Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17. El Problema...

No es el alcohol, sino lo que haces cuando te seduce y lo bebes. Hoy en día ser un bebedor aficionado no es fácil, porque la gente goza con la comodidad de tener teléfonos, cámaras y todo tipo de tecnología que hace que los momentos bochornosos que haces en estado deplorable perduren por toda la eternidad.

— ¡Everybody, yeah! ¡Rock your body, yeah! ¡Everybody, yeah! ¡Rock your body right! ¡Backstreet's back, alright! —gritábamos con todas nuestras fuerzas haciendo nuestro mejor intento para reproducir la coreografía del video.

Debo confesar que yo estaba haciendo un buen esfuerzo, pero no podía decir lo mismo de Loreley, Logan y Fred. Incluso Matt estaba con nosotros en el centro del salón haciendo el ridículo, pero aún cuando era torpe o se olvidaba los pasos iba al ritmo de la canción.

Las risas y los aplausos resonaban entre la música, hasta que de pronto la canción cambió e intentamos seguir cantando y bailando como un conjunto de locos disfrazados de cualquier cosa.

— Dale a tu cuerpo alegría Macarena, que tu cuerpo es para darle alegría y cosa buena. Eh... Macarena —intentábamos bailarla, y solo un par lográbamos cantarla bien.

Yo me detuve para encogerme de la risa ante las extrañas caras de Loreley, y sus movimientos asincrónicos. Las lágrimas salían de mis ojos y no podía controlarme. Aún no recuerdo el momento preciso en que dejamos de atender el bar y pasamos a ser el show de baile en la fiesta, bailando las canciones de Ricky Martin.

Respiré hondo con cuidado y levanté mi vista para ver a mi hermano descompuesto de la risa con un teléfono en su mano, y grabándonos. La Piper amenazante se erigió internamente, porque por afuera seguía intentando controlar la risa. Dejé el centro y fui directo hacia él dispuesta a hacer cualquier cosa, pero lo primero que hice fue agarrar su vaso y beber porque estaba sedienta.

— ¿Qué haces idiota? —pregunté en un respiro mío. Él sonrió de lado, y acercó su móvil a mi cara.

— Esto me sacará de muchas depresiones en el futuro —comentó—, además, mañana te sentirás fatal y yo estaré ahí para mostrarte esto como el cruel hermano que soy —agregó, y puse los ojos en blanco. Seguí bebiendo un poco más y presté atención a nuestro alrededor.

— ¿Y el otro cretino? —pregunté con curiosidad. La mirada de Robb se volvió burlona, mientras apagaba la grabación y se guardaba el celular.

— No tengo idea, quizás se fue con alguien. ¿Por qué te interesa? —inquirió viéndose totalmente encantador y al mismo tiempo, regocijándose en la arrogancia. Definitivamente, ahora entendía como podía ser que él y Aiden fuesen amigos.

— No me interesa —dije casi con desprecio, aunque algo en mi interior me decía que eso no era lo que sentía. Pero entonces, ¿Qué era?

La sonrisa de Robb se profundizó y movió sus cejas juguetonamente. Me erguí para verme fuerte y me puse seria, devolviéndole la cerveza. Él continuó viéndome fijamente como si esperara que dijese algo, y suspiré mirando a los demás que continuaban con su baile, todavía percibiendo la mirada de Robb sobre mí. Iba a vengarme en mi hermano, en algún momento, lo sabía.

De pronto, me iluminé y llamé a Loreley que con torpeza me miró en el instante en que empujé a Robb hacia ellos, y Loreley lo arrastró con maliciosa diversión al grupo que lo absorbió como si se tratase de la glucosa pasando por el intestino delgado.

Yo reí perversamente hasta que salté ante el susto que me dio cuando alguien me tocó la espalda.

— ¡Mierda! —exclamé girándome.

— Lo siento —murmuró un chico alto que me miraba fijamente. Parpadeé, observando a aquel tipo de cabello castaño ondulado con brillantes ojos oscuros.

Mis ojos se afinaron sobre él, con cautela.

— No pasa nada —murmuré—, ¿Nos conocemos? Porque tengo tu cara de algún lado —le digo, viendo los rasgos de su rostro, la curvatura de su nariz y aquella media sonrisa con cierto encanto.

— Sí. Bueno, es un decir —dijo él y sonrió. Se veía torpe y me daba cierta ternura—. Tú trabajas en la London Hospital Porth, ¿no es así? —inquirió, y yo asentí— Entonces sí, eras tú, quien me atendió una vez que fui. No creo que... —dijo, y ahí tuve una pequeña ráfaga de recuerdos.

Él había llegado de urgencia por un accidente, además de tener heridas moderadas, tenía mucho miedo. Yo me encontraba en mi rotación en traumatología, y él agarraba mi mano para no soltarme más.

— Te recuerdo —dije, y él me miró sorprendido. Asentí con una sonrisa—. Tengo que agradecerte, fue una de las primeras veces que tuve que socorrer a alguien con fractura de humero y radio, y fue genial —agregué.

Su rostro se iluminó ante mis palabras y sonreí tontamente mientras oía la música cambiar a algo más electrónico.

— Yo también debo agradecerte por la compañía, y tengo que disculparme por cómo me comporté ese día —me dijo, y yo asentí.

— Hemos tenido peores —me encogí de hombros ligeramente—, una vez una mujer quiso golpear a un médico con un bastón.

Él se rió divertido, y extendió su mano hacia mí lentamente.

— Mi nombre es Luke —dijo, y yo apreté su mano con firmeza.

— Piper —respondí sonriendo tontamente. Él y yo nos quedamos en silencio, y retiré mi mano con torpeza sin dejar de verlo hasta que noté que sus ojos se posaron a mi lado.

— Necesito tu ayuda, Piper —dijo Aiden usando su tono de voz más potente e intimidante, sin dejar de ver a un Luke que parecía curioso ante su actitud.

— ¿Eh? —pregunté confundida. Aiden puso los ojos en blanco, acercándose más a mí.

— En la barra. Necesito tu ayuda. ¿Dónde te crees que estaba? —inquirió ofendido. Me encogí de hombros y miré a Luke— ¿Puedes acompañarme? —preguntó exasperado, posando su mano en mi espalda, haciendo caso omiso de la presencia de Luke junto a mí.

Me sentí torpe enviciada por el perfume que llevaba él; lo que me agradaba era que siempre usaba la medida justa y era suave, con un aroma que poco a poco reconocía más. Me detuve un instante a pensar como podía ser aquello, hasta que la mirada impaciente de Aiden me dijo que debía hacer algo.

Suspiré resignada y miré a Luke. Él estaba con sus manos en sus bolsillos y nos miraba como si fuésemos algo raro. Ladeé mi cabeza y sonreí con simpatía.

— Lo siento Luke, debo irme. Fue un placer conversar contigo —le dije tendiendo mi mano. Él miró a Aiden con recelo para luego posar sus ojos sobre mí, y sonrió, pero fue una sonrisa tenue que no llegó a sus ojos.

— El gusto fue mío —me dijo, y con un asentimiento de cabeza se despidió, alejándose de nosotros.

Me quedé contemplándolo hasta que no lo vi más; él poseía un andar rápido y medido.

— Otra vez la mirada de luciérnaga —comentó fría y tajantemente Aiden. Me volteé hacia él con la mayor seriedad que podía llegar a tener a esa hora y estado.

— ¿Por qué eres tan molesto? Ese chico me estaba agradeciendo por haberlo ayudado una vez que se accidentó —respondí cruzándome de brazos. Él gesticuló dramáticamente.

— Ese tipo estaba coqueteando —se quejó sonando como un nene chiquito. Puse los ojos en blanco con dramatismo y comencé a caminar hacia la barra.

— No estaba coqueteando —dije, aunque no estaba muy segura al respecto. Y al volver a pensar en aquel chico... no me molestaría mucho si quisiese coquetear conmigo—. Y si lo estaba, ¿cuál es el problema? —inquirió provocadoramente, solo para verlo ponerse más enojado.

Sonreí para mí misma al ver sus ojos oscurecidos por la ira. Peinó su pelo con frustración, y siguió caminando tras de mí, gesticulando como un inmaduro.

Estuvimos en silencio unos minutos hasta que traspasamos la barra, y miré todo para ver el estado. Se veía bastante prolijo y me di cuenta que faltaban bebidas. Volteé hacia Aiden y él me hizo una expresión de resignación que me resultó muy graciosa.

Retuve las ganas de sonreír, y me dirigí hacia la parte de atrás donde se encontraba la reserva de bebidas y vasos. Él me siguió comportándose hurañamente mientras movíamos las botellas de un lugar a otro.

— ¿Se puede saber qué es lo que te pasa? —inquirí ya un tanto molesta por el silencio entre ambos, aunque a nuestro alrededor la música continuaba.

Él agarró una de las últimas botellas para volver a la barra pero le agarré el brazo libre y lo detuve con firmeza.

— Respóndeme —insistí—. Ya estoy cansada que en un momento nos llevemos bien y en el instante siguiente nos estemos odiando —dije.

Sus ojos se tornaron turbulentos al contemplarme, en un primer momento parecía agresivo pero luego todo aquello se esfumo súbitamente. Cerró los ojos y respiró hondo, canalizando algún tipo de sentimiento.

— Yo nunca podría odiarte —murmuró tan despacio que tuve suerte de oírlo. Sus palabras y la forma en que las dijo, hizo que algo en mi interior se removiera.

Mi enojo fue pulverizado por la expresión de él, y la fuerza en mi mano sobre su brazo se volvió inexistente, dejándolo libre.

— Yo tampoco podría odiarte, aunque muchas veces lo intenté —confesé sin pensarlo. Y no fue un pensamiento que dije en voz alta. No sabía por qué pero tenía la necesidad de hacérselo saber.

Ambos nos habíamos hecho la vida imposible por años, pero muchas veces también nos habíamos ayudado. Vivíamos en una especie de balanza que se mantenía en equilibrio.

Aiden parpadeó con expresión incierta, contemplándome por unos minutos. Luego sonrió; fue una pequeña sonrisa pero que iluminó todo su rostro e hizo que sus ojos se tornaran de un verde esmeralda.

— ¿Por qué me haces esto? —inquirió.

— ¿Hacer qué? —pregunté sin entender nada. Él ladeó la cabeza, y movió mi pelo a un lado.

— Ilusionarme —suspiró pesadamente. Yo quedé anonadada, mirándolo sin saber que decir hasta que sonreí, sonrojándome.

— Eso sonó bastante cursi —dije con torpeza, y a pesar de que pensé que se enojaría, él sonrió divertido y juvenil.

— Si, es el alcohol —comentó.

Su mano quedó detenida en mi mejilla y me apoyé sobre ella, sobre todo... porque lo había visto en tantas películas y series que quería saber que se sentía. Y la verdad, es que por alguna extraña razón se sentía bien. Quedamos mirándonos como si no hubiese más nada en el mundo, y sonreí al verlo mirarme los labios. Internamente me debatía entre el deseo de que me besara y el deseo de correr.

Me recorrían sentimientos encontrados, como si fuese algo prohibido querer aquello, y al mismo tiempo, como si fuese algo que debía ser. ¿Estaba bien o estaba mal?

No tuve tiempo de pensar una respuesta porque lo único que tuve en mente fueron los labios de Aiden. Hubo una mezcla de lentitud y rapidez que nos atrajo a uno con el otro. Nuestros labios colisionaron, moviéndose al compás de sensaciones que iban más allá de lo que podíamos expresar con palabras.

Él me agarró de la cintura para atraerme que su cuerpo, dejando a un lado la botella y haciéndome olvidar de la fiesta. Yo tuve la urgencia de agarrar su cuello mientras saboreaba sus labios suaves y firmes. Muchas veces había imaginado aquello, aunque no sé si lo confesaría tan fácilmente. Y ahora estaba allí, escuchando nuestros gemidos que se amortiguaban con el sonido de la música y sintiendo sus manos por todo mi cuerpo.

En el instante en que se alejó de mí tuve deseos de arrastrarlo de nuevo a mi boca, pero se acercó nuevamente para darme pequeños besos en el cuello hasta que llegó en mi oído.

— ¿Qué estamos haciendo? —me preguntó, sonando pensativo.

Me alejé un poco para observar si estaba arrepentido, pero no había nada de eso. Al contrario, lo veía más despierto y jovial que antes.

Torcí el gesto y negué.

— No lo sé —respondí, y me atreví a deslizar mis dedos por su pelo para ordenarlo un poco—, pero sea lo que sea, creo que podría funcionar —agregué sintiendo mis mejillas enrojecer. No podía creer con lo inhibida que estaba, como aún lograba tener migajas de cordura y pudor... porque de vez en cuando, se me da por experiméntalos.

La sonrisa Aiden se volvió extensa, y sus ojos brillaron, quizás como los míos. Yo sonreí sumida en la alegría de algo que desconocía, porque el problema no era Aiden, sino todo lo que me hacía sentir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro