—¿Qué tiene él que no tenga yo? —observé a la mayor frente a mi, con el ceño fruncido y lágrimas queriendo escapar de mis ojos. Vi como suspiró, se sentía presionada, y sabía que su intención no era herirme, pero me sentía enojado— Teddy...—tomé su mano, y la entrelace con la mía— por favor.

Era capaz de arrodillarme frente a ella si la situación lo requeria.

—Kook, eres un chico genial. —soltó mi mano, podía sentir mi interior oprimirse con dolor, no queriendo oír sus palabras— Pero no puedo evitar pensar en que tu aún estas en la secundaria, y yo en la Universidad.

—¡Eso no importa!

A noona siempre le han interesado los hombres mayores, pero tenía la esperanza de poder conseguir su corazón. Aunque en estos momentos ella parezca querer llorar, el que en verdad sufre más soy yo, y siempre será así.

Antes de pasar por esta situación, me habló de un compañero suyo que le atrae, no pude evitar sacar mis celos y arruinar lo que sería una de mis pocas oportunidades de pasar tiempo con ella antes que vuelva a sus interminables estudios universitarios.

—Noona, yo la amo. —lágrimas desbordaron por mis ojos— Por favor, no me deje.

—Kook —volvió a entrelazar nuestros dedos—. Sé que me quieres, y yo también te quiero. Pero piensa en lo que dirán, nuestra diferencia de edad es poca, pero eso no evita que tú aún estés en tu tercer año de escuela, y que aún te falte tiempo para graduarte mientras yo estudio mi primer año en abogacía. Sería muy mal visto.

Lo entendía, pero aún así... no quiero saber que estaré sin ella y ya nada será lo mismo.

—No estés triste, encontrarás a alguien mejor.

—¿Cuándo?

—Cuando madurez y dejes de pensar en mi.

Eso, para mi, es imposible, lo único que quiero es a Teddy Noona.