállate, cállate...!»_ se decía Yolanda sin dejar de sonreír, pero también sin encontrar la manera de detener aquella verborrea incontenible, mientras Joel y Valeria la miraban como si fueran incapaces de reconocerla.

Por suerte, dieron el anuncio de que los ómnibus iban a partir:

_ ¡Ah! Me tengo que ir... Nos vemos en la escuela Joe. Chao Valeria.

Y se alejó corriendo, deseando que la tierra se abriese a su paso y la engullera con toda su absurda estupidez. Mientras subía al vehículo saludó a los cuatrillizos y a Fabián. La tía María Elena estaba abajo, conversando con los padres de los cuatro hermanos. Dalton y Fabián se mostraban contentos y se sentaron juntos, como siempre. Mientras acomodaba el maletín bajo el asiento, Yolanda divisó por una ventanilla a Joel y a Valeria, hablando y riéndose... ¿Estarían burlándose de ella? El solo pensarlo la hizo incomodar.

Durante el viaje, los chicos celebraron el regreso de Wendy y Luis Mario. Víctor anunció que Erik se había terminado acobardando con la idea del piercing en cuanto le explicaron el proceso para el implante de la prenda:

_ Imagínense. _ dijo el muchacho._ Aquello de solo pensarlo me la encogió, y me dije: Pá su escopeta. Eso no es conmigo.

El relato provocó todo un choteo en torno a Erik. Nora intentó no formar parte del mismo. Todavía estaba molesta por las insinuaciones que Grettel había hecho el sábado acerca de un posible interés amoroso de parte de ella y del muchacho.

María Alejandra y Aarón compartieron juntos sus experiencias en la iglesia católica. El joven ya había decidido frecuentar el lugar de culto de su novia, y la decisión había desatado toda una escena en su casa por parte de sus padres, quienes no aceptaban la idea de que su único hijo se volviera un católico practicante, renunciando a su fe original, en la que había sido adoctrinado desde su nacimiento:

_ ¿Y qué les dijiste?_ quiso saber Dennis.

_ Nada. Hice algo que me aconsejó el profe Diego. Me quedé callado y dejé que fueran ellos los que despotricaran a su gusto. Hubo cosas que dijeron que me molestaron, pero me mordí la lengua y no dije ni pío. Cuando se cansaron de hablar y vieron que yo no les respondía, me dejaron en paz.

_ Tú verás que dentro de poco se calman, y a lo mejor, terminan aceptando a María Alejandra más pronto de lo que crees._ le animó Flavia.

_ ¿Dónde está Oscarito?_ preguntó Denise buscando con la mirada en todos los asientos del ómnibus.

_ Se va a ir con Brianna._ contestó Luis Mario._ Recuerda que ahora tiene novia.

_ Sí, pero que no por eso vaya a darnos de lado._ protestó Denise con una mueca de incomodidad.

_ Tú deberías viajar con tu novio el prieto._ señaló Diogo.

_ Pues mira que no. Esa pegamenta todo el tiempo no lleva a nada bueno. Que él viaje en su guagua y yo en la mía. Cada quien necesita tener su propio espacio.

_ Ay niña, que desamorada eres._ opinó Grettel.

_ Y de todas maneras, Brianna forma parte del piquete._ observó Dalton revolviendo de forma distraída los cabellos de Fabián. Era la primera vez que tomaba parte en una de las pláticas del grupo durante el viaje hacia la escuela. Siempre se limitaba a conversar solo con Fabián, pero en ese trayecto charló muy animado con todos, se rió y estuvo muy cómodo, abrazado a su novio.

Diogo hizo un movimiento incómodo al observar aquella simple escena e intentó mirar el paisaje a través de la ventanilla abierta. No acababa de acostumbrarse a la idea de que uno de sus hermanos era gay. Podía disimularlo, pero... ¿Por cuánto tiempo más? Miró hacia Nora, que en aquel momento estaba reprochándole a Grettel que hubiese aceptado una invitación de Víctor a comer a su casa:

_ Es que mi Tatico... Digo, mi ex Tatico cocina muy rico. No me pude negar._ se justificó Grettel con voz lastimera.

Betsy hizo una mueca de desagrado:

_ ¡Aaagghhh...! una comida echa por Víctor. Eso suena asqueroso.

_ ¡Pues mira que no!_ saltó Grettel._ ¡Mi Tatico...! Digo... ¡Mi ex Tatico cocina riquísimo, pá que lo sepas!

_ Y yo soy testigo de eso._ apoyó Renzo levantando una mano.

_ ¿Tú has probado comida hecha por Víctor, Renzo?_ se sorprendió Flavia.

_ Imagínense,_ comenzó a explicar Víctor._ que en mi casa, cuando estoy, a veces el que cocina algunas cosas en el restaurante soy yo. Ya saben, para ayudar un poco. Y hasta ahora nadie se ha quejado. Por el contrario, han mandado felicitaciones para el chef. Tengo un talento culinario natural.

Betsy torció la boca:

_ Por sí o por no, no pienso arriesgarme. Así que, el día que yo vaya a comer al restaurante de tu familia, trata de estar bien lejos de la cocina.

Yolanda reparó en Wendy y Luis Mario, que escuchaban a los demás hablar, pero se mantenían en silencio. Se levantó del asiento y avanzó por el estrecho pasillo hasta el sitio ocupado por la pareja:

_ ¿Están bien?

Wendy forzó una sonrisa:

_ Claro, no te preocupes Yola. Todo está bien.

Yolanda no quedó convencida del todo, pero tampoco insistió. Abrazó a Wendy y le dijo con cariño sincero:

_ Es bueno tenerlos de vuelta. Los extrañamos muchísimo.

_ Oye, Yola._ intervino Luis Mario._ y después me gustaría conversar contigo acerca de cómo fue que Wendy se cayó y se golpeó. Hay algo aquí que todavía no me convence del todo.

Con rapidez, las dos muchachas intercambiaron miradas:

_ ¿Vas a seguir con eso, Luis?_ protestó Wendy._ Ya te dije que resbalé, me caí y me di un golpe con una piedra, y eso fue lo que me provocó el aborto.

Yolanda se dio prisa a agregar:

_ Si, Luis Mario, fue eso lo que pasó. Ya deja de pensar en todo ese asunto. No les hace bien a ninguno de los dos.

Por suerte para ambas, la atención de Luis Mario se vio atraída por la pelea entre Denise y Dennis, acerca de porqué el joven permitía que solo Flavia leyera la misteriosa novela que estaba redactando.

