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Capítulo 5.1

Había un recuerdo en el fondo de su cabeza, algo que no sabía si era real o fue un sueño, tan vivido que podía sentir las plantas de sus pies sobre la madera y el suave tambaleo de su andar. Si era un sueño entonces era triste, pero si no lo era y realmente había sucedido entonces era peor. Cerró los ojos intentando pasar la oleada de sentimientos que llegaron, apretó los labios y los puños sobre la mesa y cuando los abrió nadie estaba allí.

—¿Demasiado ocupado?— Le preguntó a la anciana beta a lo que ella asintió. —Que sorpresa.

—No fue su culpa, la escuela avisó de pronto, nadie sabía que iba a venir.

Jihoon asintió tomando con desinterés la cuchara, no esperaba mucho en cuanto llegó, ni si quiera Jimin estaba presente ese día, y era bueno porque Jihoon no quería lidiar con molestas preguntas o constantes regaños. La escuela Pledis tan solo los había sacado de allí con un aviso corto el día anterior, no les dieron explicaciones y de cualquier forma ellos no hubieran preguntado, sabían que tenía que ver con la presencia de los policías.

Fue como los días de la luna azul, intentando esconderlos de los policías, huyendo de lo que pudieran hacer, incluso les sacaron los supresores con la excusa de que "se sintieran más cómodos" quizás estaban preocupados de lo que pudieran encontrar, de cualquier forma Jihoon volvió a tomar pastillas como si fueran dulces, al menos cinco por día mientras estuviera en casa.

—¿Cuántos días les permitieron estar en casa?— Preguntó su nana con el mismo tono suave de siempre.

—Cinco días.

—Entonces hay probabilidad de ver a sus padres, ellos volverán en cuanto se enteren que está aquí.

—No quiero verlos.— Tomó del vaso sin interés, ignorando la expresión de sorpresa de la beta.

Ella sonrió segundos despues.

—¿quiere ver a sus amigos?

¿Qué clase de pregunta era esa?



Con la traición de Joshua no habían podido confiar en nadie, Minghao se alejó de Hoshi, pero Jun decidió quedarse en el templo y le pidió a Minghao que no lo visitara para no darle información al mayor, en cambio Mingyu tomó a Jeongkwan y la sacó de allí a petición de Wonwoo, Seungkwan decidió alejarse también del templo y Jeonghan no pudo investigar más sobre los atajos gracias a su tobillo lastimado. Fue una semana tediosa, y cuando por fin estaban acostumbrándose a ella la escuela decidió sacarlos de allí.

No tenían nada más. No tenían aliados, no tenían información, no tenían nada, cada vez era más complicado moverse por los pasillos gracias a los hombres uniformados que les prohibían moverse con libertad, ellos siempre vigilaban y castigaban cualquier detalle, Wonwoo había pasado más tiempo entrando y saliendo de la salas de castigo que de las clases, y Seungkwan solía quedarse en esas aulas a menos de que alguien fuera por él, porque aquellos hombres solo los dejaban allí, y podían salir cada que quisieran. Wonwoo solía quedarse dos minutos y regresaba a los cinco.

No podían estar juntos porque ni siquiera era posible encontrarse por casualidad en los pasillos, y por las noches los uniformados se volvían más estrictos. Si pudieran escabullirse sin ser vistos...

—Jihoon, tiene una visita.— La voz formal de su nana lo hizo levantar la cabeza con interés. —Es una persona importante.

¿Importante? No lo pensó mucho, independientemente de quien fuera se puso de pie sin expresión en el rostro y camino en silencio por los pasillos de la casa. Podía recordar a Minghao burlándose de lo absurdamente grande y costoso que parecía cada pared, incluso se burló del techo y el piso, diciendo que ni siquiera en los hoteles donde se hospedaba eran así de "lujosos" Jihoon nunca tuvo interés en la decoración de su casa, para él era algo normal y lo que alguna vez llamó su atención fue la habitación pequeña y acogedora de su nana.

La casa de los Choi era mucho más grande, podía recordar las pinturas en las paredes y las esculturas adornando los pasillos, mucho más interesante que su aburrida y espaciosa casa.

Se detuvo en seco cuando llegó al recibidor. El silencio duró varios segundos, lo suficientes como para que la alta mujer carraspeara a la espera de un saludo. Reaccionó rápido y emitió palabras que quizás no llegaron a entenderse, pero la preciosa sonrisa frente a él no se deshizo.

