Extra. Jeonghan
Jeonghan era pésimo en su trabajo. Llegaba tarde aunque salía temprano de su departamento, olvidaba lo que tenía que hacer, olvidaba las anotaciones donde intentaba recordar lo que tenía que hacer, se equivocaba constantemente, no usaba la computadora tan rápido y tardaba años en descifrar si un mensaje era urgente o no. Era horrible en su trabajo, pero su madre se negaba a despedirlo. Y Jeonghan estaba intentando mejorar, pero era malo en ello.
Bien. Ser secretario de Yoon Sarang era un trabajo más difícil de lo que aparentaba, la verdadera secretaria de su madre lo hacía a la perfección porque ella llevaba años de ventaja, pero Jeonghan, el nuevo secretario cometía error tras error, le había costado a su madre grandes problemas con gente que solo quería agendar una cita, ella tuvo que disculparse y solucionar los errores de Jeonghan, y antes solía excusarse con el hecho de que era nuevo en esto, pero ahora cumplía dos años enteros trabajando para ella.
Woozi, su prometido, asistía a la universidad, lo que significaba que pasaba su tiempo estudiando y haciendo tareas, atendiendo sus clases e intentando sobrevivir a esa vida ajetreada, por lo que Jeonghan no quería quedarse atrás, se suponía que él era el sustento de ambos, solo que el verdadero sustento era Seungcheol.
¿Necesitaban comida? Seungcheol llevaba cajas y cajas de comestibles ¿ropa nueva? Fácil, llevarlos a comprar con una vuelta rápida en las tiendas ¿pagar sus deudas y recibos? Bah, eso se hacía por internet y no le tomaba más de un minuto. Vivían gracias a Seungcheol porque Woozi no podía tomar un trabajo gracias a que la universidad consumía casi todo su tiempo. Y Jeonghan... Jeonghan solo tenía este trabajo donde era pésimo.
Resultaba que independizarse era más que solo quererlo.
Y había otro problema.
—Es que... siento que no me adapto.— Se quejó con Minghao enfrente. Un Minghao con seis meses de gestación quien no podía trabajar porque su doctor se lo había insistido. —No solo es no encajar aquí, es... no encajo en el mundo ¿bien?
—No tienes que encajar.
Minghao habló revisando los papeles que Jeonghan debería revisar pero que no podía hacerlo porque estaba demasiado ocupado respondiendo los mensajes antiguos y sus pendientes. Pendientes que acababa de encontrar en la pila de basura que dejó como menos urgente. Resulta que las cosas menos urgentes también se tenían que hacer.
—Claro que tengo que encajar.— Habló escribiendo el mensaje de felicitaciones por el embarazo de una pareja joven hija de uno de los aliados de su madre. —Y no sé como hacerlo... estuve tanto tiempo encerrado en casa que simplemente no sé como... Despues de lo de Jisoo estuve en casa y despues de casa estuve en la escuela Pledis. No sé como vivir en libertad. Terminaré encerrándome en un jodido manicomio.
—No hay una forma de como vivir Jeonghan, ya han pasado poco más de dos años despues de la escuela, esos dos años los has vivido.
—Bajo el cuidado de Seungcheol y de Woozi y las faldas de mi madre... No sé cómo ganarme la vida. Me rechazaron en los demás trabajos donde intente aplicar. No sé ir de compras o tratar con la gente que no me trata como una mierda. Tampoco sé como responder a ciertas cosas... No consigo acoplarme.
—Si, es un poco difícil cuando sales y descubres que hay mundo.— Minghao alzó la vista llevando una mano a su vientre levemente abultado. —Si no dejas de patear haré todo lo posible para que salgas un mes más tarde.
—Estabas feliz la primera vez que pateó.
—La primera vez, esta vez es demasiado. — Hao suspiró. —Jeonghan, solo es cuestión de tiempo, despues de la escuela Pledis estuviste como un mes en el hospital con todos nosotros, despues de eso las entrevistas e interrogatorios, todo nuestro mundo giró en torno a la escuela Pledis, salir y levantarse son dos procesos distintos, y ambos llevan su tiempo, y ambos son personales, todos lo llevan diferente.
—¿pero porque tengo que ser el más lento? Woozi... Woozi encaja bien ¿lo has visto? Hasta tiene un amigo aparte de nosotros, yo no he hecho ni uno más. Solo ustedes. Cuando Kyungsoo y yo estábamos planeando nuestra salida de la escuela todo parecía ordenado y simple, pero no lo es. Es mucho más difícil de lo que pensé.
Tomó una nota más de los no tan urgentes y la leyó con calma, solo debía enviar un mensaje dando condolencias a una pareja que había perdido a su primer bebé. Era triste, un poco demasiado triste y ahora Jeonghan se sentía peor que antes, mientras que él hacia un drama por no encajar una pareja había perdido a su cachorro.
—Si, así suelen ser las cosas, Han, altibajos siempre... ¿crees que dar clases de yoga cuente como trabajo?
Suspiró anotando el correo a donde debería ir dirigido. Y justo cuando estaba escribiéndolo se detuvo.
¿Qué mierda acababa de hacer?
Sintió su corazón bajar a su estomago y su boca se secó, llevó una mano a su garganta sintiendo un nudo y alzó el rostro hacia Minghao quien le devolvió la mirada con curiosidad. Y Jeonghan en serio estaba odiando su vida en ese momento.
—Le envié un mensaje de felicitaciones por el bebé a una pareja que perdió a su bebé....
Minghao abrió los ojos y la boca. Y no era bueno. En especial cuando le llegó un mensaje, urgente, de ese mismo correo.
—Mierda... Han... Yo te mataría.
—¡Eso no me ayuda!
Escuchó los pasos fuertes de la secretaria de su madre, la verdadera secretaria, y la puerta se abrió de golpe dejando ver a la mujer tan molesta que tenía el rostro rojo. Jeonghan se encogió en hombros, y cuando miró el lugar donde había estado Minghao el desgraciado ya había huido. Tragó saliva.
—cuatro palabras, Yoon Jeonghan. No-sirves-para-esto.
Apretó los labios y asintió.
—Voy a recoger mis cosas... ¿puedes hacer mi carta de renuncia?
Casi sintió que ella le azotaba la puerta en cara, y Jeonghan ni si quiera podía enojarse, solo había servido para hacerle el trabajo más difícil.
Bien. Ahora estaba desempleado. ¿Qué iba a hacer?
¿recepcionista? ¿secretario? ¿mesero? Todas las opciones de Jeonghan estaban descartándose una por una, fue a algunas entrevistas de trabajo y le fue pésimo, lo rechazaban incluso antes de terminar la entrevista y en donde lo aceptaban... pues Jeonghan quería mantenerse a salvo, era inexperto en la vida pero aun tenía un sentido de autoconservación. Su única ventaja; buena apariencia. Graduado de una prestigiosa y famosa escuela... solo famosa y... y habilidades en... ¿Qué más era bueno aparte de los crucigramas y acertijos? A eso se refería con no encajar, Jeonghan sabía que era capaz de hacer cosas, pero las cosas que podía hacer no servían en el mundo ordenado, solo en el mundo caótico.
—¿le dijiste a Woozi que te despidieron?— Preguntó Minghao comiéndose los dulces que Seungcheol había llevado al departamento, últimamente Minghao comía cualquier cosa que tuviera un mínimo de azúcar excedente a lo permitido. —¿o vas a ocultarlo para siempre?
—Se lo diré cuando tenga un nuevo trabajo y me pueda mantener en ese trabajo.
—¿Por qué no le pides trabajo a Seungkwan?
—Porque lo quiero y no deseo arruinar el trabajo de su vida. No merece eso.
—¿Qué tanto daño puedes hacer en un orfanato? Jun trabaja para Seungkwan, investiga todo lo relacionado a los niños que vendió la escuela. Muchos de ellos terminaron en lugares poco convenientes.— Minghao se llevó varios dulces a la boca. —Si no quieres trabajar con Seungkwan se ayudante de Wonwoo, trabaja en el taller creando figuras de vidrio.
—No quiero ponerlo en peligro.
Minghao guardo silencio un largo rato dándose cuenta de lo que en realidad pasaba.
—No quieres pedirle ayuda a los chicos...
Suspiró.
—Sería como pedirle trabajo a mi madre, Hao, no quiero que me contraten porque quieren ayudarme, quiero que me contraten porque merezco el trabajo. Sé que Seungkwan me daría algo que pudiera hacer, y Wonwoo igual, por eso no puedo ir con ellos.
Por eso tampoco le diría a Seungcheol o Woozi que estaba desempleado, ellos lo ayudarían inmediatamente o le dirían que no importaba, y Jeonghan tenía que hacer esto solo, no era algo de vida o muerte, era algo sobre su vida, así que no estaba lastimando a nadie, solo estaba probándose a si mismo que podía vivir en sociedad y no escondido del mundo como siempre vivió. No era como encontrar un cuarto secreto en una escuela con pasadizos y trampas, pero era bueno.
Continuó observando el periódico tachando cada trabajo en el que no era bueno y encerrando los posibles. No había ningún circulo hasta ahora. Perfecto. Aun así tenía mucho tiempo para revisar los puestos de trabajo, porque no tenía uno y Minghao estaría en su departamento hasta que se comiera todos los dulces o Hoshi regresara de gira para promocionar su libro. Lo que pasara primero.
"Ayudante" sus ojos se detuvieron en ese espacio. "ayudante general. Omega hombre mayor a veinte años, egresado de una escuela renombrada –opcional- con disposición de tiempo, cualidades como la paciencia y la capacidad de solucionar problemas con eficiencia. Sin alfa. Sin marcar. Sin aroma relacionado al mar. Paga negociable."
Su sentido de preservación se fue a dormir con el pequeño detalle de que era lo único en lo que encajaba. Tomó su celular y comenzó a marcar el numero en el anuncio. Esperó.
"Eres un idiota que se morirá joven." Le dijo una voz anciana a través de la línea. Un hombre.
"¡No, no cuelguen!" Otra voz más, una distinta que parecía más joven. "Ejem. Hola, lamento eso. ¿estás interesado en el trabajo? ... ¿hola?"
¿Qué demonios? Observó a Minghao comiéndose las gomitas una por una mientras se picoteaba el estomago, y su mirada cayó en la fotografía de él y Woozi en el marco sobre la mesita de noche. Pronto, quizás en unos años, habría una fotografía de él graduándose, y Jeonghan... Jeonghan quizás no sería suficiente para él, su prometido avanzaba, pero Jeonghan estaba encasillado en esas cuatro paredes de su habitación, y encasillado en la escuela Pledis.
—Si, hola. Llame por el anuncio.— Respondió.
La casa era enorme y bonita, le recordaba a la casa de Woozi más que a la suya, parecía algo vieja y Jeonghan tuvo que caminar varios minutos desde la entrada hasta la puerta principal, era demasiado terreno y todo se veía cuidado y bonito, había fuentes y figuras de animales como delfines y peces hechos con arbustos. La persona que la abrió la primera puerta fue amable y le dijo por donde ir, y ahora que estaba frente a la puerta principal, la enorme puerta principal se sentía... se sentía como en casa. Era la misma sensación que llegar a casa, solo que esta vez Seungcheol no estaba detrás de él, y Jeonghan estaba fuera.
Tocó el timbre.
La persona que le abrió era una mujer con uniforme. Jeonghan saludo, pero justo antes de que ella pudiera decir algo dos chicos corrieron a la puerta.
—¡Hey, hola!— Saludó el chico, a quien le reconocía la voz, era joven y estaba bien vestido. La otra era una chica muy similar a él. Gemelos. O mellizos. —Eres Jeonghan ¿cierto? Un gusto, pasa.
Fue jalado hacia adentro por la chica.
Olían casi igual a las galletas. Como a pan o algo así.
—Somos la familia Akiyama, mi nombre es Akiko y el de mi hermano Juwon.— Explicó la chica tan rápido que Jeonghan apenas pudo escucharlo. —Ah, hola Hana, ella es nuestra prima, hana, vive aquí con mis tíos y mis otros cinco primos— ¿cinco? —Nuestros padres siempre están de viaje, no vas a verlos, y mis sobrinos tienen prohibido molestarte.— Y Jeonghan vio de reojo un montón de niños... muchos niños, mirándolo con ojitos grandes como pececitos, o eso fue lo que pensó. Un adolescente pasó corriendo a su lado. —¡Que no corras en el pasillo!
—¡Lo siento!
—Es un poco escandaloso por las tardes, te acostumbras.— Le dijo Juwon empujándolo por una puerta, y otra puerta, y otra... ¿A dónde lo llevaban? —Bien, esto va a tardar un poco, hablemos de tu curriculum ¿tienes experiencia cuidando personas?
—No.
—¿hablas otro idioma?
—No.
—¿tienes experiencia curando heridas?
—No.
—¿cuidando animales?
—No.
—¿archivando libros? ¿Enviar emails? ¿Pasar recados?
—Soy pésimo en ello.
—Y tampoco sabes mentir.— Le regañó Juwon. —Dime una mentira, vamos.
—La honestidad es una virtud.— Habló akiko empujando a su hermano. —Es algo bueno en su curriculum. Llegamos.
Dos puertas de madera pesada y oscura. Akiko tocó pero nadie se digno abrir, así que volvió a tocar esperando. Entonces Juwon suspiró empujando la puerta y entrando de todos modos. El aroma a libros viejos y a polvo llenó a Jeonghan. Era una biblioteca, una enorme biblioteca con estantes más altos que una casa de un piso, y con escaleras y pasillos de madera que se sostenían, era casi un laberinto de estantes, y los enormes ventanales eran la única luz, porque el sol iluminaba bastante bien. Jeonghan se sintió asombrado por ello.
Si querían que enumerara todos los malditos libros iba a largarse.
—¡Ustedes solo saben joder!— La voz anciana lo hizo fijarse en el escritorio al centro, había papeles viejos, mapas, libros, anotaciones, había de todo amontonado allí y justo detrás una silla ostentosa. Y la silla giró dejando ver al anciano... era muy anciano. —No cumple con los requisitos, que se vaya.
—¡Abuelo ni siquiera lo has entrevistado!— Se quejó Juwon llevando a Jeonghan hasta el anciano.
No había lugar donde sentarse así que se mantuvo de pie observando todos los papeles alrededor. ¿este anciano buscaba algo? Había anotaciones con tinta que eran recientes.
—Es un omega, es hombre y es egresado de una escuela prestigiosa. No tiene marca— Akiko le jaló la ropa mostrando su hombro. —Y sin alfa. Apasionado de la verdad y callado como te gustan... digo...agradan.
—Igual no creo que a su edad se le pare.— Murmuró Juwon y el hombre le lanzó un libro a la cabeza. —¡Auch! Solo decía...
El hombre miró a Jeonghan y Jeonghan lo miró a él, tenía curiosidad por el viejo, estaba arrugado, calvo y a la vez canoso y tenía manchas en la piel, estaba curioso porque parecía tener alrededor de cien años. El hombre le hizo una mueca y se hecho hacia atrás en su silla.
—¿de que escuela vienes?
Oh. Mierda. Pledis era una escuela prestigiosa... antes de que se descubriera que vendía bebés. Se aclaró la garganta acomodándose la ropa.
—Escuela Pledis.
El hombre soltó una enorme carcajada.
—Si claro, y yo estoy en el tope de la juventud.
Jeonghan rodó los ojos.
—Si, como de diez o veinte juventudes enteras.
El hombre volvió a mirarlo y Jeonghan por fin lo reconoció como beta. Entrecerró los ojos de nuevo y Jeonghan se sintió un poco fascinado de ver lo cristalino y cafés que eran. Ver al viejo era como ver una de esas estatuas talladas a la perfección. La risa de Juwon llegó tarde lo que provocó que el hombre le lanzara otro objeto.
—¿estuviste en el incendio?
—Si. No tengo quemaduras si querías verlas.— Tomó su camisa y la alzó, dejando ver la cicatriz de la bala. —Solo tengo un disparo de recuerdo.
—Wow, a ver...— Juwon se inclinó y Akiko le dio un codazo.
El hombre entrecerró los ojos de nuevo.
—¿conociste al reportero Kwon? ¿a Choi Seungcheol? ¿al supuesto mayor Joshua? ¿Conociste a algunos de los cinco omegas que dicen salvaron la escuela?
Jeonghan mantuvo silencio observando los ojos cristalinos del hombre.
—Si. Conocí a todos. Y no fueron solo cinco, fueron más.
—Tonterías.— El hombre suspiró poniéndose de pie y caminando a paso lento hasta uno de los estantes. Tardó y despues lanzó sobre el escritorio el libro de Hoshi. "el omega perfecto". —Este libro es lo más cercano a la coherencia sobre el caso de la escuela Pledis. Si puedes responder mis dudas entonces tienes el trabajo.
—¡Abuelo! ¡Necesitas un ayudante! ¡No puedes encargarte de esta biblioteca tu so...!
—Puedo responderlas.— Interrumpió a akiko tomando asiento sobre una pila de libros. Miró al viejo. —Puedo responder todas.
—Si eres un fanfarrón te sacaré a patadas de aquí. ¿Cuál es tu nombre?
—Yoon Jeonghan.
—Para empezar, no hay ningún Yoon entre las listas.
Jeonghan sonrió.
Primera incoherencia; ¿Cómo lograban hacer galas donde las supuestas subastas se llevaban a cabo? ¿nadie vio nada? Es absurdo. ¿Cómo eran invitados?
Jeonghan llegó al departamento justo despues de las once, había intentado regresar antes pero el viejo mandón había discutido con sus nietos por media hora para llegar a un acuerdo, Jeonghan solo tenía que responder tres preguntas para quedarse, bueno, tres incoherencias porque resultaba que las incoherencias llevaban muchas preguntas. Y estaba bien con eso. Tampoco era tan idiota como para revelar cada secreto, pero ese hombre parecía más un curioso que un interesado por la ideología de la escuela. Era un anciano sabiondo y nada más.
Se detuvo en la sala de estar dejando caer sus cosas, encontrándose a Woozi dormido en el sillón con el montón de libros regados por el suelo. Sonrió un poco y se arrodilló junto a él solo para verlo dormir. Lo empujó un poco intentando no despertarlo y consiguió un diminuto espacio en el sillón, así que se recostó a su lado, abrazándolo para no caer. No se duchó y tampoco hizo nada por quitarse la ropa, solo se quedó allí, junto a él.
La escuela se fundó bajo esa idea, todos los invitados solían ser personas que pasaron generaciones en ese negocio, algunas eran "invitadas" por medio de sus necesidades, la escuela siempre investigaba bien a sus posibles compradores, y a los que decían que no simplemente amenazaban. Una amenaza de un montón de personas que estaban conscientes que al caer uno todos caerían. Estas galas eran ocultas con los bailes, y con un camino oculto por medio del bosque, usaban el templo para ocultarse. Ahora, la gente que si veía tenían que quedarse sin voz. La escuela era buena manteniendo su reputación en alto.
Despertó con el aroma de la comida recién hecha, no podía identificar sabores u olores pero estaba seguro de que alguien estaba en la cocina, y cuando abrió los ojos Woozi no estaba allí, y había una manta cubriéndolo. Imposible que Woozi estuviera cocinando, miró el reloj que marcaban las ocho en punto, demasiado tarde para que Woozi siguiera en casa. ¿entonces quien estaba cocinando en su cocina? Levantó la cabeza y encontró la enorme espalda de Mingyu, y a Wonwoo leyendo en la mesa.
—¿sabes? Ambos morirán de hambre si no aprenden a cocinar.— Habló Wonwoo sin mirarlo. —el jefe estuvo a punto de irse con el estómago vacío.
—Si ¿Quién los envió? ¿Seungcheol o Minghao?
Rodó para ir al suelo y se puso de pie con pereza ¿a que hora tenía que estar con el viejo? Despertaba a la cinco de la mañana, se duchaba en treinta minutos y salía a caminar con su bastón, a las seis tomaba un batido verde o algo así y leía bajo la ventana por una hora... Mierda, Jeonghan iba tarde. Corrió directo al baño. A su madre no le importaba cuando llegaba tarde, de hecho, era mejor para ella y su secretaria por lo que Jeonghan podía pasar las mañanas tranquilo, pero este no era su trabajo con su madre, era su nuevo trabajo, su primer día e iba jodidamente tarde.
Woozi no había hecho nada para despertarlo porque aun no sabía de su reciente cambio. Ni nadie más que Minghao. Se duchó lo más rápido que puso y salió del baño abotonándose la camisa.
—Vinimos por cuenta propia.— Aclaró Wonwoo viéndolo correr por todo el departamento. —Vine a quejarme ¿Cuándo se piensan casar? Si no es pronto tendrá que ser en cinco meses para arruinar su boda.
—¿Por qué en cinco meses?— Preguntó distraído acercándose a la cocina para inclinarse sobre el plato humeante que Mingyu dejó allí, en serio quería probarlo, pero no tenía tiempo. —Lo llevaré al trabajo.
—Come lo que puedas, ya te empaque algo para que comieras allá.— Respondió Mingyu. —Hice para Woozi, Seungcheol, Seungkwan, Chan, Hansol, Hoshi... Hoy somos el carrito de comida.
—Tendré un bebé en cinco meses. Está vez no va a tomarme por sorpresa.
Wonwoo alzó la ecografía frente a Jeonghan y él la tomó sorprendido. Apenas se notaba.
—¿piensan llenarnos de cachorros?— Preguntó llevándose una mano a su cabello húmedo. —¿te felicito o planeo mi boda pronto para que puedas dar a luz sobre la mesa principal?
—Lo segundo y te comerás mi placenta como pastel de bodas.
—Eres asqueroso, tendrás un segundo bebé, deberías comportarte.— Tomó sus cosas y corrió a la puerta. —¡Felicidades, Mingyu! ¡¿los demás lo saben?!
—Sí ¿Por qué crees que vinimos a cocinar aquí? Me oculto de Seungkwan, quiere hacer un escándalo por ello.— Wonwoo continuó mirándolo. —Cuando consigamos la jodida casa ya no tendremos que venir a otras cocinas.
—¡Y entonces seremos nosotros los que vayamos a su casa!— Gritó antes de salir.
—Estás despedido.
—No hay razones para que lo este.
El viejo hizo una mueca mientras que Jeonghan acomodaba los libros, era su primera orden en su larga lista de tareas. Eran libros viejos y variados, los nuevos estaban ordenados en una estantería hasta enfrente, los más viejos iban al fondo y arriba y los importantes estaban en el escritorio del anciano. No solo eran libros, había cartas, cajas con documentos y cosas varias. Algunos eran manuscritos.
Jeonghan estaba viendo un libro con la figura de un pez rojo en la portada cuando el anciano se acercó.
—El anillo. Tienes un alfa.
Jeonghan rodó los ojos.
—Tengo una pareja, no tengo un alfa.— Aclaró llevando los libros escaleras arriba. —Y me voy a casar, por si quería saberlo.
—Bah, entonces vete ahora, las personas que se casan tienen hijos pronto y detesto a las personas gestando, son un dolor de cabeza.
—Soy infértil.
—¿y tu pareja?
—No queremos hijos.— Aclaró sin mirar al cielo, acomodando los libros por fin en su lugar. —Por lo que sé esta familia es grande, hay muchos niños allá afuera.
—¿Por qué crees que no entran aquí? Son un dolor de cabeza.
Se deslizó de la escalera y giró a otra. Este lugar le recordaba a los atajos de la escuela Pledis, todo desordenado y laberintico, pero con una lógica detrás, con detalles que le decían a Jeonghan a donde ir. Solo era cuestión de fijarse en ellos para saber que hacer. Le gustaba. Y apostaba que el viejo lo había descubierto también hace años. Por lo que se había enterado esta mansión fue heredada por generaciones de la misma familia, y el abuelo solo era uno de los tantos inquilinos. Esta biblioteca era tan antigua que contaba como un legado familiar.
—Este libro es una mierda.— Tomo el libro entre sus manos, había sido un recopilatorio de confesiones hechas por los padres de los omegas afectados, y entre ellos el señor Jeon. Era de esperarse que los otros padres fueran una mierda. Todos guiados por el dinero. —La mayoría de los padres entrevistados fueron de alumnos de primer año.
—Todo encaja con la información que ha sido lanzada ¿Por qué sería una mierda? Si es verídico sirve.
—La mayoría de esos padres sabían lo que le hacían a sus hijos, y los que quedan son personas con bajos recursos intentando sacarle provecho a sus hijos. Es basura.
El hombre giró caminando a paso lento hasta la estantería de sus libros más actuales, tomó varios y los llevó a su escritorio.
—Dijiste que la mayoría de las personas involucradas caían una a una. De ser así ellos no hubieran dado la cara.
—No, dije que la mayoría de las personas más involucradas caerían una a una con el paso del tiempo mientras la noticia siguiera vigente.
Segunda incógnita. ¿entonces como surgió todo esto que parece irreal? ¿Quién es quién lo maneja?
Si buscas a un enorme villano con hombreras puntiagudas no vas a encontrar nada. No hay un quien, todo es abstracto, la administración de la escuela pasaba de mano en mano como una pelea de poder, así que no hay un villano en específico, solo un encargado que cayó, y con ello cayó todo arrastrando como en cadenas a todos los demás. No hay una sola persona arriba, hay varias, varios beneficiarios que cambiaban el orden cada que podían. Eso fue parte del trabajo de Choi Seungcheol, averiguar esto fue su trabajo, los alumnos solo veían a Seo Minsook como el máximo poder, aunque solo era una cadena más.
Jeonghan bajó hasta el escritorio y ordenó los libros, colocando el de Hoshi hasta arriba. Era el más cercano a la verdad, aunque tuvo que omitir muchos detalles para proteger la identidad de todos. La idea de que cinco omegas ayudaron a salvar a todos era solo un rumor famoso, nada que estuviera confirmado. Y no fueron cinco. Fueron muchos más.
—El misterio de la escuela Pledis debe estar cerrado, pero traes toda esta mierda a mi escritorio.
—Aun no se termina.— Aclaró. —Hay muchos cachorros y omegas afectados por la escuela Pledis, muchos de ellos ocultados por las familias que los adquirieron. Y muchos cachorros son abandonados porque esto salió a la luz.
—Si, si, ya sé. Wen Junhui tiene que ver algo en eso. Pero no entiendo como un actor pasó a ser parte de todo este escandalo. Y ese chico Mingyu... surgió despues. O antes... vaya mierda revuelta.
—Bueno, Kim Mingyu y Wen Junhui se conocieron gracias a la escuela, se involucraron y despues Kim ayudó a Wen, lo dice en una entrevista ¿no las ve?
El anciano guardó silencio por mucho tiempo caminando con su bastón hasta que se detuvo, y solo así Jeonghan se dio cuenta de que este hombre lo estaba mirando, su pesada mirada siendo como la de un viejo amargado, pero no había nada cruel ni aterrador, solo un viejo curioso pensando en algo. Jeonghan se detuvo en su trabajo y le regresó la mirada. Entonces el abuelo tomó su bastón y golpeó un estante, dejando que solo un libro cayera al suelo.
—Te gustan los misterios, Yoon, reconozco a un curioso cuando lo veo.— El anciano apuntó con el bastón. —Tengo uno para ti.
—¿misterio?— Jeonghan tomó el libro con curiosidad, observando la cubierta. No era un libro, era un diario. Miró la primera página —¿Umi?
—Es una búsqueda del tesoro. Encuentra lo que tengas que encontrar. Claro, si quieres, no vas a ganar una mierda con eso. Aun tienes que trabajar.
Sonrió.
—Genial, mi especialidad son los diarios.
Jeonghan miró con odio los supresores y las pastillas anticonceptivas. Unos controlaban su celo y las otras evitaban que muriera, solo eso ¿pero era necesario? Woozi también los tomaba y él parecía estar bien con ello, era mucho más aplicado que Jeonghan en cuanto a tiempos y días, pero era por la simple razón que Jeonghan detestaba tomarse el coctel de pastillas. ¿no podían eliminar las anticonceptivas? Ellos podían usar otro método, pero Woozi era un lloron que tragaba pastillas como chicles, Jeonghan era olvidadizo.
De cualquier forma lanzó los supresores al fondo del cajón, no estaba en su celo, pero las jodidas pastillas anticonceptivas las tenía que tomar sin importar eso, así que solo las dejó allí, a lado de la cama como siempre y salió del cuarto para encontrarse con Seungcheol. Y lo pasó de largo.
—No puedes estar molesto todo el día.— Dijo su hermano con un tono juguetón.
—Si puedo.
Su hermano lo tomó de la muñeca y lo jaló a un abrazo ¿Por qué no podía enojarse? Seungcheol había convencido a Woozi de ir a una estúpida "reunión de amigos" un fin de semana, el fin de semana que se suponía que era para Jeonghan ¡Woozi ya pasaba todos los días en la universidad! No necesitaba una reunión de amigos con sus aburridos compañeros de clases, Jeonghan y los chicos eran sus amigos, no ellos. Pero Cheol había insistido tanto que Woozi solo aceptó dejando a Jeonghan un sábado sin nada que hacer.
—Si Jihoon quiere avanzar en un mundo laboral entonces tiene que hacer contactos y alianzas, debe empezar ahora, despues será tarde.— Le recordó Cheol. —Vamos ¿hace cuanto no pasas un día entero conmigo?
Suspiró. Bien, también era cierto que Jeonghan no había pasado mucho tiempo con Seungcheol, desde que trabajaba, o intentaba hacerlo, apenas lo veía. Claro que lo veía todos los días por las mañanas y noches, pero no era lo mismo, los pocos minutos que estaban en el mismo lugar solo eran para cosas necesarias como quejarse o pedir ayuda, pero pasar un día de ocio era distinto, y hace mucho tiempo que no pasaba.
—¿A dónde vamos entonces?
Seungcheol sonrió tomándolo de la mano para llevarlo con él. Jeonghan solo caminó. Y podría decir que estaba feliz de pasar un día con su hermano mayor, porque así era, pero una parte de su mente estaba concentrada en algo más, en aquel diario de Umi, de una joven mujer de hace setenta años enamorada de la biblioteca y los acertijos, el diario que el anciano le dio. Ya había pasado una semana de eso y aun no le había dicho nada a Woozi o a los demás.
Umi era alegre, una luz, escribía en su diario como si fueran poemas y a veces dibujaba en los espacios en blanco, y Umi estaba profundamente enamorada. Era una chica beta enamorada de Kaito, un hombre beta. Y umi había escrito cartas escondiéndolas por toda la biblioteca esperando a que Kaito las encontrara. Y eso era lo que el anciano quería que Jeonghan hiciera, que las encontrara una por una. Ahora, el amor de Umi era prohibido, ella era una simple empleada y Kaito era heredero de la familia, evidentemente no podían estar juntos y...
—¿en que piensas?— Le preguntó Seungcheol trayéndolo de nuevo a la realidad, Jeonghan mirando el menú entre sus manos. —Has estado callado.
—Leo un libro.— Mintió. —Se llama Umi. Se trata de una joven sirvienta enamorada del heredero de la familia para quien trabaja.
—¿ahora te gusta el romance?
Se encogió en hombros.
—Me gusta más el misterio... ¿Por qué no vamos al parque acuático? Pasamos por los niños y le damos un respiro a Jun y a tu novio.
—Seokmin no es mi novio.
—Pero te gusta.
—Pero no puede ser mi novio.— Seungcheol suspiró. —No puedo darle otro escándalo a nuestra familia despues de todos los que ya le dí. Primero con mi compromiso roto, despues tu emancipación, lo de la escuela Pledis, tu compromiso con mi ex prometido, simplemente no puedo salir con un beta y crear más escándalo. Mis responsabilidades con nuestra familia son mi prioridad.
—Tú familia. No la mía.
Seungcheol lo miró con un gesto de tristeza que apretó el corazón de Jeonghan. No quería romper el lazo familiar de ellos dos, pero Jeonghan ya no pertenecía a los Choi, su padre lo había dejado en claro y desde hace dos años que no hablaban ni se veían, Jeonghan solo mantenía contacto con Seungcheol y su madre, pero Jeonghan estaba muerto para su padre.
—¿al menos has intentado hablar con nuestro padre?
—No. Sé lo que piensa.— Suspiró ojeando el diario de Umi. —Piensa que mi relación con Woozi es un capricho, piensa que te quité a tu prometido porque siempre te quito todo. Y muchos piensan eso.
—A nadie le importa lo que piensen los demás.
—No, a nadie.
Umi estaba embarazada, en el diario, actualmente ya debía de estar muerta. Pero ella estaba embarazada y Jeonghan lo sabía porque había comenzado a marcar las semanas desde el número catorce, ella marcaba con un nuevo número cada siete días. No había otra razón para que hiciera eso. O quizás Jeonghan solo estaba buscando distraerse.
Escuchó el suspiro de Seungcheol y se sintió especialmente culpable. Su relación rota con su padre había afectado de alguna forma a toda la familia, su madre siempre lo defendía, quería ocultar a Jeonghan bajo su cuidado y por eso peleaba constantemente con su padre, y con Seungcheol... Seungcheol tenía casi prohibido ver a Jeonghan, pero su hermano nunca escuchaba los constantes regaños, se excusaba diciendo que era un adulto y podía relacionarse con quien quisiera. Pero su padre no estaba de acuerdo.
La ultima vez que vio a su padre fue en el hospital, cuando los doctores le dijeron que se encontraba fuera de peligro. Su padre solo lo miró y se fue. No dijo nada, y Jeonghan tampoco. Woozi tampoco veía a su padre, por lo que no se sentía solo en ello.
Empujó todo lo malo al fondo de su cabeza intentando disfrutar el día con su hermano.
Umi escondía sus cartas en libros sobre el mar. Jeonghan encontró los lugares pero las cartas no estaban allí, habían estado allí, pero ahora no estaban, y se pasó de escalera en escalera yendo a todos los lugares conforme avanzaba su lectura. Umi había dado a luz a un niño, marcó su nombre en una especie de acertijo y lo ocultó al mundo, ella tenía miedo de que le arrebataran a su bebé quien era hijo bastardo del heredero. Ella dejó de escribirle cartas a Kaito para esconderse.
Las ultimas paginas del diario eran deprimentes. Jeonghan había querido dejar de leer, pero para cuando se dio cuenta estaba bajo las sabanas leyendo con la luz de la lámpara como Umi caía en depresión despues de que su bebé fuera arrebatado por la familia y hecho pasar como hijo del matrimonio arreglado de Kaito con otra chica de su nivel. Al final Kaito lo aceptó, aceptó todo esto y dejó que Umi cayera en depresión y...
—¿Qué haces?
La voz de Woozi lo hizo alzar la cabeza, su omega estaba allí bajo las sabanas mirándolo con curiosidad.
—Leo... ¿Cuándo llegaste?
—Hace unos minutos, te llame tres veces y no respondiste.— Woozi miró su libro con curiosidad. —¿Qué es?
—Nada...
Woozi lo observó por algunos segundos más y Jeonghan sintió sus mejillas calentarse, su omega estaba desprendiendo feromonas en ese pequeño espacio, por lo que Jeonghan estaba ahogándose en ellas y se negaba a salir de debajo de las sabanas. Woozi había estado ocupado esas ultimas semanas, tenía sus exámenes cerca por lo que Jeonghan no quería distraerlo, nadie lo quería distraer. Estaban siendo cuidadosos. Así que Jeonghan tampoco le había dicho lo de su trabajo, solo lo dejó pasar.
¿Qué le iba a decir? Su nuevo trabajo era simple, le gustaba y empezaba a entender al viejo cascarrabias, pero no era nada interesante. El trabajo de Jeonghan era algo tan pequeño que le avergonzaba decírselo a Woozi.
Woozi extendió su mano colocando un mechón del cabello de Jeonghan detrás de su oreja.
—¿tomaste los supresores hoy?
—Si.— rodó los ojos.
Woozi sonrió.
—Yo no.
—¿Qué haces allá arriba? Mono.
El anciano le preguntó mientras que Jeonghan estaba esperando el momento perfecto para que el sol llegara a ese estante. Estaba varios metros sobre el suelo, tuvo que treparse entre los libros y dejar la seguridad de las escaleras para llegar, pero lo había hecho todo por una razón. Había llegado al final, la última página del diario de Umi fue su carta de suicidio, la mujer tan deprimida por no poder ver a su hijo decidió tomar un té de hierbas venenosas. Pero ella ocultó algo, algo que quizás nadie encontró a lo largo de los años, de hecho, quizás nadie se había dado cuenta de que lo había ocultado.
Jeonghan estaba buscando eso, y para encontrarlo necesitaba que uno de los enormes ventanales recibiera la luz directa del sol. El árbol de cerezo estaba justo afuera y la vista era como uno de los dibujos de umi. Jeonghan estaba seguro de que ella solía sentarse allí a escribir, ese era su lugar, un lugar que solo podía tener cuando la familia estaba reunida en el comedor lejos de la biblioteca. Así que ella había oculto algo en ese lugar, pero Jeonghan tenía que esperar la luz del sol.
—¡Encontrando el tesoro!
Hubo silencio.
—¿en serio pudiste descifrarlo?
—Aun no lo sé.
Miró hacia abajo, el anciano sostenía su bastón mientras lo miraba, él también esperaba algo y Jeonghan estaba deseoso de encontrarlo, si no lo hacia entonces habría desperdiciado su tiempo y habría puesto en peligro su vida porque esto era demasiado alto incluso para él, pero necesitaba que el sol llegara a esa parte. Umi significaba Mar, y ella había oculto cada carta en los libros relacionados, por lo que esperaba que ella siguiera su misma lógica. No era tan complejo en realidad, solo que Mar le encantaba ocultar cosas y ser encontrada.
Lo que podía ser complejo es que ella tomaba esta biblioteca como su mundo. Su lugar. Por lo que su luz también se encontraría allí.
Mar en la luz.
—Yoon, dejaste tu aparato aquí abajo y esta cosa brilla.
—¿mi celular? Lo dejé para que no cayera y se estropeara.
—Brilla.
—Deben estarme llamando, en seguida bajo.
—Baja de una vez chico loco.
El sol comenzó a calar en sus ojos y tuvo que cerrarlos, había sido lento pero ahora estaba allí, y veía manchas rojas producto de la figura de las viejas ventanas ¿pero donde había visto esto? Lo reconocía un poco. El pez rojo.
Bajó de golpe moviéndose entre las escaleras y metiéndose entre los estantes, no tuvo que buscar mucho, este libro estaba cerca de la zona que podían tomar los niños ya que era un cuento infantil, y Jeonghan lo tomó al llegar casi lanzándoselo al abuelo, esperando que estuviera en lo correcto mientras que sus ojos volvían acostumbrarse a la luz, y aun podía ver esa mancha roja que encajaba con el pez rojo del libro.
—Ese es tu tesoro.— Le dijo al abuelo.
El anciano suspiró.
—Espero no te equivoques o será muy decepcionante.
El tipo abrió el libro, y Jeonghan rodó los ojos arrebatándole el libro de las manos y arrancando la portada, parte de la portada. La partió en dos, y adentro estaba un pequeño sobre. Si, claro que tenía razón... despues de haberle pedido ayuda a Jun y a Chan tenía que tener razón. Aun así Jeonghan no se preocupó por el libro, tomó el sobre con interés notando la fecha de hace setenta y seis años y se la entregó al viejo. Solo tenía una leyenda.
"Luz en el mar."
El anciano abrió el sobre y suspiró sacando el contenido. Solo una fotografía.
—¿Qué es?— Preguntó.
—Mi madre.— Respondió el anciano y Jeonghan sonrió. Claro que lo sabía, despues de todo el anciano se llamaba Raito. —Bien, Jeonghan, tu ganas.
Ultima pregunta; ¿Qué tienes tú que ver con la escuela Pledis.
Yo solo revele algunos de sus secretos.
Entonces Jeonghan se acordó de su celular que vibraba en el suelo. Lo tomó con prisa observando el nombre en la pantalla, era Woozi. Respondió alejándose un poco del anciano que continuaba observando la fotografía.
—Hey ¿pasó algo?— Preguntó recordando las quince llamadas perdidas.
—¿Dónde estás?— La voz de Woozi sonó tensa.
—En el trabajo ¿estás bien? ¿pasó algo?
—No estás en el trabajo ¿Dónde estás?— Ah... seguramente se puso pálido, pero Woozi no podía ver eso. Guardó silencio porque no tenía idea de que decir. —No estás en el departamento. No estás con los chicos y no estuviste con ellos. No te has aparecido en tu trabajo desde hace semanas... ¿Dónde has estado todo este tiempo?
Carraspeó.
—Umm... encontrando luz en el mar.— Bromeó intentando suavizar el ambiente ¿Qué ambiente? Ni siquiera estaban en el mismo lugar. —Te explicaré todo en casa ¿si?
Hubo silencio. Woozi solo colgó.
Bien, esto era malo.
—Jeonghan, vuelve al trabajo, tenemos que acomodar todos estos libros que tiraste.
—¿puedo tomarme el día libre?
—No. Trabaja niño estúpido.
Como detestaba a este anciano. Aun así Jeonghan lo obligó a sentarse porque el viejo necesitaba descansar. Claro que quería ir y explicarle todo a Woozi, pero... pero no le habían dado permiso en su trabajo para irse ¿eso tenía sentido? No, en realidad Jeonghan sentía que terminar de arreglar los libros y asegurarse de que el anciano tomara sus medicamentos antes de irse. Tenía que hacer eso y despues iría con su omega mandando al demonio a su jefe. Solo necesitaba terminar esto y... ¿Por qué estaba tan nervioso?
Observó al viejo sentarse en su silla y observar atento la fotografía de Umi, la linda umi que era una imagen vieja y en sepia. Jeonghan sabía que era la única fotografía de ella, porque la familia de Kaito había mandado a quemar todos los recuerdos que le había dado a lo largo del tiempo, incluso sus fotografías.
Como si Umi no existiera. ¿el padre de Jeonghan también se habría desecho de sus fotografías? Decidió no pensar en eso.
Entró en el departamento asomándose por la puerta. Estaba solo un poco nervioso y llevaba un obsequio para Woozi, así que solo entró en silencio esperando que su prometido estuviera más abierto a escucharlo ahora. Se sentía idiota ¿Cuándo se lo pensaba decir? Ahora tenía un nuevo trabajo y ya ¿Por qué no se lo dijo antes? Dejó que el tiempo pasara y ahora se veía realmente mal. No quería lastimar a Woozi. Dejó el peluche sobre la mesa de noche y respiró el aroma a fresas.
Luna, la espera lo estaba matando.
—Hola, infiel.— Casi gritó girando de golpe, Wonwoo estaba allí, sentado en uno de los sillones individuales esperándolo como la típica escena de infidelidad. —¿Qué? ¿tu amante también te toma por sorpresa?
—No tengo un amante.
—¡¿entonces cuantos tienes?!— Seungkwan gritó saliendo de una esquina oscura. Jeonghan no iba a lidiar con esto otra vez, así que encendió las luces con el comando de voz. —¡Woozi no aceptaría una relación poli amorosa, Jeonghan!
Minghao soltó una carcajada, él estaba con los pies sobre la mesa comiéndose el cereal, estaba mucho más relajado que los otros dos porque era el único que sabía la verdad, claro, ahora Jeonghan no solo tenía que explicarle a Woozi, tendría que explicarle a sus dos amigos como era un idiota encajando en la vida y como había estado perdiendo el tiempo resolviendo un misterio o algo así para un anciano. Acomodaba libros y cuidaba de Raito ¿eso era un trabajo? Jeonghan daba pena.
Sus mejillas se sonrojaron, pero no tuvo tiempo para lamentarse cuando la puerta principal se abrió dejando pasar a Woozi con sus cosas de la universidad, y detrás de él Seungcheol. Ahora sus amigos, su prometido y su hermano mayor. Minghao solo estaba riéndose al fondo.
—Woozi, hablemos en privado.—Caminó hasta él tomando su mano, y su omega abrió los ojos sorprendido a punto de decir que sí.
—No, vas a decir que has estado haciendo todos estos días.— Habló Seungcheol. —Nuestra madre ha estado pagándote incluso despues de que dejaras el trabajo, y yo también, así que al menos debes dar una explicación.
—Nuestra madre me despidió.— Dijo aclarando su cabeza.
—Nuestra madre jamás te despediría.
Bien, Seungcheol tenía razón, Jeonghan se había ido sin decirle nada y esperó que la verdadera secretaria de su madre se encargara de todo, por lo que no había sido despedido como tal, y tampoco hizo una carta de renuncia, simplemente se fue pensando que la secretaria se encargaría de todo. Quizás ella pensó que Jeonghan solo había dejado el empleo pero que seguiría recibiendo el dinero de su madre como un niño mimado.
—Jeonghan, vamos.
Woozi caminó pasando a todos de largo, incluso a Seungcheol. Jeonghan respiró profundo y lo siguió al cuarto.
Nadie se quejó.
Cuando Jeonghan cerró la puerta tras de sí Woozi ya estaba sentado en la cama con las manos entrelazadas sobre sus piernas, no miraba a Jeonghan y parecía un poco demasiado distante, así que se acercó y se sentó casi un metro lejos de él. ¿Cómo iba a decir esto? Mientras que Woozi estaba en la universidad Jeonghan había estado jugando al detective con el diario de una mujer de hace casi ochenta años. Era absurdo.
Lo peor era que le gustaba. Se sentía cómodo moviéndose en la librería, se sentía cómodo con Raito alrededor aunque fuera un viejo gruñón, se sentía satisfecho al llegar a casa y al irse de esta. Jeonghan ahora podía despertarse temprano porque no odiaba trabajar, y recordaba lo que tenía que hacer porque era simple. Raito solo era un viejo curioso que le encantaba resolver acertijos y misterios, parte de la biblioteca eran incógnitas sin resolver y Jeonghan estaba encantado con ello.
Y eso lo apenaba. Lo apenaba porque sentía que estaba volviendo a la escuela Pledis. Como si una parte de él quisiera volver a estar encerrado.
—Tengo un nuevo trabajo.— Le confesó a Woozi sin mirarlo. —Yo... era pésimo trabajando para mi madre, no te lo dije porque ya tenías demasiado de que preocuparte con tus exámenes.
—¿entonces me mentirás cada que esté en exámenes?
Oh, mierda.
—No te mentí.
—Me hiciste creer que aun trabajabas con tu madre.
—Nunca preguntaste nada al respecto.
—¿Cómo iba a saberlo? ¿tengo que preguntarte todos los días si sigues trabajando con tu madre?
—No, pero ayudaría que me preguntaras al menos como estoy o que pasó en mi día.
Mierda, de nuevo, Jeonghan no había querido dirigir la conversación por ese lado, pero su cabeza estaba intentando huir de esto. Woozi lo miró casi sorprendido y Jeonghan se arrepintió al instante. No quería hacer sentir culpable a su novio, ni quería hacerlo pensar que Jeonghan estaba quejándose de él, solo... Solo estaba molesto por alguna razón cuando no debería estarlo, fue él quien mintió, fue él quien consiguió otro trabajo y lo mantuvo oculto, no importaba sus razones, al final había sido él.
Woozi parpadeó varias veces.
—¿Cómo?
Suspiró. Bien, tenía que dejar de esconderse.
—No encajo.— Dijo con calma mirando a Woozi. —Soy bueno estando con ustedes, entre ustedes, era bueno en la escuela Pledis, era de ayuda. Pero ahora no lo soy. Antes estaba preocupado por ser de ayuda, por no quedarme atrás, ahora estoy por mi cuenta. No necesito servirle a nadie, porque no me necesitan. Seungkwan tiene su trabajo del orfanato, tú estás estudiando en la universidad, Wonwoo tiene su taller y Minghao su trabajo como actor. Yo tenía un diario, tenía los pasadizos, tenía una meta de ser independiente. Y ahora no la tengo. No soy un inútil, pero simplemente no encajo.
—Tenías un trabajo...
—Tenía un trabajo que me dio mi madre. Y apuesto a que si le hubiera pedido trabajo a alguno de los chicos lo tendría, pero de cualquier forma no hubiera encajado.— Volvió a respirar. —A diferencia de ustedes yo no pertenezco a ningún lugar.
—Perteneces con nosotros.
Woozi se inclinó cerca y Jeonghan lo miró.
—Si. Pero ustedes pueden salir y encontrar nuevos lugares, yo sigo encerrado en los pasadizos de la escuela Pledis, ese era mi lugar.
Su omega se puso de pie de golpe solo para tomarlo por los hombros y abrazarlo con fuerza. No habló por un largo rato, solo sumergió a Jeonghan en su aroma a fresas que lo reconfortó.
—No te estamos dejando solo, Han...
—No, ustedes solo avanzan, y está bien, yo debo de encontrar mi propio camino ¿no?— Respiró profundo. —Lo siento. Estaba tan acostumbrado a verlos siempre, a tenerlos siempre alrededor... estaba acostumbrado a estar encerrado con ustedes, y ahora que estamos afuera es obvio que no podemos estar todo el tiempo juntos. Antes no importaba cuanto se alejaran o cuanto yo me alejara, sabía que no irían a ningún lado.
Woozi lo apretó entre sus brazos y Jeonghan gimió. Quizás su omega estaba viendo más debajo de lo que decía, una capa transparente que empujó.
—Jeonghan. Soy tu prometido, no deberías sentir que te alejo.
Bien, ahora estaba atrapado.
—Solo extraño no sentirme tan solo. No importa a donde vaya, si no es con ustedes me siento así... me sentía así. Solo quería un lugar donde me sintiera tan confiado como en los pasadizos de la escuela.
Cerró los ojos clavando su nariz en la ropa de Woozi, respirando el aroma a fresas. Era reconfortante, pero sabía que al día siguiente Woozi tendría que volver a irse, porque tenía cosas que hacer respecto a la universidad, y Jeonghan no iría con él, solo esperaría a que llegara la noche para encontrárselo dormido en el sillón y a la mañana siguiente despertar solo.
No lo culpaba, pero no podía evitar sentirse un poco deprimido al respecto.
—¡Abuelo, por favor! ¡Esta invadiendo propiedad privada!— Jeonghan reconoció la voz de Juwon fuera de la habitación. —¡Una disculpa! ¡Está loco! ¡Lo encerraremos con una camisa de fuerza despues!
—¡Lo sabía! ¡Sabía que ese idiota estaba mintiéndome!— Raito gritó y Jeonghan tuvo que apartarse del pecho de Woozi para suspira. —¡Yoon! ¡claro que no! ¡No había ningún Yoon en las listas! ¡Pero si un Choi!
Se puso de pie, le dio un beso rápido a Woozi y lo llevó de la mano hasta la puerta. Cuando salió del cuarto juwon y akiko intentaban detener a Raito quien le gritaba a Seungcheol. Jeonghan suspiró, este viejo estaba loco.
—Vaya descubrimiento, abuelo, mi padre me quitó el apellido.— Le dijo molesto y Raito giró a él. —¿Cómo me encontró?
—Oh, mierda, Jeonghan ¿te conseguiste un sugar daddy?— Preguntó Wonwoo. —¿te afectó mucho que tu padre te abandonara? Bueno... este es un sugar grandpa.
—No, es el viejo loco con el que trabajo.— Se quejó quitándole el bastón. —¿quiere una competencia de esto? Era investigador, estuvo en una guerra, vi todas sus medallas que intentó esconder debajo de la madera vieja de su escritorio.
—Eres Choi Jeonghan, apostaría que eres el que descubrió los pasadizos secretos y sacó a los alumnos de la escuela en medio del incendio. ¿crees que no reconozco los mismos detalles que tu ves? Cuando era más joven también me movía así por las escaleras, no tienes miedo de saltar porque sabes cómo caer y en qué lugares. No me ocultas nada.
—¿cree que no se eso? ¡¿Quién carajos se levanta a las cinco de la mañana y tiene todo un día ordenado junto con caminatas extensas con bastón y comida proteica!? ¡Es obvio que se movía así en la biblioteca! Usted fue quien acomodó hasta el último libro del piso más alto, por eso necesitaba un ayudante, porque ya no puede hacerlo. ¡Y fue usted el que retiró todas las cartas para Kaito!
Raito recuperó su bastón y lo azotó contra el suelo, y Jeonghan se dio cuenta del escandalo, sus mejillas se pusieron rojas pero ninguno de los chicos dijo nada, todos se mantuvieron callados, incluso Seungcheol que parecía sorprendido. El anciano se dio la vuelta y dio dos pasos con el bastón antes de detenerse.
—Regresa al trabajo, no te pago por venir a una reunión con tus amigos.— Se quejó el viejo.
—Está loco.— Suspiró. —Se aparece en mi departamento irrumpiendo como si tuviera derecho y espera que vuelva a trabajar. ¿al menos tomó su medicamento o espera que se lo dé en la boca?
El abuelo se giró y alzó el bastón hacia Jeonghan, Woozi estuvo a punto de saltar enfrente, y Seungcheol, pero Jeonghan no retrocedió, ese viejo no iba a golpearlo, solo le gustaba amenazar y fingir que lo haría.
—Eres bueno para descubrir cosas, pero aun necesitas aprender a que no te descubran.— El abuelo apuntó con su bastón a Seungcheol. —Choi Seungcheol, tu hermano mayor. —Apuntó a Woozi. —Lee Jihoon, su ex prometido. —Apuntó a Seungkwan. —Boo Seungkwan, hijo biológico de Seo Minsook.— Apuntó a Minghao. —Xu Minghao... preñado, chico acabas de hacer tu vida tres veces más difícil. La conexión que faltaba de Wen JunHui y la escuela Pledis.— Apuntó a Wonwoo. —Jeon Wonwoo, pareja de Kim Mingyu e hijo de un idiota oportunista.
—Oh, abuelito, ahora vamos a matarte a ti y a tus nietos para que no digan nada.— Se burló Wonwoo.
—Abuelo... ¿Cómo sabe todo eso?— Preguntó Seungkwan de forma amable.
—Soy viejo.— Fue su única explicación. —Jeonghan, vas a perder este día de trabajo.
—Y usted va a beber agua con sal los próximos cinco días por irrumpir en mi casa.
El viejo lo ignoró sentándose en uno de los sillones, pareciendo agotado, tanto que Seungcheol comenzó a preocuparse y Seungkwan corrió a revisar su pulso. El anciano solo era un exagerado, había estado en el ejercito y su familia era longeva, este loco no iba a morirse por gritar un poco. Aun así sintió que Woozi lo jalaba al pasillo. Fue en un segundo cuando casi lo azotó a la pared de forma amable y lo besó alzándose sobre las puntas de sus pies, Jeonghan apenas pudo pensar.
—¿Qué sucede?— Preguntó confundido y Woozi le sonrió.
—Nada, una parte de mi tenía miedo de que fueras infiel, la parte idiota. Y otra parte de mi comprende lo que querías decir.— Woozi lo mantuvo contra la pared. —Jeonghan, no estás volviendo a la escuela Pledis solo porque eres bueno en lo que hacías tanto dentro como fuera.
—¿no? ¿aunque solo me sirva para trabajar con un viejo loco que no respeta la privacidad?
Woozi sonrió besándolo de nuevo.
—Esto te hace feliz. No me importa donde trabajes, solo me gusta ver que lo disfrutas. Si encajas, solo que no en los lugares donde la gente suele encajar.
Apretó los labios y terminó abrazando a Woozi ocultando su cara en su hombro, sintiéndose apenado por todo. Si, le gustaba su trabajo, si, extrañaba a su novio y a sus amigos, si, se había sentido solo y sin nada importante hasta que encontró ese lugar. Pero no estaba volviéndose a encerrar, estaba expandiéndose, comenzaba a caminar por su propia cuenta en lugar de solo planearlo. Era su forma de aprender a vivir.
—¿aunque no nos podamos mantener nosotros solos?
—Aunque te vayas a convertir en un viejo loco.— Woozi bromeó.
Pero estaba bien para Jeonghan, y parecía estar bien para Woozi.
—Jeonghan, ven a explicar esto.— Pidió Seungcheol desde la sala de estar.
Jeonghan respiró profundo y sonrió tomando la mano de Woozi. Tenía muchas cosas que explicar. No, tenía muchas cosas de las cuales hablar.
Y vaya que quería hacerlo.
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