Capítulo 23. Simplemente Omega (pt.3)
"Jun ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué ponerte en peligro así? ¿Por qué dejarlos?"
"Morí, pero está bien, puedo cambiar de camino."
Morir. La primera vez que Minghao vio a la muerte de frente, la primera vez que la vio de espaldas. No quería morir en ninguna de esas veces, pero habría sido más fácil para él. Solo morir.
—¡Minghao!
¿Estaba muriendo ahora? Bien. Quizás podría cambiar de camino. O terminarlo. Destrozar aquella promesa que aun lo ataba. Y que ya no quería.
Sentía como si el techo fuera a caerse de un momento a otro, no importase a donde caminara o en donde se escondiera, el fuego los terminaba alcanzando y tenían que huir nuevamente, sin importar que tan heridos estuvieran, y Wonwoo ya no podía seguir cargando al chico que se sostenía de él, el que estaba herido de una pierna. Bien, este no había sido el plan, debió de haber buscado una salida pero algo en él se negaba a dejar a los chicos morir, chicos que se quedaron atrás y que ahora estaban en problemas. Los llevaba a un lugar seguro y despues... despues iba por más.
—¿Cómo saldremos de aquí?— Balbuceó uno.
—Tu cállate.— Fue su gran respuesta.
No había una salida, Wonwoo simplemente estaba poniendo a salvo a un montón de chicos para despues morir juntos, porque el fuego avanzaba cada vez más rápido y no encontraba una forma de huir. Y tampoco podía ver, uno de sus ojos solo era capaz de percibir manchones de colores, como si su vista hubiera empeorado, porque lo hizo, y el otro se empañaba con su propio sudor y calor, con su aliento y con el humo. Le ardían los ojos y la nariz.
Cuando llegó al lugar seguro dejó caer al chico junto con los demás, ellos intentando socorrerse unos con los otros, algunos llorando y limpiando heridas, buscando formas de salir aunque idea tras idea se iban desanimando. Eran ocho ahora, ocho con el nuevo, y Wonwoo no podía pensar sabiendo que había más del otro lado de la escuela, en la zona que más afectada estuvo. Tenía miedo de ir allá, pero lo haría con el fin de encontrar otra salida... o más chicos a los cuales ayudar.
—Wonu, toma agua.— Uno de los chicos le lanzó una botella y el bebió de golpe. —No vuelvas a irte, no creo que queden más alumnos, ni una salida.
—¿entonces solo nos morimos aquí?— Preguntó otro de mala gana. —Solo cambiamos de lugar para morir... debe haber una salida.
—Pues si tanto quieres encontrarla ve tú, Wonu ha ido y venido por cada uno de nosotros, es injusto.
—Nadie se lo pidió.
Wonwoo le lanzó la botella vacía al bocón y se desabotonó varios botones de la camisa, el sudor hacia que la tela se le pegara a la piel y de cualquier forma la prenda ya estaba un poco achicharrada por el acercamiento al fuego. Todos tenían razón. Solo cambiaban de lugar para morir en el peor de los casos, morirían juntos en lugar de solo morir con sus propios pensamientos, en el mejor de los casos conseguirían una salida. El panorama no era tan malo como lo pensaba así.
No le respondió a ninguno y solo volvió a correr por el pasillo. Si moría su cachorra se quedaba con Mingyu, con el mejor maldito alfa que pudo haber encontrado, si no moría entonces él se quedaba con Mingyu y su cachorra y serían felices, de hecho, ya no le tenía que rendir cuentas a su padre, despues de que Mingyu le pagó injustamente Wonwoo era libre, y lo único que lo unía a su padre era esta maldita escuela, esta maldita escuela que estaba quemándose, así que, despues de esta noche no tendría que volver a verlo jamás.
Si vivía entonces sería libre de él. Si moría entonces también sería libre.
El pasillo por el que ahora estaba corriendo estaba vacío, iluminado por el fuego, y era el único camino por donde no había ido aun, porque estaba en llamas, pero ahora ya no tenía excusas para postergarlo. Fue por ese pasillo porque no le quedaba de otra, porque ya no podía huir de él, así que se adentró esperando que el humo no lo sofocara. Se colocó la pañoleta que los alumnos hicieron por él y continuó.
Aunque todo estaba en llamas la sensación de humedad era lo más estresante, la incapacidad de estar seco, era necesario, lo sabía, pero había algo desesperante en la asfixia y la humedad que no lo dejaban, no podía respirar bien y no percibía ahora, estaba en ceros, sus sentidos como el olfato y la vista estaban nublados, le quedaba su oído y ya, su oído que escuchaba las cosas caerse y destrozarse, que escuchaba el fuego.
Pasando por las puertas abiertas y repletas de fuego se dio cuenta de que había algo que orientaba al fuego a meterse a esos lugares. La escuela Pledis debió pensar en todo debió de...
Se detuvo de golpe.
No había gritos, no había llantos así que estuvo a punto de saltarlo, no había ningún llamado que lo alertara de esa persona en esa habitación, en medio del fuego, acurrucándose en un pequeño ovillo en una esquina. Wonwoo pensó que no lo había visto.
—¡Hey!— Lo llamó. —Vamos afuera, rápido, te ayudaré a salir.
El chico lo miró sobre el hombro, estaba sudando, tenía un par de quemaduras que se veían dolorosas y su cabello estaba desalineado y un poco tostado, llevaba pijama y sus pies estaban descalzos con la planta sucia llena de tierra y polvo. Los ojos de este alumno se veían tristes, pero algo en ellos parecía resignados. Y cuando el chico regresó a su posición normal, ignorando a Wonwoo este no lo entendió.
—Por favor, vete.
—No seas ridículo. Ven, te ayudo a pasar esta mierda.
Miró alrededor buscando una forma de pasar sin tocar el fuego, tenían que hacerlo rápido, las llamas se propagaban rápido y Wonwoo aun tenía que buscar una forma de salir.
—Déjame.
Ah, este omega.
—Mira, te ayudaré a salir de aquí, incluso puedo cargarte pero tienes que mover tu jodido culo rápido. Si te quieres morir te llevo a una ventana y te lanzas, te aseguro que será mejor que morir quemado.
El chico se llevó ambas manos a la cabeza, llorando, dándole la espalda a Wonwoo y encogiéndose aun más en ese rincón. Sintió pena por él, pero era imposible que los dos pudieran pasar por el pequeño camino que se abría, tenía que hacerlo solo. Aun si este chico tuviera miedo ¿no era mejor intentarlo? De cualquier manera iba a morirse quemado si se quedaba allí, no tenía nada que perder, lo mejor era solo correr a Wonwoo y despues irse a la mierda.
—¡Vete! ¡Solo déjame en paz!
—¡Inténtalo jodido idiota!— Gritó extendiendo los brazos hacia él, con las palmas abiertas. —De cualquier forma te vas a morir quemado si no lo intentas. Solo hagamos esto y ya... mira... te aseguro que la vida será mejor fuera de esta maldita escuela, nada puede ser peor que esto.
El chico comenzó a llorar con más fuerza pero se puso de pie, aun le daba la espalda y se negaba a moverse, pero el que moviera el maldito trasero era un avance. Wonwoo no tenía tiempo para esto, pero nadie lo tenía, nadie tenía tiempo para ir por estos chicos, estos chicos que también eran víctimas de la escuela, que podrían morir, que estaban solos y querían ayuda.
Bueno. Wonwoo habría querido que alguien tuviera tiempo para él. Para salvarlo. Siempre tuvo que salvarse solo, hasta que cuatro idiotas se lanzaron contra un enorme alfa que podía matarlos a todos con facilidad.
—Nunca mejora... Nunca lo hace... Aun si salgo de aquí... ¡No quiero volver a esa casa nunca más! ¡Estoy cansado de ellos! ¡no quiero volver!
Wonwoo apretó los labios.
—¡Hay una manada!— Gritó sin pensarlo. —¡La manada de Jun! ¡Debes conocerla! Esa gente... es gente buena que no dudaría en darte ayuda y... siempre están los templos a la luna, aun si no crees en ella van a aceptarte, y... ¡Mierda! ¡parezco jodido reclutador de sectas gracias a ti! ¡Despues de esto no tienes que regresar a ese lugar, hay muchas jodidas opciones que te diré si vienes aquí en este momento!— Suspiró con fuerza. —¡Puedes morir aquí y escapar de ese lugar o puedes salir de aquí y vivir fuera de ese lugar! ¡Despues de esto serás libre, no importa lo que pase!
Hubo silencio, solo el chasquido y las cosas destrozándose lejos, Wonwoo mirando con insistencia al chico de espaldas que sollozaba con fuerza. Y entonces se giró, miró a Wonwoo con los ojos llorosos y su cara roja, con su pijama sucia, temblando con miedo... y con sangre.
—No puedo...
—Oh, chico ¿Qué hiciste?
Los antebrazos del chico estaban cubiertos de sangre, la parte delantera de su pijama roja, su piel pálida a pesar del sonrojo y el llanto, sus ojos cansados junto con las ojeras. Wonwoo observó alrededor buscando el culpable, y lo encontró con facilidad, al parecer el chico había usado un espejo roto para hacerse las grandes cortadas. Y había estado allí, esperando su muerte en silencio, esperando que todo acabase.
—No puedo salir...— Lloró. —Soy torpe... no corro rápido, soy inútil. Yo...— Inhaló fuerte. —No esperaba que el fuego me alcanzara tan rápido... no esperaba incluso fallar en esto...
