Capítulo 7. Omega
Rebotaron en la cama dando vueltas entrelazados, sosteniéndose el uno al otro mientras intentaban respirar. Todo estaba repleto de sus aromas y el aire era caliente gracias a ello, ni siquiera la ventisca de viento helado por la noche consiguió penetrar esa atmosfera cálida que se había formado a su alrededor. La piel sensible con una ligera capa de sudor que hacia enmarcar el pijama y las sabanas. Eran un desastre de besos y manos curiosas que rasguñaban y apretaban con el fin de llegar más profundo, deshaciéndose de la ropa sin cuidado quizás rompiendo uno que otro botón.
Woozi se sentía mareado y sensible, su cabeza sin poder concentrarse en un solo lugar que Jeonghan tocara, porque era consciente de sus manos, de sus piernas que tomaban lugar entre las suyas, de su cabello, de sus labios que se arrastraban superficialmente, y de los preciosos sonidos que salían de su boca. El aroma a vainilla lo llamó, así que Woozi tomó el rostro de su omega y lo besó casi dolorosamente, buscando algo, lo que sea.
Se apartaron de golpe, Jihoon cayendo al colchón siendo consciente de que no había más ropa que retirar, simplemente las sabanas que había arrastrado a algunas zonas para cubrirse, porque si bien estaba sumergido en el mar de sensaciones su parte racional era imposible de apagarse. La poca luz de la lámpara a su lado iluminó el precioso rostro de Jeonghan, y sus ojos azules encajados en los de Jihoon.
Su corazón latía con tanta fuerza que podía escucharlo, retumbaba en sus oídos y hacia su cuerpo vibrar. Extendió su mano acariciando la mejilla del omega, la piel cálida realmente suave mientras sus dedos pasaban por debajo de los mechones rojizos. Se sostuvo sobre sus antebrazos para llegar hasta Jeonghan y besar su mejilla, solo que el beso llegó a su quijada, y despues a su cuello. Respiró profundo encantado con la vainilla.
Realmente hermoso.
Jeonghan exhaló una pequeña risa que lo hizo apartarse con curiosidad.
—Cállate...— murmuró Jeonghan.
—¿dije algo?
—Si, aquí.— Jeonghan señaló su oído. Jihoon no lo recordaba, pero pudo haberlo hecho.
Woozi exhaló una sonrisa acercándose de nuevo, con el pequeño temor de que ambos tomaran conciencia y comenzaran a pensar en todo lo malo que sucedía alrededor. No estaba bien, porque la escuela Pledis no era un lugar seguro, porque los uniformados podrían entrar sin la necesidad de un permiso, porque no era la mejor situación y... porque Jihoon aun no había roto su compromiso con Seungcheol.
Detestaba a la parte de él que no podía dejar de pensar, la que no podía cerrar el espacio por donde se colaba esa suave voz que le decía que todo era malo e incorrecto. No quería pensar en ello, no quería detenerse, quería estar allí, con Jeonghan, olvidarse del mundo y concentrarse en el toque de su omega, responder cada una de las suaves caricias que le daba.
Jeonghan estaba sobre él, entre sus piernas cubriéndolo del frio, realmente cerca, mucho más cerca de lo que Jihoon estuvo antes de cualquier persona. Y recordó la noche antes de la luna azul. Durante el celo de Jeonghan. Respiró profundo la vainilla hasta elevar su pecho, sus manos acariciando el rostro angelical de su omega.
Giró sobre la cama llevándose a Jeonghan con él, colocándose encima y observando cada detalle de su omega, como la luz de la lámpara lo iluminaba mejor allí, incluso sus ojos azules parecían brillar y su cabello tomaba un color cereza. Los labios de Jeonghan levemente hinchados y su piel sonrojada le hicieron perder el aliento por un segundo, lo suficiente como para que ambos se distrajeran cuando el relicario colgó de su cuello entre ambos. Junto al anillo.
