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Capítulo 6.1

Seo Minsook era una mujer alfa. Al igual que Yoon Sarang, al igual que Seo HyeJin. Al igual que lo sería Kim Jeongkwan. Pero Seo Minsook era la única que le provocaba tanto asco y malestar, tanto enojo, tanto rechazo, ni siquiera era como Hyejin, a quien odió en un principio, quien lo introdujo a ese cruel sentimiento, porque con ella se sentía culpable de odiar, temeroso de ello, pero no con Minsook, a Minsook podía odiarla sin importarle lo malo que fuera esto.

Tenía razones para odiarla. MinSook nunca lo ocultó, ella no ocultaba nada y siempre miraba desde arriba, ni siquiera fue necesario preguntar o confrontarla. Se casó con la madre de Seungkwan y la dañó de manera que lo único que pudo hacer la mujer fue huir, y se mantuvo oculta por años con sus dos hijos, y el padre de Seungkwan lo sabía, siendo realista de la situación sabiendo que no había nada que hacer respecto a Minsook.

Pero Minsook no la buscó, porque de nada le servían dos hijos omegas. Hasta que de pronto cambió de parecer, mandando todo al carajo.

Seungkwan no necesitaba saber lo que ella buscaba o quería, no necesitaba saber de sus planes a futuro porque no le interesaban en lo más mínimo, jamás sería lo que ella quería que fuera, y se lo había recalcado tantas veces que llegó a ser cansado.

Podía soportar su odio por MinSook, podía soportar que ella existiera, pero tenerla en la escuela Pledis era mil veces peor. Ahora la alfa se paseaba por los pasillos como si fuera dueña y reina del lugar, los profesores tenían que tener el mismo cuidado que los alumnos y aquellas personas uniformadas habían comenzado a actuar en serio. Si alguien era visto haciendo algo incorrecto entonces los llevaban a las habitaciones, los hacían arrodillarse y los encerraban allí por horas.

Habían habitaciones cerradas durante todo el día con alumnos adentro, el silencio abrumador de esos lugares ponía tensos a los demás, y como resultado nadie se atrevía a correr, alzar la voz, tener el uniforme desalineado, ir tarde a clase, chocarse con otros, incluso hablar en presencia de los uniformados. Los profesores hacían lo mismo. Todo era tan ordenado que a la vez era un caos. Y durante las noches cerraban las puertas para que nadie pudiera salir, y los pasillos estaban desiertos.

Habían horas específicas para almorzar, comer y cenar, y si alguien era castigado en esas horas entonces no comería, como Wonwoo, que llevaba dos días sin comer en el comedor, por suerte los alumnos de primer año le llevaban pequeños pedazos de pan y albóndigas de carne a escondidas con el temor de ser reprendidos. Y con el temor de que Wonwoo perdiera su "físico" bien, al menos lo cuidaban.

Seungkwan no había podido hablar con nadie porque si no estaban en clases tenían que estar en sus habitaciones o en la biblioteca, donde ningún sonido podía salir. Los únicos lugares donde podían respirar un poco por lo menos dos horas al día era en las estancias que Hyejin había hecho para los alumnos el año anterior. Y nadie que no fuera un alumno podía entrar allí, era el único lugar respetado por MinSook. Aunque como siempre, ella se aseguraba que nunca estuvieran reunidos, hizo que sus horarios no cuadraran.

La única clase que compartían todos por igual era la de Park y la de Hoshi.

Y cuando Hoshi llegó con una gran caja al salón un día y cerró la puerta detrás suyo todos se mantuvieron callados, temerosos de un nuevo castigo. Hoshi colocó la caja sobre el escritorio y alzó la cabeza apretando los labios. Abrió la caja en silencio.

—Como profesor mi deber es dejarles en claro que el tráfico de artículos ilegales en cualquier situación está mal.— Habló Hoshi tomando algo de la caja. —No lo hagan... pero tomen un sándwich procedentes de un lugar que no es diré para preservar la confidencialidad.

Hoshi alzó en su mano el pan envuelto en un plástico transparente, era simple pero parecía mucho mejor que la comida de la escuela... ¡Y Seungkwan moría de hambre! Estuvo castigado en la hora del almuerzo y faltaban dos horas para la comida, así que se levantó de su asiento y tomó uno dándoles la confianza a los otros para hacer lo mismo. Wonwoo tomó dos, y lo dejaron hacerlo, bueno, Hoshi lo dejó.

