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Capítulo 12 "Un año nuevo y un te amo"

"Un año nuevo y un te amo"

Despedirme de mi familia siempre ha sido difícil. Aunque nos vemos continuamente, no hace que los extrañe menos. Volver a casa me causo una emoción enorme. Extrañé mi hogar y pasar tiempo con William en él. 

Extrañé dormir en mi cama aferrada al cuerpo de William y sentir su aroma toda la noche. 

Extrañé jugar y salir a pasear con Zeus las calles de Múnich.

Extrañé tener a Wendy gritando dentro de estas paredes de vidrio.

Solo fueron tres días fuera y extrañé este lugar más que nada.

Tal vez me siento nostálgica por qué es víspera de año nuevo. Apenas son las nueve de la mañana y estoy emocionada por que inicie un nuevo año.

Estoy emocionada por qué tal vez este año crecerá aun más mi carrera.

Estoy emocionada por qué tal vez este año pueda conocer a mis sobrinos.

Estoy emocionada por qué tal vez este año William crezca más como persona y empresario.

Estoy emocionada por qué tal vez este año pueda enamorarme aún más de William.
Estoy emocionada por qué tal vez este año podamos formar una familia.

–¿Qué haces?– la voz de William me asusta y salto en mi lugar.

–Solo pienso– abrazo su cintura.

–¿En que? Si se puede saber.

–En mamá, papá, en Christa– digo– En ti. Este año pasaron muchas cosas.

– Si– concuerda– Casarme contigo fue lo mejor.

Mi corazón se acelera, como lo hace siempre que él está cerca y me dice ese tipo de cosas.

–Opino lo mismo– susurro sobre su boca.

–¿Qué quieres hacer hoy?– me encojo de hombros– Wendy quiere ir al club de Dominick y esperar la media noche ahí.

–Suena bien. ¿Quieres ir?– se encoje de hombros.

–¿Tú quieres?– Asiento– Bueno, tenemos que irnos a las diez. Podemos cenar en algún restaurante.

–O puedo preparar algo y cenamos aquí.

–Suena bien. Todo listo entonces– asiento y dejo que sus labios se junten con los míos.

Cenamos a las ocho, y subimos a arreglarnos. Me coloque un vestido corto negro de cuero, que se pega a mis curvas de una manera impresionante. Tiene toda la espalda descubierta, el vestido llega exactamente un dedo bajo mi trasero– el cual, se ve enorme– y se aferra mis piernas. Alisé mi cabello completamente y lo amarre a mi cabeza en una coleta alta, mis labios los pinté de un color vino tinto mate y delinee mis ojos haciéndolos ver más grandes. Mis pestañas las llené de máscara y el marrón de mis ojos resalta más. Mis tacones negros, sin duda, son los más altos que he usado. 

Siento la puerta abrirse y miro a través del espejo. William entra con su traje negro, su camisa también lo es y no lleva corbata. Trae el Rolex que le dí en navidad. Creo que me enamore más de mi esposo.

William levanta la mira y su boca cae abierta cuando me observa. Sus ojos recorren todo mi cuerpo y se detiene en mi trasero– que se ve más grande de lo normal– y traga duro. Me giro y lo miro de frente.

–No deberías estar aquí– se acerca a mi lentamente y me toma de las caderas, pegándome a su cuerpo– Mi esposa vendrá en cualquier momento.

–Puedes deberíamos irnos– le sigo es juego y le doy un casto beso– No me gustaría que me vieran con un hombre casado.

–Por una mujer como tú, cualquier hombre se divorciaría.

–Pues, no deberías engañar a tu esposa.

–Jamás lo haría. Ella lo es todo, pero también me gusta su faceta salvaje– murmura mirándome a los ojos– Me encantas de todas las maneras posibles, caramelo. Creí que lo sabía.

–Lo se– me acerco más a él y acaricio su cabello– Por qué me pasa lo mismo respecto a ti.

Me besa de una manera dulce que me estremece y me deja diabética. Mi lengua y la suya bailan al ritmo de nuestros corazones acelerados, jadeo en su boca y él aprieta mi trasero. ¡Dios!. Esto me encanta. Él me encanta.

Bajamos y salimos de la casa. Optamos por usar mi Jeep que llegó hace unos días de Núremberg.

–¿Quieres conducir?– me pregunta cuando toma las llaves.

–Me encantaría, pero las agujas que llevo en los pies no me dejaran pisar el freno– hago una mueca– Mejor conduce tu.