—Jihoon.— Mencionó la mujer con voz clara. —He venido para conversar contigo. Se supondría que vendría sola, pero...

—Somos amigos, no le molesta que este aquí.— Dijo Jeonghan mirando a su madre. —¿verdad?

Asintió.

—De cualquier manera, me gustaría hablar a solas, Jeonghan.

—¿Me quedaré solo mientras ustedes hablan?— Jeonghan habló con calma, incluso con la voz impregnada de cariño. —Me quedaré callado y no diré nada.

Jihoon miró en seguida a su nada, Jeonghan intentaría convencer a su madre de quedarse y sea lo que ella intentara decirle a Jihoon él estaba seguro de que no quería a Jeonghan escuchando, era respecto a la boda, o respecto a Seungcheol, así que lo mejor era mantenerlo un poco alejado. Su nana pareció comprenderlo y mostró una agradable sonrisa extendiendo sus manos hacia Jeonghan, tal y como lo hacia cuando Jihoon era pequeño.

—Joven Jeonghan ¿no le gustaría acompañarme a la cocina? He escuchado que deben escoger un club cuando regresen a la escuela y podría experimentar en ese ámbito.— Dijo ella con tanta calma y cariño que Jeonghan pareció sorprenderse, y ni siquiera notó cuando la beta lo tomó de las manos. Sarang se mantuvo en silencio. —Si le gustan los postres podemos hacer algunos, es cuestión de seguir la receta...

La beta se llevó a Jeonghan en cuestión de segundos dejándolo con la alfa, ella no esperó, caminó con tanta seguridad que fue Jihoon quien tuvo que seguirla a través de la casa, y ella se detuvo justo en la sala de estar, sentándose en uno de los sillones con una de sus piernas sobre otra y sus dos manos acomodadas sobre la rodilla, su pantalón cayendo con gracia sobre los tobillos enmarcando los tacones altos. Jeonghan se parecía un poco a ella, sus ojos azules y cabello rubio cayendo lacio y suelto, la piel blanca y lisa perfecta. Y aunque los ojos azules resaltaban en realidad sus parpados caían un poco tal y como Seungcheol.

—¿Qué es lo que piensas hacer?— Preguntó Sarang de inmediato, los ojos de Woozi se abrieron con sorpresa. —Despues de casarte con mi hijo ¿Qué piensas hacer? ¿Piensas estudiar una profesión o trabajar?

—¿Qué?

Sarang alzó la cabeza en alto.

—Soy consciente que no es necesario para ti conseguir un empleo, soy consciente de que como su omega deberás darle cachorros a mi hijo, sin embargo...— Sarang dio un paso firme, y despues otro mirando alrededor. —La idea de que tu único propósito sea ese me causa rechazo. La pareja de Seungcheol no debería ser solo un adorno. Entiendo que eres un omega, pero no solo por ser un omega tienes que seguir esa absurda regla de quedarte en casa y cuidar de cachorros. Serás la pareja de Seungcheol, por lo que necesitas ser más que un simple omega.

¿Qué? Intentó comprender cada palabra de ella ¿a qué se refería? ¿Qué consiguiera un trabajo o un estudio? Los omegas no solían hacer eso, ellos se quedaban en casa a cuidar de sus hijos o aprendían algún arte que pudiera mantenerlos en casa, o al menos así era en su entorno, porque Minghao trabajaba, al igual que Seungkwan. Era un poco extraño que Sarang llegara de la nada pidiéndole que le dijera que pensaba hacer ¿solo casarse y ya? Ella no aceptaría esa respuesta.

—No he pensado sobre mi futuro.— Respondió siguiéndola con la mirada.

—Es hora de que lo hagas.— La alfa se detuvo para mirarlo. —Serás Choi Jihoon, así que espero resultados positivos de ti. Hable esto con tu padre, y él espera lo mismo.

—¿mi padre?

—Y también lo hablé con Seungcheol, aunque él solo espera que hagas lo que creas conveniente. Tener un hijo no es un impedimento para que puedas mantener una vida laboral, así que eso no será una excusa.

—¿Jeonghan tiene el mismo trato?— Se atrevió a preguntar tragándose el miedo en su garganta.

Sarang lo miró de nuevo casi con indiferencia.

—No.

—¿No?

