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Capítulo 20.1

La escuela Pledis era un gran circo. No solo para los alumnos, sino para cualquier persona que desconocía su secreto, era un circo para todos y detrás del telón ocultaban casi con el pie las cabezas rotas de los omegas. Era suficiente para sentirse molesto y asqueado, era suficiente para mirar el panorama y saber que todo estaba mal. Las personas que sabían el secreto solo podían pertenecer a una cara de la moneda; o eran quienes organizaban el circo, eran los payasos y los acróbatas, o eran las víctimas. Eran los omegas rotos. Y en ninguna situación se podía tirar el circo.

"El show tiene que continuar." Pensó Seungkwan cuando vio la invitación.

El show tiene que continuar, porque si el show se detenía en ese momento más omegas resultarían rotos. El primer Show de la escuela Pledis, la graduación de los alumnos de tercer año. MinSook era la organizadora de este, y los alumnos recién graduados serían los artistas principales, los artistas vestidos como títeres en fila para ser vistos por la audiencia, una audiencia que podría saber o no lo que estaba pasando. Y Seungkwan lo odiaba, cada que veía la invitación para ese baile su estómago se apretaba y quería lanzar todo.

El segundo gran show era por parte de Woozi. La segunda invitación en sus manos, una hermosa caligrafía en dorado y con detalles, una caja de bombones y una botella de vino, una elegante presentación. La boda de Woozi sería pronto, y todos habían recibido una invitación por parte de Seungcheol, Wonwoo, él, Minghao... el único que no recibió una fue Jeonghan, y parecía normal, por lo general se esperaba que Jeonghan estuviera implícito. Pero...

—No iré a la boda.— Dijo Jeonghan mientras ambos caminaban por los pasillos de la escuela. —No estoy invitado. Mi padre me dijo que si no aceptaba sus condiciones no me presentara a la boda.

—Woozi te quiere allí.

—Woozi me pidió que no fuera.— Los ojos de Seungkwan se abrieron de golpe mientras intentaba seguir el paso de Jeonghan. —La boda será un día antes de la graduación, debo quedarme aquí para revisar que todo esté en orden.

—Pero es la boda de tu mejor amigo.

—Es la boda de mi ex amante y mi hermano.— Jeonghan aclaró casi con frialdad. —Mi corazón no es de acero, Seungkwan... aun amo a Woozi, y verlo casarse con alguien más no es la mejor experiencia.

Oh. Se sintió apenado de pronto pero no tuvo tiempo para bajar la cabeza, en cambio siguió a Jeonghan en su recorrido intentando no tropezar. Ellos dos eran los únicos que no tenían clase a esa hora, por lo que Jeonghan tomó a Seungkwan y le dijo que tenían un lugar a donde ir. Le señaló el anillo del omega real y pudo entender de inmediato. Jeonghan había resuelto el anillo en menos tiempo de lo esperado.

Seungkwan tomó a Jeonghan del brazo y lo jaló hacia un pasillo. Los policías pasaron de largo. Ah. Seo MinSook tenía que dar un par de explicaciones a la policía, al parecer el golpe de Seungcheol estaba relacionado con ello, ahora se hablaba de problemas legales y cosas que ellos no podían entender del todo, Wonwoo había dicho que este golpe no era el tercero, era un 2.5 ya que ellos no tenían nada que ver, el trabajo legal era del Rey. Así que, como consecuencia a este golpe habían tenido a los policías merodeando de aquí allá, y tuvieron un par de problemas respecto a los uniformados. Ellos estaban irritados pero no podían acercarse.

Jeonghan se soltó dirigiéndose a una pared y comenzó a deshacer el rompecabezas de piedra para entrar, Seungkwan lo siguió dando una ultima mirada afuera.

Así que... así eran las cosas. De pronto todos se mantenían callados en una extraña paz, nadie hablaba de la situación con la escuela Pledis, los alumnos se retraían en pequeños grupos y se ayudaban. Algunos de ellos eran indiferentes, ignoraban lo que ocurría y se escondían a su gusto, como Seokhwa, Seokhwa había decidido que no quería saber nada de ellos, de pronto había hecho una barrera entre él y el mundo aislándose en su propia cabeza.

Y Kyungsoo... Soltó un grito cuando tropezó en medio del largo y oscuro pasillo. Estaba lleno de telarañas y polvo, apenas podía respirar y los aromas eran viejos. ¿Desde cuándo este pasillo estaba allí? Era tan ancho y largo como los pasillos normales de la escuela, pero no parecía parte de esta. O si, pero trecientos años más atrasada. Miró a Jeonghan quien siguió caminando con calma.

Y de repente encontró ese aroma. Estuvo a punto de correr pero Jeonghan lo detuvo tomándolo de la ropa.

—Cuidado, Kwannie.— Le habló Jeonghan. —Estos pasillos están repletos de trampas, si caes en una no hay vuelta atrás.

—¿es peligroso? ¡Entonces tenemos que...!

—No grites.— Escuchó la voz irritada de Chan y giró a verlo, su alfa estaba allí de pie, cruzado de brazos mientras que Jun jugaba con un bicho en la pared. Seungkwan lo miró sorprendido. —Nadie nos vio.

Cuando estuvo cerca lo abrazó, Chan recibiéndolo con gusto mientras lo apretaba entre sus brazos y escuchaba una pequeña conversación de Jeonghan y Jun, bueno, Jeonghan regañando a Jun por jugar con un bicho que podría morderlo y sacarle una roncha. Miró con curiosidad a ambos y ellos parecieron entender su confusión.

—Son mi equipo para resolver acertijos.— Aclaró Jeonghan alzando la mano y mostrando el anillo. —Descubrimos el secreto. Y poco más...

—Bienvenido al equipo.— Dijo Chan con una pequeña sonrisa.

—En realidad es algo asi como nuestro punto a proteger. No eres del equipo porque no ayudaste.— Aclaró Jun. —O sí, creo que tú le diste el anillo a Jeonghan. ¡Entonces eres parte del equipo! Serás el hada.

Miró con curiosidad a jun y este solo le sonrió. Y despues miró a Jeonghan quien se quitó el anillo dejando ver una quemadura en su dedo. ¿el anillo lo había quemado? ¿Qué clase de anillo hacia eso? Pero Jeonghan no habló. Solo se acercó a una de las paredes y comenzó a empujar las piedras.

—Ahora va a ayudar.— Dijo Jeonghan. —Necesitamos una buena nariz para estar seguros.

—Si eres bueno con el olfato puedes hacer esto.— Chan lo tomó de la mano. —Dentro de esa pared hay un laberinto, estuvimos a punto de perdernos...

—Hay partes del laberinto que huelen raro.— Aclaró Jun. —Queremos que evadas ese olor.

—¿evadir?

—Si, evadir. Jeonghan cree que debemos hacerlo a ciegas o explotaremos.

—¿explotar?

—Tienes buen olfato pero sospecho que algo te pasa en el oído.— Chan lo molestó solo para despues besar su mejilla. —Confiamos en que puedes hacerlo.

¿Qué clase de situación era esta? Miró a los tres chicos que le sonreían esperando una respuesta. Seungkwan apretó los labios y respiró profundo, cerró los ojos para concentrarse y se acercó al pequeño hoyo en la pared. Para su mala suerte identificó el olor.

Podía hacerlo.



El anillo había quemado en su piel y formaron una letra y un número. 3B y Jeonghan no tardó en recordar la puerta de los lobos. Así que tenía que estar en el mismo piso, casi en el mismo lugar que la habitación del omega. Este era su terreno, lo que sabía hacer y lo que podía hacer, así que tomó a jun y a Chan y los obligó a ayudarlo a resolverlo. Entonces estuvo hecho. Estuvieron en la entrada justo antes del laberinto. La mente de Jeonghan se concentró en ello por tanto tiempo que apagó todo lo demás, de pronto olvidó cada uno de los problemas solo para concentrarse en este acertijo.

Y cuando menos se dio cuenta sus amigos habían recibido una invitación a la boda de Seungcheol y Woozi. Todos menos él. Su padre lo llamó ese mismo día y le aclaró las cosas; si no iba a comportarse como él quería entonces no estaba invitado a la boda. Y Jeonghan lo aceptó. Lo aceptó porque de cualquier forma no tendría fuerza para ver a Woozi casarse con Seungcheol.

Woozi. El segundo padre de ese cachorro no-nacido.

Ah. ¿podía dejar de pensar en ello? Era inútil pensar en el cachorro, fue algo que pasó de pronto y pensó haber superado, pero últimamente no dejaba de soñar. Soñaba con la sangre y un llanto fuerte y agudo, soñaba con un cachorro que ni siquiera tenía rostro o piel. Tenía pesadillas con su vientre sangrando y una pulpa roja saliendo de allí. No quería pensar en ello. Se despertó varias noches con un dolor imaginario, sudaba aunque hacia frio y respiraba agitado. De pronto su cabeza estaba lista para afrontar esto.

Su lobo estaba listo para sufrir por ello. Estaba listo para sufrir por los alumnos que estaban escondidos en alguna parte de la escuela, porque también soñaba con ellos. Soñaba con Jiao. Su lobo traía todos estos sueños para que pudiera hacerles de frente y no huyera como lo hizo con Jisoo. Pero ahora Jeonghan no podía darles tiempo. Pensó que pensando en el futuro esas pesadillas se irían. Pero no fue así.

Había estado durmiendo en la cama de Wonwoo o en la de Kyungsoo porque no soportaba dormir solo. Y no podía ir con Woozi. O con Seungcheol. A veces solo quería volver a ser un niño y correr a la cama de su hermano mayor por miedo a la oscuridad.

Dentro de poco las personas que amaba iban a irse. Y Jeonghan tenía que hacer su vida.

Era demasiado optimista pensando que tenía un futuro.

Se golpeó contra una roca al no poder ver y tomó con fuerza la ropa de Chan, estaban caminando a oscuras en un lugar angosto donde no podían amontonarse, Seungkwan iba enfrente intentando descifrar el camino. Si se perdían o caían en una trampa sería su fin. Pero eso no estaba en manos de Jeonghan, estaba en manos de Seungkwan.

—¿y que harán cuando se casen?— Preguntó Jun en medio del silencio. —¿van a comprar una cama enorme para dormir los tres juntos?

—Es lo común.— Dijo Chan. —Con el pago que recibirá Vernon podremos comprar una casa. Lo hablamos y decidimos que él recibirá el dinero de forma inmediata.

—Pensé que no le pagaban a los menores.— Dijo Jeonghan.

—Ya no somos menores.— Aclaró Chan. —Cuando dejamos el templo se nos da una especie de pensión por los años servidos, es solo para que podamos vivir ya que le dedicamos nuestra vida al templo. Vernon recibirá más dinero porque estuvo más años dentro... El mínimo suele ser de diez a quince años. Máximo puede ser 50 años.

—¿pueden callarse?— Preguntó Seungkwan. Y hubo silencio. —Primero debemos hablar con Sofía para saber el nombre de Vernon...

—Ya encontraron a Sofía.— Habló Jun.

—Sí, pero aunque hicimos la solicitud para que ella viniera aprobarla tarda tiempo.— Chan suspiró. —Hubiera sido mejor que yo hubiera ido hasta ella, pero me necesitan aquí. Mingyu necesita que cuide de Jeongkwan... y no podemos gastar más dinero. Así que solo podemos esperar a que el templo apruebe la solicitud para que ella venga a nosotros.

—¡Lo encontré!

El grito de Seungkwan casi los hace gritar a ellos.

Seungkwan no esperó, abrió una puerta y casi cayó dentro haciendo que ellos se empujaran para pasar. Jeonghan entró al último siendo recibido por el aroma extraño y viejo que se coló a sus pulmones. Chan comenzó a toser y Jun se mantuvo quieto. Fue Jeonghan el que alzó el rostro y miró el lugar. El extraño lugar con notas resaltadas en rojo, notas que comenzaban a borrarse por el paso del tiempo pero que aún podían distinguirse.

La caligrafía no era la del diario. La larga mesa frente a ellos estaba repleta de objetos vacíos y extraños, botellas viajes y bandejas con polvo, libros abiertos, más hojas y notas, y poco más. Parecía un pequeño laboratorio con una ventana cubierta por enredaderas verdes que prohibían el paso de la luz. Era un lugar sumamente viejo y abandonado, pero todo parecía preservarse bien.

Jeonghan miró con suma atención cada detalle, cada hoja pegada en la pared y cada nota escrita, cada libro abierto junto con las botellas de ensayo vacías y regadas en el suelo. Esta habitación atrapada por años en una misma fecha, en un mismo lugar y abandonada. No esperaba encontrarse con esto, en realidad no esperaba encontrarse con nada. ¿Qué clase de lugar era este?

Había una pregunta marcada con rojo en una de las paredes que estaban rodeada por hojas.

"¿Qué intentas hacer, Profesor Park?"

"Destruye todo, no dejes que nadie más lo encuentre. Menos él."

¿Qué demonios?


Si pudiera decidir...

Podía decidir. Minghao podía decidir si quería irse o quedarse, era consciente de eso, pero conforme pasaban los días poco a poco se daba cuenta de que todo era realidad, en cuanto acabara con el asunto de la escuela Pledis tendría que regresar a casa. No era un castigo, era su meta, era por lo que trabajó durante años así que no era algo que lamentase ¿entonces porque se sentía tan mal? La presión en su estómago cada que caía en ese pensamiento era casi culposa.

Tendría que regresar a casa y vivir de sus ahorros, conseguir un trabajo y vivir su vida calmada, dejaría atrás el internet y la televisión, el cansado trabajo de ir y venir con cámaras en el rostro, seria olvidado en poco tiempo y tendría una vida calmada. Ese era su plan, tenía el suficiente dinero ahorrado como para mantener a sus padres con una buena vida. Así que estaba hecho. Su meta había acabado.

Miró el escritorio vacío de Hoshi y suspiró. La oficina entera olía a Hoshi, cada uno de los peluches olía a él, y pronto dejaría ese lugar para siempre, se olvidaría del aroma de Hoshi y continuaría. Lo dejaría atrás en su largo camino. Era natural, era común que pasara esto, a menudo los amantes se separaban cuando no tenían las mismas metas. El hogar de Hoshi estaba allí, en su casa y en su trabajo, el de Minghao estaba allá. Aunque sus amigos estuvieran allí.

Era simple de entender.

Demasiado simple. Dio un largo suspiro y sacudió su cabeza tomando el teléfono de una vez y marcando el número que sabía de memoria. La única razón para ir a la oficina de Hoshi en medio de clases era para hacer su llamada semanal a su madre, solo para comprobar que todo estuviera bien y que Junfei siguiera creciendo feliz. Al parecer su padre había tenido la costumbre de hacer que todo el mundo en la manada de los lobos negros conociera al bebé. Y el bebé era algo así como una novedad para ellos por el aroma dulce y picante de su pequeño ser.