—Hablen bajito.— Pidió Hoshi y todos asintieron. —Y tomen una bebida del cajón del fondo.

—Minghao, amo a tu novio.— Murmuró Wonwoo recargándose en la espalda de Minghao. —Hace tanto no comía algo tan grande, me daban pedacitos.

—¿Extrañabas comer algo grande, Wonwoo?— Jeonghan se inclinó con una sonrisa. —Seguramente estabas tan acostumbrado.

—Si, a mí no me gustan las cosas chiquitas como a ti.

—Come.— Woozi empujó en la boca de Wonwoo su sándwich. —Necesitamos hacer algo ahora, el tiempo pasa y aun no encontramos a Jiao.

—Ni siquiera podemos movernos.— Dijo Seungkwan dejando las bebidas alrededor, en el pequeño círculo que habían formado. —Con todo lo que está pasando ahora...

—¿Dónde estabas?— Le preguntó Jeonghan. —No pudimos encontrarte los cinco días que estuvimos afuera... estábamos preocupados.

Seungkwan suspiró bebiendo con calma. Claro, era la primera vez que podían hablar fluidamente desde que volvieron y tenían que tratar varios puntos, pero en cuanto Jeonghan hizo la pregunta todos se centraron en Seungkwan, viéndose tan preocupados que se sintió culpable. Esparció su aroma para calmarlos y les sonrió señalando su brazo izquierdo bajo la manda. No iba a ocultarles nada.

—Ya no llevamos los supresores porque cuando quitaron el mío me dejó en un hospital.— Aclaró con pena. —Mi cuerpo tuvo una reacción extraña, y tendré que volver para más pruebas. Minsook decidió quitárselos a todos.

Y les habían dado supresores normales, supresores que Seungkwan tendría que inyectarse y que tendría que inyectar en Woozi porque los orales no eran suficientes.

—Hey, al menos no tendremos que pensar en como quitártelo.— Suspiró Minghao. —Los supresores siempre te afectaron. Tu cuerpo es inteligente.

—Si, no quiere una mierda metida en él.— Bromeó Wonwoo dándole un pequeño golpe con el hombro.

—Y Wonwoo no quiere absolutamente nada metido en ti.— Jeonghan sonrió y esquivó el golpe de Wonwoo.

—Atentaré con tu tobillo si sigues así.

—No, Jeonghan aun tiene que encontrar una forma de moverse sin ser visto.— Interrumpió Woozi llevando una mano hasta su boca. —Si alguno de nosotros estuviera en botánica...

—Seriamos pésimos.— Suspiró Minghao. —Iniciamos los estúpidos club's porque la escuela nos lo pidió, nadie sabe realmente lo que está haciendo, el profesor de botánica no nos aceptará.

—No te aceptará a ti porque ya te uniste a un club, traidor.— Balbuceó Wonwoo.

Todos escogieron un club distinto porque nadie podía comunicarse del todo la semana que volvieron. Minghao entró a pintura, Wonwoo a manualidades, Seungkwan a teatro, Jeonghan a deportes (ni siquiera tenían un deporte especifico) y Woozi no tuvo opción, al parecer había un club para omegas comprometidos o con aspiraciones de casarse, gracias a MinSook, y eso debía preocuparle más de lo que aparentaba.

Minghao se encogió en hombros.

—¿Cómo encontrara un atajo si no puede moverse con libertad?— Preguntó mirando a Jeonghan. —Es peor que antes.

Jeonghan suspiró.

—No estoy seguro de poder hacerlo. Pero... confía en mí.

Seungkwan asintió. Confiaba en él.



Había pasado demasiado tiempo en su habitación, demasiado tiempo con Seokhwa quien lo ignoraba y le mostraba ese aroma desagradable cada que no quería ser molestado, así que Seungkwan lo dejaba en paz concentrándose en su pequeño espacio de habitación y solo estudiaba o golpeaba nerviosamente el escritorio con sus dedos, la madera produciendo una tonada que podía tararear con su voz.

Ese mismo día le pidieron esperar en su habitación porque tenía una visita, visita que no quería ver; no podía ser MinSook, y si era su madre estaría preocupado de que ella estuviera cerca, y tampoco quería que ninguna de sus dos hermanas lo visitaran, ellas estarían cerca de la alfa si fuera así. No quería. Así que no le quedaba nadie en mente que pudiera visitarlo. Se sentó en la silla de su escritorio y esperó respirando profundo para detectar los aromas.

El aroma a rio lo hizo abrir los ojos con fuerza y ponerse de pie. ¿Por qué no había ni un rasgo del aroma a templo? Siempre tuvo que separar los aromas de Dino y Vernon, incluso el de melody, siempre estaban mezclados con el templo y era lo normal ¿entonces porque ya no estaba? No era que el aroma a rio eclipsara el del templo, no, es que no había un aroma a templo allí, ni un pequeño rastro sin importar cuanto buscara. Dio un paso atrás, pero la lavanda de Seokmin lo calmó.

El aroma floral de Seokmin siempre los calmaba.

La puerta se abrió y sus ojos se abrieron con sorpresa.

Dino tenía el cabello levemente más castaño, alborotado, la ropa holgada y zapatos que no eran los de un Menor. Era diferente, pero era él. ¿Por qué no estaba vestido como menor? Escuchó las palabras de Seokmin pero no les dio importancia hasta que cerró la puerta.

—Dino...

Y a pesar de todo se lanzó a abrazarlo. Sintió los brazos del Menor rodearlo con cariño, su profundo aroma a agua inundando los sentidos de Seungkwan. Cerró los ojos para inhalar por largos segundos mientras se aferraba a él. Estaba molesto, Dino se había escondido de él durante tanto tiempo que debería reclamar, pero estaba confundido por la ropa y el simple hecho de que estuviera allí. Y estaba feliz de verlo. Realmente feliz.

—Lamento no haber venido antes.— Murmuró Dino y lo perdonó.

O no.

—¡Estabas escondiéndote de mi!— Se apartó de golpe dándose cuenta de su propio puchero, Dino sonrió. —¡No te burles!

—Estaba escondiéndome para evitar tu berrinche.— Y Dino lo imitó. —Me preocupo por tu rostro, si sigues haciendo pucheros te arrugarás.

—Si te preocupa la apariencia yo no debería ser tu prioridad.

—Vas segundo, si fueras mi prioridad sería demasiado para tu ego.

Seungkwan alzó el brazo queriendo pegarle, pero no lo hizo, solo dio un pequeño berrinche y se cruzó de brazos alejándose un poco, su aroma estaba ahogándolo, sumergiéndolo en las inexpertas feromonas que lo buscaban.

—¿por qué estás vestido así?

—¿no te gusta?— Dino extendió los brazos mostrándose. Y Seungkwan volvió a dar un paso atrás. —Mingyu la compró para mí, dijo que es un buen estilo.

—Dino...

La sonrisa de Dino desapareció de pronto, el ambiente siendo tenso gracias a los aromas que se aplanaron ante su voz. Bien, Seungkwan bajó la cabeza sosteniéndose del marco de la ventana, el viento pasando detrás de él. Apretó los labios. Sea lo que Dino estuviera a punto de decir no quería escucharlo, pero cuando el Menor se acercó a él, cuando lo tomó de la mano y le alzó el rostro con la otra, cuando sus ojos castaños estuvieron sobre los de Seungkwan, allí fue que lo comprendió.

Sabía lo que Dino tenía que decirle. Y no quería escucharlo.

—Seungkwan...— Lo llamó Dino. Su corazón comenzó a latir con fuerza. —Solo vine a presentarme...

—¿presentarte?

Dino asintió.

—Como Lee Chan. Deje de ser Dino.

Ah. Era eso. Realmente era eso. Ya no era un menor.

Lee Chan. Antes se alegraba de saber su nombre, de verlo como algo más que un menor, pero ahora, que Dino lo miraba en silencio y sostenía su mano. Ahora. No lo quería. No quería saberlo antes, y no lo quería ahora. Lo soltó apartándose, observando la cálida sonrisa desaparecer de su rostro. Pensó que estaba bien. Pensó que Dino no se atrevería a decirlo y que podrían seguir como hasta ese momento, pensó...

