Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15. El omega (in)deseado (pt.2)

—¿Por qué decidiste no casarte?— Apenas escuchó la pregunta de Minghao, el casco, el sonido del viento y los automóviles dificultaban escucharlo bien. —Tardaste tanto que pensé que ibas a aceptar.

Dejó que el casto se recargara contra la espalda del chico y respiró profundo. ¿Por qué había dicho que no? Aun cuando estaba tan seguro de que terminaría aceptando la verdad era que no tenía una idea exacta de lo que casi lo obligó a retroceder, fue más como un sentimiento, algo que le dijo que estaba mal y dejara de ser un cobarde. Fue casi de un segundo a otro en el que se dio cuenta de lo que estaba pasando.

—No quería sentirme así toda mi vida.— Respondió alto para que Minghao lo escuchara. —No... No estoy bien con el conformismo, no intento ser la persona más feliz del mundo pero si voy a vivir de esta forma quiero que sea a mi modo.— Suspiró. —Papá me quitó el apellido.

—Si... Creo que vas a tener que hablar con tu padre en algún momento.

—No ahora. Ahora no quiero ver a nadie.— Jeonghan suspiró de nuevo acurrucándose en la espalda de Minghao. —¿A dónde vamos?

—A donde quieras. Tú dime el camino.

Sonrió.



Jeonghan aún tenía la flor blanca en su mano, un poco aplastada por estar abrazando a Minghao todo ese tiempo pero aún se veía linda, y caminó con ella entre el lugar en silencio mientras que el omega detrás de él lo miraba con incertidumbre. Jeonghan giró para sonreírle y dio un paso hacia atrás mostrando el pequeño lugar en el pasto, una placa en el suelo que parecía bien cuidada y protegida del sol, bajo uno de los árboles. El recipiente junto a ella tenía un par de flores marchitadas.

Y el nombre grabado podía leerse con facilidad.

"Hong Jisoo."

Jeonghan no leyó la leyenda escrita debajo de su nombre porque sabía lo que iba a decir, porque todos los Hong tenían la misma. "Amado durante su vida y recordado despues de esta." Jisoo solía quejarse de esto, diciendo que en realidad no recordaba ni siquiera el rostro de su abuelo quien murió cuando él era joven, y se burlaba un poco de los otros Hong a quienes no conoció. Se la pasaba diciendo que los Hong eran una familia vieja.

—Nunca había venido antes.— Le dijo a Minghao mientras se arrodillaba para quitar las plantas viejas. —Bien, si lo hice, vine aquí cuando la abuela de Jisoo murió, Brandon y yo lo acompañamos porque no quería venir solo.

Minghao se mantuvo en silencio por algunos segundos antes de arrodillarse como Jeonghan y dar un pequeño saludo. Minghao era sumamente lindo así que soltó una pequeña risa mirando de nuevo la placa. Nunca pensó verla en realidad, aunque Brandon le había insistido aquella vez que se vieron, le insistió que tenía que visitarlo al menos una vez. Al menos para despedirse.

Nunca se había despedido de Jisoo.

—¿Cómo era él?— Preguntó Minghao quitando algunas de las hojas secas que quedaban sobre la placa.

—Era un dolor de cabeza a veces.— Bromeó quitando el polvo de la placa. —Supongo que yo también lo era, pero él parecía más bueno y amable que yo, así que nadie lo culpaba ni cuestionaba. Era algo así como un caballero, todos los adultos lo amaban. Pero en realidad era muy molesto, se burlaba de ellos sin que lo notaran. Decían que yo era insoportable pero a él lo amaban.— Frunció el ceño queriéndole dar un pequeño golpe a la placa. —Siempre que estaba con él me sentía al borde de caer, en cualquier momento podríamos hacer ambos una tontería...

—Suena más como tú.

Soltó una pequeña risa negando y arrodillándose de nuevo, manteniendo sus manos sobre su regazo mientras continuaba viendo la placa.