Wonwoo solo lo miró, con los ojos llenándosele de lagrimas por un chico tonto... ¿Qué iba a hacer? Estaba débil, y no creía que iba a lograr salir de ese cuarto, pero algo en Wonwoo no quería dejarlo así, no quería dejarlo solo, lejos del mundo, consumido por el fuego. No iban a llegar a rescatarlo, había perdido demasiada sangre y apenas se mantenía en pie. Lo mejor sería dejarlo allí, irse lejos y fingir que nunca lo encontró.
—Si saltas por allí...— Wonwoo señaló una pequeña zona con total calma, mientras que dos jodidas lagrimas caían de sus ojos, como si no estuviera lo suficientemente húmedo. —y luego giras hacia acá puedo atraparte.
El chico lloró.
—¿Por qué sigues intentándolo?
—Puedes quedarte allí si quieres y me iré dejándote en paz. Puedes morir solo. O puedes venir aquí conmigo y morir junto a alguien.— Se encogió en hombros. —Solo te estoy dando la opción. Si escoger venir voy a atraparte, o puedes caerte y morir calcinado, será doloroso, así que piénsalo bien... mierda, pensándolo bien no ganarás nada viniendo a mí. Bueno.
El chico lo miró, temblando. Wonwoo sabía que no llegaría ni al pequeño refugio improvisado de alumnos, sus heridas no iban a ser curados y moriría en unos minutos más. Pero aun estaba de pie, aun estaba señalando la pequeña brecha por la que podía ir. Y aun lloraba. Lloraba por un desconocido, por un niño que había hecho esto como una manera de escapar. Quizás moriría tranquilamente. Wonwoo se iría si decidía que quería morir solo, no quería importunar.
Pero cuando estuvo a punto de dar un paso atrás el chico se movió, fue rápido y de un segundo a otro, solo escuchó algunos golpes y despues tuvo que extender las manos para recibir el cuerpo delgado de este omega. Y cuando lo tuvo en brazos, cuando sintió su peso contra su cuerpo y el olor de la sangre lo sacó de allí en un segundo, lo sacó al pasillo en llamas, y lo abrazó con fuerza para no dejarlo caer.
No pudo sostenerse en pie gracias al movimiento brusco, ambos fueron al suelo pero Wonwoo amortiguó su caída. Y tuvo a este joven chico en sus brazos, temblando, pálido, débil, sangrando. Y estando así de cerca notó que no le quedaban más fuerzas. Este chico no se levantaría de nuevo, aun si Wonwoo lo ayudaba. Respiró profundo intentando detener su propio lloriqueo mientras le apartaba el cabello del rostro.
—Pensé...— murmuró el chico. —Pensé que no podría hacerlo... soy pésimo en deportes.
Wonwoo respiró profundo.
—¿bromeas? Ese salto fue olímpico.
El chico sonrió un poco, riéndose sin voz. Wonwoo lo abrazó, esperando.
Solo esperando.
—Me llamo Dongmin.
Oh. Lo abrazó con fuerza.
—Me llamo Wonwoo. Mi cachorra se llama Jeongkwan.
Dongmin volvió a sonreír, esta vez más débil.
—Qué lindo nombre para una niña.
No supo cuanto tiempo pasó abrazándolo, sabía que tenía que moverse, pero no lo hizo, no lo hizo por un tiempo, hasta que escuchó pasos y voces, gritos que se acercaban por el pasillo y que no comprendía, algo que se acercaba y que lo llamaba de alguna forma.
—¡Wonwoo!
Jeonghan lo llamó. Alzó el rostro y lo encontró al final del pasillo, con la ropa ensangrentada y agitado y Wonwoo sintió su corazón latir con fuerza. Miró a Dongmin, dispuesto a decirle que al menos saludara a Jeonghan. Sin embargo Dongmin ya no respondió, sus ojos clavados en alguna parte del pasillo, apenas abiertos, sin moverse, sus pupilas congeladas.
—Dongmin también es un lindo nombre.
Cerro los ojos de Dongmin recostándolo en el suelo.
—¡Wonwoo!— Ahora escuchó a Minghao.
Tomó un respiro y giró a ellos, abrió la boca para gritar.
—¡¿Dónde mierda se supone que estaban?!
Había comenzado a toser, de un momento a otro el fuego había avanzado a pesar del esfuerzo de Mingyu por usar el extintor, y el de Seungkwan por mantener lejos, ya había liberado buena parte de los bebés, pero faltaban más, faltaban por lo menos seis niños que liberar porque las demás cunas habían sido especialmente difíciles de romper, y estaba cansado. Cada minuto que pasaba solo lograba cansarlo más, su cuerpo pidiéndole un descanso y aire fresco, pero si Mingyu no estaba deteniéndose entonces él tampoco lo haría.
Volvió a sostener el extintor y sus manos temblaban. Su vista se tambaleó mientras se acercaba a la cuna de Jun, el décimo bebé que era una pequeña niña, una cachorrita que estaba llorando por todo el ruido alrededor. Seungkwan alzó los brazos para romper el cello sintiéndose mareado y débil, y estuvo a punto de dejar el pesado objeto caer, sin embargo se arrepintió de ello. Estando así iba a lastimar a la cachorra. Respiró con dificultad y golpeó su cabeza contra el plástico transparente, mirando a la pequeña Jun.
No quería lastimar a ningún bebé.
—Shh...shh... Junnie, saldrás de aquí, bebé.— Le murmuró sintiendo su cuerpo debilitarse, como si parte de la adrenalina lo hubiera dejado. —Solo necesito recuperar fuerzas...
No podían tardarse más, si el fuego seguía avanzando ya no les quedaría ni un espacio libre de humo para existir, los bebés se asfixiarían rápido y Seungkwan también moriría allí. Su corazón latía con tanta fuerza que era doloroso, más doloroso que la sensación pesada en sus brazos y piernas. No era como correr o hacer ejercicio, era como sostener una cuerda a mil metros de altura, con el miedo de morir. Y el miedo de matar a otros.
Miró sus manos. No solo temblaban, sus manos tenían feos rasguños provocados por el plástico filoso a la hora de romper los candados, y comenzaban a salir hematomas debido a los golpes accidentales, despues de todo Seungkwan no estaba preparado para esto, nunca había hecho tanto esfuerzo físico, sin mencionar que algunos candados no se habían roto con tanta facilidad, necesitaron uno o dos golpes.
Comenzó a jadear y respiró por la nariz.
—¡Minsook!— Gritó mirando hacia arriba. Estaba seguro que era ella, ese aroma agresivo y nefasto... aun si Seungkwan hubiera tenido la nariz destrozada la habría captado, ella era casi una bomba de feromonas.
¡Woozi! ¡Tenía que ir con Woozi! Pero aun no terminaba de liberar a los bebés y no había nadie más que pudiera hacer esto, sin embargo Woozi podría estar solo, Seungkwan ya no detectaba los aromas sutiles, no podía saber si Woozi estaba acompañado o no, ni siquiera sabía dónde estaba Woozi, su nariz estaba a cerca de volverse inútil. Miró de nuevo a Junnie y apretó las manos con fuerza dándose ánimos.
El aroma a pomelo de Byul estaba allí, siendo fuerte y constante, limpio, pero había algo diferente en ella, algo un poco más amargo.
Decidió concentrarse por completo en la bebé y tomó de nuevo el pesado extintor. No importaba si se rompía las manos o se desmayaba, tenía que hacer algo para liberar a los cachorros, y despues ir por Woozi y los demás.
Cuando rompió el candado de Junnie dejó caer el extintor por accidente, por la falta de fuerza en sus manos. No iba a parar, así que volvió a tomarlo.
—¡Marque las salidas por los atajos! ¡Síguelos y vas a salir de aquí!— Jeonghan casi le gritó a Wonwoo sosteniéndolo con fuerza de las mejillas, como si no fuera a escucharlo. —Lleva a tus patos afuera y quédate allá.
—No.— Respondió Wonwoo tomando las manos de Jeonghan para apartarlo. —No, Yoon, vete a la mierda, volveré a ayudar.
Yoon. Claro, Jeonghan estuvo a punto de negar pero hubo una pequeña sonrisa en él, algo que no pudo ocultar frente a Wonwoo. Y lo abrazó despues de eso. Sabía que no tenían tiempo para esas cosas, pero no podía solo dejarlo ir así, tenía que abrazarlo porque se sintió aliviado al verlo allí, verlo vivo, mierda, Jeonghan incluso había querido llorar cuando escuchó su voz. Y le besó la mejilla antes de soltarlo.
—Tienes una hija.— Le dijo buscando encontrar una parte de razón en él.
Minghao estaba ayudando a los chicos que encontró Wonwoo, los ayudaba a ponerse de pie y les daba indicaciones de no separarse, les daba indicaciones de como seguir esas "migajas de pan" que colocaron a lo largo del camino. Habían entrado por un atajo y saldrían por un atajo, pero el camino era estrecho y difícil y solo servía en ese piso, Jeonghan quería ir a los demás pisos para ayudar a los alumnos que no podían bajar, y a los que no podrían pasar por ese atajo.
Los atajos tenían un limite de personas, eran viejos y con todo lo que estaba pasando podrían colapsar. Jeonghan no podía pensar en un solo atajo, tenía que pensar en varios.