Dino era más valiente que ellos dos. Era mejor, en un parpadeo tomó un camino y avanzó dejándolos atrás. Dino tomó el valor que hacía falta en Vernon y Seungkwan y decidió avanzar para salir de esa zona confortable. Y era malo.

Abrió la boca, pero no salió ninguna palabra de él.

El aroma a pomelo de Byul lo hizo verla sobre su cama.

—Dino...

—Chan.— Corrigió Dino intentando mantener su sonrisa. —Desde ahora solo Chan.— Respiró profundo bajando las mirada. —¿no estás feliz por mi?... Kwannie...

—Dino, es más...

—Chan. Seungkwan, soy Chan.— Dino lo tomó de la mano nuevamente y se acercó colocando su palma sobre la mejilla de Seungkwan. Sus manos cálidas, lejos de ser las de un menor. —Di...Dijiste que mi nombre era Chan ¿lo recuerdas? El primer baile... Me llamaste por mi nombre.

Y Seungkwan apartó la mirada. Claro que podía recordarlo, pero era diferente en ese entonces, nada comparado a lo que era ahora. Tomó las manos de Dino y las juntó con las suyas sosteniéndolas. No era tan fácil, nada lo era.

Negó lento y pausado, pero poco a poco comenzó a negar más rápido, hasta que terminó agitando la cabeza. Y es que no lo comprendía. No quería hacerlo.

No lo quería.

—No, no, no, no, no...— Negó con fuerza. —¡Dino! ¡No puedes hacerlo! ¡no puedes solo dejar de ser un menor! ¡Es para lo que te preparaste toda la vida!

—¡Si! ¡Y morí!— ¿Qué? —¡Decidí morir porque no lo quería, Seungkwan, no quería que todo siguiera así... detestaba no ser suficiente, y de pronto pensé que no tenía que serlo... era suficiente para mi, estaba cansado y... y cambie mi vida. Ahora me...

—¡No puedes dejar de ser un menor de la nada! ¡Es toda tu vida! ¡no puedes tomar una decisión así y fingir que todo está bien!— gritó apartándose de Dino, su corazón latiendo con fuerza mientras que su propio aroma llenaba el cuarto. —¡Hiciste tanto para ser un menor!

—¡Y decidí dejar de hacerlo!— Gritó Dino siguiéndolo. —¡me gusta lo que soy ahora! ¡Me gusta no tener que dar órdenes ni seguirlas! ¡Me gusta despertarme tarde y comer un montón de basura dañina para el cuerpo! Me gusta no tener que estudiar día y noche, me gusta limpiar cuando yo lo creo necesario, me gusta...

—¡¿al menos te escuchas?! ¡Es absurdo! ¡Todo eso es nada para ti! ¡Son solo cosas que todo el mundo hace!

—¡Y por eso me gusta!— Dino lo tomo de los hombros obligándolo a mirar, y Seungkwan apartó sus ojos de él. —¡Me gustan hasta las más pequeñas cosas!

—¡¿y solo por eso dejaste a la Luna?! ¡¿solo por eso dejas tu lugar?!

—¡Solo por mi! ¡por lo que yo quiero!— El aroma estaba ahogándolo en la pequeña habitación, tenía que salir. Intentó apartar a Dino. —Esto... Esto es lo que me ha hecho feliz... lo que yo decidí... Lo que quería.

Se detuvo solo para mirarlo, y apretó los dientes. No. No era así. Se sostuvo de los brazos de Dino para encararlo y respiró su propio aroma, aguantó las absurdas lagrimas que querían bajar de su rostro e ignoró las de Dino.

—Lo que tu querías era ser un Mayor.

Dino negó.

—Eso es lo que Dino quería... Yo soy Chan, Seungkwan...

Nunca había odiado tanto un nombre.

Empujó a Dino con tanta fuerza que consiguió zafarse. No importaba quien fuera más grande, Dino tenía una pequeña ventaja por ser un alfa, así que podía detener a Seungkwan en cualquier momento. Eso no le importó. Se abrazó a si mismo intentando respirar con calma. Estaba sofocándose y necesitaba salir, necesitaba respirar aire fresco lejos de Dino.

—¿por qué?— Preguntó en la puerta. —Tú... te esforzabas tanto para ser un Menor... ¿Por qué tirarlo de repente?

Dino se colocó frente a él, su mirada triste y decaída moviendo fibras sensibles en Seungkwan.

—Porque no me hacía feliz.

Era mentira. Se había esforzado tanto... había crecido y tomado decisiones correctas ¿Por qué tirarlo todo? ¿Por qué solo irse? No tenía sentido.

—Tenías tanto miedo de ser un omega...— Su voz salió tan molesta y grave que hasta a él le sorprendió. —Querías ser más... querías ser un buen menor... ¿y de repente...?— Soltó una risa por su garganta. —Hubiera deseado que fueras uno. Un jodido omega.

"Quizás así jamás te hubieras atrevido a..."

Dino asintió.

—Quizás así hubiera entendido más rápido que no quería ser un menor.— Dijo Dino, sin señales de enojo. —Justo ahora no me molestaría serlo.

"¿Por qué me dejas atrás?"

Abrió la boca para decir algo más. Quería decir cosas hirientes y horribles, quería gritarle, quería patalear y hacerlo sentir... ¿Por qué quería hacerlo? ¿Por qué quería lastimarlo? Cuando intentó lastimar a Hyejin era por una razón, era sintiéndose amenazado y temeroso, lo mismo con Minsook, ella siempre lo amenazó, pero Dino no era así, su aroma manteniéndose triste y aunque a veces se tornaba agresivo jamás intentaba dañarlo. Dino no estaba atacándolo ¿Entonces por qué Seungkwan quería herirlo?

Era horrible. Una persona horrible. Intentó respirar desesperándose por el fuerte aroma que lo sofocaba, que se metía en sus pulmones y lo hacía arder, que subía por su garganta y... no era el aroma de Dino, era el suyo, su aroma a mandarina era el que estaba lastimándolo y posiblemente lastimaría a Dino de igual forma.

Realmente horrible.

El aroma a pomelo lo trajo de vuelta. Byul siempre había mantenido ese aroma.

Dos gotas cayeron sobre su mano.

—Dino...

Nadie respondió, quizás porque Dino ya no estaba allí. Alzó el rostro, el menor viéndolo en silencio, decidido.

—Solo dime Chan...

Negó llevándose ambas manos al rostro.

—Me arrepiento...— Balbuceó entre sollozos. —Me arrepiento de haberte besado...

Y por primera vez sintió ese aroma destrozado provenir de Dino.

Los jodidos supresores. Tomarlos era ridículamente inútil, necesitaba ayuda de Seungkwan para inyectarlos cada que sentía aquello aproximarse, y cada día estaba más cerca. Antes era solo una vez cada tres meses, no, mentira, ni siquiera pudo tener esa normalidad, tenía que inyectarlos cada mes, y despues cada dos semanas, y ahora, que estaba en la escuela Pledis a esas alturas sentía que lo necesitaba cada tres días. Era tan ridículo que tragaba pastillas como dulces, pero no hacían efecto.

Tomaba una pastilla todas las mañanas, si tenía aquella sensación tomaba dos y tres si su ansiedad no se calmaba, pero ese día tomó cinco, cinco jodidas pastillas a la vez pensando que serviría un poco más ¿Quién carajos tomaba cinco? No eran chicles, y no estaba bien hacerlo, pero su parte ingenua quería creer que sería suficiente. Su parte ingenua estaba matando a la otra parte que le decía ser un idiota por creer algo tan infantil.

Sin los supresores que daba la escuela se sentía desprotegido y sensible, cada que respiraba o rozaba con algo... Era un caos, y lo sabía porque estaba sudando en su propia habitación, dando vueltas buscando algo que lo ayudara a calmarse. No estaba ayudando a Seungkwan con las hierbas del reloj, no estaba ayudando a Jeonghan con los atajos, y no estaba ayudando a Wonwoo con sus constantes castigos, no estaba haciendo nada útil porque su cabeza no era capaz de concentrarse.

Cada cosa que comía la vomitaba horas despues, porque la sensación y los aromas lo abrumaban tanto que no podía quedarse tranquilo. Mordió el dorso de su mano cuando el aroma a vainilla llegó a él, eran malas noticias. ¿se lastimaría mucho si saltaba por la ventana? Quería hacerlo, lo que sea que lo alejara de Jeonghan.

La noche que durmió junto a él había sido una mala idea. Ni siquiera durmió, mantuvo una parte de él despierta respirando el aroma a vainilla. Una mierda.

La puerta se abrió y Jihoon se sentó sobre el marco de la ventana, a un centímetro de caer. Jeonghan entró con naturalidad cerrando la puerta.

—No entiendo el jodido diario, no sé cómo sabía cuáles eran las trampas y cuales no si jamás cayó en alguna.— Habló Jeonghan caminando en círculo, su adorable aroma a vainilla llegando hasta él. —Divaga en algunas partes... Hasta parece una historia o un acertijo.

—¿eso parece?

Llevó una mano hasta su rostro cubriendo su nariz y boca, pero era inútil, el aroma de Jeonghan llegaba hasta él colándose muy profundo, no importaba cuanto se inclinara al aire fresco o se ocultara, incluso si Jeonghan no estuviera allí lo sentiría.

—¡No lo sé! Es confuso... fue perdiendo memoria y coherencia, era algo que ya sabía pero sigo sin entenderlo.— Jeonghan exhaló con fastidio y eso lo hizo sacudirse. Su piel estaba erizada. —a veces se saltaba páginas, otras veces las arranaba y a veces escribía de cabeza, no lo entiendo.

—¿necesitas ayuda?

—Si.— Jeonghan sacó el diario extendiéndolo hacia él y Jihoon lo observó en silencio. La mano de Jeonghan tenía una ligera quemadura. —Tu eres mejor que yo descifrando cosas.

Su corazón latió tan fuerte que fue capaz de oírlo. Observó la mano extendida de Jeonghan con el diario, la pequeña quemadura en su piel, el aroma a vainilla. El cabello rojo brilló gracias a la luz de la ventana y fue allí cuando reaccionó. Extendió la mano para tomar el diario, y se dio cuenta que no solo su piel estaba erizada, sino que estaba temblando. Respiró profundo y volvió a escuchar su corazón latir.

No miró a Jeonghan, intentó concentrarse en el diario, acercó su mano y no había necesidad de tocar a su omega. Podía solo tomar el objeto y apartarse nuevamente.

Tomó la muñeca de Jeonghan y lo jaló con tanta fuerza que incluso él cayó del marco de la ventana al suelo. Enterró su rostro en el cuello de su omega levantándose levemente sobre la punta de sus pies y quizás por ello tambaleó cayendo a la cama.

—¡Ah!— El grito de sorpresa salió tarde, rebotaron en el colchón. —¡Me golpeaste en la barbilla con tu cabeza!

Lo besó tomándolo de las mejillas justo despues de haber inhalado profundo, como si fuera adicto a su aroma. No supo porque mordió su labio inferior, y no tuvo tiempo para pensarlo porque la puerta se abrió de golpe, y Jeonghan lo empujó al suelo.

—¡¿Cogen?!— preguntó Wonwoo entrando.

Jeonghan se sentó en la cama, su cabello alborotado y rostro rojo hizo que Woozi se sintiera aún más apenado. No se levantó del suelo.

—¿fue una pregunta o una propuesta?— Minghao entró empujando a Wonwoo adentro. —En todo caso sí.

Los ojos azules de Jeonghan estaban abiertos de par a par, su rostro sonrojado y sus labios hinchados, llevó una mano hasta su boca y Jihoon se sintió verdaderamente apenado por ello. Quería ocultar su rostro, no, quería ocultarse entero, debajo de la tierra para nunca salir.

Abrió la boca para hablar.

—Me tengo que ir.— Dijo el omega arrastrándose en la cama para llegar al otro lado, tomó a Wonwoo y salió de allí en cuestión de segundos, sin dejarlo decir nada.

Cerró la puerta detrás de él.

—¿Qué hiciste?— Preguntó Minghao.

Aclaró su garganta.

—Me olvide del consentimiento.

Se ahorró el largo discursó que Minghao podría darle sobre el tema y fue directo al punto. Aun así el omega suspiró y se sentó dispuesto a explicarle desde un inicio.



No iba a salir de su habitación, aun cuando Minghao tuvo que irse, aun cuando Jeonghan no había regresado, simplemente no saldría, aún tenía esa sensación que lo había hecho casi lanzarse a su omega, y se sentía fatal pensar en ello ¿lo había asqueado o asustado? Jeonghan tan solo se fue sin esperar una respuesta, se fue llevándose a Wonwoo y no había vuelto. Jihoon dejó caer su cara contra el escritorio e intentó calmar su aroma a fresas. Sabía que estaba llamando a Jeonghan, lo sabía porque una parte de él estaba siendo intencionado.

A veces se olvidaba de que él mismo era un omega, y no podía dejar de preguntarse lo mismo ¿Qué quería exactamente? ¿dejar de ser un omega? ¿o dejar de odiar ser un omega? Las sensaciones y deseos estaban allí, comiéndose su cabeza y riéndose de los años en los que pudo suprimir aquello que ahora le parecía imposible ¿Cómo lo había logrado? Nunca tuvo ningún incidente, nunca actuó por impulso antes de llegar a esa escuela. Todo en su vida era medido.

Llevó una mano a su pecho tomando el relicario con fuerza.

¿Jeonghan nunca había sentido la necesidad de tocarlo? No de una forma intima necesariamente, tampoco de la forma de necesitar para darse apoyo, era... algo más.

Tocaron la puerta y giró con brusquedad. Aun no estaba del todo bien, aun estaba sensible y podía sentir cualquier vibración del cuarto. No estaba bien. Pero la puerta se abrió y el aroma a canela entró primero. Saltó de su lugar y corrió hasta allí tomándolo de la mano para obligarlo entrar, cerró la puerta con su pie. Y lo soltó.

—¿podemos hablar?— Preguntó sentándose de nuevo en el marco de la ventana.

—¿es sobre Jeonghan?

—No.

Seungcheol lo miró con sorpresa, sus ojos oscuros pareciendo comprender, asintió con una pequeña sonrisa y dio varios pasos atrás hasta chocar su espalda contra la puerta.

—Nunca imagine que tuvieras uno, siempre te veías tan correcto y distante... ¿sabes lo peligroso que es esto?

—¿Realmente quieres casarte conmigo?— Preguntó de golpe sin levantar la cabeza, había pasado días guardando esa pregunta. —No importa si es tu deber o no, es... ¿tú quieres casarte? Ni siquiera tiene que ser conmigo.

La canela cambió su aroma, ahora completamente confundido.

—¿a qué viene eso?

—Es... todo lo que espera tu familia de ti... ¿simplemente lo aceptas?

Hubo silencio.

—Si. Lo acepté, y lo acepto ahora, es por eso que no romperé nuestro compromiso. Eres tú quien no lo aceptó.

Jihoon asintió. Era algo que los dos ya sabían, sin embargo...

—Eres un idiota.— Lo miró por fin y Seungcheol abrió los ojos con sorpresa, mucha más que antes mientras que Jihoon solo suavizaba su rostro. —Te engañe con tu hermano. Tienes la excusa perfecta para deshacerte de mí... No importa si mi reputación queda arruinada o si me emparejan con alguien más o me lanzan fuera, tú podrías librarte de mi y quizás decidir lo que quieres. Jeonghan no saldría perjudicado. Todo... Todo sería mi culpa.

¿y porque Seungcheol no lo hizo antes? Desde aquellas dudas que tenía al principio, cuando su relación era distante y fría porque Woozi lo mantenía así, desde que lo rechazaba, desde allí pudo haber terminado todo, pero no, Seungcheol siguió, siguió con aquella presión de sus padres acerca de su futuro. Seungcheol tenía una salida, y era la misma salida que le había ofrecido a Jihoon. ¿Por qué no tomó la oportunidad? ¿para no perjudicarlo? Era injusto.

—Oh...verás... — Seungcheol habló con calma haciendo un puchero con los labios. —Antes hubiera podido pararlo, hubiera podido fingir que nada pasó y continuar con el plan de nuestros padres. Pero ahora... Somos amigos.

—¿Qué?

Seungcheol sonrió con todos los dientes.

—Somos amigos. Y queremos lo mejor para el otro ¿no es así? Por eso estás diciéndome que te entregue, para que yo pueda librarme de ello sabiendo que tú saldrás perjudicado. Tú eres el idiota.

—Literalmente estas dándome la elección de nuestras vidas. Tú eres el idiota.

—Sí, porque escogerás la mejor para ambos.— Asintió Cheol comenzando a caminar alrededor, su aroma a canela siendo casi la de un niño travieso. —Antes lo dudaba, ahora no. Aun si no tomas la mejor decisión tomarás la que nos haga más felices en nuestro rango de miserables. Es un ganar-ganar para mí. Dejarle todo al más idiota.

—¡Es más idiota confiar en otro para la decisión de tu vida!

—Si lo miras bien estoy dejándole esa importantísima decisión a mi futuro esposo, o... a una persona que se preocupa por mí lo suficiente como para cuestionarme esto. — Seungcheol paró, mirándolo directamente. —Lo que me gusta de ti es que no tomarás la decisión pensando solo en ti, y tampoco la tomaras pensando solo en mí. Eres mi balanza, Jihoon.

Oh. Su mirada cayó al suelo.

—Somos amigos...— Repitió aquella pequeña frase. Y sonrió. —¿aunque me guste tu hermano?

—¿aunque te guste el hermano de tu aun prometido?

Ugh, Seungcheol siempre lo hacía sonar tres veces peor. Alzó el rostro y mostró una especie de sonrisa molesta. Aun así bajó de la ventana y encaró a Choi.

—Tomare esta decisión por ambos. Si, somos amigos a pesar de eso.— Respondió con calma.

La mueca burlona del alfa fue imposible de pasar por alto.

Sonrió olvidándose por fin de su celo.

Al menos por unos minutos, despues sacó a Choi de su cuarto y volvió sufrir en una esquina.


...

O-Me-Ga (tercer año)

Wonwoo era un chico guapo, un omega como ningún otro destacado por su atractivo y su cuerpo distinto a otros omegas, él no era de complexión pequeña ni delgada, era alguien alto y un poco fuerte, es por eso que sería una lástima si perdía su físico. Wonwoo no podía perder algo tan importante como su masa muscular, o lo bello de su rostro, no podía terminar todo pálido y sin vida a tan corta edad. Wonwoo estaba en una edad perfecta para ser admirado.

Así que, cuando comenzó a ser castigado recurrentemente y dejado sin comer durante varias horas e incluso días se dieron cuenta de que tenían que hacer algo.

—Tengo un pedazo de pan.— Dijo el primer alumno que llegó al aula de entretenimiento.

—Tengo una albóndiga.— Dijo otro lanzando la bolita de carne.

—Yo también tengo una albóndiga. Y una manzana.

—Tengo una galleta del desayuno.

Y poco a poco los alumnos de primer año fueron rejuntándose alrededor sacando pequeños pedazos de comida.

—¡Wonu!— gritaron todos al unísono cuando el alumno Wonwoo llegó al aula, él los miró con sorpresa dando un paso atrás y chocando contra todos sus amigos.

Wonwoo siempre iba acompañado de cuatro omegas, aun cuando todo estaba tornándose difícil; el omega The8, un actor e influencer de un brillo único, Choi Jeonghan, un omega que anduvo en rumor tras rumor durante años, pero que siempre actuaba amable con ellos y que era tan bonito como un angel. Seo/Boo Seungkwan, el demonio. Y Lee Jihoon, el lindo omega bajito que les sonreía de vez en vez y tenía cierto atractivo incomprendido.

—¡Coma, por favor!— Le abrieron paso a la mesa repleta de comida chiquita.

—Te están dando una ofrenda.— Bromeó Lee sin contener la risa.

—Son adorables.— Dijo el demonio y todos dieron un paso atrás.

—Se ve como algo que comería Byul, ponte un vestido y serías la señora Nesbit.— El ángel soltó una pequeña carcajada.

—Es más de lo que comemos nosotros.— Balbuceó The8.

Todos miraron a Wonwoo atentamente esperando una reacción.

Exhaló una risa ladeando sus labios y se escucharon suaves sonidos de asombro.

Wonwoo era realmente apuesto.

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