—A Jisoo no le importaba lo que otros pensaran, aparentaba que sí solo para no meterse en problemas, pero no le tenía miedo a la gente. Solía enojarse poco, pero nunca gritaba, solo alzaba un poco la voz. Cuando se molestaba conmigo era diferente, sabía que yo empezaría a colapsar si no me hablaba durante horas, así que se quedaba callado. Y despues cuando yo comenzaba a discutir conmigo mismo se reía y todo estaba bien. Solía reírse mucho.— Miró a Minghao con una pequeña sonrisa y continuó. —Tocaba la guitarra pero odiaba el piano, no le gustaba perder pero le encantaba burlarse cuando otros perdían... También era muy... él no tenía miedo de abrazarme o besarme, solo lo tuvo cuando lo comprometieron.

Recordar la sonrisa de Jisoo, su voz, su rostro, las cosas que le gustaban y las que no, lo que le molestaba, los lugares a donde solían ir y los que solían evitar. Jisoo estuvo una gran parte de su vida junto a él, al igual que Brandon, estuvieron juntos y eran buenos amigos, aun cuando Jeonghan y Jisoo comenzaron a cambiar. Recordaba su primer beso, recordaba cómo fue y el sabor que tenía, recordaba haberse sonrojado antes pero fingir que no lo estaba y ver el rostro aún más sonrojado de Jisoo.

Recordaba su aroma. Recordaba todo lo que le hizo sentir, y recordaba todo lo que le hacía decir. Jisoo se sentía como si todo estuviera bien pero el mundo estuviera mal, se sentía un poco abrumado y asustado de saber que todo era caótico a su alrededor. Se sentía mal cuando estuvieron a punto de irse y poco antes de eso. Los besos y los abrazos comenzaron a sentirse mal cuando Jeonghan se dio cuenta de que podrían ser los últimos, y despues, cuando se dio cuenta que tendría que dejar todo para seguir teniéndolo.

"Muérdeme."

Quería pertenecerle a Jisoo con tanta fuerza que era casi enfermo. Y Jisoo no merecía esa presión y responsabilidad. Quizás lo hizo sufrir y Jeonghan continuó con su egoísmo hasta que Jisoo se rindió y lo intentó. No logró hacerlo, no dejó una marca, solo un dolor agudo que persistió por días hasta que Jeonghan estuvo sanado de las pequeñas marcas inútiles.

Aunque, ahora que podía recordarlo...

—Yo le pedí que parara.— Minghao lo miró con sorpresa, pero Jeonghan mantuvo sus ojos sobre la placa. —No me marcó porque yo fui el que se arrepintió. No él.

"No importa cuánto ruegue que te detengas. No lo hagas."

Cerró los ojos respirando profundo, recordando como despues de decir eso Jisoo lo intentó, realmente lo intentó, pero el ultimo rastro de conciencia de Jeonghan lo hizo sentir mal, culpable y asustado, con el cuerpo débil de pronto y su cabeza colapsó. Hubo algo que lo hizo retroceder y pedir que se detuviera, y rogó por ello, hasta que Jisoo cedió aun de haber aceptado su petición inicial. Alguien tan joven como Jisoo no debió lidiar con algo así.

—¿Cómo hace un momento? En la boda...— Dijo Minghao trayéndolo de vuelta.

Jeonghan asintió.

—Supongo que mi lobo a veces sirve de algo...— murmuró. —Jisoo...— Tomó la flor blanca y la dejó sobre el recipiente, y parecía brillar por si misma. —¡Voy a cortarme el cabello aunque no quieras! ¡¿Quién demonios te crees omega idiota?!— Pudo ver a Minghao saltar de sorpresa pero estaba demasiado concentrado en la placa como para prestarle atención. —¡Voy a dejarlo crecer y voy a cortarlo si quiero de un momento a otro! ¡Y si me gusta el chocomenta!

Se inclinó un poco queriendo gritar más cosas, como que aun estaba molesto por el pequeño escándalo que hizo con su familia, o que en realidad le había ganado más de una vez en ese nivel imposible pero que Jisoo no quería aceptar, o que le gustaban más los perros en lugar de los gatos. Había tantas cosas que se había quedado sin decirle a Jisoo. Tanto que quería quejarse y otro tanto que quería agradecer. Tanto que le gustaba y disgustaba.

Pero se había ido.

Realmente estuvo allí y realmente se fue.

Cuando cayó en cuenta había derramado más de un lágrima sobre la placa de Jisoo. Y no podía detenerlo, no podía dejar de llorar aunque quisiera ¡Había pasado hacia años! ¿Por qué lloraba ahora? ¿Por qué no lloró el año pasado? ¿Por qué ese día? ¿Por qué allí? ¿Por qué de pronto?

"Lo amabas." "se amaban" Todas las personas lo habían dicho, pero el corazón de Jeonghan estuvo bloqueado mucho tiempo.

Tenía miedo. De nuevo.

—Jisoo, te a...

—Dímelo cuando bajemos de ese avión.

—Eres un idiota— Lloró esa frase inclinándose un poco. —Jisoo-idiota.

"Te amo, te amo, te amo, te amo..."

No supo en que momento su frente tocó el suelo, el césped estaba frio y su espalda estaba encorvada en un angulo extraño, pero no pudo evitarlo, la incomodidad que sintió en su estómago duró solo unos segundos pero fue suficiente como para hacerlo llevar una mano hasta la zona. Respiró calmando su llanto.

Sintió la mano de Minghao sobre su espalda.

Hubo un largo silencio.

—Jisoo... Solo vine a despedirme.— Respiró. —Porque amo a alguien más.

No hablaron durante todo el camino en moto, Minghao solo manejó sin rumbo fijo con Jeonghan en su espalda, y estuvieron así por un par de horas recorriendo las calles, y se sintió bien, tranquilo y calmado mientras que Jeonghan se recuperaba de la avalancha de emociones que había tenido antes. Fue calmante y cómodo, ir sin detenerse con el lindo aroma dulce de Minghao, y si no se hubieran detenido en la gasolinera quizás Jeonghan se hubiera quedado peligrosamente dormido.

—¿Cómo supiste donde estaba?— Le preguntó bebiendo de la lata que Minghao le había dado. —No se lo dije a nadie.

—Se lo dijiste a Hoshi.— Aclaró Minghao bebiendo de su lata. —También me dijo la hora a la que empezaba. Espere por ti en la puerta.

Soltó una pequeña risa enternecido por Minghao y Hoshi, claro, sus amigos no se quedarían de brazos cruzados si llegaban a enterarse. Miró la motocicleta por varios segundos, también apostaba que era gracias a Hoshi o a Mingyu, la famosa motocicleta de Minghao a la que no había podido subir hasta ese día. Y Minghao se veía exageradamente bien en ella, podría tomarle una fotografía en cualquier momento y apostaba que sería la mejor.

El celular de Minghao vibró de un momento a otro y el omega lo revisó con calma. Y lo apagó guardándolo de nuevo en su bolsillo. Su mirada y aroma habían cambiado de un segundo a otro.

—Vámonos, pasó algo con mi padre.— Dijo Minghao de repente subiéndose a la moto, Jeonghan lo siguió. —Iré rápido así que agárrate bien.

Jeonghan solo asintió.



—El señor Fuheng tuvo algunos malestares esta mañana.— Aclaró la mujer caminando entre los pasillos de la gran casa.

La manada de los lobos negros vivian en una mansión, una enorme mansión como la de sus abuelos, con miles de habitaciones y lugares, pero ese lugar parecía más lleno y vivo que la casa de sus abuelos, había personas caminando alrededor y haciendo su vida; estudiando, hablando, saliendo y entrando como si nada. ¿Kyungsoo vivía allí también? Miró alrededor cada una de las fotografías pegadas en las paredes, la del líder estaba en grande, una hermosa sonrisa en su rostro y una pose tranquila. Y tenía un nombre "Cha Hakyeon" Todos los integrantes de la manada se apellidaban "Cha" No por ser familia, sino por ser una manada. Era su nombre de manada.

—¿Mi padre y mi hermano están bien?— Preguntó Minghao aun caminando alarmado. La mujer giró un segundo para asentir. —¿entonces que pasó? ¿le dolía algo? ¿se lastimó? ¿Dónde está mi madre?

—Es un poco más complicado de lo que uno podría pensar.— Dijo la mujer con aroma a jengibre. En realidad todos en la manada parecían tener aromas relacionados con infusiones. —El señor Fuheng quiere ver a su hijo con urgencia.

Minghao suspiró con fuerza pero caminó con más prisa y Jeonghan también lo hizo hasta casi correr, la chica comprendió su preocupación y también caminó tan rápido como pudo llegando hasta el cuarto donde hospedaban a Fuheng. Era espacioso y lindo, la madre de Minghao parecía estar consolando al omega quien mantenía los ojos cerrados y el rostro pálido, no parecía estar pasándola bien, pero tan pronto sintió a Minghao abrió los ojos y sonrió.

¡Hao, Jeonghannie! Parecen agitados, deberían descansar un poco.

Jeonghan pensó que Minghao iba a actuar molesto y a gritar un poco, pero no lo hizo, en cambio sonrió de la forma más dulce posible y se acercó hasta darle un beso a su padre en la mejilla y tomar a su madre para apartarla, para que las personas pudieran ayudar al hombre. Y su aroma dulce se expandió por el lugar, siendo una fragancia cariñosa y hogareña que extrañó un poco a Jeonghan, pero nadie dijo nada. Hasta que la madre de Minghao tomó a Jeonghan del brazo y lo llevó afuera cerrando la puerta detrás suyo. Dejando a su esposo y a su hijo dentro.

—Fuheng quiere un momento a solas con Minghao.— Aclaró la mujer con una amable sonrisa. —Me tenía preocupada.

—¿Qué es lo que está pasando con él?

La madre de Minghao sonrió llevándose una mano al rostro como si estuviera cansada, y su sonrisa tranquila se volvió melancólica. Era una mujer que parecía ser de acero, pero estaba agotada emocionalmente, a punto de derrumbarse. Jeonghan la invitó a sentarse y ella accedió en silencio, tomando lugar en uno de los sillones fuera del cuarto.

—No sé.— Admitió ella. —He intentado averiguar lo que sucedió con él desde que llegamos aquí. De pronto se obsesionó con la idea de que Minghao fuera el primero en la vida de su hermano. Está tan obsesionado con el hecho de que lo ame... Fuheng es insistente y no va a apartar la mirada hasta que logre lo que quiere, me gustaría detenerlo, pero si no sé lo que está pasando en él podría lastimarlo. Pero si no lo detengo va a lastimar a Minghao.

Jeonghan respiró profundo observando la puerta. En ese punto era casi imposible ayudar. Lo correcto era ponerle un alto al omega mayor, pero ¿Qué tal si esto que le estaba afectando era más delicado y profundo? Fuheng parecía tan frágil cuando se trataba de Minghao que podría romperse en cualquier momento. No era culpa ni obligación de Minghao proteger a su padre, pero lo amaba y quería hacerlo, no era tan fácil como para solo dejarlo. Era su padre, y a pesar de todo Minghao lo amaba.

—Minghao se parece mucho a su padre.— Suspiró con fuerza.

No era del todo un alago. Eso de ocultar sus pensamientos y actuar sobre la marcha se les daba bastante bien a esos dos, casi nadie parecía poder entrar en sus cabezas. Fuheng genuinamente amaba a Minghao, era su hijo y parecía amarlo con una sinceridad enorme cada que le sonreía y esparcía su aroma, como si arropara a su hijo, pero despues se ocultaba, se hacía pequeño e intentaba huir de Minghao pareciendo un cachorro culpable. Era difícil de entender, porque no parecía haber malas intenciones en ese hombre.

Jeonghan miró abajo cuando algo sobre su mano vibro, no supo porque tenía el celular de Minghao, quizás lo había tomado cuando se quitó el casco y Minghao casi le lanzó sus cosas para hacer lo mismo, no lo devolvió y ahora lo tenía él. Los desbloqueó usando la contraseña y observó el mensaje en la pantalla.

"Hao ¿Dónde están? Debo regresar a la escuela ahora, los veré allá."

Era de Hoshi.

"El señor Fuheng está teniendo problemas"

Escribió.

"¿necesitan algo? ¿Cómo está? ¿Minghao está bien?"

Respiró profundo observando de nuevo la puerta, esperando que todo estuviera bien. Se cruzó de brazos y cerró los ojos despues de haberle respondido a Hoshi.



—Jeonghan.— La voz de Minghao lo despertó ¿Qué hora era? Miró por la ventana y aun era de día, pero faltaba poco para el atardecer. —¿estás bien?

—¿Cómo está tu padre?— Preguntó tallándose los ojos. Minghao miró la puerta y suspiró. —¿Está bien?

—Algo alteró a papá, piensan que fue un ataque de ansiedad pero no saben que lo provocó, papá nunca había tenido algo así.

Jeonghan suspiró poniéndose de pie, la madre de Minghao ya no estaba allí y supuso que se encontraba dentro de la habitación. Entró allí mientras que Minghao regresaba con su padre que comenzaba a reírse y a jugar, y aunque saludó a Jeonghan este no respondió. Estaba concentrado en el armario entreabierto del final de la habitación. Le dio una sonrisa a Fuheng y decidió caminar hasta esa línea de luz que salía del armario. Podía escuchar la conversación a sus espaldas.

Abrió un poco la puerta encontrando una maleta abierta y la ropa regada, y un pequeño libro sobresaliendo de allí. Se agachó con curiosidad y lo tomó.

La letra era descuidada. Y estaba en otro idioma, no podía leerlo. Grandioso. Sin embargo, parecía importante, algo en el pequeño libro con letra descuidada y fea parecía resaltar, quizás la fragancia que desprendía, o el hecho de que tuviera el nombre de Minghao en la primera página.

¿Dónde se fue Jeonghannie?— Guardó el pequeño libro entre su ropa y decidió escabullirse afuera acercándose desde un punto ciego, y salió detrás de Minghao. —Allí estás. ¡Mírate, te ves bonito! Tu cabello se ve mejor.

—Gracias.— Respondió Jeonghan con una sonrisa. —Me alegro saber que se encuentra mejor.

Jeonghan, si usas ese tono falso conmigo me caerás mal.— Y aunque la voz de Fuheng fue monótona no deshizo su sonrisa, y la madre de Minghao suspiró. —No me gustan las personas que ocultan cosas. ¿Qué sucede?

—Papá, deja a Jeonghan.— Habló Minghao. —Tuvo un día difícil.

—Si, fue muy cansado.— Asintió Jeonghan con una sonrisa. —¿puedo preguntarle algo?— Fuheng asintió. —¿Por qué está tan obsesionado con que Minghao sea el primero en conocer a su hermano?

Hubo un pequeño silencio en el que tanto Minghao como su madre desaprobaron la pregunta, pero Jeonghan no retrocedió.

Para que lo ame mucho.— Asintió el omega. —Si lo ve nacer, y crecer lo va a amar mucho.

—¿cree que no lo amará?

Claro que lo va a amar, es su hermano, pero... Pero no tiene que amarlo solo por ser su hermano... Lo va a amar por quien es, no solo por ser su hermano.— La voz del señor fuheng comenzó a temblar un poco, pero su sonrisa se sostuvo. —Va a amarlo de esa manera. ¿verdad?

Minghao y su madre sonrieron al mismo tiempo antes de asentir, y ellos parecían darle al mundo a Fuheng, parecían darle lo que sea que ese hombre quisiera con solo chistar, parecían amarlo y preocuparse por él, pero no estaban entendiendo lo que quería decir.