—Si, y eso les obliga a todos a sobrevivir, si yo muero se quedará a cargo de ustedes.— Wonwoo tomó la mano de Jeonghan con fuerza. —No puedo dejarlos aquí, Jeonghan.
Jeonghan negó con fuerza antes de aceptarlo, sabía que era idiota hacerlo, pero una parte de él necesitaba escuchar a Wonwoo, confiar en que haría lo posible por estar a salvo. Muy en el fondo Jeonghan estaba de acuerdo con el testarudo omega que se aferraba a hacer lo que se le viniera en gana. Si Wonwoo quería ayudar a un montón de omegas desamparados entonces Jeonghan quería ayudarlo un poco.
Se lamió los labios sintiéndolos secos y asintió.
—Si vas a ayudarlos a salir... estaré marcando los atajos, iré rápido y tú solo sácalos de aquí ¿sí? Necesito llegar a los pisos superiores.
—¿Cómo sabes que tu novio está en los pisos superiores?
Jeonghan sonrió apartándose por fin, dejando que Wonwoo estuviera entre sus patos que estaban esforzándose por mantenerse de pie, y Jeonghan no respondió la pregunta ¿Cómo lo sabía? No lo sabía. Solo había sido un presentimiento, algo que pensó y que estaba convencido que era, porque Woozi se aseguraría de limpiar la escuela desde arriba abajo, para que ningún alumno se quedara atrás. Ese era su Woozi despues de todo, su omega.
Señaló con una mano el piso de arriba, dando a entender que se iría en ese momento y se giró para comenzar a correr, y apenas captó el momento donde Minghao besó la mejilla de Wonwoo para dejarlo allí, gritándole algunas palabras de animo mientras volvían a separarse.
Sabían que era mejor así, estar separados los ayudaba a abarcar más espacio y ahorrar tiempo, aunque también presentaba desventajas. Si uno estaba en problemas los otros no lo sabrían. Estaban aceptando ese riesgo.
Se adentró a los atajos golpeando las paredes, destrozando la pequeña entrada de piedra para meterse allí seguido de Minghao, tenía que seguir marcando el camino.
—Tenemos que encontrar a los demás.— Dijo Minghao casi corriendo detrás de Jeonghan. El pasillo estrecho era oscuro. —Si nos encontramos por accidente con una zona en llamas...
—Lo sé. No quiero guiar a los alumnos directo a las llamas pero no tengo idea de donde vienen, si tuviéramos a Seungkwan...
Minghao se detuvo en seco cuando llegaron a las escaleras de caracol, aquellas que llevaban del primer piso hasta abajo. El lugar era pequeño y por allí no podrían pasar los demás alumnos, había trampas por todos lados en las que podrían caer, como los escalones que no soportaban el peso de una persona y tan pronto como los pisaran se irían al suelo. Metros y metros abajo, ni siquiera había una forma de sostenerse en los escalones.
—Minghao...
—¿en qué piso estamos?
—Tres...
Minghao comenzó a apresurarse subiendo los escalones, incluso empujó un poco a Jeonghan y Jeonghan tuvo que sostenerlo antes de que continuara. Si lo dejaba seguir así terminaría cayendo en las trampas, así que ubicó una de las salidas del piso cuatro y se apresuró a llevarlo hasta allá, siendo cuidadoso y diciéndole donde pisar y donde no.
Jeonghan apenas pudo respirar viendo como Minghao casi lo dejaba atrás, casi desesperado por llegar al cuarto piso, y cuando por fin llegaron Jeonghan tuvo que patear un pequeño bulto de piedras que salieron disparadas cuando Minghao se adentro en el lugar, llegando a una habitación cerrada y silenciosa, donde parecía no estar pasando nada.
De hecho, cuando salieron al pasillo todo parecía en orden, a excepción del aroma humo y las puertas abiertas de par a par con los omegas inconscientes... y no solo ellos. Había uniformados, hombres beta que estaban tirados por allí, algunos con sangre como si hubieran sido atacados, Jeonghan no podía dejar de verlos aun cuando Minghao se volvió a apartar de él corriendo por el pasillo hacia las escaleras.
¿Por qué tenía tanta prisa de repente?
Su pregunta se resolvió casi de inmediato.
—¡Hao!
Hoshi gritó al verlo y corrió a él, Minghao hizo lo mismo olvidándose por completo de la situación y de todo, y solo reaccionó, solo dejó de correr hasta que llegó al alfa, abrazándolo de golpe y besándolo con la misma fuerza mientras que Hoshi hacia lo mismo sosteniéndolo. Jeonghan mantuvo su distancia observando desde lejos el largo y profundo beso. Fue, quizás, un poco incomodo, pero Minghao y Hoshi se aferraban el uno al otro sumergiéndose en el aroma del contrario.
Jeonghan esperó.
—¡¿Dónde demonios estabas?! ¡¿Qué te pasó en la cabeza?!— Gritó Minghao cuando por fin se apartó de Hoshi.
Hoshi le sonrió pero no dijo nada, volvió a besarlo colocando una mano en su nuca y guiándolo hasta él, de nuevo, y Minghao cedió.
Jeonghan no debería estarlos viendo fijamente, pero estaba convencido de que si no apartaba su mirada ellos se darían cuenta de que aun existía. Incluso se acercó.
Jeonghan carraspeó cuando Minghao gimió dentro de su beso.
—Necesitamos...— Pero ellos no lo escucharon. —Quiero unirme al beso.
—¿quieres? Hoshi tiene que estar de acuerdo pero... — Lo rápido que se apartó Minghao hizo que el propio omega se sonrojara notando la situación. —Es... Lo siento, Jeonghan.
—Que bueno que están bien.— Dio Hoshi abrazando a Jeonghan por segundos antes de apartarse. —Estamos en el cuarto piso, tenemos que movernos rápido ¿está bien? Jihoon necesita ayuda en el decimo, pero antes necesitamos evitar los explosivos.
—¿explosivos? ¿Qué explosivos?— Pregunta Jeonghan comenzando a alarmarse.
Hoshi le pide silencio.
—Les diré exactamente las zonas que Jihoon y yo marcamos que son peligrosas, Jeonghan, tienes que escuchar bien porque tú eres el que guiará por los atajos, Minghao... yo voy a necesitar tu ayuda. O Woozi lo hará.— Hoshi tomó aliento antes de continuar, mirando a los dos. —-necesito deshabilitar los explosivos, pero necesito ayuda. Pensé que podría hacerlo solo pero estaba equivocado... Minghao. Puedes venir conmigo... o puedes ir con Woozi, también necesita ayuda.
—¿está en peligro?— Preguntó Jeonghan con el corazón agitado. Hoshi asintió. —Tenemos que ayudarlo, yo...
—Tú tienes que ayudar a los alumnos. Seokmin tiene que calmarlos y no sé donde está Wonwoo y Seungkwan. Por eso esta decisión es de Minghao.— Hoshi tomó las manos de Hao mirándolo a los ojos. —En cualquier situación correrás riesgo... pero tienes que elegir, si ayudarme a deshabilitar los explosivos... o ayudar a Jihoon. Ambos necesitamos ayuda...
Jeonghan sintió su corazón latir con fuerza y miró a Minghao, Minghao quien estaba debatiéndose mentalmente entre que hacer, y Jeonghan quería rogarle que escogiera a Woozi, que dejara ir solo a Hoshi, que protegiera a su omega, pero... Jeonghan no podía decidir. Hoshi tenía razón, Jeonghan tenía algo importante que hacer al igual que los demás, aunque eso significara dejar a su omega en segundo plano...
Su corazón dolió con tanta fuerza que olvidó como respirar. ¿Por qué siempre tenían que dejar a Woozi en segundo plano? Jeonghan quería que fuera su prioridad. La prioridad de todos. Quería que alguien más aparte de él lo escogiera y corriera a ayudarlo.
Pero cuando vio los ojos decididos de Minghao se dio cuenta de que eso no iba a pasar.
Jeonghan sintió su corazón romperse, pero en parte lo entendía.
Si Woozi hubiera estado allí le habría dicho a Minghao que escogiera lo más prudente, que ir con Hoshi era mucho más importante porque se trataba de la seguridad de los omegas. Aun así el corazón de Jeonghan estaba oscurecido de tristeza.
Limpió su rostro y sus penosas lagrimas.
—Hoshi, dime todo lo que tengo que saber e iré rápido. Alcanzaré a Woozi cuando termine.
Se tragó el nudo en su garganta y miró al profesor.
Iría por su omega, solo que tenía que esperar un poco. Solo un poco.
Memorizar los pasillos, memorizar las puertas, las habitaciones, las salas, las ventanas, balcones, escaleras. Conocía este lugar, lo conocía porque conocía a lo que le temía, le temía a perderse, y le temía a perderlos. Woozi conocía este lugar porque fueron tres años en los que fueron su hogar. Un hogar que odiaba, un hogar que no quería, un hogar como el suyo. Como su casa enorme y vacía, como los pasillos solitarios y las puertas cerradas. Este lugar frio y vacío se parecía a su casa.
Era ese sentimiento, un Deja vú mientras corría por los pasillos, un recuerdo vivo y que latía en su pecho, cuando era niño solía correr solo, solía perderse y llorar por no ver a nadie. Nunca fue tan perfecto como otros querían querer, él fue un niño, fue un niño que corría y lloraba, que se perdía y pedía por su padre. Solo que otros niños fueron escuchados. Él no, porque la casa siempre estuvo vacía.
