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Capítulo 6 "Los votos"

Los votos.


– ¿Tienes frío? – pregunta William colocando su brazo sobre mis hombros.

– No, estoy bien– sonrío y recuesto mi cabeza en su hombro. Él besa mi frente– Nos casaremos en dos días.

– Si, ¿Estás nerviosa?

– Algo, pero la emoción le gana al nerviosismo. ¿Fuiste por tu traje?

– Si, fui con nuestros padres y con Dominick. Ya está todo listo. Mañana es la cena de ensayo– asiento y cierro los ojos.

Desde la fiesta de compromiso, creo que William y yo nos hemos acercado más. No solo físicamente, si no que ya nos sentimos más cómodos estando el uno con el otro.

En la fiesta de compromiso conocí a Dominick, quién es realmente genial es muy guapo y creo que a Wendy le gusta y por eso le cae mal. También conocí al padre de William, un hombre verdaderamente serio, pero aun así muy amable y educado.

También tuve la desgracia de conocer a Anette Schell, la esposa de uno de los socios de William, era muy hermosa. Rubia, ojos azules, alta y esbelta. Por otra parte, no puedo decir lo mismo de su esposo. Era bajito y no tenía tanto cabello, el hombre podría llevarle, como muy poco, veinte años. La mujer no paraba de mirar a William de una forma muy subjetiva y no me he podido sacar de la cabeza la idea, de que los dos, tuvieron algo. Pero no me atrevo a preguntar.

Un grito me hace abrir los ojos de golpe, me siento en la cama con el corazón en la boca– literalmente– por el susto. Frente a mí, mi hermana mayor con su gran vientre y una sonrisa que amenaza con romper su rostro en dos.

– ¡Hermanita! – grita con su voz chillona y se acerca a mi para abrazarme– o intentarlo– y apretarme mucho– Te extrañé tanto.

– Hola, Christa– le abrazo de vuelta– Yo también te extrañé. ¿A qué hora llegaste?

– Hace dos minutos– coloco mis manos en su gran vientre de seis meses, dónde se encuentran mis dos sobrinos– Mamá dijo que dormías, pero no me resistí y vine a despertarte.

– Pues, casi me matas del susto. ¿Y Erick?

– Está subiendo las maletas. ¡No puedo creer que mi hermanita se vaya a casar!, Cuéntamelo todo. ¿Cómo es?

– Pues... se llama William, pero todos le dicen Liam– asiente– Es muy guapo, atento, amable, sexy, inteligente y muchas cosas más, pero creo que no terminaríamos si te las digo todas– Sonríe y veo que sus ojos se llenan de lágrimas– ¿Qué sucede?

– Nada. Es que... los extrañé mucho y pues... vas a casarte y eres mi hermanita menor. Lo siento, malditas hormonas.

Río y vuelvo abrazarla, yo también la extrañé. Es mi hermana después de todo.

Cuando ya estoy aseada, bajo las escaleras y cuando entro a la cocina me encuentro con Erick Giesler. Mi hermoso cuñado.

– ¡Vaya! Miren quién es. La más fea de la familia– me dice abrazándome, yo ruedo los ojos y lo beso en la mejilla– ¿Cómo estás, fea? ¿Lista para casarte mañana?

– Más que lista. Tú sabes que puedo con todo– hago que mi voz suene arrogante.

– Ah, cierto. Tú naciste lista– le guiño y él ríe.

Desde que lo conocí, nos hemos llevado bien. Es una excelente persona y soporta a mi hermana, merece mi respeto– puesto que, a mi hermana nadie la soporta– y admiración.

Hoy la cena de ensayo se hará en el hotel Sheraton Carlton. Solo van asistir mi familia y la suya, es mejor así, no me gusta mucho estar con gente que solo asiste a este tipo de reuniones por interés y al final para criticar. Suficiente ya tengo con que la boda este llena de personas, las cuales, solo conozco su nombre.

– ¿Christel? – la voz de Christa llama mi atención.

– ¿Sí?

– ¿Estás lista?

– Si, ya casi estoy.

– Bueno, te esperamos abajo– escucho sus pasos al otro lado del pasillo y sé que está bajando las escaleras.

Amarró mi cabello en una coleta alta y dejo sueltos unos mechones. Me aplicó más labial rojo intenso y acomodo las tiras de mi vestido corto color gris de gamuza. Si, ya quedé.

En la entrada del hotel, nos atiende un chico, quién nos indica dónde se encuentra nuestra mesa privada. Allí se encuentran Evelyn y el señor Will, Dominick con Wendy y, por último, mi lindo futuro esposo.