El señor Fuheng no estaba dudando de que Minghao amara a su hermano, estaba dudando de la forma en la que lo amaría. No quería que Minghao amara a su hermano de la nada, no quería que lo amara sin verlo o conocerlo antes porque solo lo estaría amando por ser su hermano, era un amor que se sentía casi obligatorio. Era un amor formado por el lazo que los unía y no un amor que se daba porque nacía de uno mismo.

Jeonghan lo entendía porque amaba a Seungcheol no solo por el hecho de ser su hermano mayor, lo amaba por lo que Seungcheol era, y era Jeonghan quien amarraba a Seungcheol con su amor de hermanos. Seungcheol no tenía que amarlo, y apostaba que no lo amaría si no fuera su hermano. El padre de Minghao quería que Minghao amara a su hermano aun si no lo fueran. ¿Por qué? Solo ese hombre lo sabía.

—Yo ya amo a mi hermano, papá.— Dijo Minghao sin ser consciente de que esas palabras solo estaban empeorándolo.

Jeonghan sonrió con calma pensando si era conveniente entrar en ese tema despues de que el señor Fuheng tuviera un ataque de ansiedad. Jeonghan se inclinó cerca manteniéndose tranquilo y el hombre lo miró con la misma tranquilidad, ambos manteniéndose en calma sabiendo que el otro ocultaba algo. Eran un poco similares en ese sentido. ¿Quién se atrevería a hablar primero? Dependiendo de quien quería huir más rápido del tema.

¿Cómo está tu bebé, Jeonghannie?

¿eh? Comenzó a negar mientras se apartaba.

—No, yo soy... no... Soy estéril.— Aclaró con su sonrisa temblando. —No puedo tener hijos.

El señor Fuheng lo miró de pies a cabeza y extendió la mano para abrirle la camisa y el traje, Jeonghan se avergonzó dando varios pasos atrás y se cubrió de nuevo mientras que la madre de Minghao tomaba a su esposo y Minghao casi lo regañaba. No consiguió desvestirlo, pero aun así Jeonghan sintió su rostro enrojecerse y abrazó sus propios brazos ocultando parte de su cuerpo. No había ningún bebé.

¿no hay bebé?— Preguntó Fuheng inclinando la cabeza. —Ahora que lo recuerdo... ni tu padre ni el medico mencionaron la prueba de embarazo, pero estoy seguro que la vi entre las hojas. No sabía exactamente que decía pero pensé que era la prueba porque decía negativo. Aunque pudo haber sido de las enfermedades. Y como no la mencionaron pensé que era extraño, pero tu padre me da miedo.

—Dudo que mi padre haya hecho una prueba de embarazo. Soy estéril.— Se aclaró la garganta. —Pero si el medico la hizo... tiene sentido.— Respiró profundo. —Papá me dijo que no había ninguna posibilidad para mí de gestar, ni siquiera la idea de concebir.

—¿eso fue lo que te dijo?— Preguntó Minghao.

—Si, me aclararon que no podría concebir en ningún momento de mi vida. Así que es imposible que este gestando.

¿y si te mintieron?

—No hay razón para mentirme.— Aclaró Jeonghan con un suspiro. —Dudo que mis padres me hayan hecho pasar por... por...— Apretó los labios. —No es algo que me tomaba a la ligera. Así que dudo que me hayan hecho pasar por eso solo porque sí. No hay razón. Ellos me aman a pesar de todo.

A veces los padres hacemos cosas que pensamos que es lo mejor, no importa si es correcto o no. Aun si amamos a nuestros hijos... No es fácil.

Jeonghan sonrió ante la mirada honesta de Fuheng. No sabía lo que pasaba por la cabeza de ese hombre, pero estaba convencido de que sus acciones no buscaban dañar a Minghao, era algo más adentro, algo que lo estaba haciendo creer que cualquier cosa era mejor que dejar que su hijo amara a su hermano solo por ser su hermano. Miró a Minghao buscando entenderlo, pero solo había una sonrisa allí.