—No.— Repitió ella con calma. —Jeonghan no tiene que pensar en ello, si él decide quedarse en casa entonces yo me encargaré de él. Estoy consciente de lo injusto que es y no me importa, puedes reclamarme por ello.

—Jeonghan es un Choi.

—Jeonghan es mi hijo, antes que un Choi.— Sarang se irguió, aunque no fue agresiva, su aroma se mantenía plano. —No solo a ti te exijo resultados, también lo hago con Seungcheol, especialmente con él. No hago esto porque me desagrades, de hecho, me satisface la idea de que tú seas el prometido de mi hijo. No tengo ningún sentimiento negativo hacia ti. Tener esta diferencia con Jeonghan es puro favoritismo.

—¿Favoritismo entre sus hijos?

Sarang se mantuvo callada un par de segundos.

—Seungcheol y tú tienen un propósito que cumplir, por eso se espero resultados.

¿y si no quería ese propósito? Recordó aquella noche donde Jeonghan estuvo a punto de besarlo la primera vez. Y tenía razón, Jeonghan tenía más libertad que él, y la quería. Quería no dar una respuesta, poder huir y dejarlo todo atrás. No quería un propósito. Quería no tener que dar respuestas ni resultados.

¿Qué haría despues? No lo sabía.

Estaba perdido en la línea recta que trazaron para él.

Llevó una mano hasta su nariz cubriéndola junto con su boca.

—Huele a quemado.— murmuró.

Una puerta se abrió de golpe y su nana salió de allí junto a Jeonghan y una espesa nube de humo que se extendía por el techo, Sarang miró sorprendida y Woozi no tardó en imaginar lo que había pasado. Su nana era buena cocinando lo que sea, ella solía hornear con frecuencia y nunca causó problemas grandes, pero Jeonghan... él tenía un delantal manchado y sus antebrazos estaban cubiertos de harina, tenía una mezcla espesa en el cabello y una extraña mancha azul en el rostro, su cabello rojo tan despeinado que parecía solo un poco adorable.

—¡Aun puedo salvarlas!— gritó Jeonghan intentando entrar de nuevo. Su nana lo detuvo.

—¡Por favor, joven Jeonghan, solo déjelas ir! ¡Están quemadas!

Sarang tosió al igual que Woozi.

—¡La receta decía trece minutos!

—¡trece minutos en el horno, no en el fuego!

—¡Solo pasaron seis!

—¡por favor, joven Jeonghan!



Jeonghan tenía un diminuto puchero, su labio inferior sobresalía un poco y su mano sostenía su mejilla mientras se recargaba en la pequeña mesa. Habían salido al jardín para que las personas pudieran limpiar el desastre en la cocina, su nana le había prometido a Jeonghan salvar sus galletas asi que ellas estaban entre los dos, en un plato esparcidas como carbón y ceniza. Fue gracioso verlas, pero Jeonghan parecía convencido de que aún eran comestibles, y no lo eran. Así que allí estaban, mirándose el uno al otro con las galletas-carbón entre ellos. Sarang había comenzado a hacer llamadas de trabajo por lo que daba vueltas en la sala de estar.

—Si rascas un poco lo quemado...— Jeonghan señaló la galleta.

—Te quedarás con cenizas.— Se burló aplastando una con el pulgar. —Mira, con esto pintaban las paredes los cavernícolas.

—Deja de burlarte.

—podrían endurecerse un poco y servirían como carbón.

—Eres un idiota.— Jeonghan le mostró la lengua tomando una de las galletas y lanzándosela. No lo golpeó, porque la galleta cayó pesada justo enfrente destrozándose.

—¡Bombas de humo!

—¡en serio voy a patearte!

Soltó una pequeña carcajada observando el rostro sonrojado de su omega. Jeonghan no era bueno en la cocina, no necesitaba más pruebas y de cualquier forma no se las pediría con el fin de preservar su seguridad. Tomó una de las pequeñas bombas de humo y la examinó.

—¿Qué tipo de galleta pensabas hacer?

Jeonghan suspiró.

—Ella dijo que eran tus favoritas...— murmuró Jeonghan con las mejillas teñidas de rojo, su omega jugando con las cenizas y su dedo. —Dijo que eran fáciles de hacer...