Jeonghan extendió su mano tomando el anillo, Jeonghan lo recordaba, había sido el que escogió junto a Seungcheol, el que ambos confiaron le gustaría a Jihoon. Recordaba el día e incluso la hora, recordaba como lo hizo sentir, con el corazón roto y sin poder decir nada al respecto. Quiso llorar cuando estuvo hecho, quiso llorar cuando lo vio en la mano de Woozi, y quiso llorar todas las veces que Woozi lo encontró, su sentimiento egoísta deseando que lo perdiera para siempre, y que jamás volviera a su mano.
Jeonghan había intentado lidiar con su propio egoísmo, pero nunca era suficiente, siempre estaba a un paso de mandar todo a la mierda y aceptar que era completamente injusto y desalmado. No merecía el amor de Seungcheol, ni siquiera merecía el de Jihoon, y eso estaba carcomiéndolo desde el interior.
Jeonghan ni siquiera estaba respetando la promesa que le hizo a su hermano.
Jadeó queriendo desaparecer, se dejó caer contra la almohada y cubrió su rostro, de pronto apenado por la mirada profunda de Woozi. Se sintió apenado por su desnudez y por sus propias acciones, incluso se apenó de su voz y de su aroma. El sentimiento horrible de querer ocultarse del mundo naciendo desde su estómago.
—Jeonghan...— Lo llamó Woozi tocando con delicadeza las manos sobre su rostro, apartándolas con tanto cuidado que Jeonghan solo obedeció. Recibió un pequeño beso en los labios. —¿Qué sucede?
No se atrevió a mirarlo, tan solo tomó el anillo que colgaba del collar y lo alzó mostrándolo a Jihoon. Era extraño ¿debía decirle que se quitara el anillo? ¿asi como un par de amantes que se burlan de la esposa? No era justo, Seungcheol no merecía eso, y Jeonghan quería tener la fuerza para apartarse un poco y razonar bien, sin que el aroma a fresas lo hiciera temblar tanto. De pronto fue consciente de la presencia de Woozi entre sus piernas.
—Le hice una promesa a Seungcheol.— Murmuró.
Hubo un largo silencio y cuando Jeonghan lo miró el rostro de Woozi no era bueno, era una mezcla de cansancio, enojo y tristeza. Se arrepintió de haberlo dicho, pero cuando abrió la boca para aclararlo Jihoon colocó un dedo sobre sus labios.
—¿Puedo ser lo único en lo que pienses ahora?— La pregunta lo confundió un poco, pero Woozi retiró su dedo besando su frente, dejando sus labios allí. —No pienses en nadie más ahora... Quiero... quiero ser tu prioridad.
Una suave oleada de culpa lo golpeó. Así que cerró los ojos sintiendo el aliento de Woozi sobre su rostro y la forma en la que lo tomaba de los brazos, realmente cerca. Jeonghan asintió tomando de las mejillas al omega para mirarlo directamente, la luz de la lámpara iluminando cada detalle den Jihoon.
Tan hermoso.
Besó sus labios y despues se acercó al oído del omega para murmurar. A pesar de ser los únicos allí, a pesar de estar cerca el uno del otro y de que nadie podía escucharlos, a pesar de ello Jeonghan se acercó para murmurar, y lo hizo de forma lenta con el cuerpo temblando, haciendo un esfuerzo para sostenerse que Woozi notó y decidió ayudarlo colocando su mano en su espalda. Y cuando pudo sentir el aroma a fresas hasta sus pulmones murmuró aquella promesa que le había hecho a Seungcheol, solo para que Jihoon fuera consciente de ello.
Se apartó mirándolo a los ojos, esperando a que el omega recapacitara de pronto y decidiera terminar.
Pero Woozi exhaló una risa lanzando sus labios hacia la izquierda. Jeonghan abrió los ojos confundido.
—No te preocupes.— Habló Woozi tomándolo de la mano, jugando con sus dedos. —No romperás tu promesa.
—¿Cómo puedes estar tan seguro de ello?
Jihoon hizo una pequeña mueca juguetona. Tomó su mano y la besó.
—Ambos sabemos porque.
Lo entendió por completo y soltó una pequeña risa.
—Eso es trampa.
Woozi sonrió con todos los dientes, acercándose de nuevo. Jeonghan lo atrapó, olvidándose de todo para que solo él fuera lo único en su cabeza.
No quería que nada más importase. Solo Woozi.
