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Capítulo 17 "Una mentira piadosa"

"Una mentira piadosa"

William toma mi mano y nos encamina al auto. Veo la Toyota TXL plateada estacionada en la acera.

– Pensé que habías traído el Mustang– lo observo.

– Caramelo, no me lo tomes a mal pero estoy muerto de sueño y no quiera manejar– hace una mueca– Por eso le dije a Jonh que viniera conmigo.

– Ya– digo viéndolo abrirme la puerta y luego subir después de mi– Hola, Jonh.

– ¿Cómo estuvo su vuelo, señorita?– pregunta cortésmente.

– Largo– me recuesto sobre el pecho de William y él me rodea con sus brazos.

– ¿Tienes sueño?– cuestiona William. Niego, le quito los lentes y los pongo en mi cabeza.

– Dormí un poco en el avión, pero no lo suficiente– me remuevo y observo su rostro.

– ¿Vas a decirme por qué tú mamá me llamo diciéndome que tenías que volver antes para encontrarte con un cliente?– él observa por la ventana.

Mierda. ¿Y ahora qué hago?.

– Yo… solo… quiera volver, no me gusta estar lejos de mi casa– me excuso y él baja su mirada a mis ojos.

– ¿Y porque estabas extraña ayer cuando te llame por teléfono?.

– Pues… yo te dije. Estaba cansada– entrecierra sus ojos y arruga el entrecejo.

– ¿Segura?– asiento frenéticamente– Se que estás mintiendo, pero no voy a decir nada.

– ¡No estoy mintiendo!– me defiendo– Yo solo te extrañaba y quería volver.

– ¿Por qué le mentiste a tu madre?.

– Porque si le decía eso, no me dejaría venir tan pronto– explico.

– Bueno, cuando estés lista para contarme la verdad, te estaré esperando– me abraza fuerte.

¿Desde cuándo él me conoce tanto?.

¿Cómo sabe que le estoy mintiendo?.

Después lo averiguaré. Me acomodo sobre él y espero a que lleguemos a casa.


– Llegamos, caramelo– William susurra en mi oído.

Abro los ojos y bajo del auto. Entro a la casa y voy a la cocina a buscar un vaso de agua, lo bebo de un trago y cuando vuelvo a la sala Zeus sale disparado hacia mí. Se pasea entre mis piernas haciendo que pierda el equilibrio y me sostenga del sofá.

– ¡Hola, precioso!– acaricio su cabeza– ¿Me extrañaste?, Yo también te extrañé– sobo su barriga– Tengo algo para ti.

Me levanto y rebusco en el bolso que William dejó en el sofá. Saco el juguete y me arrodillo frente al animal.

– ¡Mira! ¡Es un teléfono!– Zeus se vuelve loco y comienza a morder el plástico– ¿Te gusta? ¿Si?. Ve a jugar con el.

Cuando Zeus desaparece, me levanto y subo escaleras arriba. Entro a la habitación y encuentro a William acostado de espalda con un brazo bajo su cabeza y el otro sobre sus ojos.
Cierro la puerta con sumo cuidado, me quitó las Vans y con más cuidado aún, me subo sobre él y quedo sentada a horcajadas sobre su regazo. 

Quita el brazo de su rostro y lleva su mano a mi muslo, acariciándolo en círculos. Tiene los ojos cerrados, sonrío. Paso las manos por su barba y luego por su cabello, apoyo mis manos en el colchón a cada lado de su cabeza. Bajo mi rostro al suyo.

Beso su cuello, beso su mandíbula, beso su mejilla y finalmente, beso sus labios. William lleva sus manos a mi trasero me sostiene ahí.

Sus manos suben por mi espalda y se meten bajo mi blusa. El contacto de su piel con la mía me desarma, siento como mi cuerpo se eriza y me estremezco. Me devuelve el beso con esmero y amor al mismo tiempo, con cuidado se sienta en la cama y sujeta mi rostro con sus manos. Hundo mis dedos en su cabello y me aferro a él.

La primera vez que intenté estar con alguien más después de lo que pasó, fue terrible. Estaba en la universidad y tenía diecisiete, el chico tenía veinte. Comenzamos hablar y poco después intenté “superar” mi miedo. Pero no funcionó, cuando estaba besándome él llevo sus manos a mis piernas y me sentí morir. Creí que era él quien me tocaba y lo aparte de un empujón, me fui corriendo y no supe más del chico.

Pero por alguna extraña razón, cuando conocí a William fue distinto. A pesar de conocerlo poco, él me hacía sentir cómoda. No sé si fue su manera de mirarme como si fuera la criatura más hermosa del planeta, su manera de hablarme o de tocarme. No lo sé.
Con William todo se ha sentido bien, él siempre ha sido suave– en lo que al sexo se refiere– y sumamente atento.