Nace, crece y muere. Nace y muere. Muere. Muere porque no hay más. Solía pensar eso cuando quitaba los ocho pasos de su simple vida. Nace y muere. Y habiendo cumplido uno lo único que le quedaba era morir. Pero no quería morir, nunca lo quiso en realidad, no por miedo ¿Qué podría darle miedo? Si la muerte para él no era más que un simple apagón, no había nada más, y tampoco le importaría cuando muriera. Pero morir significaba otra cosa, significaba perder la oportunidad de algo nuevo. En su monótona vida tenía la esperanza de algo bueno. De algo.
—¿en serio crees que puedes perderme?
Ella no gritó, sonó casi en su cabeza, lo dijo con su aroma a sangre mientras se arrastraba por los pasillos, ella era como un animal, un monstruo enorme que estaba acechándolo con furia sin pensar claramente, y su aroma estaba metiéndosele a los pulmones, por debajo de su piel, mientras que Jihoon corría ella estaba depredándolo. Ella no era como el alfa de primer año, era peor, peor que cualquier humano que conoció antes.
Esta mujer ¿Cómo podía ser amada por HyeJin? ¿por alguien?
Si esta mujer era amada entonces Woozi se sentía seguro de que él también. Sus amigos lo amaban, su omega, kimbap... había personas que lo amaban, por eso no quería morir. Porque por fin sentía que tenía a alguien.
Sin embargo, ahora estaba solo.
Pero estaba bien, prefería estar solo, porque de no ser así no le importaría su vida con tal de salvarlos a ellos.
Algo lo golpeó justo en el cuello, por detrás, y cayó golpeándose contra la puerta de una habitación que se abrió al instante. Todo se volvió borroso por varios segundos hasta que se arrastró adentro empujando las náuseas y el terror en su estómago. Las feromonas de la alfa clavándosele en la nariz mucho más rápido que el aire. No respiró por unos segundos mientras se arrastraba y golpeaba la puerta con el pie intentando que ella no pasara. Pero pasó.
Maldijo intentando ponerse de pie, pero ella lo golpeó en la espalda, quizás pisoteándolo y haciendo que su pecho golpeara contra el suelo. No reconoció el lugar, era otra de esas habitaciones vacías o llenas de archivos que no servían para nada. El polvo y las cajas no eran más que algo viejo y olvidado. Se arrastró intentando deshacerse de la presión en su pecho pero ella de nuevo lo pateó con fuerza justo sobre las costillas.
La humillación era mucho más dolorosa. Así que no gritó.
—Nunca había conocido... a un omega tan malditamente molesto...— Ella habló, dejando que sus feromonas volvieran a hacer el trabajo. Tosió con fuerza intentando llevar sus manos a su garganta. —¡Y pensé que ese hombre estaba jodidamente bromeando? ¿porque querría a un omega como tú? Pero acepto que habría sido mejor venderte. Si tu padre no hubiera mandado a matar a ese hombre... hubiera sido más fácil así, y más fácil para él.
¿su padre? ¿Quién había querido comprar a Jihoon? ¿Quién había hecho que su padre "mandara a matar" a alguien? ¿al menos eso tenía sentido? Pero Jihoon no conocía a su padre, no sabía de él, solo sabía de las similitudes, más no de él, nunca supo en verdad sobre sus padres hasta que llegó a esa escuela. Nunca los conoció.
Nunca se conoció tanto a si mismo. Tantos años sin saber de si mismo, y en solo tres...
Minsook gritó adolorida cuando Jihoon consiguió girarse y patearla, fue justo en el tobillo, buscando de una forma absurda romperlo o al menos lastimarlo lo suficiente como para conseguir una distracción. Recordó segundo año, recordó ver todo rojo y dejar de pensar, recordó el rostro aterrorizado de ese alumno y el bate impactando a su lado. Si no lo hubieran detenido habría roto la cabeza de ese chico.
Ese no había sido Jihoon en su totalidad, fue una parte de él, de su lobo, de su agresivo y obsesivo lobo, quizás un lobo similar que había matado a un alfa en primer año.
Miró por un par de segundos los ojos de Minsook, y se encontró en ellos.
Tampoco eran tan diferentes.
Rodó fuera de su alcance y se golpeó contra uno de los atajos, era algo que llevaba al otro pasillo así que se deslizó dentro mientras que Minsook se quedaba quieta por segundos, reconociendo el aroma de Jihoon, un aroma a fresas. El aroma a prado siguió despues de eso, trayéndolo de vuelta y haciéndolo consciente de que ella podía seguirlo. Así que regresó en sí mirando el oscuro pasillo repleto de puertas y objetos regados. Y vio algo que desentonó.
No tuvo tiempo, Minsook comenzó a acercarse como si fuera un fantasma, o de nuevo, un animal. La maldijo mientras respiraba intentando llenar sus magullados pulmones. ¿Cuánto tendría que escapar de ella? ¿toda la noche? ¿o hasta que el castillo del omega colapsara? ¿hasta que ambos murieran por el fuego?
¿o hasta que ya no necesitaran a Woozi?
¿Hasta cuánto?
¿Hasta que alguien llegara a ayudarlo? Si. Hasta que alguien pudiera llegar a ayudarlo, hasta ese momento...
¿Cómo desactivar un jodido explosivo en medio del caos? Hoshi estaba temblando al igual que Minghao mientras se dirigían a la primera habitación, y mierda, Minghao tenía miedo, había escuchado toda la explicación de Hoshi de como desactivar esas cosas pero no estaba seguro de poder hacerlo, Minghao era el peor en clases, se consideraba a si mismo un poco idiota y por eso había entrado a una escuela, porque quería mejorarse y aprender, pero mierda, aprender era menos importante que sobrevivir.
Su único consuelo era sostener a Hoshi de la mano mientras corrían a una posible muerte. Sentía las náuseas pero su cabeza se concentró en lo que tenía que hacer, recordó cada indicación de Hoshi y se convenció a si mismo de que podía hacerlo, aun si no podía hacerlo, era simple. Solo morirían si fallaban, y no querían fallar, no quería que nadie fallara.
Seungkwan no estaba, Wonwoo ayudaba a los alumnos heridos y Jeonghan iba a ayudar a los que escapaban de los pisos superiores, Woozi estaba en el décimo piso reteniendo a una alfa que lo jodería todo y Minghao... Minghao estaba corriendo con Hoshi directo a los explosivos para desarmarlos. Todos estaban separados, sin la posibilidad de juntarse en ese momento por el bien de todos.
Si uno moría los demás solo se enterarían porque habrían fallado.
Y aunque no tenía la menor idea de lo que estaba haciendo Seungkwan estaba convencido de que él chico estaba a salvo y de que estaría intentado ayudar, porque Seungkwan no se iría, él nunca se iría para dejarlos solos en esto. Por eso Minghao tenía que hacer que ese sacrificio, que ese miedo y terror valieran la pena y hacer bien su jodido trabajo.
Nació para hacer bien su trabajo, nació para esto, para trabajar, para cumplir sus jodidas metas aunque estas resultaran imposibles, nació para intentar llegar a donde quería. Toda su vida se había tratado de eso, de llegar a sus objetivos, de alcanzarlos, de conseguirlos y ser suficiente. Ahora no podía volver a fallar, no podía perder de nuevo porque ya había perdido un montón de veces, tenía que ser capaz.
Cuando llegaron a la primera zona marcada Hoshi soltó su mano para abrir la puerta, no esperó nada, solo entró en silencio y jadeó, Minghao entró despues mirando la inmensa cantidad de bombas a las que Hoshi se refería. Eran varias, no solo algunas como cinco o diez, eran... eran muchas, y quizás necesitarían más de dos personas.
—No terminaremos a tiempo.— Dijo analizando la situación. —Necesitamos a los demás.
—Todos están ocupados.— Dijo Hoshi buscando una forma de empezar, pero eran tantas que simplemente no podían hacerlos solos. Y habían más habitaciones que debían revisar. —mierda... Si dejamos que este piso explote y vamos al sexto quizás podemos evitar que todo colapse...
—¿y que pasará con estos dos pisos? ¿y con el tiempo? Nosotros dos solos no podemos hacerlo.
Hoshi se llevó ambas manos a la cabeza y comenzó a negar mientras pensaba, Minghao también pensó, pensó en todo lo que podían hacer, y pensó en la poca ayuda que tenían, en los chicos ocupados, en todo el caos y... Y no tenían que hacerlo solos. Estos chicos, estos omegas eran más que solo omegas, eran alumnos, alumnos que llegaban a aprender bien, alumnos que Minghao intentó enseñar y que aprendieron.
Tomó a Hoshi de la mano y lo jaló hacia él pidiéndole que lo siguiera, corrió tan rápido como pudo arrastrando a su alfa y se dirigió a aquellos pasillos repletos de alumnos inconscientes. Hoshi había dicho que los despertaron con feromonas, así que Minghao uso lo único bueno de lo malo que tenía; su aroma dulce.
—Despierta rápido, necesitamos ayuda.— Le dijo al chico inconsciente que reconocía un poco, un alumno de primer año.
—¡Hao! ¿¡que haces?! ¡Esto va en contra del plan!
—¡No del mio!— Gritó tomando a Hoshi de las mejillas para que lo escuchara. —¡Les pediremos ayuda! ¡Necesitamos algunas manos extras así que despertaremos a algunos y ellos entenderán! ¡puedo hacerlos entender!
