Capítulo 24 "Un tema delicado y unos locos desenfrenados"
"Un tema delicado y unos locos desenfrenados"
William se lleva mi labio inferior entre sus dientes y me besa por última vez antes de juntar su frente con la mía. Respiro con dificultad y me siento aturdida.
Sus besos me aturden.
Abro los ojos y me observo en el azul de los suyos. Amo tanto sus ojos.
Estoy tan enamorada de este hombre.
– ¿Seguirás molesta conmigo?– pregunta con vos ronca.
– Depende– rodeo su cuello con mis brazos– ¿Te seguirás comportando como cavernícola?– niega como niño pequeño– Está bien, no seguiré molesta. En realidad, no estaba molesta contigo.
– ¿Ah, no?– cuestiona confundido. Niego– ¿Entonces?.
– Estaba molesta porque siempre quieres hacer lo que quieres y hay veces que no puede ser así– lo reprendo– Además, podía venir perfectamente con Jonh y tú podrías concentrarte en la empresa.
– Tu eres más importante– dice tiernamente.
– Amo tu parte tierna, amor– beso su mejilla y lo miro– Pero tienes que ocuparte de lo que está pasando en la empresa también.
– Lo sé– pega su frente a la mía, cierra los ojos y suspira– Dejaré a Jonh hacer su trabajo.
– Entonces, problema resuelto– sonrío y trato de besarlo pero él se aleja– ¿Y ahora qué?.
– No creas que me olvidé de como le hablaste al dermatólogo– Lo miro confundida.
– ¿Qué?.
– No te hagas– entrecierra sus ojos en mi dirección.
– Pero… yo solo fui amable– digo y subo al auto.
– Si claro– murmura– amable.
– Vamos, William– me acerco a él y beso su mejilla– Yo solo tengo ojos para ti.
– Es tu deber– sujeta mi mejilla con su gran mano– Soy tu esposo después de todo.
– Te amo, amor– beso sus labios.
– Te amo, caramelo.
– ¿A qué hora vendrán?– pregunta Wendy al otro lado de la línea.
– No lo sé… supongo que a eso de las ocho de la noche– digo y trato de que Zeus no se coma el shampoo– No te preocupes, estaremos ahí.
– Más les vale– chilla– Porque si no llegan a mi fiesta de compromiso, los mato.
– Le diré eso a tu hermano– río y le hecho agua a Zeus– Nos vemos.
– Adiós– cuelga y yo dejo el teléfono en el césped.
– Preciosito– observo a Zeus enjabonado– ¿Me puedes dejar bañarte?.
Zeus me mira fijamente, río. Me concentro en bañar al pitbull y no morir en el intento.
Le aplico acondicionador para que el pelaje de mi perro brille.
Después de secar a Zeus y darle de comer, me dispuse a buscar mi vestido y a sacar el traje de William.
Cuando entro al closet unos fuertes brazos tiran de mi y me elevan del suelo.
Suelto una risita cuando me encuentro sobre la cama y con William sobre mi.
– ¿Qué estabas haciendo?– pregunta besando mi cuello.
– Alistando tu traje– le sonrío– Tu hermana va a matarnos si llegamos tarde.
– No lo hará– besa mi mejilla y luego me observa– Ella no es nadie son nosotros.
– Cierto– recibo gustosa el beso que me da y me dejo llevar.
Acomodo mi falda de vuelo negra y mi top crop negro transparente de mangas largas. Me coloco mis tacones fucsias y pinto mis labios de rosa fuerte, me aplicó perfume, aliso mi cabello completamente y estoy lista.
Tomo mi teléfono y bajo las escaleras para llegar a la sala y encontrar a William con su traje negro sin corbata y su camisa fucsia. Si, estamos combinados.
Me acerco a él y le doy un tierno pico en los labios. Me sonríe y me guía fuera de la casa, subimos a su Mustang y salimos disparados hacia la casa de la tía Evelyn, en donde se realizará la fiesta de compromiso de Wendy y Dominick.
Llegamos y cuando bajamos quedo con la boca abierta, todo está hermoso.
Mi cuñada se lució con su fiesta.
Entramos a la casa y vamos al jardín trasero.
Nos encontramos con la tía Evelyn– a quien no veo hace tiempo– quien no duda en llenarnos de besos.
Wendy se acerca a mi y comienza a gritar.
– ¡Chris!– grita y me abraza– ¿Te gusta la fiesta?, ¿Está lindo todo?.
– Relájate– río deteniendo su estampida de preguntas– Si, todo está hermoso. Respira, todo saldrá bien.
– Eso espero– suspira dramáticamente y se aleja para ir con su prometido.
Observo a mi alrededor y veo que William está hablando con su padre y con el esposo de Anette.
Ruedo los ojos y me acerco a ellos.
Cuando llegó, William pasa su brazo por mi cintura y me pega a su costado.
– Hola, caramelo– besa mi frente y yo me sonrojo.
– Hola, amor– le susurro.
– Me enteré de lo ocurrido– habla el señor Holt– ¿No ocurrió nada grave?.
Si, señor. El que me secuestraran fue algo muy grave.
– No, fue un susto grande. Pero estoy bien– respondo y sonrío amablemente.
– Eso es bueno– asiente.
– ¿Qué tal tu hijo?– le pregunta el señor Ackermann. ¿Anette tiene un hijo?.
– Está bien, para tener dos años es muy tranquilo– responde orgulloso– Y cuéntame, Liam. ¿Tienes planeado tener algún heredero?.
Mierda.
– Aún no hemos hablado del tema, ¿Cierto, cariño?– niego– Pero tal vez más adelante.
– Aún son jóvenes, pero entre más herederos, mejor– afirma y sonríe grandemente.
Ni siquiera sé si puedo quedar embarazada y él dice que ¿Entre mas hijos, mejor?.
¡Santo cielo!, Este tema es delicado no se le puede contar a todo el mundo.
Suspiro y me disculpo con mi suegro y el señor Holt, mientras arrastro a William dentro de la casa.
Tomo su mano y subo corriendo las escaleras, abro la puerta del baño del pasillo y nos adentro en el. Cierro con pestillo y antes de saber que es lo que hago, ya me estoy comiendo a William. Él no entiende nada, pero aún así me devuelve el beso con ganas.
Me levanta del suelo y me sienta en el lavamanos, sus manos se pierden bajo mi falda y lleva sus dedos a mi parte sensible para hacerme gemir. Busco su cinturón y lo desabrocho, luego bajo el cierre de su pantalón y me deslizo al borde del mesón.
William aparta mis bragas a un lado y se adentra en mi de golpe. Ahogo mi grito en la palma de mi mano, rodeo su cuello con mi brazo libre y dejo que él lleve el ritmo.
Entra y sale, una, otra y otra vez rápidamente haciendo que de mi boca salgan todas las groserías que existen en el mundo. Enrollo mis piernas en su cintura y él va más profundo en mi interior.
Beso sus labios tratando de callar mi escándalo lo mejor que puedo, lo siento tensarse y gemir cuando está cerca y un lloriqueo abandona mi garganta cuando alcanzo mi límite.
Dejo caer mi espalda sobre el espejo y cierro los ojos jadeando. Sus manos se aferran a mis múslos y sale de mi para guardar a su amigote en su pantalón.
William me observa y luego reímos por lo que acaba de pasar.
Tira de mi hacia él y me besa despacio, tan despacio que creo que no es real.
Lo amo.
Lo amo demasiado.
– Te amo– susurra en mi boca.
– Yo te amo más– lo beso otra vez.
¿Estaremos locos?.
Yo creo que sí.
¡Otro capitulillo!.
Y como lo prometido es deuda... ¡MARATÓN!.
1/3
¡NO SE VAYAN!.
¡Voten y comenten mucho!.
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