Sus padres no le mentirían, no lo harían sufrir de la manera en la que sufría cuando no comprendía lo que pasaba. Jeonghan solía llorar en sus celos, preguntándose por que carajos tenía uno si no podía concebir. Y nunca tuvo respuesta. Se negaba a creer que sus padres le hicieran pasar por algo así, o que su hermano lo hiciera.

Era absurdo.

Cuando regresaron a la escuela era de noche, no regresaron directamente a sus habitaciones, fueron al templo porque Minghao quería ver a Jun, y porque Jeonghan quería entregarle lo que encontró. Solo que no esperaban ver a los chicos allí, desde Seungkwan discutiendo con sus novios, hasta Wonwoo jugando con Jeongkwan quien estaba de visita junto a Mingyu y Chan. Woozi estaba allí, sonriendo y jugando también con la niña, mostrándole la lengua cada que ella quería alcanzarlo.

Si, seguramente fue Jun quien los reunió a todos. Suspiró. Tenía que hablar con Minghao, pero más importante; tenía que hablar con Woozi, tenía que ser serio y enfrentarse a lo que estuvo huyendo por días. Así que tomó aire y despues de actuar como si nada pasara saludando a Jeongkwan y peleándose dos segundos con Wonwoo miró Woozi, y Woozi le sonreía de una forma hermosa, realmente hermosa.

—Seguimos en guerra fría con el Mayor.— Aclaró Wonwoo. —Pero estar lejos de Jeongkwan nos está matando. Ella no dejaba de llorar por mi, me necesita, y yo a ella.

—Papi, beso.— Dijo Jeongkwan mordiendo la mejilla de Wonwoo. Eso no era un beso. —Beso. ¡Hannie! ¡Beso!

Ella extendió los brazos hacia Jeonghan y él se acercó para tomarla, le dio un beso en la mejilla, con sus labios hechos un piquito y un pequeño chasquido despues. Un beso y no una mordida. Y despues ella lo abrazó.

—¿Qué pasó, cachorra?— Preguntó con cariño meciéndola. —¿quieres darle un beso a tio udi?

—Va a morderme.

—¡beso, beso, udi, beso!— Ella se zarandeó extendiendo las manos hacia Woozi, claro que quería darle un beso, Jeonghan la acercó y la niña se inclinó hasta morderle la mejilla. Y Woozi suspiró con la saliva de la bebé escurriéndole del rostro.

—Ya suelta, kimbap.— Woozi tomó a Jeongkwan y casi la lanzó con Wonwoo teniendo cuidado. —Ella sabe bien lo que hace, quiere una guerra.

—Es una bebé.— Se burló Jeonghan —Solo sabe que te besa diferente a ti y a Wonwoo porque son sus favoritos.

—Jeongkwannie, duele.— Lloriqueó Wonwoo con la cachorra mordiéndole la mejilla.

—Te extrañó mucho.— dijo Mingyu quitándosela de encima. —No dejaba de llorar, tenía que traerla. Wonwoo, en serio no sabía que hacer.

—Mingyu, deja de preocuparte.— Pidió Woozi con calma. —No nos queda de otra por ahora, no estamos haciendo nada que el Mayor no sepa ya, así que deja de preocuparte.

—Woozi tiene razón.— Dijo Seungkwan. —Cuando sentí el aroma de Jeongkwannie ella necesitaba mucho de Wonwoo, apenas es una bebé, necesita a sus dos padres. Y Wonwoo necesitaba mucho de ella... míralos.

Wonwoo les sonrió con la pequeña Jeongkwan entre sus brazos, y al verlo Jeongkwan imitó su sonrisa mirándolos, soltando una risilla de bebé que enterneció a Jeonghan. Jeongkwan era la viva imagen de Mingyu en ese punto, pero tenía pequeñas cosas de Wonwoo que dejaban en claro que era su hija. Jeonghan desearía no verlos separarse más, desearía que se quedaran juntos porque ambos lo necesitaban, no solo debían estar juntos un par de horas a la semana, sino todos los días.

