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Capítulo 18 "Quizás algún día"

"Quizás algún día"

Mi teléfono suena y contesto de inmediato.

– ¿Si?– le aplicó shampoo a Zeus.

– Hola, caramelo– sonrío.

– Hola, amor– masajeo el cuerpo de mi perro.

– ¿Qué estás haciendo?– cuestiona.

– Bañando a Zeus.

– Ya– suspira.

– ¿Sucede algo?– pregunto sacándole la espuma a Zeus.

– No… 
– Vamos, William. No me mientas, dime qué pasa– le digo.

– Vaciaron otra cuenta– mierda.

– ¿Qué?– me pongo de pie luego de sacar a Zeus de la mini tina de plástico.

– Ayer en la noche– escucho como su voz suena irritada– No sé que demonios está ocurriendo, pero me está volviendo loco.

– Cálmate, ¿Si?. ¿De quién era la cuenta?.

– De tu padre– ¡Cielos!– Él tampoco entiende nada.

– ¿De cuánto era?– tartamudeo.

– Cincuenta millones– no puede ser.

– Por Dios– golpeó mi frente– ¿Cómo es que nadie sabe quién hace esto?.

– No lo sé, Chris. Pero tenemos que saberlo pronto.

¿Quién está haciendo esto?.

Difícilmente una persona puede tener acceso a esta parte de la empresa, mi padre debe estar volviéndose loco.




Termino de preparar la cena y me deleito con el excelente aroma.

Si, cada día esto se me da mejor.

Siento la puerta abrirse y me inclino un poco para comprobar de que es William quién acaba de llegar. Se quita el saco y lo coloca en el sofá.

Él se acerca a la cocina y se sienta en el taburete al otro lado de la barra. Apoya sus brazos en la barra y sujeta su rostro entre sus manos. La frustración marca su rostro y eso hace que un nudo se instale en el pecho, bajo la llama del horno y me doy la vuelta para quedar junto a él.

William gira sus rostro y me mira, sus ojos lucen apagados y estresados. 

Me acerco con lentitud y paso mis brazos a su alrededor y lo aprieto contra mí. Siento como me estruja entre sus brazos y esconde su rostro en mi cuello. Suspira contra mi piel y siento su cuerpo tenso. 

No me gusta que este así. Él no es así.

Me separo un poco de su cuerpo y acaricio su rostro con mis manos. Miro sus ojitos azules que me tienen tontamente enamorada. Sonrío ante mi pensamiento y me acerco a sus labios, le doy un pequeño beso y él inhala profundamente mientras une sus manos en mi espalda. 

Rodeo su cuello con mis brazos y quedamos más cerca. No decimos nada, solo nos observamos.

– Estás tenso– le murmuro.

– Es comprensible, creo– dice observando mis ojos.

– Si, lo es– lo miro– Y también comprendo que estés de esta forma. Pero no me gustaría que enfermaras por esto. William, en cierto modo el dinero es material, y de alguna manera u otra se recupera. Pero tú salud es más importante y si enfermas no podrás ayudar a tu empresa y menos a la de mi padre.

– Tienes razón– suspira– Debo dejar de estresarme tanto– asiento, él toma mi rostro con sus manos y estrella su boca con la mía en un beso efusivo. 

Siento su lengua entrar en mi boca y la mía se mueve a su ritmo. Me sujeto de su cabello y me pego más a él. Mi respiración se detiene y nos separamos, juntamos nuestras frentes y suspiro.

– Huele bien– susurra.
– Hice lasaña– sonrío– Espero te guste.

– Probemos– dice sonriendo y yo lo hago con él.

Su sonrisa hermosa vuelve durante la cena y me gusta verlo así.

Su estrés, en cierta parte también es el mío. Porque trato de animarlo y si no lo hace yo también me tensiono.


– ¡Espera!– río apartando sus manos de mí– ¡William!, Debo contestar. – Está bien, está bien– sonríe y vuelve a besarme– Contesta.

Me pongo de pie y entro a la casa.

Después de la cena, fuimos al patio trasero a jugar con Zeus. Pero en algún momento, William se subió encima de mi y comenzó a besarme y luego a morderme. Quería hacerle lo mismo, pero él sobrepasa mi tamaño y mi fuerza.

Corro hacia el teléfono de la casa y contesto.

– ¿Si?.

– ¿Hablo con Christel Ackermann?– pregunta una voz gruesa al otro lado de la línea.

– Si, soy yo– respondo– ¿Y usted es?.

– Marlon Frei– dice– He escuchado que ustedes es arquitecta y que es muy buena en su trabajo. Así que me gustaría conversar con usted al respecto.

– Oh, si. ¿Quiere una remodelación?– pregunto.

– No precisamente– murmura– ¿Podríamos hablar en persona?, Estoy tomando un vuelo a Múnich esta noche y así podríamos conversar mejor.

– Eh… si, claro.

– Excelente, ¿Dónde podríamos reunirnos?.

– En el Olympia Einkaufszentrum. ¿Sabe cuál es?– cuestiono.

– Por supuesto, ¿El jueves está bien para usted?.

– Si, el jueves. Nos vemos, señor Frei.

– Hasta entonces, señora Ackermann– y dale con el señora.

La llamada se cuelga y yo observo el aparato.

¿Cómo es que obtuvo el teléfono de la casa?.

Me encojo de hombros no sabiendo el porque y me levanto del sofá.

Salgo al patio trasero y me encuentro con la imagen de William sentado en el césped con Zeus entre sus piernas. William acaricia las cortas orejas del Pitbull. Camino hacia ellos y me siento junto a William y cruzo mis piernas.

– ¿Quién era?– cuestiona mirándome de reojo.

– Un tal Marlon Frei, sabe de mis servicios como arquitecta a domicilio y quiere reunirse conmigo el jueves.

– ¿Solos?– ruedo los ojos. 

– Si, es un cliente. No puedo simplemente cancelar por qué mi querido esposo se comporta como cavernícola de vez en cuando.

– No me comporto como un cavernícola, Chris– se defiende– Solo no me gusta que salgas sola. Y menos con clientes de los que solo conoces su nombre.

– Claro, solo con los clientes desconocidos– me burlo– William, es mi trabajo. No voy a dejar de hacerlo solo porque estés celoso.

– No estoy celoso– aclara, asiento tratando de ocultar mi sonrisa.

– Yo no digo nada cuando tienes tus reuniones con Anette Schell.

– ¿Qué con Anette Schell?– lo miro confundida.

– Vamos– bufo– ¿Vas a decirme que ustedes no tuvieron algo?.

Se queda callado y me observa. ¿En serio lo está pensando?.

– ¿Cómo sabes eso?– pregunta con el seño fruncido.

– Entonces si tuvieron algo– afirmo.

– Responde mi pregunta.

– Cualquiera con tres dedos de frente lo sabe. El día de la fiesta de compromiso, no podías ni siquiera acercarte a mi para darme un beso por que ella ya me estaba cocinando con su mirada– William solo me observa– Y ni hablar de la boda. A parte de comerte con la mirada, se tropezó conmigo y me felicitó diciendo que hacíamos una hermosa pareja– ruedo los ojos– Cuando claramente, ella no piensa eso.

¿Por qué está tan callado?.

– No sabía que ella hacia eso– frunce el ceño.

– Pues lo hizo y no sé si lo seguirá haciendo, puesto que, trabaja contigo– miro mis uñas.

– Las reuniones que tengo son con su esposo, ella entra por qué es su secretaria– se encoje de hombros– No tienes que preocuparte por eso.

– Bueno, en ese caso tu no tienes que preocuparte por mis clientes– le sonrío falsamente y él me mira mal– ¿Vas a contarme que fue exactamente lo que tuvieron tu y la rubia piernas largas?.

– No– Entrecierro mis ojos en su dirección– No me mires así.

– Vamos, William– le hago un puchero.

– ¿Vas a hablarme de por qué tú primera vez fue tan mala?– mierda. No, eso no.

– No, es un tema difícil e incómodo– le digo bajando la mirada.

– Pues, esto también lo es.

– ¿En serio?– niega– Vamos, William. Por favor.

– Fue hace como… cinco años, creo– dice– Pero solo fue una vez. Estaba en uno de los clubes de Dominick y me emborraché, ella está ahí y dormí con ella. En ese entonces, yo no quería una relación y ella no paraba de buscarme, hasta que se casó hace tres años y allí quedo todo.

– ¿Solo eso?– cuestiono.

– Si, ya te dije, solo fue una vez.

– Es bueno saberlo– susurro.

– ¿Vas a contarme ahora tu?– niego– ¿Algún día?– pregunta esperanzado.

– Algún día– sonrío ante su carita de niño mimado.

Ojalá ese día no llegue nunca.

Él acerca su boca a la mía y captura mis labios con los suyos. Paso una de mis manos por su nuca y lo sostengo firmemente contra mi boca.




– Falta tan poco– suspira profundamente y me hace reír.

– Y eso que no te querías casar, Wen– sonrío.

– Pues, creo que es gracias a ti que estoy así.

– ¿Por mi?– le pregunto llevándome una papa frita a la boca.

– Porque fue ese día en tu casa que confirme en voz alta que me gustaba Dominick– explica.

– Oh. ¿Qué harías tú sin tu cuñada favorita?– me burlo.

– Lo mismo que tú sin mi, nada– sonríe y yo hago igual.

Wendy me llamo a eso de las diez de la mañana para que fuéramos a almorzar y aquí estamos.

Siempre es bueno salir con ella. Es divertido, ya que siempre está gritando o diciendo algo que haría reír a cualquiera. También es bueno ser sincero con alguien y con Wen puedo serlo fácilmente.

Amo a mi cuñada. ¿Qué puedo decir?.


Me despido de Wendy con la mano y la veo desaparecer a lo lejos. 

Subo a mi Jeep y cuando salgo del estacionamiento recuerdo la conversación que tuve con William anoche y me decido hacerle una visita a mi querido esposo.

Me pongo en marcha y conduzco hasta la empresa.

Una vez en esta, paso por recepción y tomo mi pase de visitante. Subo al piso veinticinco y cuando el ascensor se detiene bajo y me encuentro con la morena de ojos negros que siempre me recibe con una sonrisa.

– Señora Ackermann– Entrecierro los ojos hacia ella– Chris, ¿Puedo ayudarle?.

– Si, Jess. ¿Está William?– ella asiente.

– Si, ¿Quiere que lo llamé?– niego.

– No, voy a darle una sorpresa– murmuro.

– Oh, entonces adelante– me sonríe.

Hago camino hacia la oficina de mi esposo y abro la puerta de vidrio templado polarizado para encontrarme con un imponente William Ackermann, sentado tras su escritorio con su pose de soy el rey del mundo. Río ante mi pensamiento y eso hace que William dirija su mirada hacia mi.

– Hola, caramelo– sonríe.

– Hola, amor– cierro la puerta con pestillo y camino hacia él.

– ¿Qué te trae por aquí?– pregunta cuando me detengo junto a él.

– Quería visitarte– me siento a horcajadas sobre su regazo– Estaba con Wendy y quise pasar por aquí.

– Que bueno que viniste– dice acariciando mis piernas– Y que bueno que tienes una falda.

– Pensé que no te gustaban– lo miro. William tiene algo en contra de mis faldas de jeans, según él son “muy cortas” pero no importa, igual me las pongo.

– No me gustan– murmura y besa mi mejilla– Pero en este momento me encantan.

Besa mis labios con rudeza.

Oh, ya sé por donde va la cosa.







¡NUEVO CAPÍTULO!
No todo es color de rosa.
¿Ustedes qué opinan?.
¡Voten y comenten mucho!

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