Saludo a todos cordialmente y al final me acerco a William, quién me toma por la cintura y besa mis labios duramente y se aleja dejándome embobada.

Él me tiene embobada.

– ¿Cómo estás, caramelo? – me susurra al oído una vez que nos sentamos.

– Ansiosa, ¿Y tú?

– Mucho mejor ahora que te veo– besa mi mejilla estremeciendo mi cuerpo.

– Cuéntame, ¿Estás lista para mañana, Christel? – la voz del papá de William me sobresalta.

– Si. Estoy muy emocionada– sonrío.

– Es bueno saberlo. Se nota que se llevan bien, ¿Están cómodos? – cuestiona Evelyn.

– Si, aunque nos conocemos hace poco, nos sentimos muy cómodos– responde William.

– Con el tiempo el amor vendrá, no se preocupen por eso, ¿Cierto, amor? – Comenta mi hermana.

– Si. Al principio no la soportaba, pero luego termine perdidamente enamorado de esta hermosa mujer– Se burla Erick haciéndonos reír a todos.

– ¿Qué hay de ti, Wendy?, ¿Planeas casarte pronto? – le pregunta mi madre. Wendy se atraganta con su vino blanco.

– Yo... eh... no lo sé– se encoje de hombros– Aún no lo decidimos, ¿Cierto, papá?

– Cierto, pero ya tengo varios pretendientes en mente.

– Solo falta Wendy por casarse y Dominick también– agrega mi padre– Los dos harían una linda pareja.

La cena pasa divertida, con burlas entre Wendy y Dominick, charlas cortas entre todos y una que otra mirada no tan casual entre William y yo.

– ¿Me acompañas al jardín? – pregunta William, asiento y me coloco de pie.

Salimos al jardín y no pasa mucho tiempo hasta que William tira de mi cuerpo al suyo y succiona mi boca. Lo admito, extrañe besarlo así.

Mis manos se pierden en su cabello y las suyas aprietan mi trasero haciéndome gemir en su boca, este hombre me encanta demasiado. Recuerdo la idea que tuve y quiero ponerla en práctica. Me separo de su boca.

– William... – besa mi cuello.

– ¿sí? – sigue besándome y tocando mi cuerpo.

– Quiero hacer algo.

– ¿Qué cosa? – lo separó de mí y tomo su mano, lo guío al baño de mujeres, que aparentemente, está vacío.

Cierro con pestillo la puerta y me giro a mirarlo. Este me observa con la diversión pintada en sus ojos y una ceja arqueada.

– No sabía que querías tener sexo en un baño– se acerca a mí con la intención de besarme, pero yo tomé sus manos y lo detuve.

– No quiero tener sexo en un baño– lo reprendo y él me mira confundido.

– ¿Entonces qué hacemos aquí?

– Quiero que me digas tus votos.

– ¿Qué?

– William, mañana cuando nos casemos habrán más de cien personas, las cuales, ni siquiera conocemos y que ni les importa si somos felices o no, esas personas solo asistirán para ver si alguno de los dos se arrepiente y hace el ridículo. Yo no quiero eso. Solo quiero que aquí, en este baño, seamos sinceros el uno con el otro y digamos lo que estamos dispuestos hacer durante nuestro matrimonio– termino sin aliento. Ya, lo dije. William me mira como si estuviera loca, pero aún así, se acerca a mí y me sienta sobre el lavamanos.

– Bueno, creo que estamos de acuerdo en algo– me sonríe.

Él toma mis manos y suspira.

– Yo, William Ackermann, te quiero a ti, Christel Klausen, como esposa y me entrego a ti en cuerpo y alma. Y prometo serte fiel, y acompañarte en las alegrías

y las penas, en la salud y la enfermedad. Enfrentar todos los obstáculos del camino juntos y juro amarte por el resto de mi vida.

Los dijo. Me dijo sus votos en un baño público, siento mis ojos empañados.

– Yo, Christel Klausen, te quiero a ti, William Ackermann, como esposo y me entrego a ti en cuerpo y alma. Y prometo serte fiel, y acompañarte en las alegrías y las penas, en la salud y la enfermedad. Enfrentar todos los obstáculos del camino juntos y juro amarte por el resto de mi vida.

Las lágrimas bajan por mis mejillas, la felicidad no me cabe en el pecho.

Me dijo sus votos.

Él seca mis lágrimas con sus pulgares y acerca su rostro al mío, me besa con una delicadeza que me estremece el alma.

Voy a ser feliz con él. Lo sé.

∞∞∞
¡Otro capítulo!
Vamos a tomarnos esto con calma.
Pronto es la boda y el especial de navidad.
¡Voten y comenten mucho!.

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