—¡No hay tiempo para eso!
—¡Si lo hay! Pero es muy poco.— Golpeó su frente junta con la de Hoshi, mostrándole su aroma dulce y empalagoso, sin miedo a hastiarlo. —Eres un gran maestro, podrás enseñarles rápido y haremos esto... no dejaremos que exploten, estos chicos aprenderán rápido porque tú vas a enseñarles.
Hoshi se lamió los labios y comenzó a negar reteniendo sus lágrimas.
—En realidad no tengo ninguna formación como maestro...
—Saqué un acierto en tu examen. Es más de lo que ha hecho cualquier maestro conmigo.
Hoshi sonrió un poco y Minghao lo besó para apartarse de él, tenían que ser rápidos y explicarles a la vez a un par de alumnos para volver y solucionar todo, y Minghao confiaba en ellos, confiaba en que podrían hacerlo porque los había preparado de alguna forma para cuidarse de si mismos. Minghao y sus otros cuatro amigos no habían sido los únicos atrapados en esa escuela, todos lo fueron, y así como ellos hicieron de todo para sobrevivir estos chicos hicieron lo mismo.
Eran capaces de ayudar, y si no lo eran podían irse y huir, sabía que habría casos así, lo tenía en mente, pero también sabía que algunos estarían dispuestos a quedarse para ayudar, para salvar a sus demás compañeros aunque eso significaba arriesgar sus vidas. Y eso aliviaba un poco su propio miedo.
Estos chicos también tenían cosas que querían proteger y amar. Así como Minghao, y como sus demás amigos, todos tenían algo que querían cuidar.
Hoshi respiró profundo y lo miró decidido dejando que Minghao continuara con lo que estaba haciendo, confiando en él tanto como Minghao confiaba en Hoshi, sin más mentiras o cosas ocultas detrás de sus palabras, solo ellos aceptando una sinceridad que nunca antes habían visto. Era como cerrar los ojos y dejarse caer, confiando en que el otro lo atraparía.
Hoshi estaba por debajo de su piel, por debajo de sus ojos y de sus sentidos. Confiaba tanto en este alfa... No le tenía miedo a caer si Hoshi estaba allí.
Por primera vez usó su aroma a su favor, sus feromonas dulces, empalagosas, fuertes. Era su ventaja como omega.
Marcó todos los atajos posibles, Hoshi le había aclarado que algunas zonas eran propensas a explotar así que lo tomó en cuenta concentrando las salidas lo más lejos posible, y se aseguró de hacer más de un atajo subiendo y bajando tan rápido como podía, marcaba todo y se aseguraba de que no fuera confuso, en un punto solo tendrían que seguir adelante y salir, era simple, Jeonghan sabía que con un par de indicaciones uno de los alumnos podría tomar el camino sin perderse para guiar a los demás, así que dejó todo marcado y simple mientras subía.
Estaba cansado, su pecho dolía y casi no podía respirar, estaba sudando y sus piernas temblaban, y ni siquiera se había acercado al fuego, aunque el humo era denso afuera él apenas había reconocido el olor. Todo lo demás era cansancio y adrenalina, miedo y un poco de desesperación e impotencia al no poder ir más rápido. Quería hacer todo e ir con Woozi, necesitaba ir con Woozi.
Su omega estaba en peligro y no podía ir con él porque tenía que hacer esto, y eso carcomía la cabeza de Jeonghan, lo hacía sentir impotente y devastado, lo hacía sentir como la mierda por no poder dejar de pensar en su omega aun cuando sabía que él era el único que podía hacer esto. Deseó tener a Kyungsoo allí, pero no, no podía hacerle eso al chico despues de lo que pasó.
—¡Jeonghan!
La voz de Seokmin y su aroma fueron la gloria. Corrió hasta él y casi cayó en el proceso, los alumnos a su alrededor se veían desorientados pero comenzaban a reunirse y a preguntarse si estaban bien, tomaban algunas cosas como si quisieran llevárselas y se mantenían alrededor de Seokmin. El aroma a lavandas los mantenía conscientes y tranquilos, porque también calmó a Jeonghan. Respiró profundo tomando las manos del prefecto y calmó su corazón.
—¡Quien tenga una buena jodida memoria venga aquí ahora!
Indicaciones, porque Jeonghan tenía más maldito trabajo que hacer.
Llevaría a los que se quedaran atrás por el camino más tedioso y despues volvería, pero Seokmin tenía que quedarse allí para calmarlos a todos. Solo esperaba que Minghao y Hoshi pudieran detener las explosiones.
El aire fresco fue liberador y extraño, Wonwoo no pudo reconocerlo al instante mientras corría con un chico casi en su espalda, estaba herido porque el idiota se cayó en el atajo y se lastimó una maldita pierna, como si no tuvieran ya demasiados problemas con los demás chicos heridos. Pero aun así Wonwoo respiró aliviado, respiró tan pronto que su nariz ardió y sus pulmones se quejaron, pero lo ignoró mientras miraba la luna. El cielo repleto de nubes negras.
Giró cuando estuvo varios metros lejos de la escuela, y la vio arder. El fuego salía de todos lados y el humo negro se alzaba cubriendo grandes partes del castillo, y no había reconocido que tan malo era hasta que lo vio de lejos, vio el fuego y como iluminaba todo, vio las enormes llamas pintando todo de amarillo y rojo. Era de noche, pero era como ver el sol, el sol sobre el pasto verde y la tierra, el sol frente a él, debajo de la luna.
—¡Wonwoo!— Reconoció la voz al instante y despues el peso en su espalda desapareció. —Rápido, el refugio está acá.
—Vernon...
Vernon lo miró directamente y a Wonwoo le recorrió un escalofrió, este menor que siempre había sido correcto y recto como una piedra ahora tenía una mirada decidida y fuerte, como si algo hubiese cambiado, y proyectaba seguridad, algo que calmaba el corazón agitado de Wonwoo, dejó que los demás chicos se adelantaran mientras que él se quedaba de pie allí, mirando a Vernon cargar al omega.
—Mi cachorra...
—Está a salvo pero necesitamos sacarla del peligro.— Dijo Vernon apuntando a la escuela con la cabeza. —Es necesario que se alejen de aquí, cuando llegues con ella...
—Dile a Mingyu que la cuide bien...
Se dio la vuelta dispuesto a regresar por donde vino, tenía que ir por más chicos que apostaba que dejarían atrás. Más chicos con miedo y con ideas tontas en la cabeza. Tenía que ayudarlos, porque si no lo hacía no volvería a vivir en paz.
—¡Mingyu está dentro de la escuela!
¿Qué? Giró de golpe y sintió que estaba a punto de vomitar ¿Cómo que su estúpido novio estaba dentro de la escuela? ¿Por qué? ¿Por qué Mingyu iría...? Los bebés.
—¡Pon a salvo a mi cachorra o volveré como un jodido fantasma por ti!
Giró de nuevo corriendo hacia la escuela. Ahora no solo tenía que volver por los demás alumnos, también tenía que ir por su estúpido novio con corazón ¿Qué clase de pésimos padres eran? Otros padres tomarían a su cachorra y se irían lejos a la primera oportunidad, pero no, ellos eran estúpidos, aunque amaban a su hija eran idiotas con corazones débiles que no podían dejar que otros murieran así. Se odiaba a si mismo y odiaba a Mingyu, odiaba tanto a su estúpido y perfecto alfa.
Mingyu no era su destinado, Mingyu era parte de su jodida alma.
Sus manos temblaban y su corazón latía con fuerza, pero no podía detenerse ahora, despues de que Hoshi les hubiera explicado a detalle con una prisa y un miedo tal que los pusieron nerviosos y decididos tuvieron que tomar uno a uno los explosivos. Minghao solo miraba a su alrededor, estos chicos eran pocos, seis en total y todos de primer año porque los de tercero se negaron a arriesgarse, de hecho, ellos estaban convencidos de que habría una salida cerca y fueron a ella ignorando las palabras de Minghao.
No tuvo tiempo que perder con ellos, era demasiado tarde como para eso así que los dejó irse concentrándose en aquellos que si se quedaron. Y ahora estaban allí, a punto de hacer una jodida locura con el corazón de todos latiendo con fuerza.
Esto era lo único que podían hacer ahora. Tener miedo y deseas vivir. Y si fallaba al menos uno morirían todos, pero ese fue el riesgo que decidieron tomar.
Miró a Hoshi a su lado y sus miradas se conectaron en un segundo. Ambos estaban decididos a hacerlo.
Bien, empezaron.
Quince. Quince cachorros, Seungkwan había contado bien, cuando Lily se fue con Mingyu todo había acabado para él, habían sido quince cachorros, Nicki y Lily habían sido los últimos, dos gemelos con aromas exactamente igual. Y esto era lo que había dejado a Seungkwan con sus manos lastimadas sobre el tanque vacío. Aunque habían sido quince bebés solo había podido detectar catorce aromas ¿Por qué? Algo no estaba yendo bien, en su cabeza aun faltaba un bebé, pero no podía encontrarlo porque su nariz ardía al igual que su garganta.
El fuego ya estaba allí, justo fuera de la habitación y solo había un camino por el cual Seungkwan pudiera salir. Fueron quince bebés, había terminado. Tomó a Byul y sus manos temblaban, tenían sangres y rasguños, estaban amoratadas y no se veían bien, pero todo el cuerpo de Seungkwan temblaba igual, y tenía sed, mucha sed al punto de sentir sus labios y su garganta seca. Su nariz. Sentía calor y su cuerpo estaba húmedo a excepción de sus labios.