JunFei olía como un dulce de chile. Minghao como un dulce demasiado empalagoso, y su padre como un pastelillo –según su madre- mientras que la alfa no tenía un aroma tan fácil de describir, olía picante, pero no tan picante como Junfei. Era algo extraño que parecía interesar a todos.

Escuchó la voz de su madre saludándolo y comenzó a hablar mientras veía a los tigres.

Todos esos tigres propiedad de Hoshi. Y Minghao se burló un poco pensando que los tigres olían como olería un cachorro de Hoshi, si es que este llegara a tener uno.

Despues de Minghao ¿Quién sería la persona que amaría a ese alfa hasta el final de sus días? ¿Quién le daría una familia y un hogar? ¿Quién iba a cuidar de él y sus noventa tigres? ¿Quién iba a impedir que llenara su casa de tigres y que posteriormente adquiriera uno? Esa persona tendría que ser lo suficientemente firme para frenarlo, pero lo suficientemente suave como para comprenderlo. Hoshi era tan amable a veces que necesitaba un poco de ayuda.

Alguien tendría que cuidarlo, y ser cuidado por él. Tendría que abrazarlo y darle los mismos besos que Hoshi le daba.

La persona destinada a Hoshi tendría un gran trabajo, y una gran suerte.

Minghao solo esperaba que fueran felices.

Ah. Esta ruptura había estado siendo la más dolorosa de su vida, más dolorosa que su primer amor o su amor ideal, era absurdo como Hoshi había escarbado tanto en su corazón que incluso dolía en sus recuerdos. Y había algo oscuro detrás de todo ese deseo de felicidad.

En el fondo Minghao deseaba que Hoshi no encontrara a alguien que encajara como ellos lo hacían. Detrás de todo lo bueno que le pudiera desear estaba el deseo egoísta de ser la persona que recordara cuando pensara en el amor. Porque Minghao lo haría. Recordaría a Hoshi todas las veces que alguien mencionara algún amor profundo y marcado.

Ah. No. Él no estaba deseando marcar a Hoshi.

"Ummm..." Escuchó el titubeo de su madre. "¿seguro que solo llamaste por eso?"

—Si ¿te molesto?

"No, nunca." Su madre suspiró. "Tu padre está emocionado por volver a casa."

—Sí, lamento tardar tanto, regresaremos juntos.

Hubo un silencio en la línea, algo que congeló sus sentidos haciendo que su mirara buscara de nuevo en el asiento vacío del profesor. Y despues escuchó algo de su madre, quizás una palabra que no logró entender, pero cuando ella comenzó a hablar de nuevo Minghao trató de ignorar la avalancha de pensamientos que estaba llegando.

"¿quieres ir con nosotros, Hao?" La pregunta era amable, pero la voz de la alfa sonó firme.

—Claro que quiero volver, es lo que he estado haciendo estos años... Ya no voy a huir.

"Ajá." Asintió su madre. "Sabes que nuestra casa siempre estará abierta para ti."

—Lo sé.— Parpadeó como si estuviera confundido. —Nuestra. De papá tuya y mía... ¿cierto? ¿Por qué lo haces sonar como si fuera un invitado?

Se burló un poco, pero el silencio fue casi inquietante.

"Es la casa donde creciste, cariño, la casa donde tienes tus primeros recuerdo, la casa donde viven tus padres y tu hermano. La casa de tu infancia. Pero no es tu casa. Ya no."

¿eh? Su pecho se apretó de pronto como si su madre estuviera diciendo algo terrible, pero su voz era suave, era calmada y estaba llena de cariño, cariño que no podía comprender si ella estaba diciéndole que su casa ya no era su casa. Había algo en su voz que sonaba amoroso y verdadero, que sonaba como si todo estuviera en orden a pesar de que los disturbios comenzaran. Su madre siempre era así, lo más calmado en un mundo agitado y roto. Ella siempre fue su ancla.

—¿no quieres que regrese?

Su voz tembló.

"Claro que quiero que vayas a nuestra casa, te he extrañado como no tienes idea, y seguiré haciéndolo." Su madre soltó una pequeña risa. "Voy a extrañar a mi chico problemático. Siempre voy a extrañar a mi chico rebelde. Pero la persona que iría a casa con tu padre y conmigo, y con Junfei, no es el mismo chico que se fue. Ese jamás va a regresar. Y está bien. El hombre que nos acompañaría tiene su casa en otro lado."

—Mamá, mi casa está con ustedes...

"La casa donde creciste está con nosotros. A dónde quieres ir. Pero si hablas de regresar a casa... tendrías que quedarte."

Minghao suspiró esta vez llevando su mano al rostro, a veces su madre era muchísimo más complicada que su padre, y Minghao no comprendía porque.

—Quieres que me quede...

"Si me preguntas que quiero... Quiero que vengas con nosotros. Hay muchas cosas que quiero hacer contigo. Pero no importa lo que yo quiero."

—Claro que importa. Mamá, voy a volver con ustedes...

"Lo sé. No estoy intentando convencerte de lo contrario. Solo quiero que lo sepas."

—¿entonces porque suena como si intentaras convencerme?

"Porque quieres ser convencido." Hubo un pequeño silencio en la línea. "Minghao, si lo tuvieras tan decidido cómo quieres hacerte creer no tendríamos esta conversación."

—¡Solo dime si quieres que regrese o no!— Gritó de pronto arrepintiéndose al instante, llevó una mano a su rostro y suspiró. —Lo siento... No quería gritar. Es que... Mamá ya habíamos hablado de esto, quiero regresar a casa.

"Continuas preguntando lo que yo quiero que hagas, hao." Apretó los labios. "Como si quisieras que yo te lo pidiera."

Su mano se apretó alrededor del teléfono.

—Tengo que volver a clases— murmuró intentando mantener su voz plana. —Te quiero, dile a papá que llame, él se enojará si no le dices.

Colgó justo antes de que Hoshi entrara por la puerta. Lo miró por un largo minuto mientras que el profesor sonreía y se reía con un montón de libros en sus manos, parecía feliz, y cuando los dejó sobre su escritorio dijo un par de cosas que Minghao no se molestó en entender del todo, su cabeza nublada por las palabras de su madre. Pero de un segundo a otro Hoshi sacó de uno de sus cajones un pequeño sello con un dibujo en la tapa. Era un tigre.

—Si sacan diez tendrán un lindo sello de tigre.— Dijo Hoshi con entusiasmo. —Te pondré uno en la mano, espera...

—¿quieres que me quede?— Le preguntó con la voz tan profunda que la sonrisa de Hoshi se arruinó en un instante. —¿quieres que me quede y sea tu novio? No puedo dejar lo que he estado trabajando por años solo por una persona.

—Solo quería ponerte un sello en la mano...— Hoshi señaló su sello. Minghao sintió sus mejillas calentarse y despues sus orejas. ¿Por qué estaba siendo un idiota? Agachó la cabeza y sintió la mano de Hoshi acariciar su cabello. —Ya hablamos de esto. Acepto que nuestros caminos no se cruzan, y así como tú no dejarás tus planes lo menos que yo puedo hacer es seguir con los míos. Pero aun así no dejo de amarte.

¿Cómo podía decir eso tan fácil?

—¿y si te dijera que lo consideraría si me lo pidieras?

—Entonces no te lo pediría.— Hoshi rodeó el escritorio solo para tomar a Minghao entre sus brazos y alzarle el rostro, sus ojos rasgados encajándose en los del omega. —No te lo pediría por respeto a ti. Y por respeto a mí. Mereces que respete tus metas y sueños, y yo merezco que la persona que amo decida por si misma que quiere quedarse junto a mi, o irse.

Se sintió como la peor persona del mundo. Porque Hoshi tenía razón, fuera de los pensamientos egoístas de Minghao Hoshi tenía razón. Si lo amaba tanto como su interior quería pensar entonces dejaría de atormentarlo con el tema y aceptar que no era Hoshi el que tenía que decidir, era Minghao.

Y lo mismo pasaba con sus padres. Su madre no podía decidir si Minghao debía quedarse o no. Y aunque en un principio pensó que estaba decidiendo por si mismo la verdad era que estaba esperando a que alguien más decidiera.

Estaba esperando a que alguien más le diera la respuesta.

Si Hoshi o su madre le pidieran que se fuera o se quedara entonces podría culparlos de su propia decisión.

Porque para ser honesto consigo mismo sabía que no estaba siendo feliz con todo esto.

Pero era difícil.

Respiró profundo conteniendo el ardor en su pecho y miró a Hoshi. Si pudiera borrar a Hoshi de su mente lo habría hecho desde hacia tiempo, porque la avalancha de emociones que sentía respecto a él no era normal, nunca fue normal para Minghao. Hoshi era diferente a todo lo que conocía. Y le aterraba un poco.

—Pídeme que me quede...

—No.

Su cuerpo tembló en los brazos de Hoshi y en un movimiento rápido golpeó su pecho, no supo porque lo hizo, pero cuando el impacto ocurrió Hoshi solo parpadeó soltando un pequeño quejido, y Minghao se sintió tan pequeño e impotente que fue vergonzoso, sin embargo volvió a hacerlo.

—Pídemelo...

—No.

¿Por qué estaba doliendo tanto? Quería reírse, pero en cambio volvió a golpear el pecho de Hoshi con su puño, como el golpe de un niño al regazo de su madre. O de su padre. Como un berrinche en medio de la calle por una tontería.

—Pídeme que me quede...

Su voz se alzó. De pronto sonó aguda y chiquita. Pero Hoshi no lo soltó, ni cambió la expresión de su rostro. Ni su respuesta.

—No.

—¡Pídeme que me quede!— Gritó con fuerza dándole otro golpe.—¡Pídeme que me quede! ¡Si me lo pides...! ¡Solo pídelo si quieres que lo haga!

