https://youtu.be/so6ExplQlaY

"Comenzar, a veces significa que debes ponerle fin a algo más" pensó— Es así como me di cuenta que para curar tus heridas debías olvidar— Pronuncio  el dios de la muerte con pesar.

Se encontraba acostado sobre un verde prado, debajo de un majestuoso árbol que le brindaba refugio a su tristeza, haciéndolo extrañar el tiempo en que ellos habían estado unidos y ahora, la distancia lo hacía parecer a todo tan irreal.

Muerte observaba las flores en brote que se empezaban a asomar ¿Habría lagrimas? No. Él no era tan ridículo como para llorar, la pena de haber perdido, hace ya quinientos millones de años a su primer amigo y amante; No. Ese no era su estilo ¿Derramar lágrimas y llorar sobre lo que pasó? No tenía caso; Había que continuar, siempre continuar...

Porque él nunca morirá, sin embargo, los años pasarán, lustros se formarán y consecuentemente décadas llegarán, luego siglos y milenios que pasarán y aún así él no cambiará, el tiempo en él no pasara, porque él existirá hasta la eternidad, Sin embargo, la vida... la hermosa vida que se crea y da color a el mundo mortal, gradualmente se desvanecerá y nuevas nacerán, más radiantes e impolutas... dependiendo del estado emocional de su creador y una vez más el ciclo se repetirá.

—Un ciclo que no debíamos alterar. —Muerte le decía a una dalia recién cortada, mientras sus hermosos ojos ámbar, se cerraban cansados, tal vez agotados de repetir y ver lo mismo...

Se acomodó entre las flores blancas, que adornaban aquel tranquilo prado, que le permitirían descansar un rato de su rutina... aunque está en sí, ya era parte de su día a día.

Había acogido ese lugar lleno de dalias blancas como un sitio para meditar, el viento soplaba lento, las nubes cubrían el cielo, era un lugar de ensueño donde pareciera que el tiempo no pasaba, donde las penas no existían y donde la calma inundaba el alma, hasta hacerte caer en brazos del fiel amante Morfeo, creador de todos los sueños.

El era un juez, justo, imparcial, decisivo y correcto; sus emociones nunca se desbordaban como las de su contrario, su trabajo era independiente de sus deseos y anhelos... se repetía una y otra vez mentalmente, esperando que sus palabras fueran un hechizo que lo volviera todo realidad.

Él nunca... él nunca sometería a vida a pasar por todo otra vez; Simplemente vida no podría con la verdad, su corazón bondadoso se quebraría y las piezas nunca se podrían armar.

— Porque no podemos cambiar, esto simplemente se repetirá, eso es lo que significa eternidad—abrió sus ojos y miro la copa del árbol, la tenue luz que dejaba pasar sus hojas cubría su rostro.

Mientras pensaba que la fuerza con la que fue dotado, la pasión y bondad con la que nació, hacían a vida vehemente y vulnerable;  él lo sabía, incluso mejor que el mismo vida, resoplo agotado, cuanto más tendría que soportar, era frustrante el recordar, tedioso porque nada nunca cambiara, cansado de intentar, añorando una variación de la realidad, algo que los pudiera volver a juntar... apretó fuertemente sus parpados, sonrió afligido y en un instante quedó dormido.

A la lejanía, unos ojos chartreuse observan a Muerte, sus elegantes pasos, sus delicadas manos, recostándose sereno en el verde prado; lo estaba observando, buscando la oportunidad de conversar, hallando el ardiente ámbar de su mirar demacrado, las fervientes llamas consumidas... por algo que él no podía adivinar, pero que hacía sentir a su pecho adolorido, como si supiera muy en el fondo, la causa de esa fachada, que a sus ojos no eran más que lágrimas no derramadas.

Se acerco a paso lento, sentándose al lado de su contrario, observándolo con ternura, dirigió su mano a su rostro brindándole una suave caricia a su mejilla recordando el tiempo que pasaron, dentro de la cámara de la reflexión. Cuestionándose, porque Muerte siempre lucia triste, y aún cuando parecía que estaba disfrutando el tiempo que empezaban a pasar juntos, algo en él cambiaba siempre, como si se arrepintiera de dar el siguiente paso.

—Dime Muerte, que escondes, a que le temes... — le decía vida a muerte dormido, Miro el prado, era realmente sereno —La naturaleza te calma inmensamente— sonrió de lado y le brindo una mirada —me gustaría decir lo mismo — pronuncio antes de desvanecerse.

Lentamente muerte abrió sus ojos, era ya de noche y junto a él yacía una magnolia, sonrió con nostalgia, recordando la primera vez que recibió un regalo del benefactor, suspiro determinado y le hizo una promesa a la luna.

— Por ti, repetiría todo esto una y otra vez hasta la eternidad, pero no me rendiré vida, prepárate; — sonrió con autosuficiencia— porque desde mañana te haré caer, sino puedo componer el pasado, escribiré todo de nuevo sobre de él— se levanto con firmeza, y aprecio el regalo recibido, perdiéndose en los pétalos de la flor, susurro — si es cierto, que seguimos siendo los mismos aun después de los años, no tendré miedo de entregarme a ti otra vez...— apretó fuertemente sus manos — yo de alguna manera conseguiré un resultado diferente, esta vez, no sólo uno cargará con este pesar. 

Tenía la determinación en sus manos, el corazón entregado y un plan que no estaba relacionado con el pasado.

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Les recomiendo leer la letra de esa canción, que si es puro instrumental amo las adaptaciones con letra:

https://youtu.be/SxoyREqhwn0