Sintió la mano de Woozi sobre la suya y lo miró encontrando de nuevo esa preciosa sonrisa, le hizo un gesto con la cabeza señalando el pasillo, Jeonghan entendió de inmediato y caminó alejándose en silencio mientras que el caos seguía a sus espaldas. No hablaron en ese pequeño transcurso, y solo se detuvieron cuando llegaron a una de las habitaciones donde Jeonghan por fin pudo respirar listo para dejar de esconderse.

Tenía que contarle todo a Woozi, desde el principio. Cerró los ojos y tomó aire sintiendo el agradable aroma a fresas. Todo el día había estado asustado y estresado, con miedo y sintiéndose mal, pero ahora parecía aliviarse un poco, la forma en la que su omega lo miraba lo hacía sentir seguro y querido. Solo que Woozi no era su omega, y era lo que debían aclarar. Tomó la mano de Woozi y abrió los ojos.

Tenía que contarle que estuvo a punto de casarse, y las razones por las que estuvo a punto de hacerlo, pero antes de que pudiera abrir la boca algo apareció frente a su rostro.

La rosa roja parecía enorme, casi artificial, pero el aroma era natural y los pétalos parecían delicados y reales.

—Tómala para que pueda respirar.— Dijo Woozi con el rostro tan rojo como la rosa. Apartaba la mirada y se mordía los labios. —Perfecto, aventémosla lejos...

La tomó antes de que Woozi la lanzara a sus espaldas. Era solo una rosa, pero era bonita y perfecta, algo lindo. Jeonghan solía recibir flores de alfas que lo pretendieron en el pasado, grandes ramos de cien a doscientas flores que adornaban su sala cuando sus padres le buscaban esposo. Rechazó cada uno de esos ramos porque la parecían aburridos y casi estresantes. Pero la simple rosa de Woozi atacó algo dentro de él, algo que palpitó con fuerza.

Woozi le estaba regalando una rosa. Su omega. Extendió su otra mano tomando la mejilla de su omega para alzarle el rostro y se inclinó a besarlo. Tenía que agacharse un poco, pero Woozi siempre lo hacia sentirse rodeado con su aroma. Sintió las manos de Woozi colocando su cabello detrás de su oreja, el pequeño gesto mandando una nueva emoción por su cuerpo.

Respiró profundo el aroma de su omega una vez se apartó. Golpeó sus frentes juntas queriendo hundirse y esconderse del mundo.

—Woozi... Te...

Y todo se detuvo. Su respiración se cortó y sus ojos se abrieron de golpe mientras intentaba hablar, de pronto su boca y su cuerpo dejó de responder.

El dolor atravesó su cuerpo en cuestión de segundos, y no pudo moverse.

—Jeonghan...— La voz calmada de Woozi se tornó alarmada cuando lo notó. —Jeonghan ¿estás bien?

Su pupila estaba temblando, porque su mirada se puso borrosa y de pronto su cuerpo colapso. Woozi fue lo suficientemente fuerte como para detener el impacto, pero Jeonghan estaba seguro que no lo hubiera sentido, porque el dolor que se originó desde su estómago fue abrumador. Su cuerpo estaba temblando de un segundo a otro.

Jadeó, fue lo único que pudo hacer.

—¡Jeonghan!— Escuchó los gritos del pasillo, era Seungkwan.

—¡Jeonghan!— Woozi lo llamó. —Mierda...

Parpadeó una vez y eso fue suficiente como para que perdiera su oído, de pronto no escuchaba más que una sutil línea aguda cruzando, aunque podía ver a los chicos abrir la puerta y a Woozi recostándolo en el suelo, podía ver el techo. Parpadeó de nuevo y se dio cuenta de que su corazón latía desesperado y que su respiración era caótica. Y el dolor seguía allí. Dolía tanto que no podía reaccionar bien.

Su rostro cayó de lado desenfocando su mirada, no entendía nada de lo que decían alrededor y no podía mirar más que pies moviéndose aturdidos. Y su rosa. Podía mirar la rosa que aun sostenía.

Se estaba lastimando a si mismo gracias a la fuerza con la que sujetaba la flor.

Decidió soltarla. Y había sangre.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro