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🔥Capitulo 12. ~ Sin censura.

🛑 Advertencia🛑

Esta parte del capítulo decidí hacerla en un apartado diferente para no arriesgar el fic.
Tiene escenas fuertes, a mi parecer.

Esta parte del capítulo es una colaboración con Jborahae
Gracias mi dulce Alfa 🤭. (Dulce y sádica 🤣)

🛑 Las autoras no se hacen cargo de daños emocionales y/o psicológicos 🤣.

🔥

Sin detenerse a pensar, Hoseok subió a la habitación. Su ira ardía tan intensamente como el odio que sentía hacia su propia impotencia. Al no haber encontrado a Taehyung, cada paso que daba se cargaba de frustración. Al llegar a la cama, lo tomó con una fuerza que apenas controlaba, descargando toda su rabia contenida en el frágil cuerpo del doncel. Con cada embestida, su mente distorsionada proyectaba el rostro de Taehyung en sus pensamientos, y esa imagen solo lo empujaba más allá de los límites de su cordura.

El joven, incapaz de resistir, se aferraba a la cama, sus lágrimas silenciosas mezclándose con el dolor y la humillación. Hoseok lo sabía, el doncel no era más que una herramienta en su desesperada carrera por obtener un heredero, pero esa misma carrera lo estaba consumiendo lentamente. Sus malas decisiones, impulsadas por el deseo y el orgullo herido, lo arrastraban cada vez más cerca del abismo de la ruina, y, peor aún, de la locura.

—M-me lastimas —se quejó el doncel entre sollozos, su voz quebrada por el dolor, mientras su cuerpo temblaba bajo el peso de Hoseok. Recibió como respuesta un gruñido bajo acompañado de otra estocada profunda que lo hizo arquearse involuntariamente. Hoseok, con el rostro contraído por la frustración, llevó una de sus manos hacia las piernas delgadas del doncel que se cerraban con fuerza alrededor de sus caderas, tratando de detenerlo—. ¡Duele!

—¡Haz silencio! —gritó con furia, la voz reverberando en la habitación mientras aplicaba más fuerza en su mano, separando una de las piernas del doncel con brusquedad. El cuerpo tenso del doncel cedió, abriéndose ante él de manera involuntaria, y Hoseok no perdió tiempo en adentrarse con más brutalidad—. No seré humillado —escupió con resentimiento, sus palabras acompañadas por otro embiste despiadado—. Nadie pasará sobre mí.

El doncel jadeó, su respiración agitada y dolorida, pero lo que escapó de sus labios fue más un gemido ahogado, casi como un susurro de derrota. Hoseok, cegado por la furia y el deseo de venganza, saboreó la victoria de manera prematura. El doncel estaba roto bajo su dominio, y por un momento, una oscura satisfacción lo recorrió como un veneno dulce, creyendo que finalmente había alcanzado el poder que tanto ansiaba. Era como una celebración precipitada a las primeras lluvias del invierno, esperando una tormenta furiosa pero recibiendo una sequía desoladora.

El temblor incontrolable del cuerpo bajo él comenzó a molestarle. Los sollozos del doncel, en lugar de apaciguarlo, le irritaban más, avivando su crueldad. Cada lágrima parecía una burla, cada gemido un recordatorio de su fracaso. Su ira se encendió más, y en medio de esa caída imparable hacia la demencia, apareció en su mente el rostro de Taehyung. Lo veía claro frente a él, con esos ojos suplicantes, rogando por piedad. Pero Taehyung no obtendría ninguna. Nadie más lo haría, no después de haberse burlado de su control, de haber escapado de sus garras, de su prisión.

La respiración pesada de Hoseok resonaba en la habitación, mientras el doncel bajo él se estremecía, cada espasmo de dolor volviéndose insignificante ante la ira que lo consumía.

—En esta cama debí hacerte mío desde la primera noche, para que nadie más se atreviera a robarte —gruñó Hoseok, tomando la otra pierna del doncel, que aún se aferraba débilmente a su cuerpo, y la estiró con violencia, buscando someterlo por completo—. Pero ahora, aquí, no te dejaré ir. ¡No te alejarás de mí, Taehyung!

—¿Taehyung? —el doncel, aturdido por el dolor y la confusión, apenas logró pronunciar el nombre con un hilo de voz, el miedo y la desesperación llenando cada sílaba. La fuerza sobrehumana del vampiro estiraba su piel, tensando sus músculos hasta el límite—. N-no...

—¡Deja de negarte a mí! —rugió Hoseok, su rostro contorsionándose en una mezcla de ira, frustración y desesperación. Sus ojos brillaban con una locura que parecía crecer con cada palabra—. Tendrás al heredero que lleve mi sangre y elevará este clan por encima de todos. ¿Lo entiendes? —sus dedos, tensos y crueles, se apretaron con brutalidad en la mandíbula del doncel, cuya piel fina y delicada no resistió la presión, dejando marcas profundas. Las lágrimas que continuaban rodando por las mejillas del joven hacían que el agarre resbalara apenas, pero Hoseok presionó más fuerte, sintiendo los huesos bajo la piel temblorosa—. No me importa si mueres en el parto, cumplirás con tu deber. ¡Responde, Taehyung!

—¡No soy él! —exclamó el doncel, su voz quebrándose en un grito desesperado, apenas exhalado con el poco aire que sus pulmones lograron atrapar. La confesión salió con un tono agónico, cargado de la desesperación de alguien que sabía que no sobreviviría mucho más.

La furia de Hoseok se desbordó de inmediato, como si las palabras del doncel fueran una afrenta directa a su orgullo. Lo que vino después fue aún más brutal, cada movimiento se volvió más violento y salvaje. La razón abandonó por completo al vampiro, dejando solo a la bestia cegada por el dolor y la humillación.

El doncel lo sentía todo, cada estocada que rasgaba su interior, cada latido que aceleraba en su pecho mientras la agonía le consumía. El ardor en su vientre ya no era solo dolor, sino una llama abrasadora que crecía sin control. Trató de liberarse, de empujarlo, pero cada intento era rápidamente sofocado por las manos brutales de Hoseok, que lo inmovilizaban con manotazos. En un momento de desesperación, la mano que le sostenía el rostro se deslizó hacia sus muñecas, atrapándolas con una presión sofocante, inmovilizándolo por completo.

La mente del doncel comenzó a nublarse, el dolor era insoportable, cada respiración se volvía más difícil, mientras sentía que la vida lentamente se le escapaba entre los dedos.

—¡Quédate quieto! Voy a llenarte tanto hasta que mi semilla salga de ti —bramó Hoseok, con una locura desbordante en sus ojos.

—No quiero… duele —sollozó el doncel, su voz quebrada por el dolor.

—Y dolerá más —respondió con frialdad. Su mirada desquiciada se clavó en la piel del cuello del doncel, donde sentía la necesidad de rehacer la marca. Se empujó aún más profundo dentro de él, obligando al pequeño cuerpo a arquearse en un intento desesperado de resistir, dejando expuesto su cuello. Fue entonces cuando Hoseok se lanzó, hundiendo sus colmillos con una brutalidad que desgarraba la carne con un objetivo claro: someterlo o, quizás, matarlo.

Un grito ahogado escapó de los labios del doncel, pero no había escape de la tortura. Esa mordida no era como las demás, era asesina, cruel, como si esos colmillos quisieran arrancarle su último aliento de vida en ese mismo instante. Cada estocada que seguía al mordisco solo agrandaba las fisuras que se formaban en su cuerpo y en su alma. El doncel no sabía si lo que escuchaba crujir eran sus huesos o su propia voluntad de seguir viviendo.

Sus piernas fueron las primeras en ceder, desencajándose de las articulaciones con un sonido grotesco, haciéndolo sentir aún más impotente. El dolor se extendía por su cuerpo como fuego abrasador, cada latido de su corazón parecía resonar en sus oídos, casi ensordeciéndolo. El ardor que se apoderaba de sus caderas le hacía saber que algo terrible estaba por suceder. Pero su mente nublada por la agonía no pudo discernir el momento exacto en que Hoseok soltó su cuello.

La mancha roja que cubría el rostro del vampiro era la única señal clara de que el daño estaba hecho. Hoseok, imperturbable, colocó su mano libre en el centro del pecho del doncel, que yacía inmóvil, con las piernas grotescamente extendidas hacia los lados. Seguía embistiéndolo, incansable, mientras las paredes internas que antes lo resistían ahora cedían por completo. El vampiro sentía el ardor en su glande, lo que solo lo impulsaba a continuar, buscando saciar su locura.

El doncel apenas respiraba, sus exhalaciones cortas y entrecortadas eran el único indicio de que aún seguía vivo, aunque la vida se le escapaba lentamente, como arena en un reloj. Cada segundo que pasaba se sentía como una eternidad, una agonía interminable marcada por el sonido del segundero que parecía latir junto a su propio corazón.

Hoseok soltó una risa oscura, desquiciada, que resonó en la habitación vacía, mezclándose con sus jadeos.

—Yo gané. Yo gané. ¡Gané! —gritó, completamente ajeno a la realidad, creyendo que finalmente había obtenido lo que deseaba: la imagen de Taehyung sometido bajo su poder era todo lo que su mente enferma podía concebir como victoria.

Sus caderas continuaron moviéndose con brutalidad, el calor de su orgasmo ya empezaba a arremolinarse en su abdomen, mientras la adrenalina y la euforia lo recorrían por completo. Su mano se apretó con más fuerza sobre las muñecas del doncel, escuchando cómo los huesos se desencajaban bajo la presión. La otra mano, plantada firmemente en el pecho, también aplicó más fuerza, el subidón de poder lo hacía perder la noción de lo que estaba haciendo.

Finalmente, después de tres embestidas más, se vació dentro del cuerpo inmóvil del doncel. Se hundió tan profundo que ni la razón ni la demencia le hicieron notar que la presión sobre el pecho del doncel había sido demasiada, llevándose con ella el último aliento de vida del joven.

Hoseok jadeó, su respiración descontrolada mientras dejaba caer su frente sobre el torso del cuerpo sin vida. Su agarre en las muñecas finalmente se aflojó, y el sudor que goteaba de su frente caía sobre la piel fría del doncel. Levantó la cabeza lentamente, su mirada perdida enfocándose al frente, pero algo no encajaba. Frunció el ceño, dándose cuenta, por primera vez, de que los ojos del doncel estaban vacíos, sin vida, su brillo apagado para siempre.

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🔥 Hola Dulces obsesionadas y sádicas que decidieron leer esta versión 🤣.

🔥Solo espero que no hayan quedado muy traumadas.

🔥Nikki🔥


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