Entre a la cafetería, el suave olor a los pasteles y café inundaron mis fosas nasales con gusto, suspiré al notar la melena castaña en la mesa del fondo, observando la calle por las paredes de cristal. Avance hacía ella, con mi pulso acelerado pude notar como se levantaba al verme llegar, estaba incómoda, pude verlo en sus ojos.

―Hola...―saludo con una sonrisa, sin mostrar los dientes.

―Noona, lamento si la estoy molestando hoy, sé que la Universidad la tiene ocupada.

―No te preocupes. ―nos sentamos frente a frente, dejé mi mochila a un costado mientras intentaba tomar coraje― ¿De qué querías hablar?

―Ah, eso...―lastimaba mis labios con mis dientes, era un signo de nerviosismo― yo realmente... necesito disculparme, noona, no debí decir aquello la vez que vinieron a casa.

―Es verdad, no me agradó lo que dijiste, creo que...

―Pero odio que me trate como un niño. ―la interrumpí, tomaba el valor suficiente para verla a los ojos― Comprendo que usted no me ama, y que se siente incómoda con mi presencia, por eso lo siento, he intentado aparentar ser un hombre todo este tiempo, tanto que olvide disfrutar mi adolescencia. Necesito pedirme disculpas a mi mismo por ser tan insensible, creo que me pase. Odio ser un niño, porque jamás me permiti ser uno.

―Kook, lamento todo, sé que eres un buen chico... pero no me quiero forzar a mi misma a algo con lo que no estoy comoda. Te quiero, has sido uno de mis mejores amigos por mucho tiempo, quiero lo mejor para ti, por eso te rechacé, necesito que te veas a ti mismo antes que a mi.

Al fin, sentía un peso menos, ser rechazado directamente me dio la posiblidad de tratar de apartarme del camino. Teddy no me ama, pero me quiere, podemos ser amigos, dejándome descansar de estos absurdos y dolorosos sentimientos.