Cuando el relicario dejó el cuello de Woozi para ser colocado junto a la lámpara, no había vuelta atrás.
Por un segundo se sintió sofocado, no solo era el aroma del omega colándose muy profundo dentro de él, sino que el calor de su cuerpo comenzaba a desesperarlo, el viento frio era incapaz de llegar a su piel, la ventana estaba cerrada ahora y la lámpara de antes puesta demasiado lejos para quedar casi a oscuras. Jeonghan no quería ver, Jihoon sí. Así que, puestos en una quietud nerviosa ninguno se atrevió a moverse.
Los brazos de Jeonghan estaban a poco de asfixiarlo, entrelazados sobre su cuello mientras que Jihoon lo sostenía de la espalda, con su rostro hundido en el hombro del omega, sintiendo su corazón acompasarse y latir con tanta fuerza que se sentía expuesto y sensible. No supo cuánto tiempo llevaban así, pero estaba bien cuando los furtivos besos y caricias aún estaban entre ellos, cuando eso se detuvo comenzó una especie de nerviosismo que los obligó a parar.
Wonwoo y Minghao habían dicho que pasar el celo con alguien era desenfrenado y desagradable, no poder controlar su propio cuerpo y solo dejarse llevar por lo que fuera, sin embargo, Jihoon no se sentía así, se sentía tranquilo, temeroso, sensible, cálido. Se sentía de tantas formas que no podría describirlo como horrible, era íntimo, demasiado profundo que su interior era lo único que quería moverse. Respiró el aroma de Jeonghan cerrando los ojos.
Al principio fue horrible, la dolorosa necesidad que lo hizo rodar en la cama y lloriquear había sido una experiencia nefasta, tan odiosa que deseaba nunca volver a ello, eso fue desagradable. Pero cuando Jeonghan llegó todo se había vuelto distinto, al principio si fue desenfrenado, fue rápido e impaciente, algo que ni siquiera podía recordar bien porque había pequeños pedazos faltantes. Pero ahora no era así, ahora se sentía como en un punto muerto.
Se sentía como si nadie más existiera.
El sutil movimiento de Jeonghan lo hizo soltar un jadeo, su atención posándose por fin en la parte inferior de su cuerpo. Cerró los ojos. Su entrepierna rozando la de Jeonghan con pequeños movimientos que lo hicieron sonrojarse. Enterró su rostro en el cuello de Jeonghan. Deslizó una de sus manos por el cuerpo delgado de su omega, arrastrando pequeñas gotas de sudor con las yemas de sus dedos, acariciando y descubriendo cada parte de él.
Jeonghan era precioso, por eso quería verlo, cada expresión y sonido que salía de él lo cautivaban más, la sensación que ahora reconocía saliendo con cada detalle de su omega. No era difícil quedar fascinado con el Jeonghan, no era difícil amar cada parte de él, no era difícil encontrar lo hermoso y perfecto que era. Era difícil encontrar aquellos defectos que estaban en él, como lo extraño de sus dedos que podían doblarse graciosamente, o esa posición donde su rostro parecía un poco demasiado delgado, o aquellas muecas nada bonitas que mostraba solo cuando estaba alrededor de Wonwoo.
Pero si dejaba de pensar en lo físico... la gente encontraba difícil ver lo hermoso de Jeonghan fuera de ello. Lo supo cuando escuchó los rumores que tanto se habían dicho de él, desde mimado, hasta desagradable e hipócrita, creído, narcisista y poco más, palabras desagradables que salían de otros alumnos de vez en vez. Las personas no encontraban a Jeonghan hermoso en ese ámbito, casi lo odiaban. Jihoon también llegó a pensarlo, al principio cuando Jeonghan se obsesionaba con el hecho de que no todos los omegas se encontraban al mismo nivel, lo tomó como un mimado niño rico y desagradable, y aun pensaba que lo era, antes, antes de que comenzara a cambiar. Y es que la mejor parte de Jeonghan era aquella que no era perfecta, la que podía mejorar, la que cambiaba y aprendía. Jihoon amaba un poco más esa parte que odió en un principio.
