"Un final inesperado"

La sala de mi antigua casa es absorbida por un silencio sepulcral.

Mi madre llora desconsolada mirando al hombre que es “mi padre”.

Mi esposo me observa fijamente, como si lo que acabo de decir, fuera un completo chiste.

El monstruo me mira con irá y yo solo me siento libre, traicionada, usada... Y libre.

– Eso no puede ser– mi madre susurra en medio de su trance.

– Pues si lo es– murmuro con mis ojos ardiendo– Ese día no había nadie en la casa y él solo se aprovechó de mi.

– Maldito– la ira en la voz de William es palpable pero cuando quiero verlo, él ya está caminando en la dirección de Adam.

Antes de que William llegué a él, Adam saca una pistola de su cintura obligando a William a detenerse.

– ¡No!– exclamo y cuando quiero caminar Adam me apunta.

– Quédate dónde estas– ordena– No pudiste mantener la boca cerrada, ¿Cierto?– ríe y camina por la sala sin dejar de apuntarnos– Pensé que eras más inteligente.

– Maldito enfermo– espeta William– ¿Cómo pudiste violar a tu propia hija?.

– En mi defensa, no sabía que lo era– se encoje de hombros– Me enteré cuando mi querido hermano fue a visitarme hace dos semanas, pero no te considero mi hija por lo que no veo el detalle.

– Me violaste– susurro y él vuelve a reír.

– No fue una violación si te gustó– sonríe.

– ¡Imbécil! ¡Era una niña!– grito.

– No tanto a mi parecer.

– Eres una escoria, con razón Christopher desconfiaba de ti– murmura William con la ira cruzando su rostro– No me sorprendería que todo lo que sospechó fuera verdad.

– ¿Te refieres al robo de las cuentas?– finge pensar– Pues, si. Mi hermano tenía razón.

¿Qué?.

Era él.

– ¿Tu mandaste a secuestrarme?– cuestiono.

– No, Marlon era el encargado de vaciar las cuentas, pero él quería más dinero– se encoje de hombros– El dinero que pidió en tu secuestro era para él, pero el muy imbécil se dejó atrapar.

– ¿Por qué?– susurro.

– ¿Por qué que?– me mira.

– ¿Por qué querías el dinero de mi padre?– mi confusión se incrementa.

– Porque todo lo que él tenía debía ser mío– su rostro se transforma a uno que jamás en mi vida había visto– Todo su imperio debió ser mío.

– Pero tú tenías el tuyo propio– dice William.

– No era suficiente– espeta– Pero el muy desgraciado les dejó todo a sus queridos yernos– ríe– Creo que causar su muerte no sirvió de nada.

Otro golpe.

Otra bofetada.

Él mato a mi padre.

– ¿Tú lo mataste?– mi madre sale de su trance y llama la atención de Adam.

– No, yo no lo maté– se acerca a ella– digamos que, le pagué a alguien para que lo hiciera.

– Eres un monstruo– la lastima se refleja en la mirada de mi madre.

– Puede que lo sea– sonríe maquiavélico.

El asco se incrementa en mi interior y la tristeza junto con la ira abordan mi sistema.

Una punzada se acentúa en mi vientre y el miedo también me invade.

Llevo una mano a mi vientre y la dejo ahí.

– ¿Qué quieres?– cuestiono ya irritada de toda esta situación.

– ¿Disculpa?– se gira a observar.

– ¿Qué que quieres para que nos dejes en paz?– mis lágrimas ya se secaron, solo queda la ira.

Se acerca a mi y ríe cuando está frente a mi, pasa su arma a lo largo de mi brazo.

– Que tu amado esposo me entregué lo que me pertenece por derecho– murmura– Y que el pedante de Erick también lo haga.

– Eso no pasará– niego– Ese imperio era de mi padre y es su legado, no te lo entregaremos porque tú lo digas.

Ríe y antes de que pueda procesarlo su mano se cierra alrededor de mi cuello y su arma se pega a mi sien. Mi espalda choca contra la pared y siento el dolor invadir mi ingle.

¿Qué está pasando?.

– Bien, esto se está alargando más de lo que planeo– murmura cerca de mi rostro tira de mi cuerpo y nos gira, su brazo está alrededor de mi cuello y su arma en mi costado– Muy bien, Ackermann. Me entregas las empresas por las buenas o tu esposa se muere.

– ¿Eres capaz de matar a tu propia hija?– cuestiona William, observándome.

– Ya te lo dije– aprieta su agarre en mi cuello y el dolor en mi vientre se intensifica– No es mi hija, y lo único que me importa es que me entregues lo que es mío.

– No vamos a entregarte nada– William murmura– No creo que seas capaz de matar a tu propia familia por dinero.

– Ya lo hice, mate a mi hermano– ríe– Y puedo acabar con todos ustedes con tal de obtener lo que quiero.

– En serio estás enfermo– susurro sintiendo mi respiración atascarse en mi garganta.

– Tu misma lo dijiste– susurra en mi oído– Soy un monstruo.

Observo todo el lugar y mi madre no está.

¿Dónde está mamá?.

Adam me empuja hacia un lado y mi cuerpo impactada contra la parte trasera del sofá.

Me siento en el suelo y llevo la mano a mi vientre.

¿Por qué me duele?.

– No lo hagas más difícil, Ackermann. Está no es tu pelea– se acerca lentamente y apunta a William con su arma.

– Soy el empresario más importante del país, Klausen. En tu historial no sería bien visto un asesinato– dice burlón.

– La muerte de mi hermano no está en mi historial y yo fui el causante– se acerca más a William.

– No voy a dejar a tu poder todo ese imperio– afirma William.

– William, por favor– suplico, él no me observa, solo mira a Adam.

– Escucha a tu esposa, Ackermann– se burla Adam.

– Tendrás que matarme– William da un paso al frente y el arma de Adam se pega a su frente.

– ¿Eso quieres?– cuestiona.

– No, William…– vuelvo a insistir.

– No voy a darte nada por voluntad propia– dice– Mátame, Klausen. Mátate.

– Si así lo quieres…

Cierro los ojos.

No puedo.

Mi vientre duele, quiero ponerme de pie pero no puedo.

Mi corazón bombea.

Adam tiene el arma en la frente de mi esposo.

De mi William.

Un disparo.

Me dejo caer en el suelo.

Un disparo.

Mi corazón se detiene.

Un disparo.

Mi vida se acaba.

¡Último capítulo!
¿Esté será el fin de está historia?.
¡No sé vayan!.
3/4.
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