******************

Katia suspiró con tristeza al ver a Brianna sentada sobre las piernas de Oscar, y el apasionado momento que vivían, besándose junto a la ventanilla de la guagua en movimiento. Apenas un par de días atrás, ella había vivido un momento similar junto al muchacho que le gustaba, pero que había terminado dejándola por alguien a quien realmente amaba, y que no era ella precisamente.

En el parque, mientras aguardaban para abordar los ómnibus, había visto a Dalton y a Fabián, y evitó por todos los medios tropezarse con ellos. Ya no se ocultaban. Andaban abrazados y sonrientes a la luz pública, sin que nada ni nadie les importaran. Estaban felices y enamorados, al contrario de ella, que aún no se recuperaba de la decepción sufrida y no había hecho otra cosa en todo el fin de semana más que llorar y lamentarse, dando por cierto que nunca volvería a enamorarse porque nadie jamás se fijaría en ella. Salim le había reprochado el no haber ido a la pijamada, pero ¿qué podía hacer? No tenía ánimos para fiestas.

Trató de concentrarse en el paisaje, mirando a través de la ventanilla. Dejó escapar una exclamación de protesta cuando Salim se dejó caer tempestuosamente sobre su regazo y el de Itzel, sentada a su lado:

_ ¿Hasta cuándo vas a seguir con esa cara de depresión? En serio, haces que me hierva la sangre con solo verte.

_ Entonces no me mires._ esperó Katia con voz sombría.

_ Katia, nos preocupas._ confesó Itzel acariciándole un mechón de cabellos.

_ Mi novio me dejó. Y no por otra, sino por otro ¿Saben lo duro que es eso? ¿Lo patético y lo hiriente que suena? Me hace pensar que soy un fracaso como mujer, que no soy capaz de complacer a un hombre.

Salim resopló y sacudió las manos alrededor de su cabeza:

_ ¡Ay, por Santa Marilyn Monroe! ¡Eres la reina del drama! ¡Solo tienes diecisiete años! ¡Verás que pronto aparece en tu camino un mulatón de dos metros, o un negrón de tres, con tremendos pectorales y unos brazotes fuertes para que te apriete duro y te dé lo que tú necesitas!

Itzel soltó una risita y enarcó una ceja al preguntar:

_ ¿Y qué necesita ella según tú...?

Salim tomó aire y casi gritó:

_ ¡Una buena temp...!

Itzel se dio prisa en cubrirle la boca para evitar que dejara escapar aquella frase tan grosera que no necesitaba escuchar completa para saber a qué hacía referencia. Katia se encogió de hombros con incomodidad:

_ ¡Sí, claro! ¡Me encantaría ver cómo te sentirías tú si tu novio te dejara por una muchacha!

El jovencito logró librarse de la mano que aún le aprisionaba la boca, dándole una mordida. Itzel chilló y lo empujó. Casi a punto de caer al suelo de la guagua, Salim pudo decir:

_ Ay querida, lo lamento tanto por ti, pero yo no tengo novios, y tampoco los tendré. Yo soy un espíritu libre. Soy más de: amores insubordinados y casuales.

Itzel aún sacudía la mano que le había mordido e hizo una mueca al decirle:

_ Cuidado, con esa filosofía puedes terminar con una gonorrea o algo peor.

_ No mientras existan nuestros amigos los forros de látex.... ¡Ay Itzel! Sabía que tenía que decirte algo muy importante. Creo que encontré una pista.

_ ¿Pista? ¿Sobre qué?

Salim chasqueó la lengua y torció la boca:

_ Sobre lo que me pediste que investigara, lo que necesitabas saber._ le dijo abriendo mucho los ojos y haciendo discretas inclinaciones de cabeza en dirección a Katia.

_ ¡Ah sí, ya recuerdo!

_ ¿Pueden dejar de actuar de esa manera?_ pidió Katia con voz cansada._ Sé perfectamente de lo que están hablando. Yo estaba presente el día que Itzel decidió descubrir quién fue la persona que regó en la escuela lo de Dalton y Fabián. Además, Brianna me lo dijo estando en el punto de salida.

_ ¡A esa pelirroja lengua larga le voy a poner el pelo color ceniza y la voy a hacer escupir los hierros que tiene pegados en los dientes!_ protestó Salim.

_ Espero que no te moleste._ le dijo Itzel a Katia.

_ No, para nada. Es verdad que me duele lo que Dalton me hizo, pero igual reconozco que la persona que lo puso en evidencia a él y a Fabián, lo hizo con toda la mala intención posible, y eso no está bien. Mira todo lo que provocó.

Miró a Salim y le preguntó:

_ ¿Qué fue lo que averiguaste?

******************

Los ómnibus fueron llegando unos tras otros a la escuela, y los estudiantes descendieron y se encaminaron a sus respectivos dormitorios. Oscar despidió a Brianna en la plaza con un apasionado beso y la vio alejarse en compañía de sus amigas. Aún le costaba creerlo ¡Él, con novia! Y en su casa no cabían de puro gozo y solo le insistían para que llevara pronto a la chica afortunada y la presentara a toda la familia. Oscar consideraba que todavía era muy pronto para eso. Apenas habían salido juntos una vez. Eso sí, no dejaban de besarse, y ella parecía más que encantada con el tamaño y grosor de su...

_ ¡Oscarito...!

Se volteó y sonrió al ver a Flavia corriendo hacia él:

_ Hola._ la saludó con un beso en la mejilla.

_ Te extrañamos hoy en la guagua.

_ Ah sí. Es que Brianna quiso que viajara con ella.

_ ¿Y por qué no montaron en la nuestra? El piquete siempre viaja junto.

_ Es por Katia, ya sabes... Todavía no quiere estar cerca de Dalton y de Fabián.

Flavia asintió con pesar y dio un empujoncito al muchacho, recobrando la alegría:

_ Mírate... todo un galán, con novia. Y parece que van muy en serio ustedes dos. Ya me enteré que salieron a pasear el sábado por la noche. Me alegro por ti, Oscarito... ¿Ves? Te dije que en algún lugar muy cerca, había alguien especial para ti.

_ Si, lo recuerdo._ sonrió Oscar.

Flavia se humedeció los labios y añadió:

_ A Denise no le gustó mucho que no viajaras con nosotros hoy. De hecho, fue ella quien preguntó por ti.

El semblante de Oscar se contrajo, y su voz sonó anhelante al preguntar:

_ ¿De verdad?

Era la reacción que Flavia temía encontrarse. Se encogió de hombros y se aproximó al muchacho, mirándolo fijamente:

_ Oscar.... ¿Por qué estás con Brianna? ¿Siquiera te gusta? ¿Te atrae?

Oscar titubeó confundido:

_ Bueno, sí. Me gusta, me siento bien a su lado, ella me quiere y...

_ ¿Y tú? ¿La quieres a ella? ¿O solo la usas para no estar solo o para sacarte a Denise de la cabeza?

_ ¡Flavia...!_ exclamó Oscar sintiendo las orejas arderle.

_ Escúchame bien, Oscar. Te quiero muchísimo, pero no me gustaría pensar que solo estás utilizando a Brianna. Se ve que ella está metida a fondo contigo. Por favor, hay demasiados hombres descarados y aprovechados en este mundo, no seas tú un cabrón más. Si no la quieres, por las razones que sean, díselo y termina con ella. Es lo más noble que podrías hacer, y es lo correcto. Toma como ejemplo lo que pasó entre Dalton y Katia...

_ No es igual.

_ ¿Tú crees? Porque yo no veo muchas diferencias. Dalton se hizo novio de Katia estando enamorado de Fabián. Uno de los tres terminó con el corazón roto, y ambos sabemos quién fue. Tú acabas de hacerte novio de Brianna, pero me dijiste que estabas enamorado de Denise. En lo que a mí respecta, el resultado de tu historia apunta a ser muy similar al triángulo amoroso entre Dalton, Katia y Fabián. Por favor, evítalo mientras puedas.

Mientras se dirigía a su dormitorio, Oscar meditó en la conversación sostenida con Flavia. Él no quería lastimar a nadie. Brianna le hacía sentir bien, que encajaba, que era digno de ser amado y deseado. Pero Denise era un anhelo que despertaba sus impulsos más primitivos. No, no estaba siendo sincero con Brianna. La primera noche que fueron a besarse detrás del laboratorio de Biología, había cerrado los ojos, imaginando que entre sus brazos no estaba la pelirroja con brackets de onceno grado, sino la hermosa morena de su aula; la sensual y desenvuelta Denise.

No podía evitar pensar en ella, y por más que quisiera sacarla de su mente y enfocarse en Brianna, era algo que no podía evadir. En aquel momento, Oscar empezó a sentirse, tal y como le había dicho Flavia, el más cabrón de los jóvenes de su edad. Le hacía sentir mal el pensar que estaba utilizando a alguien que le ofrecía sinceramente su corazón, y él solo podía pagarle con traición.

******************

Gina y Yomira se conocían desde pequeñas. Habían asistido juntas al mismo círculo infantil, a la escuela primaria, luego a la secundaria y finalmente al preuniversitario. Más que amigas se consideraban hermanas, incluso, había personas que aseguraban que realmente lo eran, ya que siempre estaban juntas y compartían además, el poco atractivo físico que ostentaba cada una, y la incapacidad y ausencia de gracia y talento para cualquier cosa.

Ninguna de las dos resaltó hasta que, en la etapa de secundaria, Lilí las hizo sus amigas y fieles seguidoras. Casi a viva fuerza y por medios bastante deplorables, Lilí había conseguido hacerse de cierta fama escolar,_ mayormente negativa,_ y solo entonces, las dos casi invisibles muchachas comenzaron a destacar, y al igual que su líder, adquirieron el mal hábito de ser excéntricas, arrogantes y peyorativas con quienes consideraran inferiores o desdeñables a su entender.

Por ello, no habían dudado en otorgarle toda la razón a Lilí cuando esta narró su versión de los hechos acerca del odio hacia Yolanda, Grettel y Nora. No importaba de quién había sido la culpa. Ellas entendían que, hacer sufrir a Lilí, la mejor muchacha sobre la faz de la tierra, era una falta más que suficiente para declararle la guerra a cualquiera que se atreviese a lastimar a su abeja reina.

Luego, había llegado al preuniversitario, y agregaron a su compañía a Rosemary, la prima de Lilí que estaba en duodécimo grado y era casi una diosa en la escuela. Todo el mundo conocía a Rosemary, todos la admiraban y la deseaban. Era hermosa, inteligente, altiva y una excelente bailarina, mucho mejor que esa tísica insoportable de Yolanda. Gracias a Lilí y a Rosemary, ellas también estaban en el radar farandulero del IPUEC, aunque con menos reflectores, claro.

Sin embargo, luego de lo ocurrido en el campo con Wendy, Gina y Yomira habían quedado afectadas y temerosas. Llevaban varios días evitando encontrarse con Lilí, que se alegraba abiertamente de la suerte corrida por Wendy, dando por cierto que Yolanda y las otras debían estar devastadas. Solo se mantenían comunicación por teléfono para preguntarse si habían obtenido noticias de lo sucedido a la hija del director.

Aquella tarde se enteraron finalmente que la joven había sufrido un aborto, y llenas de terror, Gina y Yomira se habían escabullido, evitando ser vistas por Yolanda o cualquiera de su piquete, especialmente de Wendy y, sobre todo, Luis Mario, quien despertaba un auténtico pavor en ambas. Solo imaginaban la reacción del muchacho y lo que sería capaz de hacer con cada una de ellas si se enteraba que habían sido las causantes de la tragedia. Por primera vez en la vida, mientras viajaban hacia la escuela en un ómnibus que no era el que eventualmente usaban, las dos comentaban que quizás aquella guerra entre piquetes se estaba yendo de las manos, y cuestionaron el proceder de Lilí. Fue el miedo lo que las impulsó a tomar una decisión, pero debían evitar a toda costa, que esta llegara a oídos de Lilí o de Rosemary.

Yolanda estaba sentada con sus amigas en el dormitorio, conversando y riendo en sus literas, cuando María Alejandra se dio cuenta de la presencia de las dos jóvenes que se acercaban:

_ ¿Ustedes qué hacen aquí?

Todas las demás giraron para ver quiénes eran las intrusas, e inmediatamente se pusieron a la defensiva. Gina se apresuró en mostrar bandera blanca:

_ No vinimos a pelear, se los juro.

_ ¿Y a qué vinieron?_ gruñó Nora tronándose los nudillos.

_ Es que... supimos lo que pasó con Wendy y..._ comenzó a explicar Yomira bajando la mirada.

_ ¿Y vienen a pedir perdón?_ cortó Grettel._ ¿Ahora? ¡Mira, si lo que deberíamos es caerles a patadas a las dos y hacerlas escupir sangre!

_ ¡Grettel...!_ regañó María Alejandra.

Wendy se levantó de la cama y caminó hacia las dos muchachas, sin dejar de mirarlas. Ellas tragaron en seco y se mordieron los labios. Estaban temblorosas y apesadumbradas:

_ Nunca quisimos que pasara eso..._ empezó a decir Gina mirando a Wendy a los ojos._ De verdad, solo queríamos...