Escuchó un hermoso gemido cuando su mano llegó hasta aquella zona que estaba buscando. Besó su cuello cerca de su oreja y sintió con la punta de los dedos la zona humedecida por el lubricante natural que él también estaba segregando. Los hacia volverse pegajosos y húmedos, y era una jodida broma el hecho de que Jihoon supiera que el lubricante natural de los omegas era abundante por una razón, era un jodida broma porque lo aprendió en una de sus clases dentro de la escuela Pledis. Y también había aprendido, gracias a la escuela Pledis, que las feromonas se intensificaban con esto.
La escuela Pledis no tenía derecho a servir bajo ninguna circunstancia, pero allí estaba, llenando su cabeza con información que debería ignorar en ese momento. Solo estaba jodiendo su cabeza.
Respiró profundo concentrándose en Jeonghan.
Jeonghan respiró profundo sintiendo las manos de Woozi sobre él y...era incomodo, realmente incomodo, las manos de Woozi siempre le parecieron bonitas y pequeñas, a pesar de las cicatrices que adquirió a lo largo del año pasado, aun así eran bonitas. Pero se sentía realmente apenado e incómodo, no porque le molestara que lo tocara o diera pequeñas caricias, eso le gustaba, lo otro le parecía incómodo y lo obligaba a pensar, le obligaba a olvidarse del celo de Woozi y el suyo propio que amenazaba con aparecer.
Dio un pequeño cuando el segundo apareció. Y solo lo puso más curioso e incómodo. Se suponía que debía ser distinto, como lo había dicho Minghao, sin pensamientos y solo el mero acto desenfrenado sin darle paso a todo lo demás. Tres.
—Necesito espacio.— Jadeó apartando a Woozi, su cuello sensible porque el omega había estado todo el tiempo mordiendo y chupando allí.
—¿nos detenemos?
—Para estar en celo eres bastante comprensivo.
—Estoy nervioso. Y estoy temblando, y me duele un poco.
Llevó sus manos a su rostro y se hecho a reír.
—Esto es absurdo...Se supone que deba ser distinto, estamos siendo patéticos.
—¿Distinto como lo hacen en las páginas pornográficas? hay una sección de humor, tenemos esperanza.
Jeonghan miró a Woozi completamente incrédulo. No, Woozi no podría haber entrado en páginas así antes, él ni siquiera había tenido un celo.
—Nunca has visto pornografía.
—¿no lo he hecho?— Woozi miró a otro lado. —Claro que no, solo he visto sexo a través de saludables videos informativos y libros de sexualidad.
Jeonghan parpadeó.
—Ni siquiera has tenido un celo.
—No necesitas un celo, solo internet y una computadora o un celular, quizás una casa vacía o suficientemente grande, ah, y estar aburrido y curioso.
—Imposible, eres...
—Correcto, mojigato, reservado, educado, serio, recto... supongo que la lista es más larga.
Jeonghan observó fascinado la pequeña risa que soltó Woozi despues, sus ojos achicándose hasta volverse dos pequeñas líneas. Antes, cuando lo encontró, parecía desesperado y adolorido, llorando mientras se retorcía en la cama, pero ahora estaba calmado, riéndose del rostro incrédulo de Jeonghan mientras seguían entrelazados. No estaba seguro de si así debía ser el celo. Quizás sí, el de Woozi, porque Woozi era un omega único.
—"Es una pérdida de tiempo y carece de sentido"— Imitó a Woozi, cuando habían hablado del celo y este se había mantenido callado y serio, ahora no se parecía en nada a ese Woozi.
—No me hagas repetir todo lo que tu dijiste antes.
Jeonghan sonrió recordando la incomodidad, aún estaba allí, Woozi aún tenía su mano en aquella zona sensible. Cerró los ojos respirando profundo y besó al omega hundiéndolo en la almohada junto a él. No le gustaba la luz de la lámpara, lo obligaba a ver y se había vuelto penoso al respecto. No quería que Woozi lo viera como un desastre, sudado, sonrojado, y haciendo muecas extrañas, pero no había nada que hacer despues de que llegaron a su acuerdo.