Siento sus besos bajar por mi cuello y sus manos quitar mi chaqueta. Cierro los ojos y suspiro cuando empieza a morder la cima de mis pechos, siento mi respiración ponerse pesada cuando me quita la blusa. Llevo mis al borde de su camisa y la quito por su cabeza, sus dedos se cierran en los costados de mi cadera y jadeo. Besa mis labios nuevamente y me devora entera.



El sonido de mi teléfono me despierta. ¿Qué hora es?.

Me remuevo incómoda por el insistente pitido de mi teléfono. ¡Desgraciado aparato!.

Tanteo la mesita de noche y tomo el teléfono. Contesto sin abrir los ojos.

– ¿Si?– susurro.

– ¡Christel!– grita Wendy al otro lado de la línea y me sobresalto.

– ¿Qué sucede?– cuestiono bostezando.

– ¿Todavía estas dormida?.

– Estaba– digo sarcásticamente y ella gruñe.

– ¡Te necesito urgente!– me separo el aparato de la oreja.

– ¿Para que?.

– ¿Cómo que para que?– pregunta enfadada– Hoy tengo que buscar tu vestido para mi boda.

– ¿Por qué hoy?– pregunto cubriendo mi cuerpo con la sábana.

– Porque es en un mes– dice obvia.

– ¿No puede ser mañana?– pregunto esperanzada.

– No.

– Wendy, por favor. Tengo mucho sueño.

– Escúchame bien, Christel– se aclara la garganta– Te vas a levantar en este preciso instante de esa cama y vas a venir al centro comercial en media hora, ¿Quedó claro?.

– Si, mami– me burlo.

– Si no vienes iré a buscarte.

– Esta bien– digo sentándome en la cama.

– Nos vemos, adiós.

Cuelga y yo restriego mi ojo con mi mano. Ay, Dios. Yo solo quiero dormir.

Me levanto y corro al baño para hacer todo en tiempo récord. Son las once de la mañana y yo tengo que ir a un centro comercial. ¡Genial!.

Me coloco mi vestido verde esmeralda y mis Converse negras. Me dejo el cabello suelto y me aplicó brillo labial color rosa. Me agrego perfume, el cuál, se está acabando. Tengo que comprar uno.

Salgo de mi casa y me subo al Jeep. Salgo del aparcamiento y me pongo en marcha hacia el centro comercial. Mi estómago suena, indicando que se me olvidó desayunar.

Me detengo en un semáforo y un cosquilleo en mi cuello me pone incómoda. Siento que me observan, giro hacia todas las direcciones y nada. No hay nadie.

Estaré volviéndome loca.

El semáforo se pone en verde y acelero hasta el centro comercial.

Estaciono y corro adentro. Mi cuñada está de pie frente a una tienda golpeando su pie en el suelo y me observa molesta.

Sonrío inocente y la abrazo.

– Pero si es mi cuñada favorita– digo con voz mimosa.

– Soy la única que tienes– informa y se aleja de mi – Estaba a punto de ir a tu casa y sacarte de los cabellos.

– Lo siento, mucho tráfico– me excuso.

– Bueno, ya no importa. Vamos– me toma de la mano y me arrastra a la siguiente tienda– ¡Busquemos tu vestido!.

Río y la sigo.

A Wendy no le gusta nada, yo digo que son lindos y ella dice que mi opinión no cuenta por qué es una boda. La boda de Wendy es a principios del mes de agosto, y solo le falta poco para que todo esté perfecto.

Su suegra se ha calmado un poco con respecto a la organización, Dominick por otro lado, quiere ganarse el amor de Wendy antes de casarse. Lo que me parece divertido, pues él le manda rosas diariamente y ella se hace la difícil cuando sabe perfectamente que está enamorada de él. 

Al décimo tercer vestido, se levanta del mini sofá de la tienda y me observa con los ojos bien abiertos.

– Este es– aplaude y da saltitos como niña pequeña, sonrío.

– Es muy lindo– me observo en el espejo.

– A ti se te ve lindo– aclara– Serás la mejor dama de honor ¡De la historia!.

Para cuando Wendy me pidió que fuera su dama de honor, no pude negarme. Ella se ha convertido mi amiga en este poco tiempo, la aprecio demasiado y se lo voy a demostrar.


Salgo del centro comercial con la bolsa de mi perfume y voy en busca de mi auto. Subo y antes de arrancar, la sensación de ser observada vuelve. El estacionamiento está lleno de autos, pero no logro ver a nadie más.

Salgo del lugar como un rayo, sacudo mi cabeza y voy a mi casa.

¿Qué está pasando ahora?.

¡OTRO CAPÍTULO!.
¿QUIEN ESTARÁ OBSERVANDO A CHRISTEL?.
¡Voten y comenten mucho!

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