Dio un paso y sus piernas temblaban. Cuando salió de la habitación se encontró con el pasillo en llamas.
Escuchaba los chasquidos del fuego y podía ver las grandes llamas alrededor, el fuego consumiendo todo a su paso. Avanzaba como si fuera un camino trazado desde antes.
Jun y Chan ahora estaban en otra parte de ese lugar, ayudando a más omegas que los necesitaban, llevándolos con ellos a la salida. Y Mingyu se había llevado a Lily y le prometió que volvería pero Seungkwan le dijo que no lo hiciera. Que ayudara a cuidar a los bebés afuera. Y que cuidara de su hija, de Jeongkwannie.
Dio un paso enfrente y algo se sintió terriblemente mal.
Abrazó a Byul.
No podía irse. Algo estaba atándolo a regresar, atándolo a ir por el pasillo en llamas buscando lo que sea que lo llamaba, aunque su nariz ya no estaba descifrando los aromas aun reaccionaba a la feromona imperceptible que nadaba por el lugar, llamando a Seungkwan con desesperación. Giró su cabeza mirando todo rojo y amarillo, mirando el calor y su posible muerte, pero no podía irse. Algo no estaba bien.
Escuchó algo crujir en las paredes, algo más que el chasquido del fuego.
Estaba solo con Byul en medio de ese lugar en llamas, pero no podía irse, algo en su cuerpo se negaba a dar un paso más.
—¡¿hay alguien?!— Gritó.
No hubo respuesta. No. Si la hubo.
Comenzó a correr reconociendo ese aroma, lo había olido muchas veces antes, lo reconocía y estaba seguro de que no se estaba equivocando, y su corazón comenzó a latir con fuerza, desesperado, esperando a que sus piernas lo alcanzaran porque no eran lo suficientemente rápidas, y Seungkwan quería ser mucho más rápido, quería aparecer de pronto en ese lugar lejos del fuego y comprobar que no estaba equivocado, y sostuvo a Byul con fuerza, la abrazó y tomó de ella algo de valentía saltando sobre el fuego y escapándose de él, sintiéndose caer con cada paso.
Estaba seguro de que era él, completamente seguro.
Inhaló importándole poco el daño que pudiera hacerse a si mismo con tal de seguir comprobando su teoría. Tenía que apresurarse, porque el fuego iba a consumir todo a su paso, tenía que ser más rápido y más fuerte, porque no podía dejarlo. Si había alguien, alguien que quizás no estaba con los demás omegas, alguien que estaba apartado en una de las habitaciones.
Y cuando llegó pateó la puerta sintiendo su cuerpo débil, pero no se detuvo, la puerta se abrió por lo débil que estaba, porque había fuego por todas partes, porque esa habitación ya estaba lista para ser consumida por las llamas.
Y su corazón se detuvo un momento.
—¡Jiao!
Jiao lo miró, el chico estaba delgado y débil pálido, con los labios secos y estaba de rodillas a un lado de la cama, con la mano encadenada a ella y su pie también, y Seungkwan corrió a él ignorando todo, dejando a Byul sobre la cama para tomar a Jiao. Este chico que era tan alegre y vivaz ahora era casi nada, con un rostro de pánico y un aroma destrozado, llamándolo a él y a algo más, calmando algo en el ambiente. El corazón de Seungkwan volvió a latir mientras sostenía al chico. Por fin, despues de tanto de haberlo buscado.
Jiao siempre estuvo allí, y ahora lo tenían. Solo debía deshacerse de las cadenas. Podía hacerlo, y podía hacerlo a tiempo, antes de que el fuego los alcanzara y borrara la única salida viable. No supo descifrar el sentimiento que cruzó por él.
Sin embargo Jiao lo tomó del brazo y lo obligó a mirarlo al rostro, un rostro desesperado y asustado, un rostro que decía más que las palabras que intentaba expulsar de su boca.
—Mi cachorra, Seungkwan...— La voz de Jiao era apenas un hilo. —Tienes que sacarla de aquí, por favor... está en... está...
—Tengo que sacarte de aquí cuanto antes.— Murmuró sin realmente escuchar a jiao.
—¡Seungkwan!— Jiao gritó empujándolo con la poca fuerza que tenía. El omega comenzó a llorar. —¡Tienes que ir por mi cachorra! ¡Sácala de aquí! ¡Por favor! ¡Won...Wonwoo dijo que si pedía ayuda ustedes me ayudarían! ¡así que por favor ve por ella! Por mi bebé...
Tardó un momento en reaccionar. Quince. Había sacado a quince cachorros... los gemelos. Los gemelos tenían casi exactamente el mismo aroma, entonces ellos tenían catorce aromas en total... el quinceavo era... Miró a jiao con sorpresa y despues miró el fuego acercándose, no podía dejarlo allí, tenía que sacarlo porque de lo contrario este chico moriría en llamas, y no podía dejarlo así. Pero... Si su cachorra estaba por alguna parte.
—¡¿Sabes donde está?!
—¡Al final del pasillo! ¡Ella está allí! Es muy pequeña, tienes que salvarla, es apenas una cachorra... ella...
—Si te dejo aquí podrías morir, jiao, necesito...
Intentó acercarse.
—¡No! ¡Ve por ella!— Jiao volvió a gritar y su aroma hizo a Seungkwan tambalearse, ese aroma desesperado y aterrorizado que llamaba por su cachorra. Era un padre. —¡Ve por ella, por favor!— Jiao comenzó a llorar. —Por favor... Seungkwan...
Una persona más fuerte habría podido salvar a ambos, pero Seungkwan no podía.
Miró a Byul sobre la cama y la jaló de la mano para dársela a Jiao quien la recibió aun sin entenderlo.
—Por favor, cuida de él.
Le dio una ultima mirada a Byul y se giró para correr de nuevo por el pasillo. Seungkwan no podía salvarlos a ambos, así que tomaría la palabra de Jiao, salvaría a la cachorra y esperaría poder llegar a tiempo para salvar a Byul y a Jiao, porque era lo que le habían pedido, la forma tan desesperada y dolorosa en la que se la habían pedido. Tenía que salvar a la cachorra y llevarla con su padre para sacarlos de allí. Iba a hacer eso y despues... despues intentaría ir por sus amigos.
No podía detenerse.
Cuando llegó a la habitación que había dicho Jiao el fuego aun no llegaba allí, así que pateó la puerta tres veces intentando abrirla, y al cuarto golpe se abrió, fue un sonido fuerte y comenzó a dolerle la pierna pero entró en ese cuarto esperando encontrar a la cachorra.
Había papeles ordenados, camillas vacías y una cuna en medio, una cuna cerrada con llave y con un pequeño bebé dormido, respirando bajo todas las maquinas alrededor, maquinas que monitoreaban todo en ella. Seungkwan respiró profundo.
¿Por qué el aroma de Byul se había vuelto tan fuerte?
Se acercó paso a paso sintiendo su corazón latir, viendo a la cachorra y sintiendo el aroma de Byul por todos lados, quizás era su imaginación o una parte de la muñeca que se quedó con él, quizás eran las dos partes, pero este aroma a pomelo era levemente más amargo. Miró el candado, y miró a la bebé.
La cachorra dormía, pero estaba bien, y sobre la cuna de la cachorra estaban sus datos.
#16. Peso, fecha de nacimiento, tamaño, sexo, lo que estaba predestinada a ser... una alfa. Una niña alfa. Y, en la parte de abajo, en rojo y marcado como si importara, sus padres.
Yang Jiao. Y...
Tenía que sacarla de allí. Miró sus manos y despues miró a la cachorra, no había forma en la que pudiera romper la incubadora, no tenía nada pesado con él ¿Cómo iba a romperlo sin lastimar a la cachorra? Miró alrededor buscando algo, lo que sea, pero no había nada importante que pudiera usar. Si no la sacaba rápido de allí Jiao iba a morir, y ellos también porque Seungkwan no la iba a dejar atrás.
El humo comenzaba a llegar hasta ellos, y esta cachorra podría morir asfixiada. Maldijo apresurándose a buscar. Todo era inútil, y su corazón latía con tanta fuerza que no podía pensar bien, sus manos temblaban y su vista comenzaba a nublarse, su respiración era caótica y el calor estaba sofocándolo. Tenía que sacar a la cachorra, a la pequeña bebé que comenzaba a quejarse por estar despertando.
Miró la cuna y la miró, como si fuera lo único que existiera.
Miró sus manos.
—Con un carajo...
Murmuró quitándose parte de la ropa con tal de aminorar el dolor, la envolvió en sus manos con su corazón latiendo y observó ese pequeño espacio que sobresalía. Había podido romperlo con el extintor, pero no había tiempo para regresar, así que tomó aire y el poco valor que le quedaba y se preparó.
No era fuerte en lo absoluto, no como Minghao o Wonwoo, pero esto tenía que servir.
Golpeó con fuerza y la cuna se tambaleó, pero no se rompió en lo absoluto, pero dolía, dolió tanto que la sensación le recorrió todo el brazo hasta llegar al codo. Se mordió el labio y no lo pensó mucho, porque si lo pensaba iba a detenerse, y no tenía tiempo para eso, ni siquiera tenía tiempo para atender el llanto de la cachorra. Volvió a golpear con todas sus fuerzas, con sus dos manos juntas entrelazadas y envueltas con el pedazo de tela. De nuevo la cuna se tambaleó. Se rompería las manos o las muñecas. Se negó a pensar en ello. Golpeó otra vez.