Cuando Woozi se inclinó cerca, sobre él, Jeonghan dejó de pensar su mente quedando en blanco mientras cerraba sus ojos y abrazaba al omega. Olvidó de que estaban hablando y se concentró en cada parte de sus cuerpos que estaban tocándose, por más pequeño que fuera el tacto, Jeonghan era consciente de ello.
Sin ninguno de los dos hablando el silencio se abrió paso en la habitación, los suaves gemidos y jadeos siendo más audibles por esto, Jeonghan mantenía los ojos cerrados, pero Woozi estaba viendo parte del cabello de Jeonghan y la cabecera de la cama, volviendo el cuello de su omega en un refugio. Si estaba demasiado nervioso para continuar entonces se enterraría allí, escondería su rostro en su cuello y esperaría a que todo pasara, sintiéndose seguro y protegido. Había algo en el aroma a vainilla que lo incitaba a continuar, a no quedarse quieto como antes mientras que su mano trabajaba aun. El cuerpo de Jeonghan, y el suyo, estaban temblando a pesar de no tener frio, y el suave vaivén se perdía entre esos temblores.
Sintió la mano de Jeonghan en aquella parte sensible y mordió su cuello entrecerrando los ojos. Podría comenzar a arrepentirse, darle voz a su lado razonable y convencerse de que era una mala idea, escuchar a esa parte de él que le decía que no era justo para nadie. No era justo para Jeonghan que alguien como Jihoon, quien se sentía un cobarde, pidiera su compañía durante el celo. No era justo para Seungcheol a quien aún no le daba una respuesta. Se preguntó si era el celo lo que apartaba esas preguntas y decidía no darles importancia. Porque las apartó de su cabeza cuando su omega comenzó a gemir con más fuerza.
Se sentía un poco mareado y frágil, sensible a cada pequeño movimiento y había leves dolores que podría ignorar, su vista se nublaba de vez en cuando pero estaba bien. Abrazó a Jeonghan con ambos brazos y fue Jeonghan el que le alineó sin ver, con sus ojos fuertemente cerrados mientras Woozi miraba parte de la linterna y el relicario. Se quedaron así por un largo momento, abrazados y sin decir ni una palabra, sintiendo el corazón del otro retumbar en su pecho.
El pensamiento casi solitario llegó hasta él.
Pensó que amaba a Jeonghan.
Ah, realmente lo hacía.
—Te amo.
Hubo silencio.
—Jihoon...hazlo.
El sentimiento agridulce corrió a través de su cuerpo, y fue tan extraño y abrumador que acató la orden de Jeonghan entrando en él, la sensación nueva y sofocante empujando el sentimiento anterior, haciéndolo gemir mientras que escuchaba el jadeo de Jeonghan. Era nuevo, extraño, una mezcla de mociones que se alojaron en su vientre bajo, como un choque eléctrico que corría desde allí. No le había mentido a Jeonghan, realmente había visto algunos videos por allí navegando en internet, pero nunca se permitió sentir más de lo necesario. Esta vez era abismalmente distinto.
Abrazó a Jeonghan con fuerza y mordió su cuello regresando a ese lugar seguro. Los dedos de Jeonghan se encajaban en sus hombros y brazos, pero el omega no dijo nada, se quedó extrañamente callado. Por primera vez en todo ese lapso de tiempo sintió frio, quería escuchar a Jeonghan, saber que estaba allí.
Despues de varios segundos Jeonghan no dijo nada, pero su cálida mano se extendió, y tomó la de Woozi con tanta fuerza que ambos tambalearon, y cuando Jeonghan consiguió entrelazarlas fue el primero en moverse.
Sus ojos se enfocaron en sus manos. La mano de Jeonghan tenía una pequeña quemadura en el pulgar, una marquita que se iba desvaneciendo poco a poco. Woozi tenía cicatrices en la mano que Jeonghan sostenía. Respiró profundo y cerró los ojos comenzando a moverse junto a él, la cama rechinando en la habitación, siendo el único ruido presente y haciéndolo más obvio.
Todo estaba bien.
—Te amo.— Le murmuró aunque antes no recibió respuesta. —Te amo...— Repitió. —Te amo, te amo, te amo...
No dejó de repetirlo, y por alguna razón Jeonghan comenzó a llorar.
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