Subimos al auto y nos ponemos en marcha. El club no está muy lejos, según lo que me dijo William.

–¿Conducirás de regreso?– cuestiono– Por qué pienso emborracharme.

–¿Te has emborrachado antes?.

–No. Pero quiero hacerlo hoy.

–Está bien, solo no te vuelvas loca. Por favor– pide y me mira de reojo.
– Trataré.

Llegamos al club. Un club verdaderamente grande, está decorado en dorado y plateado. Tiene luces por todas partes, ¡Esta increíble!.

–Señor Ackermann, señora Ackermann– saluda cordialmente el vigilante.

William toma mi mano y nos guía, a lo que creo, es una zona privada. Hay un sillón blanco enorme y sobre el Dominick y Wendy comiéndose mutuamente.

–¿Qué pensaría papá si te viera haciendo eso?– la voz ronca te William nos sobresalta a todos.

Wendy se levanta con rapidez del regazo de Dominick y yo quiero reírme.

–¡Estúpido!. Me asustaste, imbécil– grita Wendy con la cara roja. Dominick ríe– ¿De que te ríes, idiota?.

–Lo siento, princesa– besa su mejilla y nos saluda– ¿Qué van a tomar?.

– Dos cervezas– dice William–  Samuel Adams', si tienes.

Dominick se levanta y se dirige a la barra, William pasa su brazo por mis hombros y besa mi sien. 

–¿Nos emborracharemos hoy, Chris?– pregunta Wendy.

–Eso espero– sonrío– El club está genial– digo cuando Dominick vuelve.

–Es el más grande que tengo– comenta– Tengo dos más. 

–Deberíamos abrir otro– sugiere William– Uno más grande y que le dé publicidad a los otro.

–¡Ay, no!. Vinieron a beber, no hablar de negocios– se queja Wendy y se levanta– Vamos, Christel. Dejemos a estos dos aburrido hablar.

Me levanto y le doy un largo trago a mi cerveza. Beso los labios de William y sigo a Wendy a donde sea que me este llevando.
 
Nunca en mi vida había bailado tanto, ni mucho menos beber de la forma en la que lo estoy haciendo, no estoy borracha pero si mareada. Bebo otro shot de tequila y siento mi garganta arder. Los tacones me están matando, mierda necesito sentarme.

Camino a la zona privada y Dominick está entretenido con su teléfono. Me siento en el sofá y me quitó los tacones, el alivio recorre mi sistema.

–¿Dónde está William?– cuestiono.

–En la barra– responde Dominick sin despegar los ojos del aparato.

Me levanto nuevamente y camino hacia la barra. William está bebiendo una cerveza, me acerco a él me detengo a su lado.

–Hola, caramelo– me sonríe.

–Hola, amor– me abraza por la cintura y me pega a él.

–¿Estás ebria?– besa mi mejilla.

–Creo que si– paso mi nariz por su cuello.

–¿Qué bebiste?.

–Dos cervezas, tres vasos de whisky y cinco shot's de tequila.

–¡Vaya!. Estás descalza.

–Los tacones me fastidiaban– William me levanta y me sienta en el taburete y se posiciona entre mis piernas. Su rostro está a mi altura.

–Bebe esto– me da una botella de agua y yo la bebo de un sorbo. ¡Cielos! No creí que estaba tan sedienta– ¿Mejor?– asiento y llevo mis manos a su cabello– Faltan seis minutos para la media noche.

–Eres muy importante para mí lo sabes, ¿Verdad?– cuestiono mirando sus ojos.

–Si lo sé– besa mi frente– Tu también eres importante para mí, caramelo.

–Yo estoy enamorada de ti– beso su mejilla y su barba cosquillea mis labios.

– Y yo estoy enamorado de ti, Christel.

Escucho como las personas empiezan el conteo regresivo para el final de año, pero yo solo puedo ver sus ojos azules. Me acerco a él y uno su frente con la mía, aún observando sus ojos.

Te amo, William– suelto de repente. Sintiendo la necesidad de que él lo supiera.

Te amo, caramelo– susurra sobre mis labios.

Nuestros labios se unen y me pierdo en él. En su mirada, en sus labios, en sus brazos, en sus besos. Me pierdo completamente en él. En el hombre que amo.

–Feliz año nuevo, caramelo– dice en mi boca.

– Feliz año nuevo, amor.

¡ESPECIAL DE AÑO NUEVO!
Este ha sido uno de los capítulos que más me ha emocionado, espero que ustedes también.
¡VOTEN Y COMENTEN MUCHO!


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