Comenzó a gritar, pero Hoshi no hizo nada. Y Minghao continuó golpeándolo débilmente y gritándole una y otra vez. Como un berrinche.

"¡No quiero ir contigo! ¡No quiero! ¡Suéltame!" gritó golpeando la mano de su padre. "¡No quiero! ¡Es tu culpa que piensen así de mí! ¡Suéltame!"

—¡Dijiste que me amabas! ¡¿porque demonios no me pides que me quede si es así!? ¡Pídemelo y yo...!

—No...

Sintió una de las manos de Hoshi sobre su nuca y la otra sobre su espalda, abrazándolo y juntándolo a su pecho, hundiéndolo allí mientras que Minghao aun lo golpeaba y lloraba. Como un berrinche. Estaba... Estaba haciéndole un berrinche a Hoshi, estaba gritando y llorando como un niño a pesar de que ya no era uno ¿Por qué demonios?

No se dio cuenta en el momento que comenzó a llorar, pero cuando lo hizo parar le parecía imposible.

No. Ya no era aquel niño que era antes. Y la casa de sus padres ya no era su casa. Jamás podría volver sin importar cuanto intentara convencerse de lo contrario.

Pero aceptar que había fallado estaba consumiendo su mente.

Abrazó a Hoshi con fuerza llorando en su pecho.

—¡Realmente lo intente! ¡Quería cumplir! ¡Estaba cumpliendo mi promesa!— Comenzó a balbucear, dudando que Hoshi entendiera sus palabras. —¡No quiero... no quiero fallar! ¡Es...Es lo único que he podido hacer... Quiero cumplir! ... ¡Puedo hacer esto! ¡Realmente puedo!

—Hao. No tienes que hacerlo.— Murmuró Hoshi consolándolo. —Está bien. Nadie va a culparte...

Estaba tan cansado de perder y fallar.

Por años pensó que su única meta era volver a casa. Y ahora no tenía una.

—Minghao está llorando.— Dijo Kyungsoo como si no se hubieran dado cuenta ya. Jihoon asintió. —Es ruidoso.

—Ajá.

—No vamos a pedirle ayuda.

—No.

Kyungsoo se mantuvo callado entonces mientras Woozi comenzaba a caminar. Con Jeonghan y Seungkwan fuera, Minghao llorando y Wonwoo reteniendo a Seokhwa solo le quedaba Kyungsoo, y no era su mejor persona pero al menos no parecían chocar como antes, porque no tenían tiempo. Su estúpida rivalidad/odio había durado lo suficiente, ahora tenían que dejar la actitud infantil de lado y comenzar a trabajar juntos.

Solo que ahora no estaban trabajando precisamente. Intentaban mantener a los policías que estaban en los pasillos lejos de los alumnos y cerca de los uniformados, porque si los policías se percataban del repelente entonces estaban un poco jodidos.

Seungcheol había hecho su primero o segundo golpe lo que dejó inestable a la escuela Pledis, de pronto estaban haciendo un escándalo por la graduación intentando tapar los problemas legales en los que estaban metidos, MinSook había dicho un par de palabras y luego se escondió en la escuela fingiendo no existir. Más dolores de cabeza y más problemas aparte, ahora tenían miedo de que alumnos desaparecieran en las noches.

No podían dormir. Cada que intentaban dormir escuchaban los pasos afuera de sus habitaciones y tenían que estar alerta, les habían explicado a los alumnos que hacer en caso de intentar ser atrapados; correr a los baños era mejor opción, allí Kyungsoo o Jeonghan se harían cargo de ellos, y si no lo conseguían entonces ir escaleras abajo. Claro que no sabían exactamente a donde, por eso tenían que estar atentos a todas horas para no delatarse.

Confiar estaba bien, pero aun tenía miedo de confiar demasiado y arriesgar a las personas que quería.

—Wonwoo me invitó a tu boda.— Dijo Kyungsoo a sus espaldas. —Felicidades.

—Puedes ir si quieres.— No le prestó atención. —Como acompañante de Wonwoo, la invitación es para dos.

Aunque claro, no fue él quien invitó a sus amigos, fue Seungcheol. Woozi no estaba ni siquiera enterado de que las invitaciones ya habían sido mandadas, lo supo cuando vio la de Seungkwan sobre su cama.

—Me quedaré a ayudarle a Jeonghan. Dijo que alguien tenía que quedarse aquí. Tu boda es antes de la graduación. No estarás para el tercer golpe.

El tercer golpe. El último puesto justamente en la graduación, para que todo quedara a la vista justo en el gran evento organizado por la escuela Pledis. Era el más difícil y en el que menos podían trabajar por la naturaleza del mismo. No era fácil. Aun así intentó concentrarse en eso y no en el hecho de que se iría justo despues de la boda, por lo que tendría que despedirse de sus amigos y fingir que todo estaba bien.

Tenía que irse para protegerse a él y a Seungcheol de lo que pudiera pasar. Los demás también se irían, Minghao a su casa en otro país, Jeonghan y Kyungsoo en la manada de los lobos negros y Seungkwan y Wonwoo en la manada de los lobos grises. Era golpear y correr, solo que Woozi lo haría un día antes.

Solo que tenían un gran problema; la organización del gran evento de la escuela Pledis estaba siendo lento y apenas visible. Nada estaba listo y ellos no podían empezar a idear hasta que lo estuviera.

Se detuvo en seco y despues giró hacia Kyungsoo, el pasillo estaba vacío y no había nadie cerca, ya se había alejado lo suficiente de Minghao. Y por fin estaba a solas con Kyungsoo.

—Quitemos este tema del camino.— Habló enfrentando al otro omega. —Jeonghan...

—Estoy enamorado de Jeonghan.— Aclaró Kyungsoo como si hubiera estado esperando a que lo mencionara. —Ya lo sabes. Así como yo sé que él continúa enamorado de ti, y tú de él.

—Si pero yo voy a casarme.

—Eso no cambia el hecho de que sigan enamorados. Aun así le diré a Jeonghan, Wonwoo me dijo que debía hacerlo.

Traidor.

—Si, deberías.— Asintió. —Aunque probablemente Jeonghan ya lo sabe.

—Lo sé.

—¿y qué esperas? Te puedo presentar a su hermano para ver si te aprueba.— Se burló.

—Su hermano no tiene nada que ver con mis sentimientos o los de Jeonghan, no necesito su aprobación.

—¿no entiendes un chiste?

—No me hizo reír.

Woozi inclinó la cabeza.

—Ni siquiera yo era tan inadaptado.

Kyungsoo abrió los ojos como si estuviera sorprendido pero Woozi solo se giró cruzándose de brazos. No le importaba que tan raro fuera el chico, antes pensaba cosas horribles de las personas que ahora amaba, así que dejó sus prejuicios de lado.

—Quiero preguntarte algo.— Woozi abrió los ojos sorprendido. —¿Jeonghan te parecía atractivo incluso antes de conocerlo? Físicamente.

Apartó la mirada sintiendo su rostro caliente. La primera vez que lo vio fue justo el primer día que llegó a la escuela Pledis, Jeonghan estaba junto a Seungcheol y su cabello rubio brillaba junto con sus ojos azules.

Era normal que le pareciera atractivo, porque Jeonghan era simplemente hermoso. La envidia y admiración que sintió al verlo fue casi aplastante. O quizás no era envidia. Soltó una pequeña risa bajando la mirada, claro que no era envidia.

Lo que había sentido por Jeonghan había sido mera atracción.

Antes de que pudiera responder reconoció el aroma acercándose rápido.



Park Wonsik. Wonsik estaba mirándolo como si fuera una especie de bicho exótico y Woozi no sabía qué hacer, era la primera vez que veía a esta persona, un alfa alto y fuerte con algunos años encima, quizás era mayor que él por diez años o más. Pero Jihoon no podía entenderlo, y por eso mismo no le importó pasar por Wonwoo en su recorrido a su habitación y arrastrarlo con él fingiendo que era su compañero de cuarto, y aunque Seokmin le aconsejó que hablara en privado con Wonsik Jihoon se negó a correr a "su compañero" del cuarto.

Había dejado a Kyungsoo con el trabajo de cuidar a los policías él solo, pero no podía importarle menos cuando la penetrante mirada de Wonsik seguía en la suya. Ninguno de los dos bajó el rostro, ni se movió.

—Es increíble que hasta tengas su mirada.— Escupió Wonsik con rechazo, tanto que Wonwoo se sentó en la cama donde fingía leer, al alfa no le molestaba que Wonwoo estuviera allí. —No te pareces nada a él.

—Ni siquiera te conozco, no sé de qué hablas.— Dijo olvidando sus modales y la forma correcta de hablar.

Wonsik sacó de su bolsillo un pequeño sobre que Woozi pudo reconocer, era una de las invitaciones de la boda, y quizás, por el membrete, era de parte de la familia Lee, no de la familia Choi. Sus ojos se abrieron con sorpresa sin entender la situación, y despues Wonsik rompió el sobre lanzándolo al suelo, como si le diera asco.

El odio de esta persona a quien ni siquiera conocía estaba calando fuerte en su pecho. Quería esconderse de él, lejos de su mirada.

—La única razón por la que vine a este insufrible lugar es para conocerte. Y me encuentro con que eres la viva imagen del desagradable Lee.

¿eh? Su cabeza se inclinó y pudo ver como la de Wonwoo también lo hacía.

—Mi nombre es Lee Jiho...

—Sé quién eres. —Wonsik entrecerró los ojos. —Solo quería saber cómo eras. Eres un misterio para la familia Park.

—Y la familia Park es un misterio para mi ¿podrías explicarte mejor? Desde mi punto de vista eres un desconocido que apareció de la nada con una invitación de mi boda, no me sorprende no conocerte, no conozco a la mayoría de mis invitados, pero me gustaría saber la razón por la cual me buscas.

Aunque habló con fluidez y fue firme algo en su interior estaba temblando, algo realmente malo y escurridizo que quería huir a toda costa, pero se mantuvo de pie frente a Wonsik sintiendo el consuelo de Wonwoo.

—Park Jimin.— Dijo Wonsik como si esa fuera la mejor respuesta. —Mi hermano mayor es tu padre.

Oh.

Parpadeó varias veces. No tenía ni puta idea de que su padre tuviera un hermano, de hecho, no conocía a la familia de su padre más allá de sus distantes abuelos de los cuales solo sabía la existencia. Y de pronto alguien aparecía frente a él de la nada, diciendo que era hermano de su padre, parte de la familia fantasma que para Jihoon jamás existió.

Miró a todos lados para volver en sí.

—¿disculpa?— Preguntó como si no hubiera escuchado. —Nunca escuche hablar de ti.

—¿crees que Lee te habría contado de mí? Lee tomó a mi hermano y se lo llevó a la nada. Nadie de la familia Park conoce al único hijo de mi hermano.

—Mis padres tuvieron un matrimonio arreglado, no tiene sentido que la familia Park no estuviera de acuerdo o no estuviera enterado.

—No sabes nada. ¿cierto?— Wonsik entrecerró los ojos.

—¡Con un carajo, explica de una jodida vez!— gritó Wonwoo a sus espaldas. —¿Qué tanto jodido misterio? Si viniste hasta aquí es por una puta razón, así que déjense de rodeos y explíquense. ¡¿Qué pasó con la maldita familia Park y el señor adivinador?!

Wonsik miró a Wonwoo sin interés, ni siquiera parecía molesto con él, solo lo miraba con indiferencia sin alguna gota de enojo u odio, lo miraba de una forma distinta. No como a Jihoon. A Jihoon lo miraba como si fuera lo peor en el mundo, y así se sentía por alguna razón. No quería escuchar a este hombre que decía ser parte de una familia desconocida y alejada.

—Tus padres no tuvieron un matrimonio arreglado. Fue un matrimonio forzado. Mi familia no ganó absolutamente nada con ese matrimonio, en cambio perdió a mi hermano mayor. Nunca aprobaron la unión.

—¿entonces porque se casaron?

Antes de que Wonsik pudiera responder la puerta se abrió de golpe haciéndolos girar. Woozi estaba cansado de las interrupciones, pero no podía hacer nada cuando el maldito profesor Park estaba allí, parado en la puerta intentando aparentar que no se veía agitado, pero su respiración y su cabello desaliñado lo delataron. Aun así, ignorándose a si mismo Park se colocó recto y saludo.

—Park Wonsik. Me ha parecido que ocurrió un error.— Habló Park. —Las visitas de Lee Jihoon están controladas, y lastimosamente no hay permiso para que alguien fuera de sus padres lo visite.

—Jaebeom... no me sorprende que sigas aquí.

—Por favor acompáñame a mi oficina, yo puedo escuchar tus razones para buscar al joven Lee.

Wonsik pareció dudarlo, pero miró a Jihoon y despues miró al profesor, y algo en el alfa se suavizó tanto que Woozi se sintió respirar, como si de repente Wonsik hubiera cambiado de opinión respecto a él y ya no lo odiara tanto como parecía. De pronto había algo suave y familiar, un aroma casi floral en el alfa. Woozi sintió el mareo cuando toda la presión salió de él.

—Si tanto te molesta que esté aquí llama a mi hermano. Estoy seguro que él vendrá.— Wonsik sonó desafiante.

—A quien tendré que llamar es a Lee.

La sonrisa en Wonsik desapareció, dijo algo más que Woozi no comprendió porque estaba concentrado en la pequeña tarjeta que dejó caer al suelo, y que Park no notó. Woozi la miró por un par de segundos antes de moverse con cuidado y pisarla para ocultarla de los ojos de todos. La arrastró un poco con el pie solo para alejarse. Y nadie lo notó. Solo Wonsik.

—Entonces no queda de otra. Solo me voy, no tengo interés en hablar contigo.— El alfa comenzó a caminar a la salida, ignorando al profesor. Y una vez en la puerta giró un poco hacia Jihoon. —Un gusto en conocerte. Jihoon. La familia Park te felicita por tu compromiso.

—Fue un gusto.

La familia Park. La familia de Park Jimin. ¿Había algo que quería saber de ellos? Si. Quería saber la verdad.



...

De pronto mi cerebro y Mayo me golpearon en la cara y me dijeron que dejara de lloriquear y me pusiera a escribir. una disculpa si hay errores o si el capítulo es malo, me costó mucho escribirlo, la parte de Minghao y Woozi las escribi en un solo momento jaja. senti que jamás saldría y caí en desesperación.

Estaba muy estresada jaja

Ah... llegue a pensar que me llevaría más capítulos de lo esperado pero no, no voy a alargar esto, pero tampoco lo voy a apresurar.

Aunque este capítulo pueda verse un poco apresurado, yo se que apachurre un par de cosas aqui, una disculpa.

en fin. gracias por leer y ser tan pacientes. <3

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