Hoy el mundo va demasiado rápido para mi gusto.
Todos siguen sus vidas, caminando, con prisa.
Mientras yo aún sigo aquí.
Pensándote ratos eternos.
Ratos interminables.
Aparentemente infinitos.
Realmente minúsculos.
Todo parece ir realmente tan rápido que me asusta.
Más bien me aterra.
El tiempo se me pasa tan lento y tan rápido a la vez.
Y yo,
simplemente,
sigo así,
dejando la vida pasar,
sin darme cuenta de la velocidad a la que vivimos.
Del tiempo que malgasto.
De que ya no tengo un año más,
si no que me queda uno menos.
De seguir,
siempre mirando hacia delante,
sin mirar a los lados.
Perdiendo cosas.
Perdiéndome cosas.
Las cosas más hermosas que esta putísima vida me está dando a conocer.
De perder oportunidades por pura estupidez.
De perder personas importantes por mi maldito orgullo.
De dejar que el reloj corra.
Que corra tan tan rápido.
De permitir que la sociedad consiga su objetivo,
dañarme.
¿Sabes qué?
Sigo aquí.
Aún sigo aquí,
perdiendo el tiempo.
Pensando en todo lo que hago mal.
Sin saber  como ponerle un maldito remedio.
Sigo aquí,
hoy.
Mientras el mundo avanza rápido,
yo me quedo atrás,
lento.