Su cuerpo temblaba, el dolor ahora estaba concentrado en esas dos zonas y él se mordía el labio para no gritar, pero vaya mierda lo que dolía, dolía más que cualquier otra cosa. No podía detenerse, ahora que había empezado no podía perder más tiempo... si se rompían sus manos entonces no podría ayudar afuera.
—¡¿Por qué mierda no escogiste karate en lugar de piano?!
Golpeó de nuevo y el pequeño pedazo por fin se rompió. Sin embargo la cuna se vino abajo.
Casi se lanzó con tal de que la bebé no se golpeara, pudo sostenerla y la tomó en brazos acallando su llanto, ella ahora estaba llorando con fuerza y su aroma entraba en la nariz de Seungkwan, un aroma que lo hacía sentirse... bien, tanto que el dolor de sus manos desapareció por un segundo, el mismo segundo que se dio cuenta que estaba manchando la manta de la cachorra con su sangre. Tenía una herida gracias al material rasposo, pero sus manos, aparte de golpeadas, estaban bien. No estaban rotas.
La ultima bebé.
Cuando dio un paso enfrente sus rodillas fallaron dejándolo caer, no se azotó contra el suelo, pudo mantenerse pero su vista comenzaba a nublarse, quizás por el cansancio o por el miedo, por el humo, por cualquier cosa.
La cachorra seguía llorando, y su aroma lo trajo de vuelta, el aroma a pomelo.
Yang Jiao y Seo Hyejin.
De alguna forma Seungkwan sabía que esta era la manera de Park de burlarse de ellos. Pero Seungkwan no dejaría morir a la pequeña niña.
Se levantó saliendo al pasillo ¿Cuánto tiempo se había tardado? Para Seungkwan fue una mezcla entre la eternidad y un parpadeo, pero el avance del fuego marcaba algo exacto, algo exacto que él desconocía. Tenía que salir de allí, pero debía ir por jiao.
Comenzó a correr con lo poco que le quedaba de energía, una vez pudiera salir se quedaría fuera, no podía volver a entrar, aun si lo necesitaban Seungkwan sería inutil en ese estado, no era como Mingyu o como Dino que podía entrar y salir, Seungkwan... Seungkwan ni siquiera sabía si saldría de allí con vida. Tenía miedo, y tenía miedo de que la bebé se asfixiara o sufriera un golpe de calor, necesitaba llevarla afuera y dejarla en buenas manos.
Todo el fuego se veía casi irreal, el pasillo alargado y el calor quemándole la garganta, ese largo camino que no podía terminar. Necesitaba llegar a tiempo. Pero conforme se iba a acercando el aroma era bastante denso. La escuela se había esforzado por hacer que ese primer piso se quemara por completo, para no dejar evidencia, para no dejar a esos omegas vivos, ni a los bebés, a ninguno de ellos ¿Qué tan maldita tenía que estar esa escuela? ¿Qué tan desalmado podía ser Park?
Cuando llegó a la puerta su corazón se detuvo, encontrando a jiao allí, sentado sobre la cama, con Byul en sus brazos. Jiao la cargaba como si fuera una cachorra, como a su cachorra, con cariño, su mejilla recargada en la cabeza y el cabello artificial de la muñeca.
Y es que la muñeca y esta cachorra tenían el mismo aroma gracias a Hyejin, por eso nunca la notó a ella.
—¡Jiao!— gritó.
Jiao abrió los ojos y miró a Seungkwan para despues sonreír.
—Está bien...— Murmuró Jiao. —Es realmente linda... no me dejaban verla mucho.
—¡Hay que sacarte de aquí!...— Comenzó a ver a todos lados una forma de sacar a jiao, pero encadenado a la cama... ¿Cómo podría? —Quizás si voy pueda...
El aroma de Jiao llegó a él, y fue tan claro sin decirle una sola palabra. Pero Seungkwan no podía irse, no así, estaba seguro que podía hacer algo, quizás lastimando su mano podía liberarlo de la cadena, pero necesitaba ayuda, y el fuego complicaba las cosas, la bebé no dejaba de llorar y Jiao estaba lo suficientemente débil como para no poder andar por si mismo ¿entonces que tenía que hacer? No podía solo dejarlo.
—Seungkwan, vete.— Murmuró Jiao y Seungkwan negó. —Por favor... Yo... si no te vas ahora voy a pedir que te quedes... y no puedo hacerle eso a la cachorra. Por favor, vete.— El llanto del omega se mezcló con la cachorra.
—¡Necesito ayuda pero puedo hacerlo! Solo... Ah... puedo... ¡¿Por qué no puedo hacer nada?! ¡Estoy seguro de que debe haber algo que pueda hacer!
Jiao volvió a mirarlo mientras abrazaba a Byul.
—Vete...
—¡No! ¡Espera un poco más!
—Seungkwan... Por favor...Cuida de ella.
De nuevo mira a jiao quien abraza a Byul aferrándose a ella, y por un segundo su cabeza se nubla, todo está en llamas, y el fuego por fin alcanza las sabanas de la cama donde Jiao está encadenado, pero el omega se mantiene tan tranquilo mientras que abraza a la muñeca que es impensable imaginar que está en esa situación, rodeado de fuego, aun cuando Seungkwan lo tiene en frente, Seungkwan solo puede ver a un omega cargando a su cachorra. Está seguro de que gritó algo pero no pudo escucharse a si mismo.
Pero si escuchó lo que Jiao murmuró despues y el pequeño papel que levantó en su mano, como si lo sacara de debajo de la muñeca. Y Seungkwan tiembla mientras ve el fuego acercándose a jiao. Su corazón late con fuerza y mira a la cachorra.
La cachorra quien está viva y llora.
—¡Byulyi! ¡Ella se llama Byulyi!
Grita en respuesta. Entonces Jiao sonríe.
—Nunca fui bueno con los nombres... gracias. Seungkwan.
Y Jiao abraza con tanto cariño a Byul... Abraza a Byulyi y sus ojos apenas captan cuando el fuego alcanza al omega y a la muñeca de Hyejin.
Entonces tiene que despedirse de Jiao, y de Byul. Para siempre.
"Luna... por favor, cuida de nosotros."
—Está bien... está bien...— Consuela a la cachorra mientras corre a la salida. —Está bien... Byul cuida de él, está bien... Byul... Jiao... Ya están bien...
Jiao.
Byul.
Una explosión ocurre pero Minghao no puede ubicar el lugar, no sabe si es arriba o abajo o en donde sea, sus manos tiemblan mientras deshace los explosivos como Hoshi le pidió. Le dijo a los demás omegas que en cuanto terminaran huyeran hacia la zona segura, no importaba si no estaban seguros de haber deshecho el explosivo, al menos tenían una oportunidad de huir si este llegaba a activarse. Y Minghao tenía el mismo pensamiento. Iba a huir despues de asegurarse de que esto estuviera hecho.
Pero cuando por fin terminó los demás chicos que los acompañaban comenzaron a correr, y Hoshi lo tomó del brazo señalando una zona que no conocía.
—¡La escuela quiere asegurarse de esconder toda la evidencia, así que creo que habrá algunas más por acá, al menos una!
—¡¿terminamos con este piso?!
—¡Si! ¡Terminamos! ¡Solo faltan esas y estaremos a salvo por un momento!
Hoshi se apresuró a ponerse a su lado y le sonrió enormemente a pesar de tener sangre seca en el rostro. Y Minghao se sintió consolado, algo lindo y amoroso naciendo de su pecho, aliviado de que Hoshi estuviera allí, de que este alfa arriesgara su vida con tal de salvar a los omegas. Y se sintió culpable por no haber confiado en él, por haberle temido en todos los sentidos, aun cuando se aseguró de que Hoshi era inocente le tuvo miedo.
Tenía miedo de volver a hacer otra promesa y no cumplirla.
Volver a casa... ¿realmente estaría volviendo? ¿o solo huía nuevamente? Huía de esta nueva casa, de este nuevo lugar, del amor que sentía por Hoshi y el apego que sentía por los chicos. Si regresaba a casa estaría huyendo de nuevo.
Aquel Minghao que solía pensar que prefería morir antes de incumplir su promesa...
—¡Es aquí!
Hoshi abrió la puerta de un golpe y entró, Minghao fue detrás de él observando los papeles viejos y amontonados. No se detuvieron, se apresuraron a buscar en cada rincón hasta encontrar los explosivos, el primero fue Hoshi quien lo encontró bajo el escritorio, y despues Minghao quien lo encontró en una esquina, no tenían tiempo para conseguir lo que necesitaban así que solo lo hicieron de forma burda y tosca esperando mantener las manos, y la vida, sin decir una sola palabra se entendieron el uno al otro.
—Si este piso no explota ¿tenemos a los demás a salvo?
—Así es, necesitan una reacción en cadena, aun si dejamos uno o dos explosivos no pasara al siguiente, o eso espero...
—¿lo sabes o lo esperas?
—¡Los dos!— Hoshi gritó buscando más. —Mierda... quiero estar seguro de que eran solo dos pero...
—Si queda solo uno podemos irnos si dicen que no importa si son uno o dos explosivos.
—Ese no es el problema.— Hoshi suspiro regresando a Minghao, tomándolo de los brazos y señalando los papeles. —¡Estoy seguro de aquí hay información sobre omegas que fueron perjudicados! Podemos encontrarlos, porque hay varias familias que metieron a esta escuela a sus omegas sabiendo lo que les harían.
—No hay tiempo para eso.
—¡Lo sé pero quería intentarlo!— Hoshi tomó algunos papeles observándolos de cerca. —Es que... mis alumnos están aquí, Hao, y... sé que no soy un maestro pero fueron mis alumnos por tres años, son chicos...
Minghao rodó los ojos y comenzó a buscar de forma más cuidadosa, cada pequeño rincón mientras que Hoshi rejuntaba cosas intentando mantenerlas a salvo. Y su corazón latió, latió con fuerza mirando a Hoshi, porque este maldito alfa estaba yendo por debajo de su piel, metiéndose más en su corazón y en su alma. Y una parte de él tenía miedo, porque nunca hubo algo como Hoshi. Aunque Minghao solía creer que podía enamorarse mil veces y seguía siendo especial Hoshi simplemente era distinto.
Lo amaba. Lo amaba tanto que tenía miedo.
Encontró el ultimo explosivo y sonrió, o esperó que fuera el ultimo, así que lo desarmó como Hoshi le había enseñado, recordando los pasos uno a uno mientras que eliminaba cualquier otra cosa de su cabeza. Minghao era pésimo con los exámenes, era pésimo en las clases y pésimo en las tareas, pero solía ser bueno en otras cosas, o no, no lo sabía exactamente pero se consideraba bastante bueno cuando se trataba de vida o muerte, porque no quería morir.
Y cuando por fin estuvo libre del explosivo se lo mostró a Hoshi, quien le sonrió.
—acabas de exentar mi clase.
—¿aunque nunca entregue ni una tarea?
—Aunque siempre te hayas metido en problemas.
Hoshi lo abrazó dándole un pequeño beso que no pudo durar, no era tiempo para eso, y aunque Minghao lo aceptó con gusto también aceptó que tenían que moverse, así que empujó a Hoshi a la salida mientras que él revisaba por una última vez que no se hubiera olvidado de nada. Si esta habitación sobrevivía volverían por ella, volverían por el montón de papeles que llevaba en ellos la vida de aquellos omegas perjudicados. Minghao quería ayudar en esto.
Observó la espalda de Hoshi mirar en el pasillo, su cabello corto y la sangre seca, su postura, observó todo de él recordando el tatuaje del tigre en su espalda. ¿Cómo podría separarse de él? ¿al menos podría olvidarlo una vez que regresara a casa? Olvidarlo a él no, sino olvidar como se sentía estar a su alrededor, olvidar como olía y como se sentía. Tendría que olvidar como lo amó, porque no podría amar sabiendo que Hoshi estaba allí, lejos de él.
Tenia miedo de quedarse, pero si volvía a huir quizás no podría regresar nunca. Perdería a este alfa si llegaba a irse y lo sabía, porque Hoshi no tenía porque esperarlo, Hoshi era libre de irse en cualquier momento y dejarlo atrás, aunque Minghao sabía que Hoshi siempre tendría una puerta abierta para él. No le aterraba el hecho de que Hoshi fuera feliz con alguien más o lo dejara. Le aterraba decidir por si mismo y equivocarse.
Ya no quería equivocarse. No quería perder.
No quería romper su promesa.
Se deshizo de todas esas ideas y dio un paso enfrente, hacia Hoshi.
Y otra explosión vino desde abajo.
Solo se escuchó a si mismo caer.
—¡Minghao!
Jeonghan tuvo que sostenerse para no caer, los alumnos corrían hacia el atajo despues de que le hubiera dado indicaciones a al menos tres chicos, ni siquiera sabía en que piso estaba pero en cuanto escuchó la explosión sintió un malestar. Seungkwan no estaba, Wonwoo y Minghao tampoco y Jihoon estaba arriba ¿Cómo mierda iban a encontrarse? ¿al menos lo harían? Conforme más pasaba el tiempo más era el sentimiento aprensivo.
No debieron separarse, pero lo habían hecho. Se habían separado por el bien de todos estos chicos que corrían a la salida.
—¡Seokmin! Tengo que ir por Woozi, puedes guiarlos.— Le dijo tomando al beta de los hombros. —¡El camino está marcado! ¡sabrás por donde es!
—Está bien... puedo hacerlo, puedo hacerlo, está bien... tú ve con Jihoon... yo puedo hacer esto... si, si puedo... ¿está bien si soy claustrofóbico?
No tuvo tiempo para responder, tan pronto dejó ir a Seokmin se giró y fue a uno de los atajos apresurándose a subir. Tenía que llegar rápido al menos con él, no sabía dónde estaban los otros pero sabía dónde estaba Woozi, y era al único que podía ayudar, así que dejó que el aroma de su omega lo guiara. Woozi siempre estaba llamándolo, y por eso Jeonghan nunca lo perdería de vista. Su omega.
Corrió entre los pasillos estrechos y oscuros guiándose únicamente por el aroma de Woozi, sabiendo que cada vez faltaba poco para llegar, estando cerca de él. Sin embargo...
—¿Kyungsoo?
¿Por qué el aroma de Kyungsoo estaba cerca? Olió la camisa para asegurarse de que no estaba confundiéndose, pero no, reconocía su aroma, así que cambió de dirección sintiéndose confundido, empujándose entre los pasillos estrechos hasta acercarse a aquella habitación que estaba recordando bien, ese camino. Ese camino era conocido. Y cuando llegó al ancho pasillo oscuro y vio el final del camino lo reconoció.
Sus ojos se abrieron con sorpresa.
—¡No vengas!
La orden de Kyungsoo.
—Ah, estás aquí. Solo quiero saber algo, Jeonghan... ¿Cuál de ustedes encontró lo que he estado buscando por años?
Park mantuvo el arma cerca de Kyungsoo, apuntándole, pero también mostró el anillo que le había arrebatado al omega, el mismo anillo que Jeonghan le entregó confiando en que él era quien podría cuidarlo.
La habitación de Kibum estaba cerca, muy cerca de Park.
—Mierda... ¿Por qué volviste?
—Se llevaron a mis omegas, lo único que me queda es mi trabajo.— Admitió Park señalando el anillo. —Y no pienso irme con las manos vacías.
Jeonghan maldijo en voz baja sin poder moverse. Esto era malo.
—¡Seungkwan!
Escuchó su nombre pero apenas podía abrir los ojos, no sabía si continuaba caminando, pero el peso de la cachorra en sus brazos comenzaba a doler. No, algo dolía, pero no eran sus manos, en realidad no sentía sus manos. Solo sabía que había dolor en alguna parte de su cuerpo. Escuchó de nuevo gritos a lo lejos, pero su cabeza no podía aclararse.
Recordó las palabras de jiao.
Sintió algo frio caer en su rostro, agua, quizás lluvia, y sus ojos se alzaron hacia el cielo encontrándose con la luna en medio de las densas nubes negras. Y la lluvia. Cubrió a la cachorra y apenas allí notó lo ensangrentadas y destrozadas que estaban sus manos.
—¡Seungkwan!
Sintió a alguien sostenerlo y sus fuerzas lo abandonaron por un segundo, dejándose caer contra los brazos fríos. Sabía quién era, porque su aroma... su aroma era tenue, a punto de desaparecer. No sabía si era su propia nariz o el aroma del otro. Quizás fuera un poco de ambos. Miró a la persona que estaba ayudándolo a ponerse de pie, y despues alguien tomó a la cachorra de sus brazos.
—Está bien, la tengo, puedes soltarla.— Jun...
La soltó. Y por fin pudo ver con claridad a Chan, y a Vernon.
Ambos estaban allí para él, sosteniéndolo. Y Seungkwan extendió sus manos para tocarlos.
—Chan...— murmuró intentando regresar en sí. —Hansol...
Hansol.
"Su nombre es Hansol..." Dijo jiao mostrando la pequeña hoja con el nombre escrito. "¿ese es su nombre?"
Byulyi.
Tenía que despertar, aun no había terminado.
Abrió los ojos de golpe y se puso de pie. Encontró un pequeño refugio con Joshua y Melody ayudando a un par de alumnos que estaban allí, Mingyu y Jun ayudando con los bebés... y Seungkwan también debía ayudar.
Podía hacerlo.
—¡Mayor! ¡Puedo ayudar con los heridos!
Joshua apenas giró a verlo y le asintió sin dudarlo. Confiando en él.
—¡Estás herido!— Le recordó Hansol.
—Y tú te llamas Hansol.— Afirmó Seungkwan arremangando su camisa. —Tenemos muchas verdades aquí. Hansol.
Hansol sonrió.
—Sí lo encontraste...
—Si, vamos, Hansol.
Ahora no podía dejar de llamarlo así. El subidón de adrenalina no duraría mucho, así que se apresuró a moverse, tomando solo un segundo para mirar de nuevo a la luna.
"Cuídalos, mi luna"
Solo deseaba ver de nuevo a los chicos. Una vez más.
...
El capítulo iba a quedar mucho más largo si no lo cortaba aqui, la ultima parte es la siguiente y despues el capítulo 24 que es el final. Ya por fin. solo este pequeño cachito y ya.
bueno ¿tan bien? ¿como estuvo el capítulo? está medio fuerte quiero creer. :)
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