_ Sé muy bien lo que querían._ se adelantó Wendy._ Molestarnos, como siempre... No acabo de entender qué es lo que ganan con toda esta inmadurez.

_ Si no lo hacemos es peor._ explicó Yomira._ Lilí no nos hablaría más. Dejaría de ser nuestra amiga.

_ ¿Creen que Lilí es su amiga?_ se jactó Nora._ Para que lo sepan, antes de andar con ustedes dos y mangonearlas a su gusto, ella era amiga nuestra,_ y señaló a Yolanda, a Grettel y a sí misma._ y quiso dominarnos, pero como no pudo, nos declaró la guerra y nos dio la espalda. Desde entonces se ha dedicado a difamar y a molestarnos. Las encontró a ustedes y las usa como quiere... ¿Esa es la clase de amistad que desean de ella? ¿Alguien que las obliga a hacer y decir cosas que no quieren decir ni hacer?

Todas guardaron silencio unos segundos. Wendy suspiró y dijo:

_ Mejor váyanse y no se preocupen. Luis Mario no sabe nada y yo no se lo pienso decir, ni mis amigas tampoco. Bien sabemos que si él se entera que fueron ustedes las culpables del aborto, las sube por los pelos al tanque del agua y las tira de allá arriba de cabeza para que se revienten contra el piso. Y no es que me preocupe que lo haga. Dios sabe que en este momento me estoy conteniendo para no caerles a trompadas a las dos. Es que simplemente ustedes dos no valen la pena ni merecen un mínimo de mi interés.

La sola idea de que Luis Mario pudiera tomar represalias en contra de ellas, hizo que Gina y Yomira se estremecieran de pies a cabeza:

_ Y espero que a partir de ahora no le sigan tanto el juego a la idiota de Lilí._ añadió Yolanda.

_ Gracias._ se dio prisa en decir Gina y tiró de Yomira para marcharse corriendo, solo que la llegada de Salim e Itzel frenó sus intentos.

_ No puedo creer que estas dos señoritas hayan estado aquí todo el tiempo._ celebró el muchacho contoneándose._ Venimos ahora mismo de su albergue. Fuimos a buscarlas.

_ ¿A nosotras?_ preguntó Yomira con recelo._ ¿Para qué?

_ Para que nos aclaren una cosita._ respondió Itzel con rudeza._ Pero no lo haremos aquí. Ustedes vendrán con nosotros ahora mismo.

_ ¿Por qué?_ la voz de Gina sonó casi aterrorizada.

_ Porque nosotros lo decimos, cariño, _ sonrió Salim con mordacidad._ y más te vale obedecer, de lo contrario no te auguro un final feliz.

_ ¿Qué sucede?_ quiso saber Denise sin entender.

Itzel alzó la barbilla:

_ Vengan con nosotros al laboratorio de Química. Katia y Brianna se están encargando de buscar a los varones. Hay algo muy importante que tenemos que decirles a todos, principalmente a tu hermano y a tu cuñado, Denise.

******************

Salim empujó a Gina y a Yomira sin ninguna cortesía al interior del laboratorio de Química. Todo el piquete estaba reunido allí, sin comprender el motivo de aquel encuentro. Katia evitó mirar en dirección al sitio donde Dalton y Fabián estaban sentados, muy juntos y tomados de la mano. Gina y Yomira se había agazapado en un rincón, cerca del buró de los maestros, sin atreverse a mover un solo músculo y temerosas de recibir una golpiza como la que Lilí y Rosemary se habían ganado una semana atrás. Itzel se paró ante la pizarra y comenzó a hablar:

_ Antes de que el secreto de Dalton y Fabián se supiera, yo lo descubrí..._ hubo gestos de sorpresa en todos los presentes, principalmente en Dalton y en Katia. _ Hacía un tiempo que sospechaba que había algo entre ellos que no estaba claro, y averigüé con el novio de una prima mía que estudia en los Camilitos acerca de Fabián y de porqué lo habían sacado de la escuela. Claro que, después supe que todo era mucho más complicado que la primera información que me llegó. Lo cierto es que, el domingo que regresamos del pase corto...

Itzel narró cómo se había acercado a Fabián y le había casi exigido que revelara la verdad para evitar que Katia se ilusionara más con Dalton. Puso toda precisión en exponer la plática entre ambos, y cómo Fabián la había hecho entender que no correspondía a ella decidir el destino de tres personas que podrían resultar muy lastimadas de llegar a hacerse público una información como la que ella poseía, y cómo ella le había asegurado no revelar nada.

Sin embargo, al día siguiente toda la escuela ya se había enterado de lo ocurrido a Fabián en los Camilitos, dando pie a que los rumores acerca de él y Dalton alcanzaran mayor magnitud. Si ella no había abierto la boca, alguien que también se había enterado, tenía que haberlo hecho, y ahora, ante Fabián, ella había quedado como la chismosa que los había destrozado a ambos en el ambiente escolar. Así que había decidido seguir el rastro de las habladurías hasta dar con la fuente original, apoyándose para ello en Brianna y Salim:

_ Me di a la tarea de indagar por todos los ambientes posibles._ se pavoneó Salim sintiéndose un Sherlock Holmes en medio del desentrañamiento de algún misterio._ Preguntando aquí y allá, como quien no quiere la cosa. Fui descartando y atando cabos, hasta que finalmente hoy en la tarde, en el punto de salida, todos los caminos llevaron a Roma.

Al ver las expresiones de incomprensión de la mayoría, entornó los ojos y explicó:

_ Todo coincidió en una sola persona..._ y señaló._ ¡Fuiste tú la que regó el comentario por toda la escuela!

Todas las miradas se volvieron hacia Yomira, la cual, pálida como un papel, abrió la boca, pero fue incapaz de articular palabras. Denise recordó entonces el día del accidente de Wendy en el campo, como había sido Yomira la que murmuró algo en la oreja de Gina antes de que esta, con toda mala intención, hiciera una insinuación ofensiva contra su hermano. Con prontitud se despojó de las enormes argollas que llevaba en las orejas y Diogo tuvo que aguantarla para que no le fuera encima a la muchacha con el propósito de golpearla. Las dos chicas intentaron huir despavoridas, pero Erik y Renzo estaban parados ante la puerta. Salim continuó:

_ Yomira se encargó de contarle a Lilí, a Rosemary y a sus amiguitas, y ellas, maliciosas como son, hicieron el resto. Ahora, la pregunta es... ¿Cómo se enteró esta alimaña rastrera de lo que le había pasado a Fabián en su antigua escuela?

Esperaron que la muchacha empezara a hablar, pero Yomira estaba demasiado nerviosa y asustada:

_ ¡Habla ya, rata sucia o te hago hablar yo!_ ordenó Denise con agresividad, forcejeando por soltarse de su hermano.

_ Está asustada. No la presionen.

Ante la intervención de Fabián, todos guardaron silencio. El muchacho se levantó de la silla y se acercó a Yomira que sollozaba con los ojos muy abiertos y el pecho agitado, sujeta a un brazo de Gina, quien tampoco se atrevía a moverse. Fabián se paró ante la muchacha y mirándola fijo le preguntó con voz suave:

_ ¿Cómo te enteraste de lo que me pasó en los Camilitos?

Yomira hipó unos segundos y tomó una amplia bocanada de oxígeno antes de comenzar a hablar, explicando que, el sábado en la noche, al otro día del festival municipal, cuando todos habían salido a pasear al parque, ella había visto a Dalton y a Fabián caminando juntos, y había notado que, en un momento en que creyeron no ser vistos, se habían tomado de la mano, como una pareja. Solo por diversión había iniciado los comentarios, aunque estos no cobraron mucha fuerza, solo fueron rumores sin importancia.

Sin embargo, el siguiente sábado de pase corto, aun estando en la escuela antes de la salida de los camiones, los había vuelto a ver en una situación similar, tomados de la mano, y aquello le había vuelto a resultar raro y sospechoso. Lo comentó con Gina y decidió averiguar con la hija de una amiga de su mamá que estudiaba en los Camilitos. La comprobación de la veracidad de sus sospechas le había provocado regocijo y unas ansias enormes de darlo a conocer, no por maldad, sino por ser, al menos una vez en la vida, proveedora de algo interesante que decir y compartir. Enseguida puso a Gina y a Lilí al tanto de la historia, y luego a Rosemary. Por supuesto, esa misma noche se propagó el rumor con la fuerza de un incendio forestal. Lo siguiente, ya era de conocimiento de todos:

_ Entonces... _ empezó a decir Dennis, sopesando cada palabra._ ¿Mi hermano y Fabián se ganaron una golpiza solo porque tú querías dar la primicia de algo que hasta te contaron mal?

_ Lo que me dan es deseos de romperte la cara fea esa que tienes y dejártela peor._ amenazó Denise y estuvo a punto de soltarse de los brazos de su hermano Diogo. Dalton tuvo que unirse para detenerla.

_ Ya deja eso, Denise._ le aconsejó sin perder la calma._ En serio, ya no vale la pena. Nada de lo que le hagas o le digas va a hacer que el tiempo vuelva atrás. El mal ya está hecho y punto.

_ Mejor lárguense de aquí._ ordenó Katia._ Yo estoy aguantándome también para no rajarles la cabeza por ser tan cabronas y sinvergüenzas.

Erik y Renzo se apartaron y las dos muchachas no perdieron tiempo y salieron corriendo tan rápido como sus pies se lo permitieron. Reinó el silencio por un instante entre los presentes. Joel se acercó a Salim:

_ ¿Cómo pudiste averiguar que fue ella quien regó el chisme?

_ Tácticas mías. Eso es lo bueno de conocer a mucha gente en esta escuela y de que mucha gente me conozca a mí. Fue cuestión de preguntar a las personas correctas y... ¡Tadá...! Encontré la aguja en el pajar.

Itzel se aproximó a Fabián:

_ Te dije que no había sido yo la que había abierto la boca. Intento ser fiel a mis promesas... y a mis amigos.

_ Sí, creo que te debo una disculpa por haber dudado de ti. Estaba muy molesto aquella noche por todo lo que estaba pasando y creo que descargué contigo mi rabia. De verdad, perdóname Itzel.

_ Lo importante es que ya se aclaró todo entre tú y yo._ sonrió la muchacha.

_ Me encantan los finales felices,_ aplaudió Salim y agregó a continuación._ pero ahora, y aprovechando que estamos todos aquí, hay otro asuntito pendiente que creo que deberíamos solucionar.

_ ¿Cuál?_ preguntó María Alejandra con curiosidad.

Salim señaló entonces a Yolanda y Joel:

_ ¡Estos dos ya no son novios!

La noticia fue como un mazazo colectivo. Todos querían saber los motivos del rompimiento de la pareja, mientras Yolanda sentía deseos de estrangular a Salim, y el joven se puso lejos del alcance del golpe que Joel intentó asestarle en la cabeza. Las únicas que no mostraron señales de sorpresa fueron Grettel y Nora, que ya estaban al tanto del suceso:

_ ¿Pero, qué fue lo que pasó entre ustedes?_ quiso saber Víctor._ Si todo iba bien, o por lo menos, eso parecía.

Yolanda suspiró. Nada, que debía darles una explicación a sus amigos aunque considerara que no les importaban los problemas existentes entre ella y Joel, pero tampoco quería lastimarlos u ofenderlos cuando solo se preocupaban y deseaban lo mejor para ellos dos:

_ Joel y yo decidimos darnos un tiempo. Eso es todo.

_ ¿Tiempo para qué?_ preguntó Erik enarcando una ceja.

Nora lo acogotó con brusquedad:

_ Para lo que les dé la gana, salvaje.

_ Yolanda, no te entiendo._ resopló Denise apoyando sus palabras con un gesto de exasperación._ Si un mangón como Joel se fija en ti y se babea por ti como lo hace él, simplemente es algo que no piensas... ¡Te lanzas al vacío con los brazos y las piernas totalmente abiertos de par en par y le dices: TÓMAME, SOY TUYA!

Excepto María Alejandra y Nora, las demás chicas aplaudieron y estuvieron de acuerdo con aquella reflexión. Joel se encogió de hombros para decir muy serio:

_ Yo no me babeo por Yolanda.

Salim sacó un delicado pañuelo del bolsillo del pantalón y lo pasó muy suavemente por la comisura de los labios del joven:

_ Ah sí... ¿Qué decías?_ bromeó el afeminado muchacho y nuevamente escapó de los intentos de golpearlo de su mejor amigo.

_ Pero... ¿Piensan reconciliarse, no?_ preguntó Aarón con tono inocente.

Yolanda y Joel se miraron. Reconciliarse. La palabra les sonó de tal manera a ambos, que contuvieron los deseos de correr uno hacia el otro para abrazarse y besarse desenfrenadamente. Yolanda imaginó que hacía salir a gritos a todos del laboratorio y una vez solos, tumbaba a Joel sobre una de las mesas, le bajaba los pantalones y el calzoncillo y volvía a hacerlo gemir de placer como aquella tarde de sábado en el río. Joel se hizo la idea de que, sin importarle la presencia de los demás, hundía su lengua en la boca de Yolanda mientras le arrancaba la falda short de uniforme y las braguitas y la poseía rabiosamente contra la pizarra:

_ ¿No escucharon?

Ante la pregunta de Flavia, ambos jóvenes reaccionaron como si acabaran de despertar. Yolanda se acarició sus cabellos perfectamente recogidos, bajando los ojos, avergonzada, como si todos pudiesen leer los excitantes pensamientos que se habían proyectado en su mente en solo cuestión de segundos. Joel chasqueó la lengua y trató de ignorar el cosquilleo en su ingle a causa de las eróticas imágenes que su cerebro había preconcebido:

_ No lo sabemos._ contestó con mucha tranquilidad.

_ ¿Cómo que no saben?_ protestó Betsy.

_ Oigan,_ intervino Yolanda._ les agradecemos que se preocupen y que tengan tanto interés en que Joel y yo nos reconciliemos. Pero esas cosas llevan tiempo. No queremos correr ni apresurarnos. En serio, les quiero pedir que no presionen ni bromeen con esto. Por favor...

Grettel se paró encima de una silla y vociferó:

_ ¡Ya oyeron a mi amiga! ¡Nada de chistecitos ni comentarios sobre ella y Joel!

Nora tiró de una punta de la falda short y la chica se tambaleó, casi a punto de caer. Víctor fue quien la sostuvo:

_ Todo el mundo entendió. No necesitas ser tan chusma.

Un poco para desviar la atención de él y Yolanda, Joel propuso que se encontraran esa noche durante el autoestudio. Tras los últimos incidentes acontecidos en días anteriores, hacía mucho que no se reunían como antes para conversar y reír. Erik fue el más entusiasmado con aquella idea, y Yolanda sonrió al ver la alegría infantil del muchacho. Sabía cuánto significaba el grupo para él. Salieron del laboratorio, las chicas con la intención de irse al albergue uno para ponerse al día con asuntos femeninos, los varones, con la disposición para hacer un poco de ejercicios físicos. Salim, no sabiendo que rumbo tomar, optó por aceptar la invitación de los chicos de acompañarlos, aunque él no tomara parte. Todos se sorprendieron cuando hasta el propio Dennis alegó que no le sentaría mal realizar él mismo una serie de abdominales:

_ ¿Estás enfermo?_ le preguntó Dalton y le palpó la frente. Enojado, Dennis le apartó la mano con un gesto brusco.

******************

Dennis se percató de que algo no iba bien en cuanto puso un pie en el dormitorio. Advirtió que varios jóvenes se reían por lo bajo y los seguían discretamente con la vista. Los otros estaban entretenidos conversando y embromándose entre ellos para darse cuenta, pero Dennis no. Desde que se había hecho pública la condición de su hermano Dalton, el muchacho estaba a la defensiva, y al menor indicio de rumores o reacciones sospechosas entre quienes le rodeaban, se preparaba para atacar, saliendo en defensa de Dalton o de Fabián.

Por ello se olía que se estaba cocinando o se había cocinado algo para nada agradable. Fabián y Dalton también lo notaron, pero fingieron reírse con los disparates de Erik, hasta que llegaron a sus literas y se detuvieron en seco. Las risas se habían borrado abruptamente y en cada rostro afloró una mueca de sorpresa y repugnancia:

_ ¿Qué es eso que hay en la cama de Dalton?_ señaló Aarón.

Luis Mario se volteó entonces hacia la parte delantera del dormitorio. Algunos jóvenes se habían asomado con precaución, y al ver la reacción del muchacho, se dieron prisa en volver a ocupar sus sitios, tratando de ocultar las risas que intentaban escapar de sus bocas:

_ ¿QUIÉN PINGA HIZO ESTO?_ rugió Luis Mario._ ¡SI TIENE COJONES QUE SALGA Y DÉ LA CARA COMO LOS HOMBRES!

A su lado se colocaron Erik, Renzo, Diogo y Víctor, dispuestos a saltar sobre el primer valiente que se atreviera a dar el paso y aceptar el reto. Pero nadie se movió de su sitio.

Sobre la sábana que cubría la colchoneta de Dalton, habían desparramadas un montón de plumas blancas de gallina, aún con restos de sangre que habían manchado la tela. Habían dejado además una nota garabateada con letras grotescas en un trozo de papel arrancado de algún cuaderno:

NO QUEREMOS MARICONES AQUÍ

Con pasos muy lentos, Fabián avanzó hasta el fondo del dormitorio y se detuvo ante su litera, contemplando con rostro impasible el mismo espectáculo sobre su cama recién hecha. Ambos jóvenes respiraron profundo y tomando las sábanas, las sacudieron. Dennis ayudó a su hermano, mientras que Oscar y Aarón hicieron otro tanto con Fabián. Joel y Salim llegaron en ese momento y no entendieron qué pasaba y porqué Luis Mario seguía retando a quien fuese a dar la cara y reconocer lo que había hecho, hasta que vieron las plumas revoloteando en el suelo y leyeron los mensajes:

_ ¡Por Santa Libertad Lamarque! _ murmuró Salim y sin poderse contener, también se dirigió a los que escuchaban y reían en las sombras. _ ¡Pues lo siento mucho por todos aquellos a los que les moleste, pero ahora, en vez de uno, tienen a tres, y si no nos quieren, van a tener que tragarnos de todas maneras, con papas y frijoles y ojalá y cojan una buena cagalera! ¡Partía de maricones reprimidos y pendejos!

Una vocecita chillona lanzó un insulto a Salim desde algún rincón y tanto Luis Mario como Joel se precipitaron hacia el sitio de donde creyeron había surgido. Diogo, Renzo, Víctor y Erik no se quedaron atrás. Se habría armado una gran pelea de no haber sido porque Dalton y Fabián corrieron y los contuvieron:

_ Solo son plumas que se barren y unas manchas de sangre que se pueden lavar. Nada más._ dijo Dalton conciliador, cortándole el paso a los jóvenes dispuestos a repartir puñetazos a diestra y siniestra.

_ ¡Pero no tienen que hacerlo! ¡Esos no son juegos!_ saltó Diogo._ ¡El que tenga problemas contigo y con Fabián que me lo diga en mi cara y nos despingamos sin ningún problema! ¡Pero no voy a dejar que nadie abuse de mi hermano...! ¡Nadie!

Aarón, Oscar y Dennis lograron a duras penas hacerlos retroceder. Los deseos de hacer ejercicios se habían evaporado. Ahora solo se limitaron a ayudar a los dos muchachos a poner sábanas limpias en sus camas y a lavar las sucias. Oscar tomó una escoba y comenzó a barrer las plumas en silencio, pero con las mandíbulas apretadas a causa del enojo. Diogo golpeó la colchoneta de su cama y salió del dormitorio dando grandes zancadas. Dalton quiso seguirlo, pero Salim lo detuvo:

_ Déjame a mí.

_ ¿Estás seguro?_ le preguntó Joel con recelo.

Salim asintió despacio y echó a andar con su característico contoneo de caderas, ansioso porque alguien se metiera con él, pero nadie habló. Salió fuera del dormitorio y trató de encontrar a Diogo con la mirada, pero no lo divisó ni en la plaza ni en el ranchón. Tuvo una corazonada y se asomó a la parte trasera del albergue y lo vio sentado sobre una piedra, recostado a la cerca de alambres que trazaba los límites de la escuela.

Llegó hasta él en silencio y arrastró un trozo de ladrillo sobre el cual se sentó junto al joven, que arrojaba piedritas contra la pared del dormitorio:

_ ¿Estás bien?

_ ¡No, Salim! ¡No estoy bien! ¡Todo esto es una mierda! ¡Y lo intento! ¡Solo Dios sabe que intento ver con buenos ojos a mi hermano Dalton, y apoyarlo, y hacer que se sienta bien! ¡Pero me revienta que lo traten así, que lo humillen así! ¡No es justo! ¡Ni él ni Fabián le hacen daño a nadie! ¿Por qué tienen que hacerles esas cosas? ¿Por qué?

Lanzó una piedra que fue a estrellarse con rabia contra la pared y se fragmentó en varios pedazos. Salim se atrevió a colocarle una mano sobre un hombro, luego de dudarlo unos segundos:

_ Lo hacen porque no los entienden. Piensan que todo el mundo tiene que seguir el mismo patrón y ser como dictan las normas que hay que ser. Pero el hecho de que te importe es bueno, porque demuestra que lo quieres y que estás dispuesto a protegerlo. Pero igual, no puedes pelearte con el mundo entero por él. Tú no estarás siempre para sacar la cara en su lugar, y los muchachos del piquete tampoco.

_ ¿Y qué hago? ¿Dejo que lo magullen? ¿Qué lo humillen? ¿Qué le hagan la vida un talco?

Salim juntó las manos:

_ Tienes que entender algo, Diogo. Siempre va a haber gente imbécil que se burlará de Dalton, que no lo aceptará, que lo criticará, que lo insultará... Siempre. Te lo digo por experiencia propia... ¿Y sabes cuál es la mejor manera de enfrentarse a ese tipo de personas? La ignorancia. Es verdad que duele, es verdad que mortifica, es verdad que a veces, yo mismo, tengo que hacer acopio de paciencia para no decirle cuarenta groserías a unas cuantas gentes atravesadas, pero luego lo pienso mejor y me digo a mí mismo que no vale la pena ponerse al nivel de gentuza de tan mala calaña... ¿Viste la manera en que Fabián y Dalton enfrentaron esta broma de mal gusto? Es cierto que no es fácil, y que ahora mismo tengan que estar lavando unas sábanas que trajeron limpias de sus casas porque a unos imbéciles les dio por hacerles una maldad, remuerde la existencia, pero habría sido peor que hubieran hecho lo que Luis Mario, salir a retar a quien lo hizo. Solo iban a provocar que se burlaran más de ellos. Funciona así. Mientras más te molestas y más gritas y peleas, ellos más se divierten. Es como si se alimentaran de nuestro dolor, de nuestra miseria, porque lo que quieren es eso, vernos furiosos, desesperados, hasta el punto de hacernos renunciar, pero yo me voy de esta escuela cuando me dé el deseo, y eso será cuando tenga mi título de bachiller en mis manos. El gusto no se lo pienso dar a ninguno, créeme. Y yo creo que Dalton y Fabián pueden hacerlo. Ellos pueden sobrevivir el preuniversitario, porque los tienen a ustedes y porque se tienen el uno al otro. Yo no tuve tanta suerte el año pasado. Aunque después apareció Joel y me convertí en la genialidad maravillosa que soy.

Apoyó la última frase con un gracioso y femenil gesto, del cual Diogo tuvo que reírse, aunque intentó no hacerlo. Salim ya no le resultaba tan repulsivo como antes, y realmente había conseguido hacerle sentir mejor con aquellas palabras:

_ ¿Puedo pedirte un favor?

_ Depende del tipo de favor que sea. Si es sexual, tendré que cobrarte.

Ante el rostro endurecido del muchacho, Salim soltó una carcajada:

_ ¡Ay, no te ofusques que fue una broma! A ver, dime qué necesitas...

******************

Valeria respiró con dificultad cuando Joel atravesó la plaza escolar hacia ella, que iba saliendo de una de las aulas, y por un momento sintió envidia de Rosemary y de Yolanda. Ellas lo habían tenido entre sus brazos, habían sentido el ardor de su boca, habían acariciado y apretado sus músculos. Ella solo podía soñarlo, imaginar que Joel la tomaba allí mismo, delante de todos y la abrazaba y la besaba hasta dejarla desfallecida. El joven se disculpó por no poder ir en la noche a estudiar con ella, y le explicó que el piquete se reuniría para compartir, ya que hacía varios días que no estaban todos juntos y creían que era necesario aprovechar aquella noche. Valeria forzó una sonrisa y alegó no tener ningún inconveniente ni sentirse enojada.

Mientras lo observaba alejarse, y correr hacia donde estaban Yolanda y algunas de sus amigas, sentadas ante la entrada del dormitorio uno, Valeria suspiró y lamentó su mala suerte en el amor. No un amor cualquiera. El amor de Joel, el joven más especial que había conocido en sus dieciocho años de vida. Sabía que Yolanda y Joel ya no estaban juntos. Él se lo había contado todo, y a pesar de alegrarse, Valeria reconoció que, una vez más, Joel no sería para ella. No importaba si el noviazgo se había roto temporal o permanentemente. Joel seguía enamorado de Yolanda, y le había dado a entender que no se iba a rendir tan fácil.

Si al menos él la viera de otra manera. Muchos aseguraban que era la estudiante más linda de todo el IPUEC, incluso, mucho más que Rosemary, y desde el décimo grado no pocos varones se le habían declarado y hecho hasta la imposible por conquistarla, siendo nulo cada uno de los intentos. Ella solo tenía ojos para una persona: Joel. Pero parecía ser el único que no la hallaba bonita, o por lo menos, no tanto como para que le atrajera de otra forma. Yolanda no era fea, pero tampoco se trataba de una beldad. Era extremadamente delgada, casi sin curvas, apenas tenía pecho, y aunque siempre estaba muy arreglada, principalmente con aquel cabello suyo tan recogido e impecable, no entendía qué le hallaba Joel. Era la típica bailarina espigada y altiva, y él estaba totalmente hechizado por la muchacha. Valeria deseó poder encontrar una forma de romper aquel encantamiento, y que Joel fuera capaz de fijarse en la persona que, en su criterio, más le amaba en todo el mundo: Ella.

_ Y después dices que no sientes nada por él.

Reconoció la voz que sonó a su espalda y entornó los ojos antes de dirigirle una mirada de desprecio:

_ Te advierto que no pienso tolerar hoy ninguno de tus insultos, Rosemary.

_ ¿Y quién dijo que vine a insultarte? ¿Ves? Siempre tienes la peor opinión sobre mí. No he hecho ni dicho nada y ya me estás atacando.

_ Tus insinuaciones son insoportables, como tú.

Valeria intentó marcharse, pero Rosemary le cortó el paso:

_ ¿Insinuaciones? Yo no tengo que insinuar nada._ se colocó junto a la muchacha y señaló discretamente hacia el sitio donde Joel estaba sentado junto a Yolanda y las demás muchachas._ Tienes la verdad delante de tus propios ojos. El muchacho que te gusta nunca te va a dar ni la hora, a menos de que te arriesgues y hagas algo al respecto.

Valeria la miró sin comprender:

_ ¿Qué quieres decir?

Rosemary sonrió ampliamente:

_ Que niño que no llora no mama. Uno tiene que luchar por lo que quiere para alcanzarlo, y punto. Mientras tú estás aquí, deseando a Joel y lamentándote por no tenerlo para ti, él está allá, con esa flaca insípida de Yolanda... ¿Qué esperas? Tú puedes tenerlo a tus pies si te lo propones. Eres más bonita que ella, más inteligente, lo conoces mucho antes, eres su mejor amiga. No lo tienes en la palma de tu mano porque no has sabido explotar lo que tienes a tu favor.

Valeria miró a Joel en la distancia. Sí, Rosemary tenía razón. Consideraba que nadie conocía a Joel mejor que ella. Eran mejores amigos, incluso, antes de que Salim apareciera. Si alguien podía tener ventaja sobre Joel y aprovecharse de ello... Pero ¿En qué estaba pensando? Sacudió la cabeza e intentó alejarse de Rosemary, pero la muchacha la siguió:

_ Claro... Sigue así, dándote por vencida. Confórmate con tenerlo como tu amiguito cuando en el fondo lo que te encantaría es que te pasara por encima como una aplanadora.

_ No quiero seguir oyendo tus comentarios vulgares._ dijo Valeria apretando el paso y mirando al suelo.

_ ¿Por qué? ¿Porque son la verdad? ¡Te gusta Joel! ¡No lo niegues más!

Valeria se giró entonces echa una furia y le rugió en susurros a Rosemary:

_ ¡Bueno sí! ¡Me gusta Joel! ¡Lo quiero! ¿Y qué?

Una sonrisita triunfal apareció poco a poco en la boca de Rosemary, que cruzó los brazos sobre el pecho y se mordió los labios con picardía:

_ Vaya, por fin nos vamos entendiendo... Si quieres, yo puedo ayudarte a conquistarlo. Entre las dos podemos sacar de circulación a esa flaca raquítica.

_ ¿Qué tratas de decirme, Rosemary?

_ Lo que quiero decirte, Valeria, es que entre las dos podemos hacer que Joel se olvide para siempre de Yolanda. Joe no se merece estar con esa chiquita que nada tiene que ver con él. Simplemente no le pega. Pero si tú y yo nos aliamos, yo como su ex novia y tú como su mejor amiga y enamorada secreta, creo que podríamos conseguirlo.

Valeria enarcó una ceja y soltó una risita sardónica:

_ ¿Y después qué? ¿Vas a decir que me vas a ceder el corazón de Joel a mí? Todo el mundo sabe que tú todavía te arrastras detrás de él. No superas que te haya dejado y que evidentemente, se haya olvidado de ti.

Rosemary hizo un esfuerzo por no cachetear a Valeria y apretó aún más la sonrisa fingida de sus labios, hasta que los músculos de la cara le dolieron:

_ Enfoquémonos en aliarnos y destruir a Yolanda. Una cosa a la vez... ¿Qué me dices? ¿Dos contra una?

Y le tendió una mano. Valeria volvió a mirar en dirección a donde estaba Joel, que en ese momento se reía de algo que estaba haciendo una de las muchachas, la de aspecto gótico, que se había cortado recientemente el cabello y hacía algo como una especie de baile erótico.

Sí, ella poseía las armas necesarias para conquistar a Joel, pero declararle su amor a alguien que solo la veía como amiga, era casi como destrozar incluso aquella posibilidad de solo ser amigos. De ninguna manera pondría en peligro la única forma de estar cerca de Joel. Apretó los libros y cuadernos contra su pecho y chasqueó la lengua antes de acortar la distancia entre Rosemary y ella, para decirle muy queda, pero con firmeza en la voz:

_ No me caes bien, Rosemary, y nunca me vas a agradar... ¿Y sabes por qué? Porque eres vulgar, detestable, baja y sucia. La persona joven más baja y sucia que recuerdo haber conocido. Si yo decidiera luchar por el amor de Joel, lo haría sola, por mí misma, sin recurrir a alianzas mezquinas como la que me estás proponiendo. No tengo nada en contra de Yolanda. Es una buena muchacha. Quizás no es lo que tú o muchas imaginarían para Joel, pero es la que Joel escogió, y yo, aunque se me rompa el corazón, como su mejor amiga, solo tengo que apoyarlo. Pero tú no entiendes nada de estas cosas, porque ni siquiera tienes amigos; tienes gente sumisa a las que pisoteas y utilizas a tu antojo. Todo el mundo en este IPUEC te detesta, por las razones que te enumeré antes y otras más. Por lo que a mí respecta, nunca en la vida se me ocurriría aliarme con alguien como tú. Sería caer demasiado bajo. Con permiso...

Cuando Rosemary reaccionó luego de aquel discurso, ya Valeria se había retirado, y la joven solo pudo patear el suelo y tragarse la ira por todos los insultos que había recibido de una manera tan sorprendentemente cortés. Giró la cabeza con gesto furibundo hacia el sitio donde estaba Joel y pensó, en un arranque de ira, que no necesitaba aliarse con nadie para intentar dañar a Yolanda.

La había vencido en el festival municipal de la FEEM, la había incluso golpeado, amoratándole una mejilla, pero lo peor, era que le había arrebatado el amor de Joel, y de alguna manera, tenía que hacerla pagar por todo eso.

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