Capítulo 27 "Miedo y angustia"
"Miedo y angustia"
Creo que estoy comiendo más.
No sé si desde que, me dijeron que estaba embarazada o desde siempre.
La cosa es que, estoy comiendo mucho.
– William– murmuro mientras lo observo trabajar en su computador.
– ¿Si?– cuestiona sin quitar la mirada de la pantalla.
– Tengo hambre– susurro tímidamente y él levanta su rostro para observarme.
– ¿Qué quieres comer?– vuelve su vista al computador.
– Helado– digo.
– ¿Quieres que salgamos?– mira su reloj.
– ¿A dónde?.
– A comprar un helado– asiento, él cierra su computador y se levanta de la cama– busca tu abrigo.
Me levanto de un salto y corro al closet en busca de mi abrigo. Encuentro mi chaqueta de gamuza negra y me la coloco rápidamente. Bajo las escaleras y salgo de la casa para encontrar a William dentro del Mustang.
El auto se pone en marcha y en menos de veinte minutos estamos en el centro comercial.
Está última semana me la he pasado vomitando todo lo que como y cuando digo que como mucho, es normal, que vomite mucho.
Me ha dado más sueño de lo normal y no importa donde me encuentre, me duermo dónde sea.
William por otra parte, todo lo que quiero, él lo pone a mis pies. No es que no me guste, pero… es tedioso que me dé todo lo que quiero, tal vez por qué no tengo como discutir con él.
Y ni hablar de que, no me deja hacer absolutamente nada. Él piensa que estoy invalida o algo así, no lo sé. Es tierno, pero estresante.
Las hormonas me tienen demente.
Lloro por absolutamente todo y me enojo por nada, supongo que es normal pero me llena de tensión.
– ¿Te gustó?– me pregunta William cuando ve que terminé mi helado.
– Si, estuvo bueno– sonrío y él hace igual.
– Hable con tu padre hoy– dice mirándome.
– ¿Si?, ¿Qué te dijo?– pregunto.
– Viajará a Italia hoy– dice y mi garganta se anuda– Dijo que tenía que resolver unos asuntos con tu tío.
– ¿Con mi tío?– asiente– ¿Qué clase de asuntos?.
– No lo sé, asuntos personales o eso creo– se encoge de hombros y yo me tenso.
¿Asuntos personales?.
¿Qué asuntos personales tiene que atender mi padre con ese monstruo?.
– ¿Cuándo volverá?– me hago la desinteresada.
– En dos días– asiento– ¿Tu tío fue la sorpresa que tú madre te tenía el otro día?.
– Eh… si– tartamudeo y William me observa.
– ¿Hace mucho no lo ves?.
– No hace cinco o seis años, ¿Por qué?– ladeo el rostro.
– Por nada, curiosidad– se excusa.
¿A qué se debe está “curiosidad”?.
– Papá nunca se llevó bien con él– digo– Mi tío es dos años menor que él, pero siempre fue distante. Desde que era pequeña… el tío Adam era así. Apartado.
– ¿Lleva muchos años viviendo en Italia?– asiento.
– La sucursal de Italia está bajo su mando, pero él pasaba más tiempo en la que tiene aquí. Después de que cumplí los catorce… se marchó.
Los recuerdos llegan de repente a mi cabeza y sacudo ligeramente para que William no lo note.
– ¿Lo quieres mucho?– levanto mi mirada y la fijo en la suya.
¿Se puede querer a quien te desgració la vida?.
¿Se puede querer al ser que te dejó un trauma psicólogo?.
¿Se puede querer al monstruo que se metió en tus sueños convirtiéndolos en pesadillas?.
No, no lo creo.
– No lo sé– evado a mi mente– No lo veíamos mucho, y cuando se fue no lo volví a ver… hasta aquel día. Supongo que, no tengo sentimientos hacia él.
– Entiendo. Tal vez como no estuvo mucho con ustedes solo lo consideran un tío y solo eso.
– Solo es su título en esta familia– susurro.
William, ya no preguntes más.
Ruego Internamente y que funciona porque él decide cambiar el tema y dar una vuelta por el centro comercial.
No es un tema que me gustaría hablar con él. Y no es por qué no confíe, si no por qué tengo miedo.
Y creo que siempre lo voy a tener, si de Adam se trata.
Ay no, otra vez no.
Me levanto de la cama como puedo y corro al baño a vomitar lo poquito que comí en la cena.
Mi cabeza da vueltas y mi garganta arde.
¡Que asco vomitar!.
Siento la mano de William subir de arriba abajo en mi espalda y apartando el cabello de mi rostro. Cuando dejo de vomitar, me levanto y enjuago mi boca.
William me levanta y me sienta en el lavamanos. Aliso mi cabello hacia atrás y William me rodea con sus brazos, escondo mi cara en su cuello y suspiro.
Solo llevas siete semanas, Chris.
Solo faltan ocho meses y una semana más.
¡Vaya!, Que alivio.
Me reprendo internamente.
– ¿Qué hora es?– cuestiono aún escondida.
– Las tres– murmura y acaricia mi espalda.
¿Por qué tienen que darme ganas de vomitar a estás horas?.
Volvemos a la habitación y cuando estoy apunto te conciliar el sueño, mi teléfono suena.
– ¿Por qué, Dios mío?– pregunto y resignada busco mi teléfono en la mesita de noche. Contesto– ¿Si?.
– Chris…– la voz ahogada de mamá me despierta de inmediato– Nenita… – solloza y me alarmo, me siento sobre la cama y siento el teléfono de William sonar también.
– ¿Mamá, estás bien?– pregunto y William sale de la habitación hablando por teléfono.
– Si, yo sí pero…– vuelve a sollozar.
– ¿Pero que, mamá?– cuestiono angustiada.
– Tu papá… él…– ¿Papá?– Él…
¡LLEGUÉ!
Con otro capítulo, ¿Que les pereció?.
Estaré leyendo sus teorías en los comentarios. Falta poco para el final.
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¡ASUNTO SERIO!
Parece ser que, ustedes han amado está historia tanto como yo y resulta que también sé que tienen dudas e hipótesis. En ese caso, tengo la solución a sus problemas. En mi perfil, justo en la descripción se encuentra el LINK que va directo a mi página de facebook, Entre letras. En ese lugar estaré subiendo cualquier tipo de información de la historia y de todas las demás. También pueden ir a mi Instagram en dónde hago seguimiento de las historias, me encuentro como @Valeryn_caceres2.
Sin más, ¡VOTEN Y COMENTEN MUCHO!
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