Oh. Jihoon extendió la mano sobre la mesa tomando la de Jeonghan. Y era curioso, las manos de Jeonghan permanecían perfectas sin ninguna cicatriz, en cambio, la de Jihoon estaba levemente marcada por algunas heridas que ya habían sanado. Recordó aquel alfa que había intentado besar a su omega, el sentimiento de asco que le recorrió aquella vez... y algo más que lo hizo sentir culpable. Tuvo un pensamiento desagradable esa vez.

No quería que nadie más besara a Jeonghan. No quería que lo tocaran. Y no era solo por el rechazo que causaba en el omega, porque sentía lo mismo cuando Bohyuk se acercaba. Era un sentimiento que no debía estar allí, porque no era correcto y lo hacía sentir culpable. Pero el pensamiento seguía allí, rondando en lo profundo de su cabeza.

Quería ser el único para Jeonghan. Que no amara a nadie más, aun si Jihoon no pudiera quedarse.

Aceptar que había un problema era el primer paso para resolverlo ¿cierto? Pero ¿Cómo resolver ese pensamiento?

Extendió una mano hasta la mejilla de Jeonghan y se inclinó sobre la mesa para acercarse. Estaba bien, con las personas ocupadas con el desastre de la cocina y Sarang distraída entre sus llamadas. Estaba bien, o quizás no. No pensó en ello cuando por fin besó a Jeonghan, aplastando las galletas-carbón con su pecho.

Y solo se apartó para respirar el suave aroma a vainilla, aspirándolo a través de sus labios.

Quería ser el único que besara a Jeonghan, que percibiera el aroma dulce de la vainilla, que lo tocara, que estuviera tan cerca como para que sus pestañas le hicieran cosquillas. Quería ser el único que sintiera su aliento, que escuchara el suave gemido de sorpresa.

Realmente quería ser el único a quien Jeonghan pudiera amar de esa manera.

Y tenía tanto miedo de que fuera malo e incorrecto. ¿Cómo debía ser? Nunca se había sentido así con nadie más, por lo que aún no sabía si ese sentimiento en su estómago y pecho estaba bien. No sabía si sus ansias por tocarlo eran correctas o algo inapropiado. No quería lastimar a Jeonghan, ni lastimarse a sí mismo, pero cada que estaba frente a ese sentimiento no pensaba con claridad.

Quería estar cada vez más cerca.

Jeonghan lo empujó de un momento a otro y Woozi no tardó en saber porque; su nana salió apareciendo por la puerta con una enorme sonrisa y una bandeja repleta de galletas que dejó entre ellos.

—Estas se salvaron.— Dijo ella con tanta calma que Jihoon logró asentir.

Bien. Tenía que controlar eso.

Se quitó el casco bajándose de la motocicleta y caminó con calma hasta la máquina expendedora, hacía calor y el sol estaba tan alto que dudaba bajara pronto, así que introdujo un billete tras otro y picó dos opciones distintas esperando que las bebidas cayeran al fondo. Tomó una de ellas y la abrió tomando un gran sorbo odiando promocionar la marca... Wonwoo tenía razón, hizo una mueca intentando convencerse de que el dinero valía tomar una bebida sin gas, al menos en público. Miró la calle y señaló uno de los coches estacionados, alzó la otra bebida ofreciéndola.

Hoshi bajó del auto, su rostro estaba rojizo y sudoroso por lo que el cabello se le pegaba levemente a la sien, su ropa casual y mirada incomoda lo hicieron ver mucho más joven de lo que debería y su forma de caminar fue un poco graciosa. Bien, Minghao sabía que estaba siguiéndolo desde calles atrás, por lo que manejó con calma esperando a que el profesor se acercara por su cuenta, se detuvo tres veces y en ninguna lo hizo, por lo que decidió confrontarlo directamente.

—No soy un acosador, tu sabías que estaba siguiéndote.— Balbuceó Hoshi tomando el refresco.

—Sí, eso te hace un mal acosador.

—No sabía si estabas molesto conmigo... ¿lo estás? Yo no le di información al Mayor, lo prometo, nunca me preguntó nada sobre ustedes.

Asintió. No sospechaba de Hoshi ni de Jun, sospechaba de Seokmin y el que el beta fuera tan amigo del alfa explicaba un par de cosas, Joshua no necesitaba a Hoshi o a Jun, tenerlos hubiera sido más un estorbo que un beneficio, por lo que no estaba molesto con ninguna, y la única razón por la que se alejó de Hoshi fue para la tranquilidad de sus amigos. Ellos si dudaban de Hoshi y Jun, si dudaban de Joshua y los menores, por lo que Minghao tuvo que alejarse de ellos, y estuvo bien, poder pensar las cosas y ahora enfrentarse a Hoshi sin que ellos estuvieran alrededor era un alivio.

Fue una semana en la que estuvieron en la escuela Pledis despues de lo de Joshua y antes de que esta decidiera sacarlos del lugar, una semana repleta de castigos, el tobillo lastimado de Jeonghan, los dolores de Seungkwan y los lloriqueos de Wonwoo, así que no iba a quejarse de poder pasar cinco días fuera de la escuela Pledis, lo necesitaba para recuperar un poco las fuerzas.

—Woozi no confía en ti.

—¿y tú lo haces?

Miro de reojo a Hoshi y soltó un gran suspiro.

—¿tu confías en mí?

—Si...no...¿no lo sé?— Hoshi exhaló llevándose una mano a la cabeza, su rostro preocupado y confundido viéndose aún más rojo. —Ninguno de los dos es completamente honesto.

—No, no lo somos.— Aclaró caminando hasta el auto de Hoshi, no era muy vistoso, pero tenía al estúpido tigre constante en una de las ventanas, como un sticker permanente y molesto que lo hacía ver absurdo. Hoshi lo siguió. —Siempre ocultas algo.

Hoshi abrió la puerta del coche invitándolo a entrar y Minghao se lanzó adentro sin pensarlo dos veces y esperó a que el alfa también lo hiciera. Cuando escucho la puerta del auto cerrarse todo quedó en silencio, los sonidos del exterior apagados y apenas un suave pitido de la nada. Hoshi estaba allí, a su lado desprendiendo su aroma por el lugar, y Minghao hizo lo mismo, su molesto aroma dulce superando la débil fragancia de su loción.

Había dejado de ocultar su aroma, sin importar lo molesto que fuera para él y los demás, aceptó aquello que le molestaba y lo dejó libre sin pensarlo demasiado. Era un aroma que su padre adoraba, así que pensó, que si su padre lo amaba no debería importarle que todo el mundo lo odiara, Minghao estaba cansado de ocultarse.

Hoshi respiró profundo y apretó los labios dándose pequeñas palmadas en las mejillas.

—Siento que nunca es suficiente.— Confesó el alfa sin mirarlo. —Siempre te cuento cosas, siempre hablo de lo que tengo e intento dar información, pero nunca es suficiente. Quiero ayudarte, quiero que confíes en mi pero sin importar lo que te dé nunca estás satisfecho, siempre buscas más y más y no sé si pueda dártelo. ¡Claro que oculto cosas! Pero son cosas que no puedo darte, Hao, son cosas que me mantienen a salvo a mi y a ti, son cosas que necesito esconder de todos, no solo de ti, yo también tengo secretos como todo el mundo y aunque quiero contarte todo y hacerme confiable para ti jamás es suficiente. ¡podría contarte mil y un cosas y aun no sería suficiente! ¡Y últimamente no me concentro en nada! Aun tengo el fanfiction sobre tu y Jun y aunque ya sé como terminarlo no sé si pueda hacerlo, son demasiadas cosas con el trabajo pero por fin estoy a gusto ¡Incluso el fina es...!

Quizás su carcajada cortó las palabras de Hoshi, continuó riéndose aun con la mirada confundida del alfa y no se detuvo por varios momentos ¿Por qué siempre llegaban a ese punto?

—Confió en ti.— Aclaró con calma mirando los ojos rasgados del profesor. —Aun cuando Jihoon y los demás no lo hagan... confío en ti más de lo que piensas.

—¿eh?

—Incluso cuando me mentías confiaba en ti, por eso necesitaba obligarme a dudar. Si no me obligaba a hacerlo aun pensaría que no conoces nada sobre mí, aun pensaría que solo eres un profesor en una horrible escuela. Necesitaba dudar.

—¿obligarte a dudar de mí?

Asintió respirando profundo el aroma del alfa. El auto era demasiado pequeño por lo que se llenó de ambos aromas, con las ventanas arriba todo era íntimo y cercano, pequeño.

—Siempre fue suficiente. Y es una gran desventaja para mí. Si no fueras lo que dices ser, si estuvieras de lado de la escuela y solo te fingieras como un aliado entonces... estaría perdido.

—¡He demostrado que...!

Minghao le sonrió con calma antes de que pudiera terminar la frase. Si, lo había demostrado, pero ni siquiera era necesario para hacerlo confiar en él, incluso si Hoshi le mintiera todos los días Minghao caería una y otra vez. Y era lo que lo aterraba, saber que estaba indefenso ante Hoshi, saber que podría usarlo y despues desecharlo con calma, saber que podría equivocarse y aun así regresar. Su parte lógica tenía miedo de sus sentimientos.

—Confío en ti.— Aclaró. —Pero no solo cuido de mí, pienso en mis amigos, yo puedo arriesgarme y confiar en ti y en Jun, incluso podría arriesgarme y confiar en el Mayor, pero no solo cuido de mí, los chicos... ellos cuidan de mí y yo cuido de ellos.

—Eso se escucha como una manada.— Suspiró Hoshi llevando ambas manos a su rostro y deslizándose en el asiento. —O como una secta.

—Tenemos que ser así, de otra forma la escuela ya nos habría vendido. En otra situación...

—Lo entiendo.

—confío en ti, pero si los chicos no lo hacen no puedo decirte nada que los involucre.

—Y yo que pensaba que los lobos rojos eran difíciles de conquistar...

—Jamás podrías conquistar a los lobos grises en ese caso. La manada de Jun es mucho más difícil que los chicos...

—No conoces a los lobos rojos. Tienen entrenamiento para los entrenamientos.

—¿Entrenamiento? Me hubiera gustado tener uno para los lobos grises, Jun solo me lanzó ante ellos.

—¿y cual es el entrenamiento para que todos confíen en mi?

—Morir.

—Oh...

Soltó una pequeña carcajada comenzando a negar y escuchó la risa de Hoshi segundos despues. El ambiente tranquilo hizo a su propio aroma suavizarse, el dulce extendiéndose hasta os rincones del auto. Y Hoshi estaba sonriéndole abiertamente, con los ojos rasgados formando las 10 10 y las mejillas abultadas y levemente rosas. Tan calmado que se recostó un poco en el asiento. Y todo estaba bien, por un segundo podía respirar tranquilo olvidándose de los problemas con la escuela Pledis, olvidándose de la traición de Joshua y la desconfianza de Woozi. Por un segundo pudo respirar.

Cuando sus ojos cayeron sobre los rasgados de Hoshi las risas se fueron, el silencio volviendo al auto en cuestión de segundos. Tomó aire entrelazando sus manos sobre su estómago.

—Hay algo que puedo contarte...— balbuceó mirando el parabrisas. —No es nada importante, ni siquiera es algo sobre la escuela. Es... es sobre mí.

—Entonces es más importante.— Asintió Hoshi imitándolo.

—Son dos cosas...— Suspiró queriéndose reír de su propio nerviosismo ¿en serio quería contarle eso a Hoshi? De todas las personas con las que pudo hablar... Volvió a respirar profundo. —El año pasado...— Titubeó. —En los días de la Luna azul... el primer día.

—¿Cuándo no podías nadar?

Asintió apretando los labios.

—Pensé que... pensé que estaba...

Los ojos de Hoshi se abrieron con sorpresa y Minghao sintió su rostro sonrojarse.

—Siempre usamos protección. Si te preocupaba pudiste decírmelo.— Dijo Hoshi con tanta calma y la voz ligera que Minghao se sorprendió ¿Cómo podía actuar tan tranquilo? —¿hiciste una prueba?— Asintió aun con las mejillas rosas. —¿salió negativo?

—Si...

Hoshi exhaló.

—Qué alivio, lamento si cause problemas...— Y Hoshi le sonrió casi brillando. Y no lo comprendía. —¡Ah! ¡no es que deteste la idea! Es solo que... sería demasiado complicado para ti, demasiado peligroso... Y... Y está bien si tu no lo quieres, es comprensible, tampoco lo estoy tomando como si fuera nada ¡sé que debió ser difícil! Bien, no lo sé pero... si me hubieras dicho en ese momento hubiera podido ayudar, te prometo que siempre me aseguro de ser cuidadoso.

Oh. No miró a Hoshi.

—Si hubiera sido positivo estaba dispuesto a deshacerme de él.— Dijo de golpe con la voz seca, y el silencio apareció de nuevo. ¿Por qué su corazón latía tan rápido? Quería reírse. No, quizás quería... Abrió la boca para decir algo más, pero sus palabras no fluían. Carraspeó. —Sé que no tiene caso pensar en eso, no pasó y no es como si lo hubiera querido... no quería que pasara porque no voy por la vida abortando, es solo que... Seungkwan dijo... No... pensé que era mejor decírtelo... no para molestarte o lastimarte, solo...

Llevó una mano a su rostro intentando calmarse, pero estaba temblando, y era jodidamente ridículo que se arrepintió de haber abierto la boca ¿por qué razón le había dicho a Hoshi que estaba dispuesto a abortar a su hijo? Era ridículo. De tantas cosas que pudo decir... No tenia porque darle tanta importancia.

—Tenías miedo.— La voz de Hoshi sonó firme, retumbó dentro del auto. Por fin lo miró. Tan calmado y comprensivo. —Ese día... no solo tenías miedo del agua ¿cierto? Minghao... Si hubiera salido positivo yo hubiera aceptado la decisión que tomases, y hubiera estado contigo si lo necesitaras.

—Es absurdo hablar de esto...no pasó.

—Pero tenías miedo de que pasara. Y posiblemente guardaste ese miedo por mucho tiempo... Está bien hablar de esto.

Soltó una pequeña risa llevándose las manos al rostro, ocultándose.

—¿Cómo puedes ser así? Pensé que ibas a sentirte...mal.

—Me siento mal, te cause tantos problemas sin darme cuenta... Hao...— Sintió la cálida mano de Hoshi sobre la suya. —Está bien.

"Está bien."

Apartó las manos de su rostro, encarando al alfa. Tomó su mano entrelazándola.

Y estaba bien.


...

O-Me-Ga (Tercer año)

HaoHao siempre fue su niño travieso, su bebé, su pequeño ser humano favorito en el mundo, pero ahora que tendrá a este nuevo bebé no sabe que pensar. ¿HaoHao se pondría celoso? No quería pensar en ello, quería que HaoHao amara tanto a su hermano como él los amaba a ellos, por eso tenía que estar cerca para cuando naciera, para que tuvieran su primer encuentro tan pronto saliera a la luz. Ni siquiera tenía un nombre para el nuevo bebé, si fuera por Fuheng se llamaría de nuevo Minghao, porque es el nombre de una persona fuerte y maravillosa. El nombre de su hijo. Solo que este bebé merecía un nombre propio. Ah, era tan difícil.

Tomó el teléfono y marcó a la fastidiosa escuela esperando a que le pasaran a su hijo. Habló con Soonyoung durante dos minutos mientras que esperaba a que su bebé atendiera y cuando por fin pasó la sonrisa casi no le permitió hablar. Lo había extrañado tanto que ahora quería escuchar su voz cada minuto.

—¿Cómo quieres que se llame tu hermano?— Le preguntó con emoción mientras miraba su vientre levemente abultado. En pocos meses nacería, así que necesitaba un nombre pronto. —Le pondré el nombre que tú quieras. Para que lo ames más.

Minghao soltó una agradable risa.

"Lo amaré sin importar como se llame, papá." Respondió su lindo hijo como todo un adulto. Fuheng aun quería verlo como un pequeño niño, alguien que corría ayudarlo cada que estornudaba o algo así. Aunque Hao era un poco rebelde aun así era el mejor niño del mundo. "¿Por qué no le preguntas a mamá?"

—Quiero que tú le pongas nombre, ella ya escogió el tuyo.

"Umm...No se me ocurre ningún buen nombre." Escuchó algunos murmullos detrás pero esperó tranquilamente. "¿Qué te parece...?" Abrió los ojos con emoción sabiendo que su hijo tendría el nombre que su otro hijo le dio, dos de sus personas favoritas en el mundo, sonrió de oreja a oreja esperando el nombre y... "¿Edward?"

¿Qué demonios? Miró el teléfono casi con asco. Que nombre tan feo.

"¿papá?" Escuchó la voz de Minghao del otro lado de la línea. "¿papá? ¿estás allí? ¿papá? Papá...Responde... Papá..."

No le colgó, pero si se fue de allí.

"¡Papá!"

—¿Le diste un nombre feo?— Escuchó la pregunta de su esposa varios minutos despues. —Si, también me dejó hablando sola...

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